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(Re)generación democratica.Reformas

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1-Sobre los orígenes de los sistemas electorales - COLOMER

 

·                https://es.scribd.com/document/20809997/Sobre-los-origenes-de-los-sistemas-electorales-COLOMER

 

2-Sistemas electorales, democracia ciudadana y (o) partitocracia

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El vínculo de los ciudadanos con la clase política pierde vigor día a día en Catalunya. El interés por la política lleva tiempo siguiendo un ciclo bajista, por utilizar la terminología bursátil que la crisis ha hecho familiar, y los recientes casos de corrupción en los que se ven implicados altos cargos ahondan la brecha. El índice de satisfacción política está por los suelos -el 86,7%, nueve de cada diez catalanes, según el último barómetro del CEO de la Generalitat, están descontentos con la situación política que viven, frente al 49% de dos años antesy los ciudadanos piden más cercanía a sus representantes. Con las elecciones autonómicas previstas en el horizonte de un año, el debate se está orientando hacia la necesidad de un cambio en el sistema electoral que ayude a restablecer la confianza de los ciudadanos en sus dirigentes, que facilite la reconciliación. Es un tema complejo porque afectará al reparto de los escaños, pero visto el nivel de desapego los políticos han levantado el veto a que se hable de listas abiertas como un revulsivo a la participación. Expertos consultados por La Vanguardia intuyen que un sistema electoral que permita elegir diputado a diputado -como en Gran Bretaña- a sus representantes, o al menos a la mitad de la Cámara -como en Alemania-, tendría un leve efecto doblemente positivo: ante la desafección y quizás contra la corrupción. 

Y modificaría el resultado de las elecciones. Aunque señalan que contra la corrupción y contra la desafección hay otros remedios más específicos.
"Hay un excesivo predominio de los partidos, que tienen el monopolio de la representación", lamenta Josep Colomer, profesor de investigación del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Colomer, que presidió el grupo de expertos que elaboró en el 2007 el borrador para la futura ley electoral por encargo de la Generalitat, defiende que un sistema de listas abiertas favorecería la participación en las elecciones. Y señala que un modelo como el alemán, en el que se elige a la mitad de los diputados en las listas de los partidos y a la otra mitad a razón de uno por circunscripción, haría más atractivo el acto de votar, al dar más oportunidades de elección. Del doble voto "se puede esperar un efecto positivo, pero relativamente pequeño", advierte, y siempre hacia las personas que suelen ir a votar. Sin embargo, defiende que "la ley electoral no se justifica si no se abren las listas". 

Junto a esta propuesta, el grupo de expertos proponía también siete circunscripciones, coincidiendo con las veguerías. "La circunscripción más pequeña acerca el candidato al ciudadano", señala Colomer, quien recuerda que en Alemania, por mantener el ejemplo, "los diputados elegidos por una circunscripción incluso abren una oficina para atender a la gente, todo el mundo sabe quién es su diputado de distrito, y estos se esfuerzan para ser reelegidos". Poder elegir directamente permite "seleccionar a personas cualificadas y honestas, con más representatividad", añade. "Hay más información, porque el ciudadano sabe quiénes son sus representantes y qué hacen, el mecanismo para elegirlos es mejor, y hay más rendición de cuentas". 

Coincide en este optimismo moderado el catedrático de Ciencia Política de la Universitat Pompeu Fabra (UPF) Ferran Requejo. "Las listas abiertas y las cerradas pero desbloqueadas - se puede cambiar el orden-tienen una repercusión mínima, y se puede comprobar en los sistemas que aplican el voto preferencial", señala. Como ejemplo, las candidaturas al Senado, apunta Requejo, en las que los resultados de un partido en una circunscripción están muy correlacionados con los obtenidos en el Congreso. 

"Pero los políticos piensan que las listas abiertas incentivarán la participación por el hecho de que los electores pueden decir algo sobre los candidatos", subraya. 

También Agustí Bosch, profesor titular de Ciencia Política de la Universitat de Girona, coincide en que el sistema electoral no hace milagros. "Es posible que mejore un poco el alma política del país, pero ningún sistema electoral convierte un país en lo que no es", señala. Por eso recomienda, antes de abordar la legislación electoral, definir el objetivo que se persigue. "Si se busca que la gente confíe más en las elecciones como mecanismo de participación democrática, que crea que la democracia es un buen sistema, se ha demostrado empíricamente que los sistemas de voto de tipo personalizado o preferencial son mejores. En cambio, los países en los que se vota una lista, ya sea abierta o cerrada, o combinaciones en las que participa algún tipo de lista, ya no son tan buenas", señala Bosch. Con todo, apunta que para reducir la desafección son más eficaces medidas relacionadas con la cultura política, los medios de comunicación o la propia competencia de los políticos. 

"No hay que esperar soluciones mágicas de las reformas institucionales", advierte el catedrático de Ciencia Política de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) Josep Maria Vallès. "El malestar que domina en la esfera pública sólo puede verse modificado gradualmente con cambios de conducta de los actores políticos, de los medios de comunicación, de los agentes sociales y de las personas comprometidas en causas ciudadanas", señala. Vallès admite que la ley electoral es una necesidad institucional en Catalunya, "pero no es la panacea para resolver el estado de desafección en la política democrática". Y "antes que buscar qué ley electoral conviene, deberíamos preguntarnos qué tipo de Parlamento necesitamos ycon qué funciones. Lo primordial no es cómo elegir, sino qué y para qué elegimos, y se habla muy poco de ello", señala. Vallès pide cautela 

con personalizar la elección de los diputados, ya que "tiene alguna ventaja teórica, pero en más de un sistema electoral ha sido y es factor de clientelismo, corruptela e incluso corrupción". 

Poder votar directamente a un diputado u otro representante público repercute en la calidad de la elección. "Se trata de elegir a alguien que nos representará y quiero saber quién es, captar su individualidad, su potencial, e incluso sus lapsus y su calidad humana cuando está más desprotegido", es decir, cuando no oculta su identidad detrás de la imagen de marca que acaba siendo un partido, reflexiona Antoni Vicens, psicoanalista y profesor de Filosofía de la UAB. "Al ser un interlocutor individual, estaremos más cerca de la verdad, aunque sea más arriesgado", señala. Vicens apunta que la sociedad "necesita recuperar ese encuentro personal", porque así se toman las decisiones importantes. 

Si cambias el sistema, cambian los votos. También lo tiene claro el catedrático Requejo, "hay un reflejo dinámico de las reglas del juego sobre el resultado". Las leyes electorales, señalan los expertos consultados, tienen que perseguir tres objetivos básicos: proporcionalidad, territorialidad - para corregir lo anterior, porque la distribución de la población en Catalunya es desigual-,y gobiernos estables - se pide un mínimo del 3% de los votos para obtener un escaño-.Y también señalan la necesidad de que la nueva ley incluya la creación de una junta electoral catalana. El profesor Agustí Bosch aporta la experiencia de las juntas electorales en países como Canadá o Australia, que no sólo se ocupan de dirimir asuntos relacionados con la justicia electoral, sino que se encargan de gestionar la campaña y el voto. La ley electoral, añade Bosch, podría abordar cuestiones relacionadas con la participación como generar más información durante la campaña sobre las propuestas y hacer que este periodo previo a la votación fuera más constructivo. E incluso replantear los colegios electorales, ya que "votar en un polideportivo no es muy motivador, pero un sitio más solemne le daría más trascendencia al voto", subraya. 

Frente a la corrupción, los cambios en el sistema electoral tendrían, ya se ha dicho, escaso alcance. "No hay conexión, la reforma electoral no combate la corrupción porque las causas son diferentes", señala Requejo. "Habría que cambiar la ley de financiación de partidos, y pedir más transparencia y un comité independiente de control de gastos de los partidos", añade.
15-XI-09, S. Hinojosa, lavanguardia
El informe sobre la ley electoral catalana que el Govern encargó a un grupo de expertos apunta medidas para estimular la participación, entre ellas introducir el voto por internet, urnas móviles - en residencias, hospitales y centros penitenciarios-y permitir el voto anticipado en oficinas de Correos habilitadas para ello en todas las circunscripciones electorales. El voto por internet se introduciría también como forma de voto anticipado, una vez que la nueva Sindicatura Electoral de Catalunya estableciera las condiciones técnicas suficientes de acreditación del votante, del secreto de voto y de la fiabilidad del recuento.
Los expertos proponen también que no puedan ser diputados los que ostenten otro cargo en el sector público catalán, en el de otras comunidades o en la Unión Europea. Y piden al Parlament que evalúe las ventajas e inconvenientes de alargar la jornada de votación o ampliarla a dos días
15-XI-09, S. Hinojosa, lavanguardia

ALEMANIA
Doble voto: a una lista y a un diputado
 
Rafael Poch 
Cada votante alemán tiene dos votos. Con el primero vota a un candidato de partido en su circunscripción electoral. El candidato que obtiene más votos es el representante de la circunscripción. Con el segundo, vota a una lista cerrada de partido en un estado federal, es decir por regiones. Así, la formación del Bundestag (Parlamento) es resultado de dos fuentes: una personalizada y otra estrictamente partidista; los diputados elegidos de forma directa en 299 circunscripciones con las que cuenta el país, y otros 299 diputados que vienen de las listas de partido. Las fuerzas políticas que no superan la barrera del 5% de los votos, no obtienen representación parlamentaria, a menos que consigan la victoria de sus candidatos en tres circunscripciones electorales. Este sistema complica en la práctica la formación de gobiernos de un solo partido. La frecuencia de las coaliciones ha hecho norma que, antes de los comicios, los partidos expliquen con qué fuerzas políticas estarían dispuestos a gobernar y con cuáles no.


EE.UU.
El político se debe a sus electores 
Marc Bassets 
En la Cámara de Representantes, cada estado dispone de un número de escaños vinculado a su población. Cada diputado, en su circunscripción, se presenta solo, sin ninguna lista. En el Senado, cada estado tiene dos senadores. También en este caso los candidatos se presentan sin listas. 
Senadores y representantes se ganan solos sus escaños y sólo se deben a sus votantes, más que a la jerarquía de su partido. La disciplina de voto no existe. Los inconvenientes pueden ser la defensa de intereses localistas (del estado o la circunscripción), y la influencia a veces excesiva de donantes y lobbies. En las presidenciales, los ciudadanos no eligen al presidente, sino que votan a un colegio de electores que a su vez elige al presidente. Los electores, en general, dan su voto al candidato que ha obtenido la mayoría en el estado en cuestión. El problema es que a veces el candidato más votado en todo el país no es el que saca más electores. Hay un debate en EE.UU. sobre la necesidad de instaurar la elección directa del presidente

FRANCIA
Voto uninominal a dos vueltas 
Lluís Uría 
Si hay algún modelo electoral en las antípodas del español es el francés. Sistema mayoritario por excelencia, en Francia el partido ganador de las elecciones tiene garantizada la mayoría absoluta, lo que le permite gobernar sin necesidad de alianzas. Los partidos minoritarios, excluidos del Parlamento o infrarrepresentados, no tienen ningún peso. En las elecciones legislativas, Francia se divide en 577 circunscripciones, a cada una de las cuales le corresponde un escaño en la Asamblea Nacional. No hace falta pertenecer a un partido para concurrir, aunque los independientes son pocos. La elección es uninominal a dos vueltas: si un candidato obtiene la mayoría absoluta de los votos en la primera vuelta, sale elegido de forma automática; en caso contrario, se celebra una segunda vuelta a la que sólo concurren quienes hayan obtenido el voto de al menos el 12,5% de los electores censados. Los perdedores, aunque sea por un voto, se quedan fuera./ Lluís Uría


GRAN BRETAÑA
Sistema mayoritario de listas abiertas 
Rafael Ramos 
Gran Bretaña tiene un sistema electoral mayoritario de listas abiertas. El país está dividido en circunscripciones (de varias decenas de miles de votantes) y el candidato más votado en cada una se incorpora a la Cámara de los Comunes. La ventaja es la conexión directa de los representantes con su comunidad, la gente los conoce y la personalidad influye en la victoria. El principal inconveniente es el dominio de los grandes partidos históricos, laboristas y conservadores; los pequeños apenas están representados. Los liberal demócratas, tercera fuerza, persiguen una reforma de la ley electoral que incluya elementos de proporcionalidad. Otro problema es que los votos no valen igual. En circunscripciones rurales, más extensas, 100.000 votos dan un escaño; en una barriada de Glasgow, 40.000. En la Cámara Alta o de los Lores sus miembros no se votan, lo son por su título, cargo o designados por el gobierno, y ejercen como un sanedrín que profundiza en las leyes para mejorarlas antes de su aprobación definitiva.


ITALIA
El ganador tiene el 55% de los escaños
 
Eusebio Val 

En Italia rige un sistema proporcional modificado. Está destinado - en teoría-a crear mayorías estables. Tanto para la Cámara de Diputados como para el Senado se votan listas cerradas. La clave del sistema es que prima la formación de coaliciones electorales. La ganadora en el ámbito nacional recibe automáticamente un mínimo del 55 por ciento de los escaños. Sólo obtiene representación la coalición que logre un mínimo del 10 por ciento de votos a escala nacional - para la Cámara-y del 20 por ciento en una región - para el Senado-.Un partido individual necesita al menos el 4 por ciento de los sufragios. En el caso de partidos de una minoría lingüística, se les exige obtener el 20 por ciento de votos en su territorio. La ventaja es que favorece mayorías claras, pero, paralelamente, incita a crear alianzas que pueden no ser sólidas después para gobernar. En el Senado hay la figura del senador vitalicio - lo son todos los ex presidentes-y hasta cinco elegidos a discreción por el jefe del Estado.
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15-XI-09, lavanguardia

3-Por un sistema de circunscripción uninominal



JOSÉ CARLOS RODRÍGUEZ17/12/2016
La base de la representación en Cortes es el de un territorio acotado. Las Cortes de León (siglo XII) tenían tres estamentos, el tercero de los cuales recogía a los representantes de las ciudades. Desde el siglo XIII se reúnen en Inglaterra los representantes de las ciudades y de los condados (shire). En Alemania y en Suiza la base son las comunidades y cantones y en Italia los municipios (comuni). En Francia, el origen de la representación está en los municipios, y no es hasta el siglo XV cuando adquiere una base provincial. En muchos de estos casos, las elecciones resultaban en la designación de una única persona que representaba a su circunscripción. En Inglaterra es como se fijó el modo de elección, y se asumió en los Estados Unidos para la Cámara de Representantes, que es la que recogía el principio democrático.
En España, durante el siglo XIX, también se recurrió a la circunscripción uninominal. El sistema tenía muchas trampas y cayó en un gran descrédito. Pero las reformas de Antonio Maura lo limpiaron y democratizaron, aunque no a tiempo para salvar el sistema político de la Restauración. Durante la II República se utilizó un sistema electoral peculiar. Su objetivo era erradicar el caciquismo, por lo que descartó la circunscripción uninominal sobre la base de distritos electorales. La base de su sistema era la provincia, aunque dos de ellas (Madrid y Barcelona), se dividieron dado su tamaño. Y por cada circunscripción se podían elegir de 1 a 19 representantes, con un sistema de asignación que favorecía abrumadoramente las mayorías.
Con la segunda restauración se eligió un sistema electoral pensado en favorecer a los partidos. Y, en particular, a las cúpulas dirigentes de los partidos. España iba a estrenar una democracia después de 36 años de dictadura. Francisco Franco, que aborreció muy pronto el sistema de partidos, acabó con los pocos partidos que sobrevivieron a su régimen unificándolos en uno solo. Había cierto temor al comportamiento de una sociedad que, en su mayoría, no había vivido una democracia. Y se quiso cubrir cualquier riesgo derivado de ello con un sistema que le otorgaba el poder a la cúpula de los partidos.
Así, se amplió el distrito electoral a las provincias (con la excepción de Ceuta y Melilla), de modo que en cada una de ellas se eligiese entre las listas presentadas por los partidos. Para realizar la asignación se optó por la Ley D’Hondt, que favorece a los partidos mayoritarios. Este sistema es perverso. Quién está en las listas y, por tanto, quién tiene la posibilidad de convertirse en diputado, depende de la dirección de los partidos. La realidad es que son ellos quienes eligen a los diputados. Lo que le queda a los electores es sancionar con su voto esa elección, y decidir dónde se produce el corte de cada una de esas listas. Esto le otorga el poder a los partidos, que se permiten incluso la obscenidad de sancionar a los diputados que voten en un sentido diferente o contrario a sus indicaciones.
Así, pese a que el sistema político español es parlamentario y es la Cámara Baja la que elige al presidente, en realidad los españoles no votan a unos representantes que, a su vez, elegirán al presidente. El sentido de voto de éstos está totalmente comprometido; los electores lo entienden así, y ven el proceso electoral como la votación de un colegio de electores que a su vez elegirán al presidente. Es decir, un sistema parecido, en este sentido, al de los Estados Unidos.
Con la diferencia, claro, de que ese colegio electoral tiene capacidad legislativa. Lo que no cambia es que quien elige a los diputados no son los votantes sino la dirección de los partidos. Identificar votante con elector es la gran mentira del sistema político español. Para cada voto, quien decide qué hará cada uno de los diputados es el grupo parlamentario, según las directrices marcadas por el partido. Es más, en el caso del partido que apoya principalmente al gobierno, es el propio Ejecutivo quien dictamina las directrices políticas, que el partido vocea y el grupo parlamentario traslada a la Cámara. De este modo, una institución que tenía que controlar al Ejecutivo al final es controlada en la práctica por éste.
El sistema electoral, por tanto, favorece la captación del gobierno por el partido mayoritario. Pero también favorece la ocupación del resto de las instituciones, incluyendo aquéllas que, como el Consejo General del Poder Judicial, el Tribunal Supremo o el Tribunal Constitucional, deberían ser independientes y controlar entre otras instituciones al Gobierno. También ocupan otras instituciones que tienen como misión específica fiscalizar a la Administración, como el Tribunal de Cuentas, o velar por el funcionamiento del mercado, como la CNMV. Esta ocupación de las instituciones por los partidos no se ha frenado con el desarrollo autonómico sino que, por el contrario, los gobiernos regionales han ampliado el territorio colonizado por las formaciones.
Así, el único poder que tienen los electores es, en su conjunto, cambiar el reparto de escaños de modo que se mantenga o se expulse al gobierno. Pero entre elección y elección su influencia es muy poca.
Un sistema de circunscripciones uninominales, o de diputados de distrito, cambiaría la lógica del sistema por completo. En esos países que, como en los Estados Unidos, Gran Bretaña o Francia, entre otros, a cada diputado (o representante) le ha elegido una circunscripción, el poder de los electores es mucho mayor. Los diputados le deben al partido su apoyo económico y el de su marca, pero quienes le han elegido son los votantes. Por otro lado, para una campaña de un ámbito pequeño  (en el caso de España las circunscripciones rondarían poblaciones de un orden de magnitud de 100.000 personas) se necesitaría una cantidad de dinero que facilitaría la presentación de candidatos independientes, algo que el actual sistema veta por completo.
Por otro lado, puesto que son las direcciones del partido quienes eligen a los diputados, se favorece una cultura política de élites (o, más bien, de poderosos) que se autoperpetúan, y no de una democracia interna. Sin embargo, con las circunscripciones uninominales se favorece lo contrario. A los partidos les interesa que la elección de los candidatos caiga bajo su manto, y no se presente un candidato del mismo ámbito político como independiente. Es decir, favorece la democracia interna.
La lógica de la apropiación de las instituciones en parte se quiebra. Porque el electorado, en España, aunque esté indignado con esta situación, no tiene modo de revertirla. Con un sistema de circunscripción única sí tendría poder sobre los diputados y, por esta vía, sobre el conjunto del sistema. Los argumentos a favor del diputado único de distrito son muy poderosos.
https://www.juandemariana.org/ijm-actualidad/analisis-diario/por-un-sistema-de-circunscripcion-uninominal 
"El sistema de circunscripciones uninominales genera dinámicas de cercanía entre representante y representado que debilitan la formación de coaliciones de intereses a espaldas de los ciudadanos, incorporan con agilidad tendencias sociales, generan bipartidismos poco sectarios, además de facilitar la censura de conductas deshonestas. Así iba la teoría hasta que se estudió empíricamente a fondo. Y resultó ... que era cierto." Joaquin G.M:


4-El modelo del Bundesrat alemán

Berlín 
En el Bundesrat alemán toman asiento los Gobiernos de los 16 länder, los Estados federados, que integran el país. Su composición no está sujeta a votación popular directa: son los jefes de Gobierno, sus ministros y sus respectivos representantes quienes acuden a las reuniones de esta Cámara alta.
Cada land tiene asignados, dependiendo del tamaño de su población, entre tres y seis vo-tos, de un total de 69. El Bundesrat tiene que aprobar todas aquellas leyes que afecten a los ingresos fiscales o la autonomía administrativa de los länder. Hoy por hoy, éste es el caso en más de la mitad de todos los proyectos legislativos que se cursan en Alemania. Sin embargo, no existen posibilidades de veto por parte de un único Estado federado que vea afectados sus intereses por un proyecto legislativo concreto. En este caso, el land tiene que acudir al Tribunal Constitucional.
Dado que las mayorías en el Bundesrat suelen diferir de las del Bundestag (la Cámara baja del Parlamento que elige al canciller federal), el proceso legislativo, con frecuencia, acaba bloqueándose. Éste es uno de los grandes problemas estructurales que enfrenta la política alemana. Tanto es así, que ahora se está intentando reducir drásticamente el número de las leyes que requieren de la aproba-ción del Bundesrat. Para compensar esta pérdida de poder, los Estados federados piden mayores competencias administrativas y fiscales. De la preparación de esta "madre de todas las reformas", por el momento, se encarga una comisión mixta compuesta por políticos del Estado federal y de los länder.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 24 de agosto de 2004
https://elpais.com/diario/2004/08/24/espana/1093298402_850215.html?id_externo_rsoc=FB_CC 
5- Foix periodista LV
 La democracia norteamericana, igual que la británica, no implica que los elegidos por un partido tengan que mantener su disciplina de voto. La diferencia con nuestro sistema es que los diputados dependen básicamente de los electores y no del partido; es más, valoran que los intereses de sus representados están por encima de lo que dictan las estructuras de los partidos.

Son democracias más abiertas, más participativas, más reales y más libres. Los electores tienen la última palabra, que en el caso de la Cámara de Representantes utilizan cada dos años. Es una excepción inexplicable que un diputado no vote con la consigna del partido en España y en Catalunya. Esta fórmula puede explicar el alejamiento de los votantes de las urnas, pues saben que entregan su papeleta a un partido y no a una persona. La discrepancia en un partido es positiva.
 
23-III-10, Lluís Foix, lavanguardia
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6-Cercle d´Economia reclama profunda reforma financiación partidos y ley electoral

El Cercle d´Economia reclamó ayer al Gobierno un cambio radical de política económica, que incluya una reforma laboral, y lanzó al mismo tiempo una ácida crítica a los partidos que, con su actuación cortoplacista han provocado un desprestigio global de la política. Así se recoge en la última Opinión de Actualidad, uno de los documentos más críticos que ha presentado hasta ahora, 
El documento -titulado Horizonte 2012: cambio económico y responsabilidad política, pdf, 10 pgs- fue presentado por el presidente Salvador Alemany, junto con dos de sus vicepresidentes: el ex dirigente popular Josep Piqué y el catedrático Antón Costas, más próximo a las tesis socialistas...
"No es una nota acusativa, sino propositiva", dijo, Salvador Alemany, que admitió que "no toda la responsabilidad es de los políticos, sino de toda la sociedad"...
El documento reclama, por otra parte, una reforma "en profundidad" de la financiación de los partidos y de la ley electoral. Porque, a juicio del Cercle, "España sufre una evidente crisis de su marco institucional". "Hay prácticas muy arraigadas en la actuación de los partidos políticos, que provocan un desprestigio de la política y la función pública", señala. Y como ejemplo cita "la parálisis en instituciones básicas del poder judicial" y "los continuos escándalos urbanísticos".
http://www.radical.es/historico/informacion.php?iinfo=13018
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23-X-09, D. Álvarez, lavanguardia
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 7-Hacia un, mejor democrático, sistema electoral ´a la alemana´

El elector alemán emite un doble voto. Por un lado, a través de una casilla situada en el lado derecho de la papeleta, vota la lista cerrada de un partido en su land, equivalente a las autonomías españolas. Este voto determinará de forma muy proporcional el número total de escaños que corresponderán a cada grupo político en el Parlamento federal. La fórmula empleada para la atribución de los escaños es la Hare, menos favorable a los grandes partidos que la d´Hondt, utilizada en España. Por otro lado, y a través de otra casilla situada en el lado izquierdo de la papeleta, el elector alemán elige a un candidato para representar a su distrito electoral, que es uninominal (y con un tamaño censal en torno a los 200.000 electores). El modelo permite que los electores voten a un partido y elijan como representante de su distrito a un candidato de otra fuerza. Por eso, en la cifra total de escaños de cada partido - determinada por su número de votos-van incluidos también los diputados elegidos por mandato directo. Y como la proporcionalidad podría provocar una excesiva dispersión parlamentaria, un partido sólo tendrá representación en la Cámara si supera el 5% del voto a nivel nacional o logra tres escaños por mandato directo.

imagen explicativa del sistema electoral en Nueva Zelanda,
también de doble voto (+ info)
Ciertamente, 34 años después de las primeras elecciones generales, el sistema electoral español acumula algunos defectos resultantes de su insuficiente proporcionalidad. El principal de ellos es la inviabilidad de una fuerza de centro moderador o bisagra que pueda pactar indistintamente con los dos grandes partidos, un papel que se han visto a obligados a realizar los nacionalistas. Y es que el modelo español - basado en circunscripciones muy desiguales y de un tamaño tan pequeño que restringe la proporcionalidad-ha puesto muy difícil traducir en escaños los votos obtenidos en las urnas por los pequeños o medianos partidos de ámbito estatal. Le ocurrió al CDS, que en 1993 no obtuvo un solo diputado pese a sumar más de 400.000 sufragios, y lo ha venido sufriendo Izquierda Unida, que logró únicamente dos parlamentarios en las últimas elecciones, pese a reunir casi un millón de papeletas.


Por supuesto, el modelo español también tiene ventajas. La principal, si se compara su trayectoria con la de otros países, es que ha propiciado la estabilidad política al facilitar mayorías de gobierno (que sólo han sido absolutas en cuatro de las diez elecciones celebradas), fuese cuál fuese el ganador de los comicios. Además, es un sistema de funcionamiento relativamente sencillo, lo que ha hecho más fácil tomar decisiones a unos electores que llegaban con décadas de retraso al sistema de partidos. Y ello ha contribuido a una participación de las más altas de Europa. 
La propuesta genérica de Pérez Rubalcaba (un modelo inspirado en el sistema alemán) busca probablemente amortiguar los efectos negativos del sistema español, sin reducir sus virtudes. En este sentido, una atribución más proporcional de los escaños - bien sea a través de una única circunscripción para toda España o mediante distritos electorales autonómicos-corregiría una de las injusticias más flagrantes: la falta de representación equitativa de los centenares de miles de votantes de Izquierda Unida. Y esta corrección se extendería a cualquier otro partido pequeño o mediano de ámbito estatal. Además, esa corrección se produciría sin apenas incidir en la cosecha de escaños de los partidos nacionalistas. Por ejemplo, tanto CiU como ERC podrían sumar un escaño más a su cómputo del 2008. 
Naturalmente, alguien debería sufragar los avances de los eternos damnificados, y ahí reside el inconveniente de la proporcionalidad: los dos grandes partidos, PPyPSOE, verían reducida su cosecha de escaños y tendrían más dificultad para hilvanar una mayoría de gobierno. Es decir, necesitarían más socios para sumar la mayoría absoluta de la Cámara. Sobre todo en un escenario menos polarizado que el que dibujaron las elecciones del 2008. Por ejemplo, con un modelo proporcional y unos resultados como los de 1996, el PP sólo habría podido gobernar con el permiso de Izquierda Unida. 
De hecho, incluso con los resultados de los últimos comicios del 2008, una mayor proporcionalidad exigiría al PSOE contar al menos con dos partidos nacionalistas para sumar mayoría en la Cámara (CiU y ERC; CiU y PNV, o CiU yBNG). Ahora, en cambio, le ha bastado con el PNV. Y las dificultades se acentuarían aún más si se ampliara el número de escaños de la Cámara hasta los 400 que permite la Constitución. 
Sin embargo, el mayor problema que plantea en España un modelo más proporcional a través de un distrito único o de circunscripciones autonómicas es el mandato constitucional, que determina que "la circunscripción electoral es la provincia". Y a la vista de las dificultades que plantea una reforma constitucional, el obstáculo parece insalvable.
7-VIII-11, C. Castro, lavanguardia

  •  http://www.radical.es/historico/informacion.php?iinfo=20525


Alfredo Pérez Rubalcaba proponía la reforma de la ley electoral con acento alemán. Me hallaba en los sótanos del palacio municipal de Congresos de Madrid, en un rincón de la sala de prensa, porque a Rubalcaba hay que escucharle siempre con mucha atención. Con el timbre irónico de aquel profesor que sabe que más de la mitad de sus alumnos no acaba de captar el alcance de la lección, el primer ministro añadió: "Propondré la reforma de la ley electoral y he de deciros que a mí me gusta mucho el modelo alemán". Caray. España, país de federalismo vergonzoso - puesto que el engendro del Estado de las autonomías, hijo de la improvisación y el apaño, jamás de los jamases será federal-; país sin federalistas, que se parte de risa cada vez que recuerda la locura de la Primera República, se pone a pensar - ¡en plena crisis económica!-en la ley electoral que regula el más equilibrado de los estados federales europeos. Caray, caray, caray. El sábado volví a tener noticia del revés de la trama. 
La ley electoral alemana hace honor a la ingeniería tedesca. Es un engranaje muy complejo - tanto que el Tribunal Constitucional ha exigido a los legisladores que introduzcan mayor claridad en su articulado-,que podría resumirse de la manera siguiente. Los electores depositan dos papeletas. Con la primera eligen de manera directa al diputado de su pequeña circunscripción, y con la segunda votan una lista de partido en colegio regional (länder).En este segundo escrutinio, para obtener un número de diputados adecuadamente proporcional a los votos recibidos, los partidos tienen la obligación de superar el límite del 5% en todo el territorio nacional; por debajo de ese umbral, menos diputados. Ese mecanismo redujo, por ejemplo, la representación del Partido del Socialismo Democrático (hoy Partido de la Izquierda), inicialmente radicado en los länder del Este, por ser hijo del antiguo partido comunista de la RDA.
 
8-Reformas hacia una (re)generación democrática


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