La OCDE pone coto a la ingeniería fiscal que realizan las multinacionales http://www.coleconomistes.cat/ASP/RESUMSPREMSA/CincoDias06102015_1.pdf
La ingeniería fiscal que realizan las grandes multinacionales provoca que cada año se pierda entre el 4% y el 10% de la recaudación mundial que genera el impuesto que grava los beneficios empresariales. En términos absolutos, esta cifra oscila entre los 90.000 y los 215.000 millones de euros y supone un quebranto muy importante para las economías en las que las empresas realizan estas prácticas. Para tratar de minimizarlas, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) presentó esta mañana las quince recomendaciones incluidas en el informe BEPS (proyecto contra la erosión de la base imponible y el traslado de beneficios, por sus siglas en inglés) y que serán presentadas de forma oficial el jueves en la reunión del G-20 que se celebrará en Lima.
Un informe que es fruto de dos años de trabajo y que, según la OCDE, beneficiará a los países en vías de desarrollo, cuya recaudación dependen en mayor medida de esta figura tributaria. Así, el organismo establece que las filiales de las empresas multinacionales que residen en paises de baja tributación declaran un margen de beneficios que duplica el margen promedio de grupo y que las los tipos efectivos que soportan las multinacionales que operan en distintos mercados son entre 4 y 8 puntos inferior a los soportados por empresas que solo operan a nivel nacional.
Entre las quince grandes recomendaciones destaca el hecho de que se oblitgará a los Estados a informar sobre los acuerdos fiscales (tax ruling) que los estados alcanzan con las multinacionales para concederles ventajas fiscales. Esa fue la génesis del escándalo Luxleaks, que salpicó a finales del pasado ejercicio al actual presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, tras conocerse que el Ejecutivo luxemburgués pacto con 350 multinacionales (entre ellas Pepsi, Ikea Heinz o Amazon) rebajas tributarias, que en algunos casos llegaron al 1% de los beneficios, un tipo efectivo muy por debajo del nominal.
Otra de las novedades del informe se refiere al fortalecimiento de las claúsulas que se pueden activar con los convenios fiscales para evitar la doble imposición. Unos acuerdos que tratan de evitar pagar dos veces por el mismo hecho imponible, pero que en muchas ocasiones son utilizados por las empresas para una planificación fiscal agresiva para desviar beneficios a jurisdicciones de baja o nula tributación. A partir de ahora solo podrán obtener estos beneficios aquellas empresas que realmente tengan derecho a esos beneficios.
En la elaboración de estas recomendaciones han participado los países miembros de la OCDE, entre ellos España, que ya se han adelantado al trabajo BEPS y han incluido en su normativa algunos cambios. Es el caso de la futura obligación para las multinacionales de informar a Hacienda de los datos fiscales y actividad que realizan en todo el mundo. Afectará a casi 300 compañías con una cifra de negocios superior a los 750 millones de euros y entrará en vigor el 1 de enero de 2016. Las autoridades fiscales obtendrán información de compañías nacionales y extranjeras radicadas en España.
Los expertos alertan de posible competencia desleal
El calendario establecido por la OCDE para la implementación de estas recomendaciones marca que serán presentadas públicamente el jueves en la reunión del G-20 en Lima (Perú) y su aplicación definitiva se producirá en febrero de 2016 en otra reunión de este organismo multilateral. Aunque las quince recomendaciones no son vinculantes, la gran mayoría de países de la OCDE ha participado en su elaboración y supuestamente la introducirán en sus legislaciones. La diferencia, según Eugenio García, director de fiscal de BDO, reside en la rapidez con que se produzca en su aplicación. “España ha sido de las primeras que obligará a las grandes empresas a dar información sobre sus operaciones. Reino Unido y Alemania también han adaptado legislaciones tributarias adhoc para que la información se pueda compartir entre países y para que salvaguarde la privacidad de la información tributaria”, subraya. En su opinión, las diferentes velocidades en la transposición de la norma “pueden provocar inseguridades jurídicas, discrepancias en la aplicación de la norma, y que haya competencia desleal entre los estados miembros”. Una situación que se ha producido, por ejemplo, en Luxemburgo con las rebajas tributarias pactadas por el Gobierno con las multinacionales y que la OCDE quiere evitar a toda costa.
Por su parte, Juan Ignacio Marrón, socio responsable de Fiscalidad Internacional y Precios de Transferencia de KPMG Abogados, destaca que se trata de la más poderosa ofensiva lanzada por la OCDE para solucionar la deslocalización fiscal artificial de 240 billones de dólares anuales, “una actividad que distorsiona la competencia entre grandes multinacionales y compañías domésticas”.
El sano escepticismo es tan importante en un investigador como la disposición a cambiar cuantas veces sea necesario de opinión.
Es la sustancia oxidante por excelencia, culpable de que se generen en nuestro cuerpo radicales libres tan tóxicos que provocan graves daños celulares. Las consecuencias finales van desde el envejecimiento hasta el cáncer. Este elemento tan peligroso circula por nuestra sangre y está en continuo roce con la piel. Y por si fuera poco, un gran número de materiales arde con facilidad en su presencia. Hablamos de ese nocivo químico llamado oxígeno.
La enorme toxicidad del oxígeno es bien conocida por los investigadores desde hace décadas, aunque se oculta por motivos económicos. A farmacéuticas y empresas les interesa que sus clientes respiren, pues han basado su modelo de negocio en que los usuarios consuman oxígeno de forma constante. Lo más triste es que algunos seres vivos no sufren esta dependencia: algunas bacterias anaerobias sobreviven respirando sustancias más naturales e inocuas, como el sulfuro. ¿Al resto? Sólo nos queda oxidarnos lentamente.
Existe un proyecto filosófico en marcha para dividir los objetos inanimados del universo entre aquellos que provocan o previenen el cáncer
Vale, ahora respiren profundamente, por favor. Insisto, respiren. No quiero ser responsable del desvanecimiento de ningún lector, no podría soportarlo. Este absurdo ejemplo, con el que he intentado asustarles (sin éxito, estoy seguro) tiene una explicación coherente, lo prometo. Todo viene a colación del alarmismo que existe alrededor de una serie de sustancias químicas malas, llamadas químicos, en favor de otras sustancias químicas buenas, bautizadas como naturales.
Esta semana se ponía una vez más de manifiesto en Castellón, donde un químico malo (el glifosato), ha sido sustituido por otro bueno (el ácido acético, vinagre para que nos entendamos). No importa que el primero no haya demostrado ser un riesgo para la salud humana (los experimentos fraudulentos de Séralini no cuentan) y que el segundo sea irritante. Como con el oxígeno, el agua y la sal, todo depende de las dosis, y no tendría sentido alarmar a la población con los peligros ocultos del H2O sólo porque sea una sustancia química que pueda resultar letal en altas concentraciones.
Cada vez que ocurre algo así me viene a la mente una frase del médico y divulgador Ben Goldacre, autor del imprescindible Mala ciencia y del también recomendable Mala farma. “Existe un proyecto filosófico en marcha para dividir todos los objetos inanimados del universo entre aquellos que provocan o previenen el cáncer”, asegura siempre que tiene ocasión.
A continuación Goldacre enumera casos reales de lo que bautiza como The Daily Mail Project, en honor al medio que inició esta cruzada en Reino Unido. Así, los divorcios, el wifi y el café causan cáncer, mientras que la corteza del pan, el regaliz y el café lo previenen. Sí, el café es causa y la vez cura de esta enfermedad. Yo desde que lo sé me tomo sólo media taza para desayunar, pero elijo cuidadosamente la mitad buena.
De forma similar, otros han iniciado su propio proyecto para separar todos los objetos del universo entre naturales y no naturales. La separación es completamente subjetiva y obedece a cuestiones de marketing o incluso ideológicas. Porque no queda claro en qué lugar colocarían esas pastillas hechas a base de corteza de sauce blanco que me tomo cuando me duele la cabeza, y que además de ser buenas para el corazón casi no tienen efectos secundarios. Ahora mismo no recuerdo su nombre, pero creo que comienzan por as y terminan por pirina. Eso, aspirina.
El método científico no es perfecto, pero gracias a él hemos llegado a la Luna y erradicado la viruela, así que tan malo no será
La pobre física tampoco se libra del acoso, y las ondas electromagnéticas ya han sido culpadas de todos los males del mundo en varias ocasiones. Da igual que se repita por activa y por pasiva que la energía que emite un móvil es lamillonésima parte de la necesaria para ser cancerígena. De momento la biología parece que se ha librado, aunque tiempo al tiempo. En cuanto descubran que los tomates no transgénicos también tienen genes o que los plátanos son radioactivos la tendremos liada. Al final la única solución será hacer como en Los Simpson y no comer nada que proyecte sombra.
Dudar de todo
Los seguidores de estas teorías suelen presentar la ciencia como dogmática, cuando el objetivo de todo investigador es precisamente destrozar (en el buen sentido) el trabajo de sus colegas. Cualquiera que haya asistido a la ronda de preguntas tras la defensa de un doctorado sabrá de lo que hablo. La clave está en abrir la mente, pero no lo suficiente como para que se nos caiga el cerebro. ¿Es perfecto el método científico? Nada en lo que intervenga el ser humano puede serlo, pero si gracias a él hemos llegado a la Luna y erradicado la viruela, tan malo no puede ser.
El sano escepticismo es tan importante en un investigador como la disposición a cambiar cuantas veces sea necesario de opinión
Irónicamente suelen ser los defensores de las pseudociencias, que se consideran más abiertos de mente, quienes reaccionan como los famosos monos de Nikko a las críticas. Todo lo opuesto a la siguiente anécdota que cuenta Richard Dawkins en El espejismo de Dios, y que resume una cualidad imprescindible en todo investigador que se precie.
Un anciano profesor, empecinado durante años en una hipótesis incorrecta, acepta finalmente su equivocación tras una conferencia. "Querido colega, quiero darle las gracias. He estado equivocado quince años", contestó a su rival antes de que el auditorio estallara en aplausos. El sano escepticismo es tan importante en un investigador como la disposición a cambiar cuantas veces sea necesario de opinión. Gracias a esto la ciencia avanza y podemos seguir bebiendo café.
No deje que le alarmen innecesariamente. La ciencia no lo sabe todo, pero todo lo que sabemos es gracias a la ciencia, y hasta ahora nos ha llevado bastante lejos. Puede que el oxígeno nos mate lentamente, pero sin duda respirar es uno de los mayores placeres de la vida. Yo no pienso dejar de hacerlo hasta que me muera.
Sobre enfermedades derivadas de toxicos, quimicos, existen enfermos de sensibilidad quimica, no sabemos porque a unas personas afecta y a otras no, pero los enfermos existen. Puede ser el mismo caso de personas alergicas y otras no, o el caso de celiaticos...
Sobre curaciones milagrosas.....
Pamies decia que la hepatitis C se podria curar casi gratis... https://joseppamies.wordpress.com/2014/12/23/la-hepatitis-c-se-cura-casi-gratis/
No niego que las plantas pueden curar, pero en el caso de la hepatitis C no seais iresponsables, tengo familiares que han pasado por el calvario de farmacos que intentaban eliminar el virus, con interferon y otros farmacos añadidos y no se curaron, pero con el Soldavi si, asi que mejor hacer caso al hepatologo y asi evitar un cancer o una cirrosis
Generar falsas expectativas a pacientes con Hepatitis C es una barbaridad https://joseppamies.wordpress.com/2015/01/06/el-timo-del-virus-de-la-hepatitis-c-que-pablo-iglesia-quiere-evitar/
La científica china Yoyou tu, mostró las bondades de la artemisina, un medicamento que ha disminuido significativamente la mortalidad por malaria, los derivados de la artemisina, subraya Chaccour, "son la droga más efectiva y potente para tratar la malaria que tenemos hoy en día". Deriva de una planta (Artemisia annua) que se usaba en China hace miles de años para las fiebres. Hace aproximadamente 30 años se vio que también tenía efecto sobre la malaria y empezó a desarrollarse el fármaco, en el que Yoyou Tu ha estado plenamente involucrada.
Un homenaje para quienes trabajan por la salud de los mas desfavorecidos. El Nobel de Medicina y Fisiología de este año ha premiado avances cruciales contra enfermedades provocadas por parásitos que durante milenios han asolado a la Humanidad y hoy siguen constituyendo uno de los problemas sanitarios más graves del mundo actual, sobre todo en los países más pobres. El Instituto Karolinska ha anunciado en Estocolmo el galardón, que comparten William C. Campbell y Satoshi Omura por descubrir una nueva terapia contra infecciones de lombrices redondas (nemátodos) y Youyou Tu por desarrollar un tratamiento novedoso contra la malaria.
Tras décadas de avances limitados en el desarrollo de terapias sostenibles contra enfermedades parasitarias, "los descubrimientos de los Nobel de este año revolucionaron la situación", indicaba el instituto en la justificación del galardón, que va acompañado de una dotación económica de 855.000 euros que se repartirá a partes iguales. La mitad para Youyou Tu y la otra para Campbell y Omura.
El irlandés Campbell y el japonés Omura descubrieron un nuevo fármaco, laavermectina, que ha logrado reducir de forma radical la incidencia de la oncocercosis o ceguera de los ríos y la filariasis linfática o elefantiasis, además de mostrar una eficacia parcial contra otras enfermedades parasitarias. Por su parte, la científica china Yoyou tu, mostró las bondades de la artemisina, un medicamento que ha disminuido significativamente la mortalidad por malaria.
El fármaco 'fantástico'
La Avermectina, a la que llaman el fármaco 'wonderful' (fantástico), se desarrolló en los años ochenta y, según los expertos, rompió todos los esquemas, primero en el mercado veterinario. Mataba parásitos de dos tipos, los que viven en la piel y los que proceden del intestino. Al poco tiempo, este medicamento demostró eficacia contra un parásito primo hermano del que causa la oncocercosis (o ceguera de los ríos) en caballos. Dados los resultados y teniendo en cuenta el grave problema que había en África y Latinoamérica con esta enfermedad en humanos, se pusieron en marcha varios ensayos clínicos. Así fue como se comprobó que en personas, la Avermectina "no era capaz de acabar con el parásito de la oncocercosis (Onchocerca volvulus), pero sí lo dejaba estéril, es decir, conseguía prevenir la enfermedad durante un periodo de tiempo", expone a EL MUNDO Carlos Chaccour, médico e investigador de la Universidad de Navarra.
Desde entonces, como medida de prevención, argumenta Chaccour, "en estas zonas de riesgo, donde la oncocercosis causaba estragos y dejaba a poblaciones enteras ciegas, se toma este fármaco aproximadamente una vez al año. En el Amazonas incluso hasta cuatro ". Tales eran los efectos beneficiosos que la farmacéutica que lo fabrica, Merck & Co., decidió donarlo a los países donde la oncocercosis es endémica. Gracias a ello, "se han tratado anualmente a unos 60-80 millones de personas", señala Chaccour.
En la diana de la avermectina no sólo se encuentra la ceguera de los ríos. El fármaco también actúa frente a otros parásitos como la filariasis linfática, conocida como elefantiasis. Se trata de una enfermedad tropical que puede producir alteraciones del sistema linfático e hipertrofia anormal de algunas partes del cuerpo, causando dolor, discapacidad grave y estigma social. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en la actualidad hay más de 120 millones de personas infectadas; unos 40 millones están desfiguradas e incapacitadas por esta razón.
La Avermectina se utiliza en otras enfermedades parasitarias. En Francia, por ejemplo, está autorizada para la sarna complicada.
El tratamiento más rápido contra la malaria
En cuanto a los derivados de la artemisina, subraya Chaccour, "son la droga más efectiva y potente para tratar la malaria que tenemos hoy en día". Deriva de una planta (Artemisia annua) que se usaba en China hace miles de años para las fiebres. Hace aproximadamente 30 años se vio que también tenía efecto sobre la malaria y empezó a desarrollarse el fármaco, en el que Yoyou Tu ha estado plenamente involucrada.
Hoy en día, la artemisina se utiliza como único fármaco en la malaria grave (de forma intravenosa o intramuscular). En comparación con otras opciones, "tiene un inicio de acción más rápido. Disminuye drásticamente la carga parasitaria del paciente, por lo que logra salvar vidas", argumenta Chaccour. En el resto de los casos, se aplica de forma oral junto con otro medicamento, con el fin de "evitar el desarrollo de resistencias", puntualiza Clara Menéndez, asesora de la OMS en el control de la malaria en niños y embarazadas y directora de la iniciativa de salud materna, infantil y reproductiva de ISGlobal.
Al enterarse de la noticia esta mañana, la experta se mostró sorprendida. "Rara vez un premio de esta magnitud y calado universal se ha otorgado a investigaciones relacionadas con enfermedades parasitarias. Ha sido una enorme alegría. ¡Por fin!".
En la misma línea ha apuntado el investigador español Pedro Alonso -ahora director del Programa Mundial sobre Malaria en la OMS-. "Me parece una noticia excelente en un momento muy oportuno para dar visibilidad a la lucha contra la malaria, que en los últimos 15 años ha logrado avances muy importantes. Además, creo que es un reconocimiento muy merecido y justo a la persona que fue la verdadera autora de este tratamiento, porque a veces otros se apuntan el tanto, pero en este caso se ha premiado a la científica que se lo merece".
Ambos coinciden en que la entrega de este premio ha tenido lugar en un momento muy adecuado. Aunque parece que las enfermedades parasitarias se están controlando en algunas zonas, explica Menéndez, "aún hay 100 países endémicos en el mundo. Sigue habiendo brotes epidémicos y mucha gente que se muere, sobre todo en África". En cuanto a la malaria, "este tipo de noticias ayudan a mantener vivo el espíritu de eliminación de esta enfermedad, que es el que está teniendo claro efecto en los programas de control de la malaria".
Según los expertos, cuando la artemisina entró en juego en el tratamiento de la malaria coincidió con el aumento de resistencias y, por lo tanto, la falta de eficacia del antipalúdico tradicional. "Supuso el control de la infección y salvó muchas vidas", subraya Menéndez. Cabe recordar que al año enferman por malaria unos 200 millones de personas y mueren alrededor de medio millón, la mayoría niños y embarazadas. Más de 3.000 millones de personas están expuestas a esta enfermedad.
"Estas dos sustancias afectan a la vida de 3.400 millones de personas que habitan en las áreas endémicas en las que tienen riesgo de contraer las tres enfermedades (ceguera de los ríos, malaria y elefantiasis", puntualiza Jan Andersson, uno de los miembros del jurado. En definitiva, dos descubrimientos que han proporcionado a la Humanidad nuevas armas poderosas para combatir estas graves enfermedades que afectan a centenares de millones de personas cada año. "El impacto que han logrado para mejorar la salud humana y reducir el sufrimiento son incalculables", destaca el fallo del jurado. "Su impacto en la mejora de la salud humana y en la reducción del sufrimiento es inconmensurable".
Para Mónica Balasegaram, director ejecutivo de la campaña para el acceso a medicamentos esenciales de Médicos Sin Fronteras (MSF), "celebramos que el comité del premio Nobel haya premiado el trabajo en tratamientos para enfermedades desatendidas. Estos medicamentos han salvado millones de vidas en las poblaciones más desatendidas de las zonas rurales de los países en desarrollo".
Avermectina y malaria, unidas
Cuando Carlos Chaccour leyó los nombres en los que recaía el premio Nobel de Medicina de este año, no se lo creía. Este investigador de la Universidad de Navarra lleva siete años trabajando en el efecto de la avermectina a la hora de prevenir la transmisión de la malaria. Así lo relata en varios estudios publicados en diferentes revistas científica, la última en Malaria Journal. En palabras de Chaccour, se ha visto que en las personas con ciertos niveles en sangre de avermectina, cuando los mosquitos que transmiten la malaria les picaban se morían". El equipo de expertos con el que trabaja Chaccour pudo comprobarlo en 2007 en un ensayo clínico sobre 30 personas en Londres. Desde entonces, "trabajamos en formulaciones capaces de mantener los niveles de avermectina en sangre más allá de un día".
Otros grupos estudian en la misma línea. De hecho, "estamos en contacto, queremos hacer una red y coordinar todos los esfuerzos para plantear esta medida como política de salud pública". Dados los resultados, "creemos que si se distribuyera este medicamento en determinadas poblaciones, el número de mosquitos disminuiría", lo que significa que "avermectina tiene un claro potencial de convertirse en una nueva herramienta para controlar los mosquitos que propagan la malaria".
Como subraya Balasegaram, aún queda mucho trabajo por hacer. "Ya hay indicios preocupantes de resistencias a los tratamientos con artemisinina para la malaria y necesitamos, urgentemente, mejores tratamientos para otras enfermedades tropicales olvidadas. El actual sistema de investigación y desarrollo, basado sobre todo en altos precios para mercados de ingresos altos, no puede ofrecer este tipo de tratamientos. Por tanto, este premio tiene que ser una llamada a la acción para financiar de manera sostenible y para dar prioridad a los proyectos de investigación y desarrollo que respondan a las necesidades de los pacientes olvidados en el mundo en desarrollo".
Cuando las cosas se ponen mal, los miembros de la profesión reciben bofetadas por la supuesta inutilidad de sus análisis. Se confunde el reto de prevenir y solventar problemas con la obligación de saber lo que va a venir
En algunas escenas de las primeras películas tipo westernen el cine mudo, se sucedían las disputas e insonoros tiroteos en la cantina y se podía apreciar un cártel con el mensaje: “No disparen al pianista”. La convulsión propia de una crisis de las dimensiones de la que hemos vivido y aún sufrimos ha otorgado un lugar central al debate económico, pero en muchos casos demasiados disparos van en la dirección incorrecta. Los economistas son ahora tanto o más necesarios que antes y merecen reproches, pero no pueden ocupar la centralidad que muchos quieren asignarles en la diana del desahogo.
Lejos están estas líneas de ser un alegato de defensa de una profesión que necesita de la crítica para avanzar. Y mucha autocrítica. De hecho, se han identificado muchas veces comportamientos denunciables en los que la investigación económica se ha puesto al servicio de intereses oscuros y ha obviado el interés social que se le presupone como ciencia. Se ha echado también de menos un código ético claro y apelable.
Últimamente se prodigan en España (también suele ocurrir en otros países) análisis sobre el grado de responsabilidad y acierto de los economistas y sobre su contribución social. Muchos de ellos con valoraciones no siempre justificadas, desde mi punto de vista. Todo ello coincide, irónicamente, con un momento en el que cunde entre los partidos políticos la elección de economistas de prestigio académico (con cierta variabilidad en lo que podría entenderse como prestigio) o de la industria para la elaboración de programas electorales, como figuras llamadas a otorgar credibilidad. No es que esto sea completamente nuevo, pero está adquiriendo un protagonismo inusitado estos días. No siempre fue así en el pasado. Teniendo en cuenta el grado de exposición pública y la elevada probabilidad de que las propuestas de unos y otros sean fagocitadas por los intereses muchas veces menos edificantes de la política, me permito felicitar a todos ellos por colocarse en primera línea. Como a otros intelectuales de diversos ámbitos que antes y ahora también arriman el hombro para tratar de reorientar algo en lo que alguna vez creyeron. Tarea incómoda y meritoria.
Precisamente es en el terreno de la política donde resulta complicado lanzar las críticas a la profesión en países como España. Se crean comités, consejos asesores y entidades supervisoras en los que los economistas suelen estar presentes, con supuesto carácter orientador y/o auditor, pero con poca repercusión práctica final. También es frecuente que algunos colegas reconocidos internacionalmente por sus contribuciones nunca hayan sido considerados para liderar alguna de estas instituciones en su propio país. Son figuras incómodas.
En todas las disciplinas ha habido heterodoxos que han contribuido a cambiar el mundo
Luego, cuando vienen mal dadas, los miembros más destacados de la profesión (al menos desde el punto de vista académico) son muchas veces los primeros en recibir las bofetadas por la supuesta inutilidad de sus análisis. Lo que conduce a una segunda reflexión: ¿qué se debe esperar de la ciencia económica y qué podemos entender por “prestigio”? Se puede esperar lo que cada uno quiera, pero lo que no cabe es fijar la expectativa en que los economistas son una suerte de pronosticadores, de adivinos. Se confunde la necesidad de dotar de herramientas para prevenir y solventar problemas con la obligación de saber lo que va a venir.
¿Deberían haber advertido los economistas la inminencia de una crisis financiera?
En parte sí, aunque esto es más complicado de lo que podría pensarse. De hecho, algunos economistas reconocidos internacionalmente previnieron gran parte de lo que se venía encima —incluso en foros relevantes como Jackson Hole—, pero sus críticas fueron rechazadas por una poderosa e interesada maquinaria.
Sea como fuere, un economista no es un brujo en torno a una bola de cristal. De modo equivalente, un médico no puede muchas veces prevenir una epidemia ni anticipar dónde y cuándo ocurrirá la próxima, pero ofrece herramientas y métodos para su solución.
El prestigio y la reputación en la investigación médica y biológica procede de la ciencia y ese debería también ser el caso de la economía. Las epidemias y las crisis económicas tienen graves consecuencias sociales y son precisas referencias. Lo que ocurre es que con la economía estamos hablando de una ciencia social y eso da mucho juego para confundir opinión y ciencia, para el intrusismo, oportunismo e, incluso, el populismo.
El escenario político actual en España es, en parte, una muestra de este tipo de desconcierto. En cualquier ciencia, el prestigio viene de los resultados probados y publicados, reconocidos por los pares al más alto nivel internacional. No se trata de un mecanismo elitista que excluye ideas y propuestas nuevas —una de las críticas fáciles de estos días entre economistas antisistema autodenominados como “heterodoxos”— sino una garantía (imperfecta pero bastante acertada) de que los criterios de identificación y robustez que son exigibles a una propuesta científica se cumplen, contribuyendo a avanzar. En todas las disciplinas siempre ha habido heterodoxos que han contribuido a cambiar el mundo, pero casi siempre ha sido desde la excelencia y el método científico. En todo caso, el prestigio es difícilmente definible.
En los parámetros relacionados con la ciencia, ha sido tradicionalmente bastante poco respetado en España. Al margen de esa dimensión intelectual, cabe otorgar enorme prestigio económico a las familias que administran recursos escasos eficientemente, al profesional al frente de la empresa que progresa o al emprendedor que tiene éxito con un nuevo proyecto, hayan estudiado economía o no. También otorgaría prestigio al divulgador que acerca la economía a un público más amplio que el académico. Pero en el terreno de la divulgación restaría todo el valor posible al que sólo cuenta lo que la gente quiere oír, al que azuza y para el que palabras como identificación o endogeneidad no significan nada, al que confunde continua e interesadamente causalidad con casualidad.
Restaría valor al que solo cuenta lo que la gente quiere oír
La educación sobre economía deviene fundamental para prevenir los problemas, para separar el grano de la paja. Los economistas académicos actuales tenemos también mucho la culpa de una inadecuada divulgación. Hace un tiempo, algunos colegas de la antigua escuela solían reprochar —no sin cierta razón— que está muy bien eso del ejercicio académico orientado a la publicación en revistas de prestigio internacional, pero que mucho de lo que ahora se investiga es como la luz de un flexo: demasiado enfocado y especializado, ajeno al entorno. Esto recuerda la vieja broma de aquel pastor, que asombrado por la destreza de un economista para evaluar a ojo cuántas ovejas hay en su rebaño, le ofrece elegir una de ellas como regalo. El economista, agradecido, escoge al perro ante el estupor del pastor. Debe aceptarse como positiva la crítica de que muchas de las políticas actuales —entre ellas la monetaria— se han basado en una creencia excesiva en ciertos modelos, necesariamente parciales, de forma obcecada. La economía mejorará como ciencia en la medida en que la sociedad se lo exija, pero también cuando la crítica proceda da una mayor educación económica y financiera, que comience en nuestros colegios. En la mayor parte de los países han sido las crisis y otros tristes acontecimientos los que han generado un cierto acervo de conocimiento. La experiencia, así, determina que un alemán sepa tanto de inflación o austeridad como un español de solidaridad y supervivencia.
La crítica que me resulta más difícil de aceptar es aquella de que la ciencia económica es arrogante y no bebe de otras fuentes. Se me antoja complicado pensar en algo más multidisciplinar que la economía. Muchos de los mejores economistas son matemáticos o sociólogos. La historia, la estadística, el derecho, la sociología, la psicología y hasta la filosofía son fundamentales para entender la economía moderna.
No hay que disparar al economista. Ya nos batimos muchas veces a duelo entre nosotros en la profesión. La economía precisa de muchas cosas para mejorar, entre otras un código de conducta que separe el interés científico del mercantil, un mayor respeto por el método científico y un orden reputacional más objetivo. Pero ahora, más que nunca, los economistas son necesarios.
Santiago Carbó Valverde es catedrático de Economía de la Bangor University e investigador de Funcas y CUNEF.
El premio Nobel a la economía, se le ha concedido al catedrático Escocés Augus Deaton, que promulga el comercio justo, el comercio de cercanía, la producción y distribución ecológicas y la igualdad social.
El escocés Angus Deaton gana el Premio Nobel de Economía por estudios sobre consumo y probreza
Angus Deaton, nacido en Escocia, es el ganador del premio Nobel de Economía 2015, según lo anunció este lunes la Real Academia de las Ciencias de Suecia.
Göran K. Hansson, secretario permanente de la Real Academia de Ciencias de Suecia, anunció el ganador añadiendo que fue por sus estudios sobre elconsumo, pobreza y bienestar.
Angus Deaton nació en Edimburgo, en 1945, pero vive en Estados Unidos, donde es profesor de economía y asuntos internacionales en la Universidad de Princeton, desde 1983.
Otro británico de origen escocés, James Mirrlees, ganó el Nobel de Economía en 1996.
Promoción del bienestar y reducción de pobreza
El catedrático de 69 años había sido considerado para el premio en varias anteriores ocasiones.
El comité Nobel de ciencias económicas destacó que las opciones de consumo individuales deben ser entendidas antes de formular políticas económicas que promuevan el bienestar y la reducción de la pobreza”.
"Más que nadie, Angus Deaton ha incrementado este entendimiento. Al vincular las opciones individuales a los resultados agregados, su investigación ha ayudado a transformar los campos de la microeconomía, macroeconomía, y economía del desarrollo", indicaron los miembros del comité.
El trabajo por el cual se honró al profesor Deaton con el Nobel gira en torno a tres interrogantes:
¿Cómo distribuyen los consumidores sus gastos entre diferentes bienes?
¿Cuánto de los ingresos de la sociedad se gasta y cuánto se ahorra?
¿Cuál es la mejor forma de medir y analizar el bienestar y la pobreza?
"Su investigación destapó importantes escollos cuando se compara el alcance de la pobreza a través del tiempo y lugar", señaló el comité.
"No hemos salido del bosque"
Tras el anuncio, los delegados de la Academia se comunicaron con el galardonado británico-estadounidense para felicitarlo y permitir que contestara preguntas de la prensa.
Muchas de estas se refirieron a la actual crisis migratoria y lo que refleja de la situación económica mundial.
Deaton señaló el desarrollo desigual en el mundo rico que ha dejado rezagado al mundo pobre.
Expresó que los pobres desean salir de esa condición, lo que aplica una enorme presión sobre el mundo desarrollado.
Dijo, sin embargo, que entender el problema no necesariamente conduce a su solución pero algo que se podría hacer inmediatamente es dar asistencia a los países que atraviesan guerra y conflictos armados.
Aunque dijo que los niveles de pobreza han bajado en el mundo, "aún no se ha salido del bosque y que para muchas personas la situación es muy, muy mala".
El problema no es el consumo, sino que ese consumo le cause daño a otros, añadió.
En ese sentido, hizo referencia al cambio climático y a los enormes niveles de desigualdad.
El Nobel de Ciencias Económicas fue establecido en 1968 por el Banco Central de Suecia (Sveriges Riksbank) en memoria de Alfred Nobel.
Además de un diploma y una medalla de oro, con cada premio Nobel se otorgan 8 millones de coronas, unos US$960.000.
La ceremonia de entrega se realizará el 10 de diciembre.
La mayoría de los ganadores del Nobel de Economía han sido estadounidenses
Una entrevista con Angus Deaton, galardonado con el Premio del Banco de Suecia 2015 en Ciencias Económicas en Memoria de Alfred Nobel. Escuchar sus pensamientos sobre el comportamiento, los datos, y "tratando de averiguar cosas fuera". Un madrugador, que estaba despierto cuando recibió la llamada de esta mañana, y su primer pensamiento fue "¡Oh Dios mío, es realmente sucediendo".
El entrevistador es Adam Smith, responsable científico de Nobel de Medios.
El 24 de noviembre sale a la venta mi libro “Acabemos con el Paro” en el que analizo las medidas que podemos tomar para crear mucho más empleo y de mayor calidad. En este vídeo cortesía de La Sexta Noche, comentamos las claves para reducir el desempleo en España.
De repente, alguno ha descubierto la desigualdad… en esta legislatura. A pesar de que la desigualdad se disparó entre 2006 y 2011 un 11% con respecto a la media de la UE y haya caído en 2014 y 2015, según Eurostat. A pesar de que la desigualdad haya crecido en España desde 2005 menos que en Dinamarca o Francia.
El 52% de los parados de España están en Andalucía. La región con más paro de Europa desde hace muchos, demasiados años. Treinta y tres años de asistencialismo, políticas de intervención y redistribución no solo no han cambiado el patrón de crecimiento, han perpetuado el rentismo y la baja competitividad. Y nadie se arrepiente. Será que les ha faltado tiempo. Y aun “exigen” que se aplique el mismo modelo al resto del país.
Nos rasgamos las vestiduras ante la temporalidad y precariedad, pero la temporalidad era del 31% del total de contratos en 2007 y hoy es el 25%. En el cuarto trimestre de 2007 los contratos indefinidos eran el 69% y hoy son el 75%. A finales de 2011 era el 74%. Parece a veces que antes de 2011 vivíamos en Silicon Valley.
El subempleo en España es del 9% del total, según la OCDE, y son menos de un 3% los contratos de menos de tres meses.
Nos rasgamos las vestiduras ante la temporalidad y precariedad, pero la temporalidad era del 31% del total de contratos en 2007 y hoy estamos en el 25%
Crear 353.000 puestos de trabajo y 528.000 afiliados a la Seguridad Social, cuando desde hace siete años solo hablábamos de destrucción de empleo,debería ser causa de celebración. Que lideremos la creación de empleo de la OCDE es una gran noticia. La calidad, los salarios altos y la mejora vendrán cuando las condiciones de inversión y la certidumbre para crear proyectos a largo plazo mejoren, no cuando lo decida un comité. Y hacer mucho más debe ser una prioridad. Sin embargo quieren que hagamos mucho menos.Introducir mayor rigidez y revertir las reformas para repetir los errores de 2008, sin sonrojarse ni pedir perdón por poner al país al borde de la quiebra.
Es una buena noticia que España sea el segundo país de la Unión Europea en número de nuevos contratos indefinidos entre 2014 y 2015. Pero lo que es más revelador es que el modelo dirigista e intervencionista francés está destruyendo empleo fijo y juvenil.
En el periodo 2014-2015 mientras España ha creado un millón de puestos de trabajo y liderado, tras Alemania, la creación de empleo indefinido, Francia destruía 236.000 empleos indefinidos y Bélgica 47.000, destruyendo ambas también empleo neto.
La Unión Europea gasta en políticas activas de empleo casi el 1% del PIB anual y sin embargo ha destruido empleo mientras aumentaba el gasto.
En mi próximo libro ‘Acabemos con el Paro’ (Deusto, a la venta 24 noviembre), lo explico. Tenemos un problema. Muchos partidos no quieren acabar con el paro. Quieren gestionar los fondos del asistencialismo. Más parados, más subvenciones, observatorios, comités, fondos y cursos.
Si quisiéramos reducir el paro la prioridad de todos los partidos sería facilitar que los autónomos crecieran, que las pymes tuvieran facilidades para hacer la transición a gran empresa, no escollos burocráticos, normativos e impositivos crecientes. La primera línea de su programa sería mejorar diez o veinte puntos en el ranking de facilidad para crear empresas del Banco Mundial. La segunda sería cambiar una fiscalidad anticrecimiento que penaliza al que desarrolla su negocio y critican todos los organismos internacionales. Una fiscalidad mal diseñada que cobra a emprendedores, autónomos y pymes antes siquiera de haber vendido, no ya de tener beneficios, y que penaliza el crecimiento con una falsa progresión que es regresiva, frena el incentivo a crecer.
El empleo de calidad y largo plazo en España no va a venir del asalto al emprendedor. En un país con un 90% de pymes y a mayor parte microempresas, el empresario no es el Tío Gilito nadando en dinero, es un trabajador más que sufre y pelea cada euro con sus empleados.
El empleo solo va a mejorar cuando dejemos de creer que lo van a crear unos señores que nunca han creado una empresa ni contratado a una persona con su riesgo y su dinero.
La precariedad se terminará el día que tengamos más expertos en crear riqueza y menos en redistribuir la nada y repartirse su comisión.
El empleo solo mejorará cuando dejemos de creer que lo van a crear unos señores que nunca han creado una empresa ni contratado a una persona con su dinero
Estamos cambiando el patrón de crecimiento porque, gracias a Dios, no lo ha decidido un comité en un plan quinquenal. Estamos exportando más y mejor sin hundir la balanza comercial “incentivando la demanda interna”. Hemos reducido a casi la mitad el déficit tecnológico sin tirar de las subvenciones de “desmercantilización de la vivienda” y estudios sobre la migración de patos. Yhemos reducido el paro a pesar de los palos en las ruedas normativos, locales, regionales, sectoriales que introducimos cada dos por tres y que convierten crear una empresa en un ejercicio de Corredor del Laberinto.
Hemos comprobado los errores de copiar los modelos que en Europa han generado estancamiento y desempleo. Y encima no han conseguido mejorar las perspectivas ni de igualdad ni de empleo juvenil.
España puede crear mucho más de dos millones de puestos de trabajo en los próximos tres años.
Como no los va a crear es esperando que lo haga un comité de ocupas, politólogos y creadores de observatorios con nuestro dinero.
Pero reducir el paro significa menos cursos y menos comités. Vaya.
@elconfidencial
Adicionalmente, lean “cinco mitos sobre la recuperación y el empleo” aquí.
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"El federalismo se ha malentendido en España al asociarlo a las izquierdas"
Hoja de compromiso por una Europa federal
Jóvenes de JEF pedirán a todos los partidos adherirse a una 'Hoja de compromiso por una Europa Federal' antes de las elecciones de diciembre | Celebran seminarios en 31 países y 10 comunidades autónomas españolas para divulgar el 'europeismo federalista'
A problemas comunes, soluciones globales. Así presenta su causa JEF España, la Asociación de Jóvenes Europeístas Federalistas, cuyo objetivo es el de dar a conocer el federalismo como solución a la desregulación internacional a través de estructuras políticas compartidas. Con delegaciones en 31 países de Europa y 10 comunidades autónomas, esta entidad apartidista celebra seminarios y debates en los que propone recetas europeas para los problemas nacionales. Durante la precampaña para las elecciones generales de diciembre pedirán a todos los partidos políticos que se adhieran a su 'Hoja de compromiso por una Europa Federal'. Entrevistamos a varios miembros de su estructura: Óliver Soto (JEF España), Alejandro Peinado (JEF Andalucía) y Pablo Faura (JEF España).
¿Entendemos lo mismo por 'federalismo' en España y en Europa?
OS: Por desgracia, la palabra federalismo se ha malentendido en España al asociarlo a corrientes ideológicas de izquierda. No obstante, el federalismo no se pronuncia en el eje izquierda-derecha, sino que se trata de una filosofía política profundamente democrática que busca acercar la toma de las decisiones a los ciudadanos, de manera que estos tengan un mayor impacto en las políticas, al mismo tiempo que la estructura política resultante es más eficiente. El federalismo pretende la unión de las partes en un todo más fuerte que resuelva mejor los problemas de los ciudadanos. En Europa, la consecución de la federación es una necesidad vital: necesitamos reforzar nuestras instituciones políticas europeas, dotarlas de más recursos económicos, para que Europa ejerza de macroestado y resuelva aquellas cuestiones políticas para las que los estados-nación no son válidos, como por ejemplo acabar con los paraísos fiscales, frenar el dumping social, luchar contra el cambio climático o regular los mercados financieros.
Entonces, ¿en qué se diferencia la simpatía hacia el federalismo europeo y hacia el federalismo español?
OS: Como todo en esta vida, las simpatías por el federalismo van por barrios. Mientras que en España suele estar asociado a corrientes de izquierda, en Francia, Suecia o Finlandia se asocia a corrientes de derecha. En todos los casos se centra demasiado la vista en las políticas actuales, sin realmente dar un paso atrás para ver con perspectiva qué ofrece la toma de decisiones bajo los principios de subsidiariedad y solidaridad. Por poco extendida que esté hoy esta opinión y por mucho que los egoísmos nacionales estén en auge, que los españoles, portugueses y griegos tengan mejores condiciones de vida beneficia en última instancia al resto de europeos pues consumirán sus productos, visitarán sus países y participarán de más actividades económicas. Los cambios en un país siempre repercuten en sus vecinos.
¿Confían que el federalismo aún pueda ofrecer a Catalunya un encaje dentro de España?
PF: Un estado federal podría ser una solución al problema territorial de España, si generara un amplio consenso y esto permitiera a todas las partes integrar colaboración y autonomía de manera satisfactoria. Sobre una hipotética Catalunya independiente en la UE, con los tratados en la mano y si fuera declarada unilateralmente, en principio quedaría fuera de la Unión Europea. La verdadera clave de esta cuestión es si esa hipotética independencia se produciría de manera acordada o no con España y si el resto de estados europeos reconocerían al nuevo país. Según la respuesta, el escenario podría cambiar de manera radical.
Europa no se ve a sí misma como una confederación, como los Estados Unidos de América.
AP: Los Estados Unidos de Europa tendrían la ventaja de dar soluciones a aquellos problemas políticos que el Estado-Nación no puede resolver. Hablamos de crear un Tesoro Europeo y una Reserva Federal Europea que fortalezca al Euro y que tengan entre sus objetivos la creación de empleo y la emisión de dinero. Y hablamos también de mutualizar la deuda a nivel europeo. Necesitamos un Parlamento Europeo fortalecido, con poder de iniciativa, un presupuesto continental que permita nivelar los desequilibrios que el sistema económico genera y evitar así el dumping social generando estándares salariales, de derechos laborales y sanitarios en toda Europa. Citando a Ortega, hoy Europa sigue siendo la solución a estas problemáticas; los estados nación, un problema.
Los datos del último CIS muestran que gran parte de la ciudadanía española es partidaria de más centralización. ¿Por qué hay tan poco apego al Estado Federal en España cuando tanto admiramos a Alemania?
PF y OS: Porque no se conoce su significado. España es de los pocos lugares en el mundo, si no el único, en el que federalismo se asocia a desunión. Pero federalismo viene de la palabra latina foedes, que significa pacto. Por ejemplo, en el Reino Unido una parte de la población rechaza el federalismo europeo porque lo asocian a unión y pérdida de autonomía, es decir, justo lo contrario de lo que pasa en España. En el federalismo no cabe la noción de autodeterminación de los pueblos e independencia de las partes sin consultar con el resto del conjunto, pues el federalismo es sinónimo de democracia y el pueblo ya se autodetermina a través de elecciones periódicas, libres y competitivas.
JEF presentará una propuesta de 'Compromiso federal' a todos los grupos políticos en España.
AP: Vamos a trasladar a los diferentes grupos políticos que se presentan a las Elecciones Generales una "Hoja de compromiso por una Europa Federal" instándoles a que en su día a día, representando a los ciudadanos españoles, hagan hincapié en la necesidad de reimpulsar el proyecto federal para Europa. Se hará llegar a todos aquellos que presenten candidatura a las elecciones generales y donde nuestra asociación y movimiento tenga arraigo.
Pese a la popularidad de programas como el Erasmus o los fondos Feder, el europeísmo se ve lastrado por el lenguaje burocrático, el coste de las instituciones y la lentitud decisoria.
PF: Hay una confusión recurrente: a menudo se achacan en abstracto los errores y fallos de gestión a "Europa" cuando, en muchos casos, las ineficiencias vienen de que las decisiones las tienen que tomar entre todos los estados miembros, cada cual con sus propios intereses, en lugar de tomarlas la Comisión o el Parlamento Europeo en base al bien común. La receta es clara: ¡una Europa federal! Cuando hablamos de esto nos referimos a constituir una Unión con una división de poderes en sentido clásico: un parlamento con iniciativa legislativa y un verdadero Gobierno Europeo, tanto político como económico, cuya elección no esté predeterminada por los Estados.
Los Jóvenes Europeístas y Federalistas somos una organización juvenil no gubernamental y no afiliada a ningún partido político que perseguimos el objetivo de lograr una Europa más unida y democrática. Los Jóvenes Europeístas y Federalistas españoles (JEF España) formamos parte de la red europea de Jóvenes Europeos Federalistas (Young European Federalists), conocida como JEF por sus siglas en francés (Jeunes Européens Fédéralistes) y alemán (Junge Europäische Föderalisten). JEF está presente en más de treinta países europeos y llevamos más de cuarenta años trabajando por la democracia en Europa. El objetivo de JEF es la creación de una federación europea democrática para garantizar una sociedad más libre y justa en la que los ciudadanos tengan la última palabra
La semana pasada, Summers escribía un interesante artículo pidiendo una expansión global de los balances de los estados, olvidando el déficit, para combatir lo que llama el estancamiento secular
“The calm of the storm, while lovers decide what might come with it all, we sit on the grass, wait for machines… And forget the past” The Irrepressibles
Las importaciones chinas en septiembre han caído un 20,4% comparado con un 16% estimado. Los optimistas acuden a decir que es por “el menor precio de las materias primas”, y que en volumen no han caído tanto. Sin embargo, en volumen también muestran una caída que ya suma 11 meses consecutivos y el impacto de las materias primas ha sido menor en moneda local. Lo miren como lo miren, no es una cifra positiva. Que las importaciones de crudo hayan aumentado un 8,5% solamente enmascara un muy pobre crecimiento anual del 1,3% incluyendo inventarios.
Si esperamos que la ralentización china la compensen las políticas de demanda del resto del mundo, estamos abocados a cometer el error de 2008.
La semana pasada, Larry Summers escribía un interesante artículo pidiendo una expansión global de los balances de los estados, olvidando el déficit, para combatir lo que él llama el “estancamiento secular”.
Su argumento parece atractivo… Para un gobernante con la chequera en la mano. Invertir sin control en infraestructuras y olvidar los objetivos de moderación presupuestaria ya que no hay riesgo de inflación.
Solo olvida dos cosas.
Los tipos de interés no están bajos porque el mercado lo considere, sino por la intervención constante de los bancos centrales. Por eso, ante tipos ultra bajos, la inversión productiva global no está creciendo en términos reales.
El déficit acumulado son mayores impuestos después. Las preferencias de los consumidores, ante la represión financiera, no mejoran porque gaste el Estado. Solo genera mayor sobrecapacidad. Summers olvida que su recomendación es precisamente lo que ha llevado a Brasil y a China a la sobrecapacidad industrial del 27% y el 38%. Y no son poblaciones con problemas demográficos.
Si esperamos que la ralentización china la compensen las políticas de demanda del resto del mundo, estamos abocados a cometer el error de 2008
No es que haya baja inflación y bajo crecimiento por falta de inversión, es que se dan bajos precios por saturación de oferta, y la 'zombificación' -gracias a los tipos bajos- de industrias excedentarias.
No es que haya bajo crecimiento por falta de gasto público, que se encuentra a máximos de los últimos 50 años a nivel global, sino por el ataque al consumidor a través de impuestos para sufragar ese dispendio y el asalto al ahorrador que supone la represión financiera -devaluar y bajar tipos-.
Crear otra China es fiscalmente imposible. Lo recomiende Summers o quien quiera. Porque los problemas de China no son más que el espejo de lo creado en la OCDE. Asumir que la demanda se incentiva desde el gasto cuando hemos superado el umbral de saturación de deuda es simplemente un brindis al sol. Es decir “como ha fallado, repetir pero a lo bruto”.
Las necesidades globales de infraestructura, como comentamos en esta columna, son de unos 835.000 millones de dólares anuales según el Banco Mundial. Aceptemos la cifra como válida. El gasto en educación global estimado necesario para 2020 sería de unos 25.000 millones de dólares más.
Todo ese enorme esfuerzo adicional supone un porcentaje ínfimo del PIB global anual. Según el Banco Mundial y la ONU, un 1-1,2%. Esa enorme expansión fiscal no compensa la diferencia entre el crecimiento histórico global y el actual. Ni siquiera si asumimos multiplicadores del gasto que hoy en día están más que desacreditados. China es aproximadamente el 16% del PIB global, su ralentización -deseable- hacia un crecimiento sostenible del 3% anual no se compensa con elefantes blancos en el resto del mundo. No es pesimismo, son matemáticas.
Todo ese desarrollo, necesario, se debe hacer, pero no a expensas de nuestros nietos. Se puede hacer sin coste fiscal acudiendo a la lógica. Mejorando la renta disponible y poniendo incentivos al sector privado para acometer inversiones con retorno real, como decía Keynes, al que no leen para invertir, solo para gastar.
No se preocupen mis críticos, que lo que propone Summers se cumplirá. El mundo celebrará déficits del 11% anual “para crecer”, como hicimos en 2008 en nuestro amado país con la varita mágica de crear puentes innecesarios y redes que interconecten sobrecapacidad española con sobrecapacidad francesa para crear sobrecapacidad italiana. Luego, cuando se termine la comilona, vendrá el maître con la cuenta. Paga usted.
Llevamos intentando crear inflación vaciando el bolsillo de los ciudadanos casi 15 años. Y nos sorprendemos de que no funcione. Repetir y multiplicar no lo va a mejorar.
Cuando Jonathan y Marine Dupré, una pareja de Neufchâtel-en-Bray, al noreste de Francia, se enteraron de que su hija Naëlle sufría un cáncer de riñón, sufrieron un fuerte golpe en sus vidas. La operación, la quimioterapia... un proceso largo y doloroso que requiere toda su atención. Por eso, los compañeros de trabajo de Jonathan decidieron ayudarle. En Francia, una ley de 2014 permite a los trabajadores ceder días de vacaciones a un compañero si cuentan con el visto bueno de los jefes y para casos como cuidar de un hijo enfermo. Por eso, los trabajadores de la fábrica de cristales en la que trabaja Jonathan se reunieron con el director de la empresa y el departamento de Recursos Humanos y acordaron poner días entre todos para que Jonathan pudiera estar con Naëlle. Recolectaron 350 días, casi un año, que permitirán a Jonathan afrontar el resto de tratamiento de quimio que le falta a Naëlle. "Por las pruebas y las sesiones de quimioterapia, había gastado ya todas mis vacaciones", relata Jonathan al diario Le Réveil. "Me enteré por correo. Me emocioné mucho. Era un peso para nosotros. Ahora no tenemos más problemas, ni para cuidarla ni para desplazarnos a las pruebas y a los tratamientos", dice Jonathan. "Estoy muy contenta de que se quede en casa conmigo", dice la pequeña Naëlle, cuyo cáncer, por suerte, está en remisión
Cuando lo que se exige es más soberanía, no existe cultura federal. Significa que no hay sentido ni voluntad de cooperación con el resto de territorios
Por Victoria Camps: “Federarse significa unión y cooperación para gobernar en común lo que es diverso. El problema es que lo que le falta a la política y a la sociedad española es precisamente cultura federal. Nuestro Estado se creó no tanto para unir lo diverso como para descentralizar y separar lo que formaba una unión excesivamente compacta y homogénea. Lo que se ha conseguido es que las distintas autonomías hayan acabado siendo entes atomizados que tienden a tener una relación bilateral con el Estado español, concebido a su vez como un ente distinto de ellas"
Una de las excusas que suelen esgrimirse para rechazar de entrada el federalismo es que quienes defendemos un modelo federal para España no llegamos a definirlo. Existen muchos países federales —Estados Unidos, Suiza, Canadá, Alemania—, cada uno de ellos con un modelo federal propio. ¿Cuál debería ser el nuestro? La respuesta que suelo dar a esta pregunta no es original. En primer lugar, digo que cada país debe encontrar su propio modelo federal, como lo muestra la historia de todas las federaciones. En segundo lugar, federalizar España significaría dar un paso cualitativo con respecto al Estado de las autonomías con el fin de conseguir, por lo menos, tres cosas: 1) un sistema de financiación más justo (para el que no hace falta reformar la Constitución); 2) un reconocimiento más explícito de eso que ahora llamamos (con un nuevo eufemismo) “singularidad catalana”; 3) una reforma del Senado que lo convierta en una auténtica cámara territorial.
Cada uno de estos objetivos necesita más detalles, y a ello deberían aplicarse los partidos que concurren a las próximas elecciones con el federalismo en el programa. Ahora bien, más allá de las reformas constitucionales que hagan falta para la reconversión, pienso que lo más importante es entender qué hace que un estado federal realmente lo sea. A saber: hay que entender que federarse significa unión y cooperación para gobernar en común lo que es diverso. E pluribus unum, la divisa de los Estados Unidos, es el punto de partida de lo que yo llamaría la cultura federal.
El problema, a mi juicio, es que lo que le falta a la política y a la sociedad española es precisamente cultura federal. Para empezar, nuestro Estado de las autonomías se creó no tanto para unir lo diverso como para descentralizar y separar lo que formaba una unión excesivamente compacta y homogénea. Lo que se ha conseguido es que las distintas autonomías hayan acabado siendo entes atomizados que tienden a tener una relación bilateral con el Estado español, concebido a su vez como un ente distinto de ellas. Lo dice con nitidez la absurda expresión “Estado español”, que se ha impuesto como referencia a una España que es ajena a la comunidad desde la que se habla.
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El sintagma “Cataluña y España”, se ha convertido, entre nosotros, en la forma normal y habitual de hablar de España en su conjunto. Así, estamos diciendo que los catalanes pertenecemos, pero no del todo, a España, resaltamos una realidad diferencial y ajena a un conjunto del que inevitablemente —y, para muchos, a su pesar— formamos parte.
Con razón escribió Jordi Solé Tura (Nacionalidades y nacionalismos en España) que “el derecho a la autodeterminación constituye el fracaso del Estado de las autonomías”. Efectivamente, el hecho de que algunas autonomías, con fuerte sentimiento nacional, hayan empezado a reclamar su derecho a independizarse de España muestra que el Estado autonómico no supo transmitir algo muy esencial, algo sin lo cual tampoco será posible edificar un Estado auténticamente federal.
Desde que se constituye el Estado autonómico, las distintas autonomías, capitaneadas por Cataluña y el País Vasco, no han dejado de reclamar más autogobierno y más competencias. Refiriéndose al tema, Francisco Caamaño decía justamente que la pregunta federal por antonomasia es la inversa: ¿qué estamos dispuestos a ceder al centro? Es la clave de la soberanía compartida, del cogobierno, propios de la cultura federal, lo que significa que ningún estado o ninguna autonomía ostentan nunca todo el poder.
Cuando la obsesión es la contraria, cuando lo que se exige es más soberanía, la cultura federal es inexistente. Significa que no hay sentido ni voluntad de cooperación con el resto de territorios. Por eso es tan difícil discutir cuotas de solidaridad en una organización en la que cada territorio atiende solo a su interés interno. Por eso es también una tarea imposible conseguir que los distintos estados de Europa se unan federalmente. Mientras cada estado procure sólo su interés particular y se desentienda de un interés común europeo, Europa no llegará a ser un país federal.
Jean Monet decía: “No federemos las naciones; unamos a los hombres”. Es evidente que las naciones y los estados nacionales son un estorbo para crear un sentimiento federal, porque ninguna nación se contenta con la nación sola, exige el poder político que confiere un estado. Si no empezamos a desemberazarnos de la idea de nación, si no apuntamos hacia lo que Habermas ha llamado “estados postnacionales”, no habrá progreso hacia el federalismo.
El impacto de los teléfonos inteligentes va a ser tan profundo que The Economist acaba de dedicar una portada a El planeta de los teléfonos, estupefacto porque un artilugio que ni siquiera existía en los primeros años del siglo XXI está ya en el bolsillo del 50% de los habitantes del planeta y, según sus estimaciones, dentro de un lustro llegará al 80% de la humanidad.
Las repercusiones del fenómeno son extraordinarias no sólo desde el punto de vista económico, sino, sobre todo, por su impacto social porque un teléfono inteligente no se lleva simplemente para llamar, sino que es el nuevo epicentro para casi todo, desde consumir hasta relacionarse con los demás, pasando por todas las vías intermedias entre la preparación de la revolución y el próximo gran pelotazo.
Los teléfonos inteligentes van de la mano de la economía colaborativa —en la que mucha gente alimenta una plataforma, ya sea con fines ultracapitalistas o de autogestión libertaria—, y el nervio de este nuevo escenario central son las aplicaciones o Apps: un programa para el teléfono inteligente o la tableta muy especializado para un tema o una necesidad concreta.
PARTICIPACIÓN
Muchas de estas aplicaciones son colaborativas; es decir, se van generando a partir de la participación de mucha gente. Un ejemplo: un programa que te informa de las tiendas de comida ecológica más cercanas puede irse nutriendo a medida en que los usuarios la van actualizando. Y unas cuantas de estas aplicaciones no sólo son colaborativas, sino que están insertadas en la “economía del bien común”, sin ningún ánimo de lucro.
Un festival anual premiará la mejor aplicación nueva
El sitio incluye un catálogo comentado por expertos
Este universo paralelo que se construye a un ritmo aceleradísimo pide a gritos brújulas solventes y de ahí el nacimiento de Apps4citizens, que han lanzado el consultor Antoni Gutiérrez-Rubí y su equipo de Ideograma. El sitio (http://apps4citizens.org) se inserta de lleno en la filosofía de la economía del bien común y colaborativa —es de uso libre y universal, y abierto a la participación de todos—, aspira a incentivar la producción de aplicaciones con un festival anual que premie el mejor desarrollo nuevo, orientarlas hacia el cambio social y la radicalidad democrática, y también servir de guía a todos los que este nuevo mundo les suena a chino, con una perspectiva que abarca, además, América Latina.
CATÁLOGO
Una de sus secciones clave es la Appteca, un catálogo, muy bien ordenado y con múltiples posibilidades, de las aplicaciones previamente seleccionadas y comentadas por los expertos que se apuntan al proyecto. Dada la procedencia de Gutiérrez-Rubí (consultor especializado en la política y las nuevas tecnologías), ocupan un lugar preponderante en el espacio todas las aplicaciones que ya están transformando la política y el activismo. Por ejemplo, Appgree, que “permite que grupos con un gran número de participantes se comuniquen reconociendo todas las ideas del grupo y encontrando aquellas en las que hay mayor acuerdo”, una herramienta clave en el mundo post-15M. Y otra: Boycott, que permite conocer la huella social o ecológica de muchos productos de consumo, el sueño del consumidor crítico hecho realidad.
Evidentemente, no todo es política, ni mucho menos: especialmente útiles son las pistas del apartado de Movilidad. Uno de los colaboradores, Eduard Martín-Borregón, ha elaborado un menú que incluye aplicaciones para ciclistas urbanos (SocialCyclist), atascos (Waze) y wifis abiertas (Wi-Fi Finder), entre muchas otras.
El potencial es enorme, y esto que todo este nuevo mundo está aún en fase beta.
The central contribution of Angus Deaton, the latest winner of the Nobel Memorial Prize in economics, has been to shift the gaze of his fellow economists beyond measures of income, to broader measures of well-being.
Much of his research has focused on consumption — measures of the food people eat, the condition of their housing, and the services they consume. And he has been a trailblazer in shifting the attention of economists away from the behavior of economywide aggregates such as gross domestic product, and toward the analysis of individual households.
This is also the first Nobel to acknowledge explicitly the increasingly empirical nature of modern economic research. There are probably more such Nobels to come.
Yet for all the power that modern statistics brings, Mr. Deaton has argued forcefully that it is neither a panacea nor a substitute for economic theory.
He has been an influential counterweight against a popular strand of econometric practice arguing that if you want to know whether something works, you should just test it, preferably with a randomized control trial. In Mr. Deaton’s telling, the observation that a particular government intervention worked is no guarantee that it will work again, or in another context. By this view, theory is a complement to measurement, and generalizable insights arise only when the underlying economic mechanisms are elucidated and tested.
His method of careful analysis of data from household surveys has transformed four large swaths of the dismal science: microeconomics, econometrics, macroeconomics and development economics.
He has brought microeconomics — traditionally a field populated by theorists — into closer connection with the data. Partly because of his influence, modern microeconomists are more likely to spend their days knee-deep in large-scale data sets describing the real-world decisions made by millions of people, and less likely to be mired in Greek-letter abstractions.
Much of the empirical revolution in economics has been enabled by the tools that Mr. Deaton developed. These tools reimagine the role of economic theory, using it to organize and interpret the tidal wave of data coming from the hundreds of household surveys conducted around the world each year.
This focus on empirics has been a boon for the field of econometrics, which is the application of statistical methods to economic problems. Mr. Deaton’s signature achievement in this area has been in forcing empirical researchers to pay closer attention to questions of measurement. For too long, econometric analysis had proceeded as if data were simply handed down from a statistician-loving higher power. The reality is far uglier: Data are imperfect, surveys can be unrepresentative, people misreport, and attempts to recontact survey participants often fail. Mr. Deaton confronts these issues head-on, and he has taught economists how to extract meaning from imperfect data.
For an economist focused on big-picture questions — issues of global poverty — Mr. Deaton remains remarkably grounded in these smaller details. As the Nobel committee put it, Mr. Deaton’s “work covers a wide spectrum, from the deepest implications of theory to the grittiest detail of measurement.”
More than any other economist I know, he understands that to get the big picture right, you’ve got to get all the small details right, too.
This is a lesson that I learned firsthand, as my co-author (and significant other) Betsey Stevenson and I were puzzling over some data that appeared to show that people in certain low-income countries nonetheless reported high levels of life satisfaction. Mr. Deaton, who was equally perplexed, suggested that we dig a little deeper, as he recalled that some of the surveys were not representative samples of the entire population. Sure enough, several weeks of digging through the archives and sifting through the appendices to old codebooks revealed Mr. Deaton to be correct, and those puzzling observations to be simply the result of pollsters surveying only richer (and therefore probably happier) people in those poor countries. These statistical anomalies had partly hidden the strong link between life satisfaction and average incomes.
Mr. Deaton has also made important contributions to macroeconomics, which is the study of the economy as a whole. An earlier generation of macroeconomists had focused on aggregate measures, such as the total levels of consumption or income in the economy. Mr. Deaton turned instead to the behavior of individual households. He was a leader among those rejecting the prevailing fiction that the behavior of the whole economy could be treated as if it were the result of choices made by a single representative consumer.
This distinction between individual and aggregate behavior is particularly important to the study of consumption. While macroeconomists had been satisfied that their theories could explain the relationship between the total level of consumption and total income in the economy, Mr. Deaton showed that those same theories struggled to explain what individual households were doing. This has spawned a large and productive continuing research program trying to understand the spending patterns of actual households.
In 1992, Mr. Deaton argued that further progress on difficult economic questions would be likely “when macroeconomic questions are addressed in a way that uses the increasingly plentiful and informative microeconomic data.” He was right, and newly available “big data” describing the individual saving, spending and investment decisions of thousands and sometimes millions of people are fueling some of the most important work in macroeconomics today.
But perhaps Mr. Deaton’s most important effect has been within the field of development economics, which focuses on the economies of poor countries. This is a research program born of deep personal conviction. As he recently wrote, “Those of us who were lucky enough to be born in the right countries have a moral obligation to reduce poverty and ill health in the world.”
A generation ago, development economics was a field populated by “country doctors” — globe-trotting macroeconomists willing to make house calls to any country willing to provide them with a first-class ticket, so that they could proffer their preferred prescription, be it a more muscular industrial policy, a big push of infrastructure development, increased national savings or a faster shift to a market economy. The countries varied, but the prescriptions rarely did.
Today, development economics is a far more interesting and nuanced field, with practitioners focused on understanding the lives of the poor, and in uncovering the subtle ways in which immature economic institutions hinder their development. Rather than studying a few dozen countries, modern development economists are likely to pore over data describing the economic lives of thousands of families within each country. And much of that data comes from his decades-long collaboration with the World Bank, as his work has inspired much of its recent work on measuring and assessing poverty. The result is a sharper picture of the incidence and causes of global poverty.
More recently, Mr. Deaton has turned his attention to measures of subjective well-being, including happiness. In his 2010 Presidential address to the American Economic Association, Mr. Deaton highlighted the problems in constructing coherent measures of global poverty. Measures of income don’t offer much insight unless they can be thought of in terms of differences in purchasing power. But it is impossible to assess who has more or less purchasing power when people in different countries face different prices and choose to buy different goods. Given this problem, Mr. Deaton makes the radical suggestion that economists just ask people about their well-being instead.
Many of the most important findings on subjective well-being reflect new sources of data that Mr. Deaton — together with the psychologists Ed Diener, Arthur Stone and Daniel Kahneman, a fellow Nobel laureate — have helped create through their role as a senior scientists at Gallup. (Disclosure: I also serve as a senior scientist there.)
The award for Mr. Deaton continues an extraordinary run for Princeton, whose other recent winners include the game theorist John Nash; Mr. Kahneman; the economic theorist Eric Maskin; the trade economist Paul Krugman, who is also a New York Times columnist; and the macroeconomist Chris Sims. Mr. Krugman has since moved to the City University of New York, while Mr. Maskin has returned to Harvard. Even with these departures, Princeton is close to drawing even with the University of Chicago, which still lists five economics laureates on its faculty. There’s a pretty good chance that may happen, as several of Mr. Deaton’s colleagues often feature on Nobel shortlists.
I spent a lovely year at Princeton as a visiting professor in 2012 and can attest that no one commands greater respect among his colleagues than Mr. Deaton. He’s an imposing presence, a man with a giant intellect and an extraordinary breadth of knowledge, who holds all economists to his exacting — indeed, intimidating — standards.
More than that, he’s motivated by the questions that really matter, he is intellectually relentless, he has enormous integrity and he has devoted his life to understanding and improving the lot of the poor. He’s the perfect role model for any young economist.
La contribución central de Angus Deaton, el último ganador del Premio Nobel de Economía, ha sido cambiar la mirada de sus colegas economistas allá de las medidas de ingreso, a medidas más amplias de bienestar.
Gran parte de su investigación se ha centrado en el consumo - medidas de la gente de alimentos comen, la condición de su vivienda, y los servicios que consumen. Y ha sido un pionero en el cambio de la atención de los economistas de distancia a partir del comportamiento de los agregados de toda la economía, como el producto interno bruto, y para con el análisis de los hogares individuales.
Este es también el primer Nobel de reconocer explícitamente la vez empírica naturaleza de la investigación económica moderna.Probablemente hay más de tales Nobel venideros.
A pesar de todo el poder que la estadística moderna trae, el Sr. Deaton ha argumentado con fuerza que no es ni una panacea ni un sustituto de la teoría económica.
Ha sido un contrapeso influyente contra una cadena popular de la práctica econométrica argumentando que si usted quiere saber si algo funciona, se debe simplemente probarlo, preferiblemente con un ensayo controlado aleatorizado. En el relato del señor Deaton, la observación de que la intervención del gobierno en particular trabajó hay garantía de que va a trabajar de nuevo, o en otro contexto. Por este punto de vista, la teoría es un complemento a la medida, y surgen ideas generalizables sólo cuando los subyacentes mecanismos económicos se aclaran y probados.
Su método de cuidadoso análisis de las encuestas de hogares ha transformado cuatro grandes áreas de la ciencia lúgubre: microeconomía, econometría, macroeconomía y economía del desarrollo.
Él ha traído la microeconomía - tradicionalmente un campo poblado por los teóricos - en relación más estrecha con los datos. En parte debido a su influencia, microeconomistas modernos son más propensos a pasar sus días hasta las rodillas en los conjuntos de datos de gran escala que describen las decisiones reales hechas por millones de personas, y menos probabilidades de ser sumido en abstracciones letras griegas.
Gran parte de la revolución empírica en economía ha sido habilitado por las herramientas que el Sr. Deaton desarrollado. Estas herramientas reimaginar el papel de la teoría económica, usándola para organizar e interpretar la marea de datos procedentes de los cientos de encuestas de hogares de todo el mundo cada año.
Este foco en empíricos ha sido una bendición para el campo de la econometría, que es la aplicación de los métodos estadísticos a los problemas económicos. Firma logro del Sr. Deaton en esta área ha sido en obligar a los investigadores empíricos a prestar más atención a las cuestiones de medición. Durante demasiado tiempo, el análisis econométrico había procedido como si los datos fueron simplemente transmiten de un poder superior en estadística amante. La realidad es mucho más feo: Los datos son imperfectos, las encuestas pueden ser poco representativa, la gente no informan correctamente, y los intentos de contactar de nuevo a los participantes de la encuesta a menudo fallan. Sr. Deaton se enfrenta a estos problemas de frente, y él ha enseñado economistas cómo extraer el significado de los datos imperfectos.
Para un economista se centró en cuestiones de gran imagen - problemas de la pobreza mundial - Sr. Deaton permanece notablemente basa en estos detalles más pequeños. A medida que el comité del Nobel lo puso, del Sr. Deaton "trabajo abarca un amplio espectro, desde las implicaciones más profundas de la teoría a los detalles grittiest de medida."
Más que cualquier otro economista que sé, él entiende que para obtener la imagen derecha grande, tienes que conseguir todos los pequeños detalles de la derecha, también.
Esta es una lección que aprendí de primera mano, ya que mis co-autor (y pareja) Betsey Stevenson y yo estábamos desconcertantes sobre algunos datos que parecía mostrar que la gente en algunos países de bajos ingresos, sin embargo, reportaron altos niveles de satisfacción con la vida. Sr. Deaton, que era igual de perplejos, sugirió que profundizar un poco más, al recordar que algunas de las encuestas no eran muestras representativas de toda la población. Efectivamente, varias semanas de excavación a través de los archivos y tamizar a través de los apéndices de libros de códigos antiguos revelaron Sr.Deaton sea correcto, y esas observaciones desconcertantes de ser simplemente el resultado de los encuestadores de topografía única rica (y por lo tanto probablemente más feliz) personas en los países pobres. Estas anomalías estadísticas habían ocultado en parte el fuerte vínculo entre la satisfacción con la vida y los ingresos medios.
Sr. Deaton también ha hecho importantes contribuciones a la macroeconomía, que es el estudio de la economía en su conjunto. Una generación anterior de los macroeconomistas se había centrado en las medidas agregadas, tales como los niveles totales de consumo o ingreso en la economía. Sr. Deaton volvió lugar al comportamiento de los hogares individuales. Él era un líder entre los rechazando la ficción dominante de que el comportamiento de toda la economía podría ser tratado como si fuera el resultado de decisiones tomadas por un solo consumidor representativo.
Esta distinción entre el comportamiento individual y agregado es particularmente importante para el estudio de consumo. Mientras que los macroeconomistas habían satisfecho de que sus teorías podrían explicar la relación entre el nivel total de consumo y el ingreso total de la economía, el Sr. Deaton mostró que esas mismas teorías lucharon para explicar lo que los hogares estaban haciendo.Esto ha dado lugar a un programa de investigación continua grande y productivo tratar de entender los patrones de gasto de los hogares actuales.
En 1992, el Sr. Deaton argumentó que los nuevos avances en las cuestiones económicas difíciles sería probable "cuando las preguntas macroeconómicas se tratan de una forma que utiliza los datos microeconómicos cada vez más abundantes e informativo." Tenía razón, y recientemente disponible "grandes datos" que describe el ahorro individual, de gasto y las decisiones de inversión de miles ya veces millones de personas están alimentando algunos de los trabajos más importantes de la macroeconomía en la actualidad.
Pero quizás el efecto más importante del Sr. Deaton ha sido en el campo de la economía del desarrollo, que se centra en las economías de los países pobres. Se trata de un programa de investigación que nace de una profunda convicción personal. Como recientemente escribió: "Aquellos de nosotros que tuvimos la suerte de nacer en los países adecuados tienen la obligación moral de reducir la pobreza y la mala salud en el mundo."
Hace una generación, la economía del desarrollo fue un campo poblado por "médicos del país" - macroeconomistas dispuestos a hacer visitas a domicilio a cualquier país dispuesto a darles un billete de primera clase, por lo que podían proferir su receta preferida trotamundos, ya sea una política más musculoso industrial, un gran esfuerzo de desarrollo de la infraestructura, el aumento del ahorro nacional o un cambio más rápido a una economía de mercado. Los países varían, pero las recetas rara vez lo hicieron.
Hoy en día, la economía del desarrollo es un campo mucho más interesante y lleno de matices, con los profesionales centrados en la comprensión de la vida de los pobres, y en el descubrimiento de las formas sutiles en que las instituciones económicas inmaduros obstaculizan su desarrollo. En lugar de estudiar unas cuantas docenas de países, los economistas del desarrollo moderno es probable que estudiar minuciosamente los datos que describen la vida económica de miles de familias dentro de cada país. Y gran parte de que los datos provienen de la colaboración de décadas con el Banco Mundial, ya que su trabajo ha inspirado gran parte de su obra reciente en la medición y evaluación de la pobreza. El resultado es una imagen más nítida de la incidencia y las causas de la pobreza global.
Más recientemente, el Sr. Deaton ha vuelto su atención a las medidas de bienestar subjetivo, incluyendo la felicidad. En su 2010 discurso presidencial a la American Economic Association, el Sr. Deaton destacó los problemas en la construcción de medidas coherentes de la pobreza mundial. Medidas de ingresos no ofrecen una visión mucho a menos que puedan ser considerados en términos de diferencias en el poder adquisitivo. Pero es imposible evaluar quién tiene el poder más o menos la compra cuando la gente en diferentes países se enfrentan a diferentes precios y elegir para comprar diferentes mercancías. Ante este problema, el Sr. Deaton hace la sugerencia radical que los economistas sólo hay que preguntar a la gente sobre su bienestar en su lugar.
Muchos de los hallazgos más importantes en el bienestar subjetivo reflejar las nuevas fuentes de datos que el señor Deaton - junto con los psicólogos Ed Diener, Arthur Stone y Daniel Kahneman, un compañero de premio Nobel - han ayudado a crear a través de su papel como altos científicos en Gallup. (Revelación: Yo también sirven como un científico senior de allí.)
El premio para el señor Deaton sigue una extraordinaria carrera por Princeton, cuyo otro reciente ganadores incluyen el teórico juego John Nash; Sr. Kahneman; el teórico de la economía Eric Maskin; el economista Paul Krugman el comercio, que también es columnista del New York Times; y el especialista en macroeconomía Chris Sims. Sr. Krugman se ha movido desde la City University de Nueva York, mientras que el Sr. Maskin ha vuelto a Harvard. Incluso con estas salidas, Princeton está cerca de dibujo, incluso con la Universidad de Chicago, que sigue enumera cinco laureados economía en su facultad.Hay una buena posibilidad de que pueda ocurrir, ya que varios de sus colegas del Sr. Deaton menudo cuentan en ternas Nobel.
Pasé un año encantadora en Princeton como profesor visitante en 2012 y puedo atestiguar que nadie manda un mayor respeto entre sus colegas que el Sr. Deaton. Él es una presencia imponente, un hombre con un intelecto gigante y una extraordinaria amplitud de conocimientos, que tiene todos los economistas a su exigente - de hecho, intimidante - normas.
Más que eso, está motivada por las preguntas que realmente importa, que es intelectualmente implacable, que tiene un enorme integridad y ha dedicado su vida a la comprensión y mejorar la suerte de los pobres. Él es el modelo perfecto para cualquier joven economista.
Las máquinas no traerá consigo el apocalipsis robot económica - pero los humanos codiciosos voluntad, según el físico Stephen Hawking.
En un Reddit Pregúnteme cualquier cosa sesión del jueves, el científico predijo que la desigualdad económica se disparará a medida que más puestos de trabajo se convierten automatizado y los ricos propietarios de las máquinas se niegan a compartir su riqueza rápida proliferan.
Si las máquinas producen todo lo que necesitamos, el resultado dependerá de cómo se distribuyen las cosas. Todo el mundo puede disfrutar de una vida de lujo de ocio si la riqueza máquina producida es compartida, o la mayoría de la gente puede acabar miserablemente pobre si las máquinas propietarios cabildear con éxito contra la redistribución de la riqueza. Hasta ahora, la tendencia parece ser hacia la segunda opción, con la tecnología de conducción creciente desigualdad.
En esencia, los propietarios de máquinas se convertirán en la burguesía de una nueva era, en la que las empresas de su propiedad no proporcionarán puestos de trabajo para los trabajadores humanos reales.
Así las cosas, el abismo entre los súper ricos y el resto está creciendo. Para empezar, el capital - tales como acciones o bienes - devenga valor a un ritmo mucho más rápido que la economía real crece, según el economista francés Thomas Piketty. La riqueza de los ricos se multiplica más rápido que los salarios aumentan, y la clase obrera ni siquiera pueden ponerse al día.
Pero si Hawking tiene razón, el problema no será acerca de ponerse al día. Va a ser una lucha a pulgada, incluso más allá de la línea de salida.
Machines won't bring about the economic robot apocalypse -- but greedy humans will, according to physicist Stephen Hawking.
In aReddit Ask Me Anythingsession on Thursday, the scientist predicted that economic inequality will skyrocket as more jobs become automated and the rich owners of machines refuse to share their fast-proliferating wealth.
If machines produce everything we need, the outcome will depend on how things are distributed. Everyone can enjoy a life of luxurious leisure if the machine-produced wealth is shared, or most people can end up miserably poor if the machine-owners successfully lobby against wealth redistribution. So far, the trend seems to be toward the second option, with technology driving ever-increasing inequality.
Essentially, machine owners will become the bourgeoisie of a new era, in which the corporations they own won't provide jobs to actual human workers.
As it is, the chasm between the super rich and the rest is growing. For starters, capital -- such as stocks or property -- accrues value at a much faster rate than the actual economy grows, according to the French economist Thomas Piketty. The wealth of the rich multiplies faster than wages increase, and the working class can never even catch up.
But if Hawking is right, the problem won't be about catching up. It'll be a struggle to even inch past the starting line.
Las máquinas no traerá consigo el apocalipsis robot económica - pero los humanos codiciosos voluntad, según el físico Stephen Hawking.
En un Reddit Pregúnteme cualquier cosa sesión del jueves, el científico predijo que la desigualdad económica se disparará a medida que más puestos de trabajo se convierten automatizado y los ricos propietarios de las máquinas se niegan a compartir su riqueza rápida proliferan.
KIRSTY WIGGLESWORTH / APStephen Hawking escribió el jueves que si no se comparte la máquina-producido riqueza, la tecnología impulsará "la desigualdad cada vez mayor."
Si las máquinas producen todo lo que necesitamos, el resultado dependerá de cómo se distribuyen las cosas. Todo el mundo puede disfrutar de una vida de lujo de ocio si la riqueza máquina producida es compartida, o la mayoría de la gente puede acabar miserablemente pobre si las máquinas propietarios cabildear con éxito contra la redistribución de la riqueza. Hasta ahora, la tendencia parece ser hacia la segunda opción, con la tecnología de conducción creciente desigualdad.
En esencia, los propietarios de máquinas se convertirán en la burguesía de una nueva era, en la que las empresas de su propiedad no proporcionarán puestos de trabajo para los trabajadores humanos reales.
Así las cosas, el abismo entre los súper ricos y el resto está creciendo. Para empezar, el capital - tales como acciones o bienes - devenga valor a un ritmo mucho más rápido que la economía real crece, según el economista francés Thomas Piketty. La riqueza de los ricos se multiplica más rápido que los salarios aumentan, y la clase obrera ni siquiera pueden ponerse al día.
Pero si Hawking tiene razón, el problema no será acerca de ponerse al día. Va a ser una lucha a pulgada, incluso más allá de la línea de salida.
Esteban Cruz Hidalgo Licenciado en Economía y Máster Universitario en Investigación en Ciencias Sociales y Jurídicas. http://blogs.publico.es/econonuestra/2015/10/21/izquierda-politica-y-nacionalismo/#disqus_thread
¿Qué implicaciones éticas, morales y políticas tiene una identidad concreta para exigir un marco institucional particular que distorsione la igualdad de oportunidades? ¿Hasta qué punto la libertad como capacidad queda limitada por el poder que los demás tienen sobre uno?
La tradición ética que se erige sobre los principios de justicia social y progreso, integra brillantes mentes de diversas disciplinas como el economista Amartya Sen, la filósofa Martha Nussbaum, o el historiador Eric Hobsbawm. Estos autores, pueden enmarcarse dentro de la corriente política del republicanismo, definido como el compromiso de los individuos con unas instituciones de las que conscientemente forman parte, y de las que se sienten responsables para que operen como instrumento de justicia en la sociedad, desmarcándose así del nacionalismo.
Martha Nussbaum advirtió de la distorsión de los objetivos de la izquierda que se denomina nacionalista, que supedita a los individuos a determinadas esencias o cualidades que transcienden a ellos mismos, con las siguientes palabras: “este énfasis en el orgullo patriótico es moralmente peligroso y que, en última instancia, subvierte alguno de los objetivos más dignos que el patriotismo pretende alcanzar: por ejemplo, el de la unidad nacional en la lealtad a los ideales morales de justicia e igualdad”(Los límites del patriotismo. Identidad, pertenencia y “ciudadanía mundial”, 1999).
Si bien, sería injusto e insolente tratar a todos los nacionalismos igual. Se debe ser consciente de las diferentes realidades que habitan en los modernos nacionalismos que proliferan en el seno de naciones desarrolladas, con los que florecen en regiones cuya realidad social hacen de la reivindicación de justicia y la igualdad su razón de ser. Este es el derecho de los pueblos a la libre autodeterminación tal como es reflejado en la Carta Internacional de Derechos Humanos. Esta cara de la identidad cultural en la acción política, como manifestación de la situación de desventaja sufrida por grupos minoritarios que reclaman poder vivir su cultura con los mismos derechos sociales y políticos que el resto, es totalmente diferente de aquella que, a través de un exceso de importancia a unos determinados factores culturales, puede suponer una amenaza para las libertades individuales.
La capacidad de lograr algo, la libertad efectiva de conseguirlo y no solo el tener permiso para ello, es lo que se encuentra en el corazón del enfoque de las capacidades de Amartya Sen, que vincula la calidad de vida y el bienestar con la libertad. Según señala: “el funcionamiento es algo que se logra, mientras que la capacidad es la facultad de lograr. Los funcionamientos están, de alguna manera, más directamente relacionados con las condiciones de vida, puesto que son diferentes aspectos de las mismas. Las capacidades, por el contrario, son una noción referente a la libertad en un sentido positivo: qué oportunidades reales se tienen en relación con la vida que uno podría llevar” (Sobre ética y economía, 1989).
Para explicar la libertad del sujeto de poder vivir de una u otra forma, de alcanzar o decidirse por unos u otros objetivos, hay que considerar todo el repertorio de funcionamientos a su alcance, los cuales dependen en última estancia del marco institucional existente. Se trata pues, de que las personas tengan las oportunidades de elegir la vida que ellos quieren llevar, sin limitarse a la concepción de libertad tan insuficiente de quienes no se preocupan en absoluto de si algunas personas disfrutan de las oportunidades o son sistemáticamente privadas de ellas.
Pero, ¿Cómo pueden los nacionalismos restringir las oportunidades reales de los individuos? Atendiendo al marco institucional vigente, bajo dominio claramente neoliberal, las capacidades de la gran mayoría de la población dependen en buena parte de los servicios públicos a los que pueden acceder, como sanidad, educación, transporte e incluso vivienda. Con la imposición política de una restricción a los presupuestos públicos, la política fiscal queda condicionada a la capacidad de recaudar impuestos o de emitir deuda pública.
Como las personas tienen diferentes circunstancias y situaciones, que inciden en sus capacidades, unas necesitaran mayores recursos que otras para lograr las mismas oportunidades. De no tomar en consideración tales disparidades, hay quienes se verán empujados a tomar decisiones en un cuadro de posibilidades muy restringido, diseñado por las decisiones de otras personas que han tenido un abanico de opciones más amplio. Evidentemente, el horizonte que se abre no es ilimitado, pero sí que se puede hacer mucho por ampliarlo y salvar ciertas circunstancias perniciosas, y la mejor herramienta para ello es el gasto público. Esta forma de proceder es lo que denominamos justicia social, la creación de un marco institucional que atenúe las desiguales condiciones y situaciones en las que los individuos, de manera arbitraria, nos vemos abocados en alguna etapa de nuestras vidas.
Centrándonos en los territorios, existen factores naturales e históricos que afectan a su desarrollo, tales como guerras, recursos, condiciones ambientales, etc. Pese a todo, no hay nada que las instituciones no puedan compensar, mediante las herramientas adecuadas, revirtiendo una dinámica histórica adversa. El progreso no tiene nada de natural, y bien gestionado, tiende a la integración de la humanidad mediante un proceso de convergencia que, no sin obstáculos o resistencias, tiende a equiparar las condiciones de vida y oportunidades, tanto de clase como territoriales. Tal dinámica lleva a la alteración de las relaciones de poder, alertando a quienes ven peligrar su posición dominante y desencadenando reacciones por su parte. Tal proceder es algo que, de una forma u otra, ha caracterizado la evolución de la civilización.
En el caso que nos ocupa, un proceso de convergencia regional modificaría la situación de ciertos grupos de poder. Modificaría su posición frente a la negociación y localización de todo tipo de inversiones, tanto privadas como públicas, así como el manejo de otras tareas relacionadas con los asuntos públicos. Una distribución más beneficiosa del presupuesto total significaría un mayor espacio fiscal para gastar, blindándose mediante la reafirmación de los valores nacionales, y promoviendo artificios de diferenciación con respecto al resto de la sociedad, fundamentalmente históricos, que ocupan un lugar importante en todos los sistemas conocidos de educación pública. Hobsbawm denunció tales maniobras apuntando que la historia es: “la materia prima que se transforma en propaganda y mitología […] Las cosechas que cultivamos en nuestros campos pueden acabar convertidas en alguna versión del opio del pueblo” (Sobre la historia, 1998). A su vez, la convergencia con el resto de regiones sería obstaculizada, pues no se estaría distribuyendo el presupuesto en función de criterios de justicia social, sino por la jerarquía de una determinada identidad, quedando las oportunidades que se den en el resto de territorios, sometidas a sus relaciones.
La consecuencia inevitable del desarrollo desigual sería una balanza comercial positiva de la región desarrollada, por su dedicación a actividades de mayor valor añadido, a consecuencia del resto. En cuanto el mecanismo de encaje de tal superávit comercial dentro de los balances, que son las transferencias interregionales, no obedezca a criterios contables, la propia producción de la región más desarrollada se verá afectada, pues no el resto de regiones no tendrán los recursos para absorber sus excesos de capacidad productiva, aumentando el desempleo interior y disminuyendo la riqueza total.
En fin, aún por mucho que sean interiorizadas como suyas por las masas las estrategias nacionalistas, éstas no sirven más que para mantener una posición de poder respecto a otros, en perjuicio del bienestar del conjunto. La izquierda no puede arroparse con propaganda nacionalista y abandonar el discurso de la igualdad de oportunidades, aceptando una natural disparidad de capacidades, cayendo en el fragoroso debate de los sentimientos y las identidades. La bandera de los progresistas no debe ser otra que la justicia social, que represente a todas y a todos aún seamos muy diferentes, independientemente de cómo nos sintamos. Una sociedad plural no necesita fronteras, sino integración y convivencia en un marco institucional común que nos permita desarrollar nuestras capacidades, sin resquebrajar la libertad individual, que se ve afectada en cuanto las decisiones se toman en función de determinados aspectos que transcienden a las personas. ¿O es que pretendemos cambiar jerarquías de clase por identitarias? Los progresistas deben dar un paso al frente y romper con este sinsentido.
"Para conflictos como el catalán no hay solución, sólo apaños"
André Lecours, politólogo en la Universidad de Otawa; investiga los independentismos Tengo 43 años: crecí en Quebec y he investigado los independentismos democráticos: escocés, catalán, vasco y flamenco. No hay soluciones para los conflictos independentistas, sólo formas de gestionarlos que generen la menor frustración posible. Colaboro con Federalistes d'Esquerres
Por qué algunos problemas económicos como el crecimiento del PIB, el déficit o la deuda pública atraen la atención de las autoridades y otros problemas de igual o mayor importancia para la gente, como la salud, la educación, las condiciones de vida, la pobreza, la desnutrición infantil o la desigualdad, permanecen olvidados o relegados en las prioridades de nuestros gobiernos?
Esta cuestión tiene un interés indudable. A lo largo de esta crisis nuestros gobiernos han priorizado la reducción del déficit, los rescates financieros y el pago de los intereses de la deuda. Y han descuidado el deterioro de las condiciones de vida que la crisis y las políticas de austeridad han traído para una buena parte de la sociedad.
Por cierto, en estas circunstancias, no debería sorprender la aparición de movimientos anticapitalistas y antisistema. Los defensores de la libre empresa deberían recordar que el núcleo moral que legitima al capitalismo es su capacidad para mejorar las condiciones de vida y ofrecer oportunidades de mejora a todos, especialmente a aquellos que más lo necesitan. Si el sistema falla en esta función, lo lógico es la aparición de estos movimientos. Pero no acusen a los anticapitalistas, acusen a aquellos que dan prioridad a los intereses de los financieros y las grandes corporaciones antes que a los de la sociedad.
Por lo tanto, ¿cómo explicar que los gobiernos den prioridad a ciertos problemas y olviden otros?
De mis lecturas de estudiante de Economía, recuerdo un trabajo del economista Albert O. Hirschman en el que sostenía que uno de los factores que explican por qué las autoridades escogen ciertos problemas y olvidan otros es la capacidad de los economistas para medir esos problemas. Si un problema puede ser medido, se puede ejercer presión para resolverlo. A la inflación o al crecimiento se les presta más atención porque los economistas saben medirlos casi diariamente. Por el contrario, con la salud, la pobreza o la desigualdad no ocurre lo mismo.
Me he acordado de este ensayo cuando la semana pasada se dio a conocer el premio Nobel de Economía de este año, el escocés de origen y profesor de la Universidad de Princeton Angus Deaton.
Para lo que aquí me interesa, creo que el sentido profundo de su trabajo y su relevancia para los problemas de nuestro tiempo se podría sintetizar en dos rasgos:
Primero. Su trabajo relacionado con la elaboración y utilización de estudios ad hoc sobre condiciones de vida de la gente en países con estadísticas poco fiables. Esto es algo que muchos economistas habían considerado un imposible. Pero él demostró que el desarrollo de la informática y la posibilidad de obtener datos directamente de las familias, más que del PIB, unido al desarrollo de enfoques teóricos y métodos estadísticos innovadores, permite evaluar las condiciones de vida, la pobreza y otras muchas cosas, como las causas de la desnutrición, la privación de bienes básicos, la asignación de los bienes dentro de las familias o la longevidad. Con esta información ha podido evaluar el efecto de las políticas públicas sobre los hogares, algo que no es posible manejando sólo datos del PIB agregado (The analysis of household surveys: A microeconomic approach to development policy, 1997).
Segundo. Angus Deaton también ha practicado lo que acostumbran a hacer los grandes economistas desde el propio Adam Smith: dar su visión sobre las causas de la riqueza y la salud de las naciones. Su libro The great escape: Health, wealth and the origins of inequality, escrito en el 2013, es una magnífica pintura mundial sobre la evolución del bienestar y su despegue en las últimas décadas. Su visión es optimista, en la medida en que afirma que la vida es ahora mejor que en cualquier otro momento de la historia. Pero eso no le impide reconocer los riesgos que trae la creciente desigualdad en el interior de los países.
En este sentido, es bien conocido que países con igual riqueza pero desigualmente distribuida tienen resultados muy diferentes en términos de salud, condiciones de vida y longevidad. Para Deaton no hay nada tan desigual como el hecho de que algunas personas tengan acceso a una buena salud y vivan hasta edades avanzadas mientras otros sufren privaciones, malnutrición, enfermedades y falta de oportunidades. Algo que ocurre no sólo en los países pobres, sino también, de forma creciente, en países como el nuestro. De aquí su preocupación por lo que está ocurriendo en los países desarrollados occidentales con la desigualdad y la pobreza.
Para mí, el escocés Angus Deaton es un magnífico ejemplo de para qué sirven los economistas: medir con cuidado, al menos con el mismo cuidado que el PIB, las condiciones de vida de las personas. Utilizada de esta forma, la economía es un instrumento muy útil para analizar y mejorar el mundo.
Antón Costas, catedrático de Economía de la Universitat de Barcelona. http://www.caffereggio.net/2015/10/21/para-que-sirven-los-economistas-de-costas-anton-en-la-vanguaradia/
Angus Deaton" La esperanza de vida ha crecido en las últimas décadas 1 minuto por cada 4 minutos que pasan". Es decir, que cada día del año, la esperanza de vida crece 6 horas .JFV indica a sus estudiantes que durante los 80 minutos de su clase, la esperanza de vida crecerá 20 minutos, con lo cual solo pierden 60 minutos teniéndole que escuchar.
El co-fundador de Greenpeace, Patrick Moore, explica en este vídeo que abandonó la organización ecologista cuando empezó a sentirse incómodo con las decisiones tomadas en temas sobre toxicología, química y salud sin tener en cuenta a la ciencia .https://www.youtube.com/watch?v=nzeM6sJp6Ac
Los enloquecidos independentistas deberían saber que federalismo es unión
En la disparatada vida política catalana, a quienes no somos partidarios de la independencia de Cataluña sino de la unidad de España, se nos llama, despectivamente, “unionistas”. ¿Por qué esta palabra se pronuncia con desprecio si, efectivamente, es lo que somos? ¿Alguien puede ofenderse? No lo entiendo.
En general, a lo largo de la historia, el término unionista ha tenido connotaciones positivas. En la guerra civil norteamericana, los estados esclavistas del sur sostenían que los Estados Unidos eran una confederación, la Constitución un simple tratado y, por tanto, cada Estado miembro seguía siendo soberano y tenía derecho, mediante la rescisión del tratado, a declararse independiente. Frente a ellos, los estados del norte, partidarios de la Unión, con Lincoln al frente, se declaraban unionistas porque consideraban que la Constitución era la garantía de la unidad y para todos era mejor seguir unidos. Incluso tras la guerra civil, en 1868, la sentencia del Tribunal Supremo White versus Texas, sostuvo que los Estados Unidos eran “una unión indestructible de Estados indestructibles”, todavía en la actualidad doctrina oficial, recordada hace poco por el presidente Obama.
Pero no solo en EE UU esto es así, en Europa sucede otro tanto, también el término unión figura en su propio nombre: Unión Europea. En la ya larga vida de la UE —antes Comunidad Económica o, simplemente, Comunidad— las posiciones europeístas han considerado la unión como un valor máximo, un medio para conseguir la paz, la prosperidad económica, la protección de los derechos y la igualdad social. Los grandes europeístas han sido siempre unionistas, unionistas de Europa, y ninguno ha sido partidario de fracturar su propio Estado, separar una parte del todo. Es más, los grandes europeístas —Monnet, Adenauer, Spinelli, Delors— han sido federalistas, federalistas europeos, partidarios de aumentar los poderes de Bruselas y disminuir los poderes estatales. Porque no sé si lo saben los enloquecidos independentistas catalanes: federalismo es unión, no separación
Además, ninguno de estos unionistas ha sido nacionalista sino todo lo contrario. Hoy mismo, los antieuropeístas son nacionalistas: Le Pen, padre e hija, la extrema derecha de Flandes, Alemania o Gran Bretaña. Los movimientos fascistoides en Europa tienen en común tres características esenciales: nacionalismo, antieuropeísmo y xenofobia, antiinmigración. En el extranjero, muchos contemplan al nacionalismo catalán con estos mismos parámetros: una parte rica de España quiere separarse del resto por insolidarios motivos económicos. Como la Liga Norte en Italia. El “España nos roba”, como es natural, tiene consecuencias.
Por tanto, nosotros, los unionistas, estamos orgullosos de serlo. Vamos sin complejos en la dirección del progreso, de la libertad y la igualdad, de la Europa unida. Con el viento de la historia.
Per Xavier Roig: "Vist els risc excessiu que suposava l’allargament de l’ofensiva sobre un personatge tan conegut internacionalment com Serrat es va produir la intervenció dràstica que eliminava la notícia de les declaracions dels diaris electrònics nacionalistes, tots subvencionats clar." http://www.cronicaglobal.com/es/notices/2015/10/canya-a-serrat-canya-al-dissident-26921.php
"En Dinamarca, no hay salario mínimo interprofesional, la indemnización por despido es prácticamente inexistente (un máximo de seis mensualidades de salario para quienes lleven más de quince años en la empresa), el empresario no paga nada en concepto de cotizaciones sociales y la negociación colectiva lleva casi 30 años descentralizándose para acercarla al nivel de la empresa en la mayoría de asuntos relevantes (como salario u horas de trabajo). De hecho, el 25% de los trabajadores daneses ni siquiera están cubiertos por un convenio colectivo en el sector privado, negociando de tú a tú con el empresario. En suma: Dinamarca disfruta de pleno empleo merced a un mercado de trabajo altamente liberalizado".
Dinamarca es en muchos sentidos un país envidiable: su renta per cápita es un 30% superior a la española, goza de pleno empleo, la percepción social de la corrupción es la más baja del planeta y sus ciudadanos figuran en casi todos rankings entre los más felices del mundo. Acaso por todo ello, se haya convertido en el espejo en el que todos los partidos españoles quieren mirarse. Incluso en EEUU, el candidato demócrata Bernie Sanders ha exhortado a copiar el modelo danés. Ahora bien, mucho me temo que existe una percepción errónea bastante generalizada sobre cuál es el modelo danés: la mayoría de personas opta por centrarse en las partes del sistema aparentemente atractivas (cuánto recibo del Estado) olvidándose de los costes asociados que posibilitan las primeras. Baste echarle una ojeada a tres importantes aspectos del marco institucional de Dinamarca: su mercado laboral, su sistema tributario y su sistema de pensiones.
Comencemos por el mercado de trabajo: en Dinamarca, no hay salario mínimo interprofesional, la indemnización por despido es prácticamente inexistente (un máximo de seis mensualidades de salario para quienes lleven más de quince años en la empresa), el empresario no paga nada en concepto de cotizaciones sociales y la negociación colectiva lleva casi 30 años descentralizándose para acercarla al nivel de la empresa en la mayoría de asuntos relevantes (como salario u horas de trabajo). De hecho, el 25% de los trabajadores daneses ni siquiera están cubiertos por un convenio colectivo en el sector privado, negociando de tú a tú con el empresario. En suma: Dinamarca disfruta de pleno empleo merced a un mercado de trabajo altamente liberalizado
Con respecto a los impuestos, Dinamarca se caracteriza por una fiscalidad sobre el consumo tremendamente agresiva. Sólo hay un tipo único de IVA al 25%; el impuesto a la electricidad representa alrededor del 60% del precio final del kWh, casi el triple que en España; y la lista de impuestos especiales es interminable: sobre productos petrolíferos, el carbón, el gas natural, la emisión de CO2, de dióxido de azufre y de dióxido de nitrógeno, los platos, vasos y cubertería de plástico, las baterías, el agua, el despilfarro de agua, los neumáticos, las bolsas de plástico, los automóviles, el alcohol, el café, el té, el helado, el azúcar, el tabaco, el papel de liar, el juego, las nueces y almendras, los seguros, etc.
Y, a su vez, la fiscalidad sobre las rentas del trabajo tampoco se queda corta. Trasladando su escala de IRPF al caso español, entre 3.000 y 19.000 euros pagaríamos el 37,5% (frente al 19% o 24% ahora mismo), entre 19.000 y 23.000 euros, el 43,5% (frente el 30%, ahora mismo), y a partir de 23.000 euros, el 59%. Eso sí, el Impuesto de Sociedades exhibe un tipo nominal del 22% (frente al 25%-30% español) que, una vez consideradas el resto de deducciones empresariales, se reduce hasta el 7,5% (frente al 20% español).
Por último, el sistema de pensiones danés se basa en una pequeña pensión pública complementada por una pensión privada. La pensión pública básica asciende a un máximo del 17% del salario medio (unos 4.000 euros anuales en España) y sólo puede accederse a ella a los 67 años y tras haber cotizado 40. El resto de la pensión danesa procede de fondos privados (el ATP, de contribución obligatoria, y otros voluntarios). Sólo aquellas personas con insuficiente pensión privada ven complementada la pública básica con una suma que en España equivaldría a un máximo de 5.000 euros anuales adicionales (de modo que la pensión pública máxima ascienda al equivalente a 9.000 euros españoles).
Todo esto también es Dinamarca, pero seguro que casi nunca se lo han contado así. Nuestros partidos pretenden importar aquellos aspectos más vendibles entre los españoles, ocultando todos aquellos otros con peor prensa pero que resultan esenciales para que el Estado mastodóntico danés no se desplome. Si PP, PSOE, Ciudadanos y Podemos quieren ser como Dinamarca, lo primero que deberían hacer es contarnos cómo es Dinamarca realmente. En caso contrario, sólo nos estarán mintiendo para cazar nuestro voto y para justificar sectariamente crecimientos hiperbólicos del intervencionismo estatal.
De no construirse el Corredor Mediterráneo, el PIB de la Unión Europea será un 1,8 % más bajo, con una reducción de 294.000 millones de euros
17/10/2015 -
Invito al lector a observar un mapa de Europa, por ejemplo, de su crecimiento de población. Entre sus áreas más jóvenes, con más futuro, y con más actividad humana y económica destaca una: la franja de litoral español de Algeciras a los Pirineos, que se continua, como si la frontera con Francia no existiera, por aquel país y enlaza con el norte de Italia y otras zonas dinámicas. Este es el mapa al que los servicios y las infraestructuras europeas deberían servir. Este debería ser el mapa base sobre el que las administraciones públicas deberían planificar sus infraestructuras de comunicación, transporte y logística más dinámicas. En nuestro territorio, la demanda de una vías que unieran las comarcas exportadoras con el corazón de Europa se remonta al siglo pasado.
En los años veinte y treinta del siglo XX, entidades como la Federación de Exportadores de Naranjas ya diseñaron rutas de transporte por ferrocarril que debían servir para permitir la salida de sus productos. El corredor mediterráneo moderno se estaba prefigurando. Y podríamos encontrar más ejemplos en nuestra historia. En 1957, en concreto un 12 de octubre, la prensa valenciana ya recogía la necesidad de desarrollar las comunicaciones Valencia-Barcelona-frontera francesa por ser una de las zonas de mayor desarrollo económico en España, concentrar una buena porción de su dinamismo económico y demográfico y ser la ruta de conexión con Europa.
EL CORREDOR DEBE SER ENTENDIDO A ESCALA EUROPEA O NO SEREMOS CAPACES DE CAPTAR TODA SU TRANSCENDENCIA
Pese a todos estos pronunciamientos, hoy, en 2015,todavía no tenemos un Corredor Mediterráneo en condiciones, ni para los viajeros ni, peor todavía, para las mercancías. Pero no es un problema únicamente valenciano, ni siquiera español. Estamos ante una infraestructura (y tanto en cuanto no está construida, un problema también) de dimensión europea. El Corredor Mediterráneo debe ser entendido a esta escala, si no, no seremos capaces de captar toda su transcendencia. El nuestro es uno de los nueve corredores estructurantes que Europa ha definido como parte de su Red Transeuropea de Transporte. Es una ventaja comparativa con otros territorios que no podemos despreciar.
El Corredor Mediterráneo europeo (desde Algeciras a la frontera este de Europa) es una infraestructura que sirve a 90 millones de personas, lo que representa el 18 % de la población de la UE 28 y a un 17 % de su PIB, con un mercado actual de 150 millones de toneladas de mercancías que podría llegar a 267 millones en 2030. Debemos aprovechar este amplio territorio para impulsar nuestra economía.
Pero para ello, necesitamos un corredor mediterráneo de dimensión europea, tal y como se entiende en Europa, tal y como Europa nos va a exigir, porque no será un proyecto sólo “nuestro”, será un proyecto también “suyo”, si podemos hablar así. Algunas voces señalan que la inversión necesaria es alta, que es cara su construcción. Más caro nos resultaría no construirlo.
Según datos de un informe alemán que ha valorado el coste de la no implantación de los nueve corredores transeuropeos (uno de los cuales es el mediterráneo), de no hacerse, el PIB de la Unión Europea sería un 1,8 % más bajo, con una reducción de 294.000 millones de euros.
Debo recordar que este mismo estudio señala que por cada euro invertido en los corredores transeuropeos se generarían 6 euros de PIB adicional en 2030 y por cada 1.000 millones de euros invertidos, casi 20.000 puestos de trabajo. El Corredor Mediterráneo es una inversión importante, sin duda, pero más cara sería su no construcción.
Así pues, debemos trabajar todos por un Corredor Mediterráneo multimodal (que contemple también la carretera asociada al ferrocarril y los puertos y aeropuertos) y con los estándares que la UE exige para una operación de esta envergadura. El tercer hilo es una solución provisional, limitada a un cambio de ancho de vía y que ya debería estar en servicio como fase intermedia hacia un corredor más ambicioso.
Sin embargo, los plazos que hoy tenemos hablan de que en el mejor de los casos, no será hasta 2018 cuando esté acabada esta obra que ha perdido su sentido, justamente por su dilatada construcción y su acumulación de tráficos en una misma vía. El Ministerio de Fomento es el máximo responsable de que esto se así.
¿ES UNA ADAPTACIÓN PROVISIONAL TODO LO QUE PODEMOS OFRECER A LOS EMPRESARIOS Y A SU ACTIVIDAD ECONÓMICA?
Hace poco, los exportadores hortofrutícolas de Almería, Murcia y Alicante anunciaron que, de contar con las infraestructuras oportunas, podrían poner en marcha casi 5.000 trenes anuales con destino a Europa cargados de sus productos. ¿Puede el tercer hilo soportar este tráfico? ¿Deben soportar nuestros pueblos el tránsito de este flujo por su interior? ¿Es esta adaptación provisional todo lo que podemos ofrecer a los empresarios y a su actividad económica? ¿Deben las cercanías sufrir la saturación de nuestra red arterial ferroviaria?
Deberíamos ser capaces de unir voluntades, esfuerzos y capacidades para hacer del corredor mediterráneo nuestro segundo gran acuerdo social tras la financiación. Igual que se ha trabajado con generosidad y amplitud de miras por un gran acuerdo social y político por este tema, el Corredor Mediterráneo podría erigirse en el siguiente estandarte de consenso y unidad de acción entre los valencianos.
Y no sólo entre ellos: otras comunidades españolas estarían, estoy seguro, deseosas de participar en un foro similar a escala española, Catalunya, Murcia, Andalucía, Aragón. Y no nos olvidemos de la sociedad civil valenciana, que deberían ser parte fundamental de este gran acuerdo necesario.
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Josep Vicent Boira es secretario autonómico de Vivienda, Obras Públicas y Vertebración del Territorio de la Generalitat valenciana