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¿qiueres ser feliz?.. se agradecido...David Steindl-Rast Monje

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La Única Cosa Que Todos Los Seres Humanos TENEMOS en Común Es Que Cada Uno de Nosotros Quiere ser feliz, dados EL Hermano David Steindl-Rast, ONU monje y erudito interreligioso. Y la felicidad, sugiere, nace de la gratitud. Una Lección inspiradora para Detenerse, Mirar A Dónde Se Va y, Sobre Todo, agradecidos SER.

https://www.ted.com/talks/david_steindl_rast_want_to_be_happy_be_grateful?language=es&utm_source=facebook.com&utm_medium=social&utm_campaign=tedspread



¿Qué es la Economía del Bien Común?

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¿Qué es la Economía del Bien Común?


El modelo de la economía del bien común desarrollado por Christian Felber es eminentemente práctico. Las empresas en vez de regirse únicamente por su balance económico, lo hacen por criterios de utilidad social. Tan importante es que produzcan beneficios, como que respeten el medioambiente, remuneren igual a hombres y mujeres, no exploten a sus trabajadores, creen empleo…
El instrumento, para las empresas, es el balance del bien común, en el que se evalúan todos esos factores. Lo mismo con los países: el indicador del producto interior bruto (PIB) es sustituido por el producto del bien común, un indicador que mide la calidad de la democracia, la política medioambiental, el justo reparto de los beneficios generados, la igualdad, entre otros factores.
El PIB, no indica si un país está en guerra, si hay explotación infantil, corrupción, o si lo que se está produciendo contamina o destruye la naturaleza. De hecho el PIB no cuenta la riqueza de un país, solo los bienes nuevos que se producen y que se venden, ni siquiera se tiene en cuenta los inventarios de periodos anteriores.

El dinero, el capital, el beneficio pasan a ser un medio no un objetivo en sí mismos. El dinero por tanto sirve para producir, no para especular. Dice C. Felber “Si el fin de la empresa fuera el bien común, no corrompería la democracia.

¿Qué papel tendrán los gobiernos?


No sería la primera vez que la sociedad va por delante de las leyes, creemos que éste es el caso. Por ahora, sólo apelamos a la responsabilidad individual, y colectiva.

Cuando los ciudadanos como  consumidores, se rijan por los criterios del BC y demanden que las empresas cumplan con los parámetros de un buen Balance del Bien Común, será necesario que los gobiernos empiecen a legislar en consonancia. Igual pasará con la democracia participativa. Es imposible un modelo de Bien Común si no se promueve una verdadera participación en las decisiones importantes del país.

Los gobiernos deberían ser dinamizadores del cambio, pero en este caso, seremos los ciudadanos los que consigamos hacer por fin un gobierno real y participativo.

¿Cómo va a cambiar el EBC a la sociedad?


Las sociedades se basan en principios éticos. La EBC es un modelo de economía alternativa que buscan una economía real y cuyas actividades produzcan un impacto social o medioambiental positivo. El modelo económico actual, promueve la competitividad en los mercados y mide los resultados sólo en función de los beneficios financieros, no en función de lo que se aporta al bien común. Las personas no necesitamos dinero para vivir, necesitamos utilidades.

En un sistema de libre mercado todas las empresas deben trabajar en igualdad de condiciones. No es justo que aquellas que tienen un comportamiento más ético, más respetuoso con el medio ambiente, etc. sean penalizadas con un precio de sus productos más elevado. Debemos conseguir que aquellas empresas alineadas con los valores de nuestra sociedad, obtengan, a cambio, el beneficio de poder ofrecer al consumidor mejores precios.

Seguramente no es suficiente, pero no es para controlar las grandes corporaciones, se pretende  incentivar con menos aranceles, con menos IVA, etc.  a quienes se comporten éticamente. No es penalizar o castigar el mal comportamiento. Es apoyar, incentivar y promover el buen comportamiento.

Nosotros creemos en el refuerzo positivo para cambiar la sociedad y no en la punidad o el castigo per se.

¿Qué es el Balance del Bien Común?


A muchas empresas les importa saber por qué están haciendo lo que están haciendo y formar parte de un sistema que tenga sentido, no de un sistema que vaya en contra de nuestra ética. Se sienten pioneros de una economía al servicio del ser humano. El balance del bien común es para ellos un instrumento de desarrollo organizativo: la evaluación ética de lo que están haciendo les lleva a una metamorfosis. En la plataforma en la que operan, las empresas se prestan ayuda entre sí, incluida la financiera.Atraen a mano de obra ética y a clientes éticos.
El Balance del Bien Común es un instrumento de valoración objetiva de los criterios de adecuación al Bien Común es un “continuum” y no un certificado puntual.  Su aplicación implica la mejora integral en los procesos que prioriza la puesta en práctica de los Valores (Dignidad, Solidaridad, Cooperación, Sostenibilidad, Democracia, Igualdad) en la empresa.

Las empresas y productos llevarían un etiquetado con una puntuación (al igual que las estrellas miden los servicios esperados en un hotel o los electrodomésticos son señalados por su consumo). De esta forma se espera que el consumidor no sólo elija por precio, expectativas con respecto a la calidad o prestigio de la marca, sino que tome su decisión de compra en base a unos  criterios de Bien Común públicos y contrastados.

¿Qué ganan las empresas con ello?


A muchas empresas les importa saber por qué están haciendo lo que están haciendo y formar parte de un sistema que tenga sentido, no de un sistema que vaya en contra de nuestra ética. Se sienten pioneros de una economía al servicio del ser humano.
El balance del bien común es para ellos un instrumento de desarrollo organizativo: la evaluación ética de lo que están haciendo les lleva a una metamorfosis. En la plataforma en la que operan, las empresas se prestan ayuda entre sí, incluida la financiera. Atraen a mano de obra ética y a clientes éticos”

¿Cuáles serían las medidas que se tomarían en una transición hacia una Economía de Bien Común?


1.     Limitación de las desigualdades.  Empezando por las desigualdades salariales.Las empresas ha pasado de una relación de 24 a 1, en 1965, a una de 325 a 1, en 2011. Propuesta: Consenso sistémico en cada región para decidir si los sueldos no deben superar el ratio 1:10, 1:20 ; 1:30 veces el salario mínimo.
C Felber : “La limitación de la desigualdad podría ser una de las primeras medidas, ya se está haciendo en Suiza. Cuando por primera vez demandé esto, en 2006, y, por supuesto, no he sido el primero en hacerlo, me tachaban de comunista por proponer una limitación de la desigualdad. Yo me considero liberal. Para salvaguardar las libertades hay que poner límites, por motivos liberales. Pero la única libertad que no limitamos es la de la propiedad. Este año, el fundador del Foro Económico Mundial, Klaus Schwab, propuso en Davos la limitación de la renta en el factor 20, es decir, que los salarios más altos no sean veinte veces superiores al salario mínimo. Pero los medios de comunicación lo acallaron. En noviembre se va a hacer un referéndum en Suiza sobre la implementación del factor doce en las empresas”
2.             Democracia Directa: Los ciudadanos son consultados más a menudo, intervienen en los anteproyectos de ley, por ejemplo, gracias a las posibilidades que brindan las tecnologías digitales. Todo es posible con otro tipo de democracia que combine democracia directa, democracia participativa y democracia económica. Los partidos están demasiado lejos del pueblo soberano. La cultura de la democracia directa está empezando, porque la gente se da cuenta de que los supuestos representantes no nos representan. Para mí la solución es democracia directa, referéndums, asambleas democráticas para ciertos temas como el sistema económico, monetario, los medios de comunicación… Nuevo sistema democrático de la economía. Empezamos desde los municipios del bien común, que organizan los procesos de participación ciudadana.
a.             El primero es el desarrollo del índice de calidad de vida municipal, para saber cuál es la meta.
b.             El segundo, las asambleas económicas democráticas, donde la ciudadanía define el orden económico, según sus preferencias, necesidades y valores. La economía del bien común no es un modelo perfecto y acabado. Las cuestiones clave deben ser debatidas por los ciudadanos.

3.             Sistema financiero: Imagínese unaalternativa a los sistemas actuales Capitalismo/Comunismo, que ya se han demostrado que en sí mismos no son perfectos. Una cita de Max Frisch lo expresa muy bien:  El problema del capitalismo es que el ser humano explota al ser humano. Y en el comunismo es exactamente al revés. Se pretende el cambio de bancos sistémicos a bancos democráticos (Ley Stegall Glass). Hoy por hoy los bancos son demasiado grandes y peligrosamente  interconectados, ése es el motivo por el que se les rescata. Ofrecer a los bancos la alternativa de orientarse al bien común, convirtiéndose en entidades sin ánimo de lucro, como eran al principio las cajas de ahorros, para que pudieran gozar de ventajas ante el Estado. Si optan por ser entidades con ánimo de lucro, se les retiran los apoyos del Estado, como, por ejemplo, el apoyo del banco europeo. C Felber “El Estado no contrataría con ellos, ni garantiza los ahorros depositados en ellos. Y si van a la bancarrota, el Estado no tiene por qué salvarlos. A largo plazo, la idea es que todos los bancos estén orientados al bien común, igual que los colegios, los institutos, las universidades”

4.             Frente a la competencia se propone la cooperación: Frente a la desconfianza, la necesidad de control y el miedo, generosidad, altruismo y solidaridad.

¿En qué punto se centra vuestra crítica en el sistema actual?

En primer lugar, no hay una crítica al sistema actual.  Nos centramos en la observación de la realidad y constatamos fenómenos de desigualdad, pobreza, e injusticia. Recogemos dichos fenómenos y nos formamos una imagen de la realidad (nuestra propia imagen) y concluimos que dicha imagen es fruto de unos valores o de unos principios que posponen las necesidades humanas a un segundo o tercer término. Nuestra pregunta central es ¿puede el hombre crear un modelo económico y social  a medida del hombre?¿Puede existir algún camino que coloque al hombre al mismo nivel de importancia que los beneficios económicos o las reglas del mercado?

Todos nuestras propuestas se orientan a contestar a esta pregunta central. Y desde luego, nuestra vocación es co-crear esa nueva realidad que responda a estas necesidades humanas.


Estamos en transición a un nuevo modelo socioeconómico enfocado en la economía de mercado, evolucionando del capitalismo y del comunismo tradicionales hacia unos modelos más colaborativos basados  en los valores éticos, en la dignidad, la equidad, la justicia , la verdadera democracia participativa.....

'Sentirse víctima es un estado de ánimo muy tóxico. Hay que dar un puñetazo en la mesa'

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'Sentirse víctima es un estado de ánimo muy tóxico. Hay que dar un puñetazo en la mesa'

Hay algo chocante al observar al doctor Mario Alonso Puig. Con su traje impecable. Su corbata. Su cara de niño aplicado. No le pega esa indumentaria cuando en sus charlas se pone a hablar de los inadaptados, de los rebeldes, de los que no van con la corriente. Los asistentes se fijan en él y, no, no es un hippy trasnochado, predica el esfuerzo, el Podemos, en realidad, pero el "podemos" empezar a mirarnos a nosotros mismos, individualmente, y ver de lo que somos capaces. Él es un ejemplo. Nunca dejó de formarse. Cirujano, llegó a trabajar en Harvard, pero también se instruyó en comunicación y divulgación. Es miembro de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia y, en su nueva faceta, profesor visitante de las más prestigiosas escuelas de negocio.
No es raro que, cada vez que se le escuche en los congresos de El Ser Creativo, los asistentes salgan con ganas de comerse el mundo. Pasó también en el ruedo de Las Ventas, en la South Summit de Spain StartUp, donde los mejores emprendedores de España salieron con las baterías más que cargadas. Otra cuestión es lo que dure ese sentimiento en un país en el que el pesimismo goza de buena salud. Para mantener ese cambio de mentalidad que necesitamos, más allá de verle en directo, están sus libros. El último de ellos, El Cociente Agallas, premio Espasa de Ensayo, incide en el mensaje principal de este, también, divulgador científico: «Si cambia tu mente, cambia tu vida... Reinventarse, tu Segunda Oportunidad», de 2010, va ya por la vigésima edición. Desde entonces, ese verbo se ha convertido en mantra de la nueva economía. La élite del país, sin embargo, está a la espera de reinventarse. O de que la reinventen otros. Pero Mario Alonso Puig no quiere hablar nunca de política. Puede tener razón. Puede que sea la excusa para que no intentemos cambiar de manera individual.
No es un iluso, no ignora las dificultades. Habla de sentirse confundido, de tener la sensación de que todo es demasiado duro, de que se ha llegado a un precipicio, pero también explica que en esos momentos, cuando nos sentimos sin esperanza, podemos tener las herramientas dentro de nosotros sin saberlo. Que cuando necesitamos esas agallas, descubrimos de lo que somos capaces. Y suele decir que lo contrario al coraje, al valor, no es la cobardía; es el conformismo.

¿He captado bien su mensaje si concluyo que podemos cambiar nuestra realidad con el estado de ánimo adecuado?
Lo que pretendo es que seamos más conscientes de que el estado de ánimo de un grupo, de una sociedad, afecta a los resultados que se obtienen, al nivel de eficiencia, pero también a la salud física y mental. El segundo mensaje es que, pese a las circunstancias más difíciles, a los eventos más desagradables, el estado de ánimo puede hacer mucho para gestionarlos mejor. Dedicarnos a buscar en las cosas que no nos gustan, en las circunstancias incómodas, ponernos la excusa de ser siempre víctimas, eso es lo que hace que una persona pierda todo su poder como tal, que sus recursos internos, su creatividad, su energía y su salud queden atrapados. Porque ser conscientes de nuestro ánimo tiene consecuencias no sólo en cómo funcionan nuestros procesos mentales, también físicamente, en nuestro cuerpo.
Lo dice en un país que es de los que menos confía en que el futuro depende de nosotros mismos. Es difícil cambiar ese estado de ánimo colectivo y, por otra parte, puede ser casi la única manera de que salgamos en condiciones de esto.
Tenemos enormes capacidades y lo hemos demostrado a lo largo de la Historia. Esa falta de confianza en nosotros mismos es absurda, es como si arrastráramos un sentimiento de inferioridad que para nada está justificado. Si creemos que no podemos, no conseguiremos llevar las cosas a cabo. En estos momentos de ambigüedad e incertidumbre es cuando tenemos que ser mucho más conscientes de que tenemos un potencial extraordinario, que no es ninguna utopía. Pero no puede aflorar si estamos fijándonos en las excusas y en las justificaciones para no hacer nada.
Cita a Ramón y Cajal, pero ¿no es tener que irse muy lejos?
No creo que falten modelos en los que fijarnos, pero no dedicamos tiempo suficiente a buscarlos. Además, me da igual que sean del siglo XIX o en el siglo III después de Cristo. Lo que me importa es saber que hay personas que, viviendo una serie de valores, han marcado diferencias, no necesito que el modelo sea contemporáneo. Se sigue leyendo a Platón porque tiene vigencia. Estamos hablando de principios y eso resiste el paso del tiempo, esas referencias no varían. Siempre es más fácil tomar una posición de víctima que de protagonista. A veces las excusas son tan fáciles que quedamos atrapados ahí, pero eso, finalmente, genera resentimiento, frustración, reduce la eficiencia y, además, empeora la salud. Sentirse víctima es un estado de ánimo muy tóxico y, en algún momento, hay que dar un puñetazo en la mesa y decirse "yo no nací para una vida mediocre, sino para una vida llena de orgullo y de ilusión".

Lo peor de no poder ver

Lo que implica, en ocasiones, no dejarse llevar por la corriente que, ahora mismo, es de desesperanza, frustración, etc...
Decía Ortega y Gasset que yo soy yo y mis circunstancias, y claro que tienen impacto. Condicionan pero no determinan. Es verdad que hay circunstancias en las que se percibe más la ilusión y hay entornos que hacen lo opuesto, que ponen difícil que se pueda vivir con esa pasión. Pero siempre me gusta hablar de Helen Keller, una mujer que siendo muy pequeña, se quedó ciega, muda y sorda y fue la primera mujer que se graduó con honores en Harvard. Ella dijo que había algo peor que no poder ver y era no tener una visión. Porque cómo veas el futuro, determina el presente. Sabía que no podía hacer todo, pero sí algo. Decir «voy a hacer todo» no es realista, pero sí puedes hacer algo porque ahí es donde se juega todo. Imaginemos un mundo donde todos hacen un poco. Tenemos que concentrarnos en la diferencia que queremos marcar, porque es tentador irte a un foco que no funciona, y genera frustración. Así, jamás vas a hacer nada valioso. Esa actitud inmoviliza. No nos definen como humanos los fracasos que tuvimos. Con un entorno más difícil lo que ocurre es que el gesto de soberanía personal es mucho mayor, por eso hay que esforzarse en marcar esa diferencia. La oscuridad más intensa cambia cuando alguien enciende una humilde cerilla.
Pero hay personas que le ponen mucha pasión y determinación a actitudes equivocadas, ¿no? Estoy pensando ahora en los fanáticos. Tienen pasión, son activos y dispuestos a darlo todo por una visión.
Claro que hay visiones equivocadas. Son las que se intentan imponer al resto. Si eso es lo que pretendes, te conviertes en un dogmático. Cuando hablamos de visión es de firme propuesta para uno mismo, no de imponer una obligación. Algo que se propone una persona, qué hacer con su vida. El segundo error de las visiones equivocadas y fanáticas es considerar que están por encima del resto. A nivel humano, nadie está por encima del resto. Al final, estas visiones dañinas no quieren contribuir al bienestar, lo que pretenden es dominar, ganar estatus. No sirven como modelo.

La plasticidad del cerebro

Ahora nos encanta hablar a los neófitos de cómo podemos cambiar, de la plasticidad del cerebro, y resulta que usted cree que fue Ramón y Cajal el primero.
Es que a Ramón y Cajal se le sigue citando en artículos 500 veces por año, algo inédito en un Nobel de esa época. La neurociencia sigue considerando a Ramón y Cajal como referencia. Y cuando dijo lo de la plasticidad del cerebro nadie le entendió. Cajal fue el primer científico que habló de que las personas, a base de paciencia y persuasión, podemos moldear nuestros cerebro. Tenía una capacidad intuitiva sorprendente: pudo intuir la corriente nerviosa y, de hecho, dibuja las flechas siguiendo esa corriente. Intuyó la maleabilidad del cerebro.
Los españoles no hemos vuelto a tener un Nobel de ciencia. Se dice pronto. Severo Ochoa cuenta como de EEUU. Usted ha vivido en Boston, ¿qué tiene que pasar en España para que consigamos algún Nobel?
En España no se valora como allí la investigación. Se habla mucho de que es importante, pero no se valora. Los descubrimientos científicos son procesos muy largos, de 15 a 20 años, y nosotros, de entrada, descuidamos la educación. En investigación, además de deseos, hay que tener inversiones. No hay manera de que un científico salga adelante. Cajal tuvo un carácter con un coraje y determinación que a todos nos deja boquiabiertos, pero no podemos depender de que aparezcan individuos con esas cualidades. En España, los científicos tienen que pelear por cosas que son ridículas y, cuando deciden irse a EEUU, se van a terrenos más amables. A pesar de eso, conseguimos cosas sorprendentes con escasos medios.
Ha hablado de educación. Sé que hay que ser optimista, pero es difícil serlo con este asunto en España, cuando se cambian leyes y no el enfoque de cómo se enseña.
En la educación, hay que distinguir muy bien dos elementos. El performance y lo que es el potencial. El primero es lo que la persona hace y el potencial es lo que podría hacer o no está haciendo. Muchas veces nos fijamos sólo en cómo lo está haciendo y no en cómo lo podría hacer. En ese salto, ahí es donde el método tiene que mejorar. Hay que creer que hay personas que tienen dentro energías dormidas y sólo así vas a permitir que esos individuos hagan cosas que no han hecho todavía. Si no crees en el potencial de las personas, no vas a buscarlo. Si tú ves a un alumno y crees que es torpe, lo vas a tratar como tal pero, si lo ves como alguien con potencial, ganará ilusión, participará más y así es como empezará a aflorar ese potencial. Eso se puede aplicar al entorno social, educativo y empresarial. Los líderes son los que ayudan a las personas a conseguir su mejor versión. Se trata de hacerlas sentir que son capaces de encontrar soluciones y eso pide un cambio de mentalidad, porque siempre nos quedamos en una visión obtusa sobre los demás.

Usar bien la información

Un sistema educativo que incentive a hacer preguntas, que estimule un pensamiento crítico, que anime a los curiosos.
Por eso precisamente los estadounidenses están por encima. Cuando te sientes parte de un equipo a la hora de buscar una solución, tu capacidad funciona de manera diferente. No se trata de que seas alguien capaz sólo de almacenar información. Es, además, poder utilizarla de manera inteligente. El modelo al que vamos en los sistemas de educación es precisamente el que va a enseñar a encontrar respuestas entre mucha información. En las empresas ya lo han visto, con una figura de líder coach que es el encargado de generar las preguntas para que, entre todos, encuentren una respuesta conjunta. Así debería ser la educación. En empresas como Google, donde tuve la oportunidad de estar este verano, saben que se avanza con esa colaboración.
Usted abandonó la medicina para convertirse en un ensayista de éxito y en un líder motivacional. ¿Cómo fue la transición? ¿Qué culpa tuvieron sus enfermos?
No se me hubiera ocurrido trasladar esto fuera del entorno médico, pero fueron ellos, al notar un cambio en su manera de ver las cosas, en su salud, los que me dijeron que lo extendiera más allá de las paredes del hospital. Así fue como empecé a explorar si podía tener un impacto positivo fuera de allí. Y, llegó un momento en el que empecé a desarrollar tanto esa vía, que tomé una decisión, que desde luego no fue fácil, y di el salto. Estaré siempre agradecido por todo lo que aprendí de los enfermos. La primera conferencia, recuerdo, la di en el IESE de Madrid, donde había realizado un máster. Di la conferencia dedicada al talento directivo y era sobre los límites que nos imponemos. Tuvo éxito y hace cinco años fue cuando tuve que elegir.
¿Fue uno de esos niños que descubrió su talento natural pronto? ¿Se recuerda siempre queriendo ser médico?
No, mi vocación estaba relacionada con los animales. No era de familia, además, porque todos en casa eran abogados o economistas. Mi héroe era Félix Rodríguez de la Fuente pero, por circunstancias personales, a los 16 años pensé que quería dedicar mi vida a los demás.

NOMBRE: Mario Alonso Puig. ESTADO CIVIL: casado; TRES hijos. EDAD: 59 IDEA: "Decir 'voy a hacer todo' no es realista... Pero la oscuridad más intensa cambia cuando Se enciende una humilde cerilla", DEFIENDE EL GANADOR DEL PREMIO ESPASA DE ENSAYO 2013 LIBRO: 'La buena Suerte', de Alex Rovira y Fernando Trías de Bes PELÍCULA: 'Gladiator', de Ridley Scott.

¿a la izquierda no le gusta la economía colaborativa?

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Hernando de Soto considera que el mayor obstáculo para erradicar la pobreza en nuestra sociedad proviene, no de su carencia de capital—como sostiene el francés Thomas Piketty en El capital en el siglo XXI, ya comentado en este Foro—, sino de su incapaz para monetizarlo. No por falta de talento, ni de recursos, sino por la dificultad de usar la propiedad de los bienes raíces como garantía para obtener préstamos que posibiliten el crecimiento de los negocios y el espíritu empresarial.
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Pero, ¿qué sucede en la nube digital del siglo XXI, donde el desarrollo tecnológico alcanzado por algunos individuos, colectivos, países o regiones automatiza el sistema de garantías hasta el extremo de suplantar al Estado o, directamente, prescindir del Estado como intermediario garantista? ¿No estamos hablando acaso de la superación del Estado por la comunidad de usuarios como un postulado de la sociedad postcapitalista? Los títulos de propiedad se encuentran no solo escriturados y registrados, sino también estructurados en un corpus de Big Data cuya trazabilidad no exige ya ninguna burocracia, ni tampoco intervención personal, ora de funcionarios, ora de cargos públicos.
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 La aventura creativa, dice Richard Branson, se resume en propiciar la transformación de nuestro mundo con ideas disruptivas y valientes. Como aquellas que movieron al otro Hernando de Soto, el hidalgo extremeño que exploró la Florida, Georgia, las dos Carolinas y Tennessee, el primer europeo que cruzó el río Misisipi.
Fernando Gallardo
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El empresario y aventurero Richard Branson publicaba esta semana en su blog personal—dentro de la página oficial de la compañía Virgin, que él preside— una emocionada glosa a la figura de otro economista y aventurero como él, Hernando de Soto, con motivo de un encuentro que tuvo lugar en la residencia caribeña del británico, Necker Island. «Me fascinaron sus pensamientos acerca de ‘la economía informal’, así como escucharle decir que los derechos de propiedad constituyen el armazón político necesario para reducir la pobreza y luchar contra el terrorismo», confiesa al principio de su panegírico.

Nacido en Arequipa, Perú, en una casa de eminentes políticos y literatos —familiares lejanos de Mario Vargas Llosa y miembros del gobierno del presidente Bustamante—, Hernando de Soto estudió en el Colegio Internacional de Ginebra y se licenció en el Instituto Universitario de Altos Estudios Internacionales. Reconocido en todo el mundo por sus investigaciones acerca de la relación entre capitalización y pobreza, firme detractor de la burocracia estatal y la eficiencia en los rendimientos del capital, fue elegido en 1999 por la revista Time como uno de los cinco principales innovadores de América Latina y, en 2004, considerado entre las 100 personas más influyentes del planeta. En 2002, la revista Forbes lo seleccionó entre las 15 personas que reinventarán el futuro. Actualmente preside el Instituto Libertad y Democracia (ILD), considerada por el semanario The Economist como uno de los dos think tanks más importantes del mundo.

Hernando de Soto considera que el mayor obstáculo para erradicar la pobreza en nuestra sociedad proviene, no de su carencia de capital—como sostiene el francés Thomas Piketty en El capital en el siglo XXI, ya comentado en este Foro—, sino de su incapaz para monetizarlo. No por falta de talento, ni de recursos, sino por la dificultad de usar la propiedad de los bienes raíces como garantía para obtener préstamos que posibiliten el crecimiento de los negocios y el espíritu empresarial.

En aquella reunión privada de las Islas Vírgenes, el peruano convenció al británico de que la primavera árabe de 2011 se inició como una protesta de los pequeños productores a «la expropiación continua y arbitraria de sus bienes por parte de los gobiernos y sus compinches». Y no solo eso. «Si reconocemos que las personas de los países en transición al capitalismo no son patéticos mendigos ni los abruman hábitos obsoletos ni son prisioneros complacientes de culturas disfuncionales, entonces, ¿por qué el capitalismo no les permite producir riqueza, como en occidente? ¿Por qué el capitalismo solo prospera en Occidente, como si estuviera preso bajo una campana de cristal?», se pregunta De Soto en su libro El Misterio del Capital (Sudamericana, 2002). «El capital es la fuerza que eleva la productividad del trabajo y que crea la riqueza de las naciones. El capital es la savia del sistema capitalista, el cimiento del progreso, e irónicamente es justo aquello que los países pobres del mundo parecen no poder producir, no importa con cuánto afán su gente practique todas las demás actividades que definen a una economía capitalista».

Las cifras que computa el economista peruano son ciertamente estremecedoras. Hasta en los países menos desarrollados los pobres ahorran, proclama con una convicción total en los datos recogidos por su equipo de investigación manzana por manzana y granja a granja a través de Asia, África, Oriente Medio y América Latina. «El volumen juntado por los pobres es inmenso: 40 veces toda la ayuda exterior del mundo desde 1945. En Egipto, por ejemplo, hemos estimado que la riqueza acumulada por los pobres es 55 veces la suma de toda la inversión directa extranjera registrada allí, Canal de Suez y represa de Assuán incluidos. En Haití, el país más deprimido de América Latina, los activos totales de los pobres representan más de 150 veces toda la inversión extranjera recibida desde que se independizaron de Francia, en 1804. Si los Estados Unidos elevaran su presupuesto de ayuda exterior al nivel que las Naciones Unidas recomiendan —0.7% del ingreso nacional— le tomaría al país más rico del mundo más de 150 años transferir a los pobres del mundo recursos equivalentes a los que ellos ya poseen».

Pero, advierte, se trata de una posesión defectuosa: «las casas de los pobres están construidas sobre lotes con derechos de propiedad inadecuadamente definidos, sus empresas no están constituidas con obligaciones claras y sus industrias se ocultan donde los financistas e inversionistas no pueden verlas. Sin derechos adecuadamente documentados, estas posesiones resultan activos difíciles de convertir en capital, no pueden ser comercializados fuera de los estrechos círculos locales donde la gente se tiene confianza mutua, no sirven como garantía para un préstamo ni como participación en una inversión. Sin representaciones, sus activos son capital muerto».

Por capital muerto, De Soto no se refiere al capital improductivo, sino al que carece de la garantía de un bien raíz que cubre al capital financiero de sus posibles riesgos. Sin un bien que embargar, sin un algo compensatorio, no fluye la financiación necesaria para el emprendimiento. Éste es el misterio del capital, que proclama el economista peruano.

La garantía perentoria de la cosa es lo que propició la germinación de los Estados como sistemas encargados de asegurar la propiedad y la libre transacción de los bienes y servicios. En virtud de lo cual, la seguridad jurídica es un principio general del Derecho mediante el cual el Estado otorga al individuo la garantía de que su persona, sus bienes y sus derechos serán protegidos y reparados en caso de ser violentados. La seguridad jurídica es la certeza del derecho que recibe el individuo como un atributo perteneciente al Estado. Por ello, la pobreza se vincula espacialmente a aquellos países o regiones de nuestro orbe donde el Estado de Derecho está aún por construirse o madurar social y políticamente.

La dotación jurídica del Estado puede hacerse relativamente en poco tiempo. Sin embargo, su dotación intelectual puede durar siglos o milenios. Para que exista debe germinar en la sociedad la confianza necesaria en los individuos y en las instituciones, hasta entonces sometidas al arbitrio del primitivismo o al poder absoluto del cacique, del amo, del señor feudal. Confianza en las instituciones funcionales y en el colectivo representado. Confianza en la libertad de los demás a la hora de sentir, pensar, actuar, intercambiar bienes, servicios e ideas.

«Los estadounidenses parecen haber olvidado que también ellos alguna vez fueron un país del Tercer Mundo. Los políticos occidentales ayer enfrentaron los mismos dramáticos desafíos que los líderes del Tercer Mundo y de los países que salen del comunismo enfrentan hoy. Pero sus sucesores solo recuerdan un aspecto de la época en que los pioneros que abrieron el oeste de los Estados Unidos andaban descapitalizados por falta de títulos registrados sobre sus tierras y bienes; han olvidado los días en que Adam Smith hacía sus compras en el mercado negro y los pilletes de la calle (los pirañitas o los gamines de hoy) rescataban los peniques que entre carcajadas lanzaban los turistas a los fangosos bancos del Támesis y han borrado de sus mentes los tiempos en que los tecnócratas de Jean Baptiste Colbert, ministro mercantilista de Luis XIV, ejecutaron a 16,000 pequeños empresarios cuyo único delito fue contravenir los códigos industriales de Francia sobre manufactura e importación de tela de algodón», nos recuerda Hernando de Soto.

Pero, ¿qué sucede en la nube digital del siglo XXI, donde el desarrollo tecnológico alcanzado por algunos individuos, colectivos, países o regiones automatiza el sistema de garantías hasta el extremo de suplantar al Estado o, directamente, prescindir del Estado como intermediario garantista? ¿No estamos hablando acaso de la superación del Estado por la comunidad de usuarios como un postulado de la sociedad postcapitalista? Los títulos de propiedad se encuentran no solo escriturados y registrados, sino también estructurados en un corpus de Big Data cuya trazabilidad no exige ya ninguna burocracia, ni tampoco intervención personal, ora de funcionarios, ora de cargos públicos.
Si la confianza es una percepción subjetiva, el nuevo sistema de garantías se sustentará necesariamente en la suma de percepciones que configuran hoy las comunidades de usuarios organizadas en torno a las nuevas plataformas tecnológicas. Airbnb y HomeAway en los alojamientos turísticos; Uber y Lyft en el transporte urbano; TaskRabbit y Fiverr en los destajos laborales… Son éstas probablemente las estructuras llamadas a superar en el futuro la idea del Estado y encabezar un movimiento ciudadano organizado, no en función de los territorios, sino del talento, la creatividad, la cultura, el arte, los sentimientos, las habilidades, las capacidades o los gustos personales.
Porque si, como sostiene Hernando de Soto, no es el acceso al capital, sino su vertebración, el instrumento imprescindible del desarrollo económico y la superación de la pobreza, esta nueva era digital se significa por una mayor capitalización del diseño y la gestión conocimiento. Google, Apple, Microsoft, Facebook, Amazon y otras tecnológicas ya son más valiosas que Exxon, Shell, General Electric, Wells Fargo y otras compañías analógicas. A diferencia de éstas, aquellas no exigieron una gran capitalización financiera, como cree Thomas Piketty. Más bien al contrario, nacieron en su mayoría en garajes de clases medias. Y en colchones de aire en viviendas alquiladas.

A nuestro parecer, De Soto debería calcular también ahora el capital muerto intelectual del Tercer Mundo, que podría convertirse en el gran garaje del mundo, como lo está demostrando India y su legión de cotizados programadores. Otorgar los títulos de propiedad a estos valores intelectuales no requiere, como en el caso de los bienes raíces, la acción vertebradora de los Estados. Bastan para ello los conectores tecnológicos encargados de infundir confianza en el sistema mediante la monitorización social y la reputación escalar y transparente de todos sus componentes. Mucho más cuando el acceso al uso empieza a cobrar un valor creciente frente a la posesión de los bienes.
El entorno relacional digital liberará a millones de seres humanos de la pobreza en los próximos años, como lo están demostrando ya Corea del Sur, Singapur, China, India y otras naciones asiáticas. En este nuevo escenario, las personas físicas entrarán a competir en un universo económico hasta ahora reservado a las personas jurídicas. Un escenario digital sin reglas comunes, pero tampoco excluyentes. Un escenario más participativo, más transparente, más inclusivo y más abierto a la imaginación que a las prebendas corporativistas.

Por eso nos coge a todos por sorpresa la aversión de la izquierda política hacia la economía colaborativa de la era digital. Quienes deberían ser los abanderados de la lucha contra la pobreza se muestran sin pudor alguno al frente de su conservación. Quienes deberían abrazar instintivamente la economía inclusiva, promueven el clientelismo político del capital muerto. Quienes más deberían abogar por la inserción de los desheredados en el mercado, encubren conscientemente a los lobbies y los gremios monopolistas. Quienes han reivindicado siempre la liberación del trabajo alienado se oponen ahora al teletrabajo y a la autonomía laboral.

Esta izquierda confusa y tradicionalista no tiene ningún futuro en la naciente sociedad digital, pese al aventurerismo político de los últimos tiempos. La aventura creativa, dice Richard Branson, se resume en propiciar la transformación de nuestro mundo con ideas disruptivas y valientes. Como aquellas que movieron al otro Hernando de Soto, el hidalgo extremeño que exploró la Florida, Georgia, las dos Carolinas y Tennessee, el primer europeo que cruzó el río Misisipi.


Fernando Gallardo

Envejecimiento.Aubrey de Grey.SENS de investigadores contra el envejecimiento

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Tengo 53 años: soy un afortunado de los que envejecen despacio. Lo mejor para frenar el envejecimiento es financiar la investigación. Diserto en el CCCB

“En dos décadas lograremos que la vejez sea una opción”

Su teoría del envejecimiento tiene ya 20 años: ¿está viejecita?
Sigue igual desde que la enuncié, pero cada vez hay más científicos que, como yo, buscan estrategias para el rejuvenecimiento y no sólo para tratar de frenar el envejecimiento.

¿Por qué envejecemos?
Un prejuicio cultural hace que muchos crean que el envejecimiento es un misterio y, como es inevitable, acaban por considerarlo deseable...

Ese pensamiento no es científico.
...Pero en realidad la vejez es fácil de entender: nuestro organismo envejece porque al vivir acumula desechos y desperfectos que lo dañan. No es tan diferente de un coche viejo.

Es más fácil arreglar un coche que un cuerpo humano.
La esencia del problema es la misma: desechos y desperfectos acumulados hasta el colapso, pero si esos desperdicios se retiran y se arreglan los daños que causan... ¿Acaso no hay coches de un siglo hoy en perfectas condiciones?

¿Por qué algunos humanos envejecen más deprisa que otros?
Algunas personas acumulan esos residuos a mayor velocidad que otras, pero los mecanismos de envejecimiento y las sustancias que se acumulan y nos dañan son las mismas en todos nosotros. Es tan sencillo de describir como difícil de evitar y de revertir.

¿Revertir sería rejuvenecernos?
Si aprendiéramos a eliminar esas sustancias de desecho, podríamos revertir el proceso de envejecimiento. Sin duda.
Somos el resultado de la combinación de la fortuna –los genes y el medio que nos tocan– y de nuestras decisiones”

¿Que unos envejezcan más deprisa es cuestión de genética o de hábitos?
La primera causa es la suerte. Desde luego que fumar o beber importa, pero no pierda de vista que somos el resultado de la combinación de la fortuna –los genes y el medio que nos tocan– y de nuestras decisiones. Desde la primera célula, nuestro futuro se juega como en una lotería... Y si te toca envejecer joven, pues te ha tocado.

Al menos puedo elegir cómo me lo tomo.
La buena noticia es que, una vez aprendamos a eliminar esos residuos de nuestro cuerpo, todos podremos ser rejuvenecidos por igual: sea cual sea nuestra velocidad de envejecimiento.

Además de fumar o la dieta, ¿qué nos hace envejecer y no depende de la suerte?
En simulaciones con modelos animales en el laboratorio eliminamos las variaciones genéticas y casi del todo las ambientales y, sin embargo, la suerte molecular siguió siendo determinante al condicionar la velocidad de envejecimiento.

¿Qué desechos vitales envejecen?
Sufrimos siete procesos de acumulación de residuos que degradan nuestro organismo.

Fue usted precursor de la hoy popular teoría de los radicales libres.
Hace 20 años que describí esos siete procesos: las mutaciones y epimutaciones causantes de cáncer; mutaciones mitocondriales; desperdicio intracelular que causa arteriosclerosis, al­zheimer y otras neurodegeneraciones; el residuo extracelular; la pérdida de células o de su capacidad para dividirse y la de interconexiones en un tejido que causan su rigidez.

¿Es lo que pasa en la arterioesclerosis?
Y en algunos humanos más rápido que en otros.
Hemos descubierto bacterias capaces de destruir el colesterol oxidado que nuestras células no saben procesar”

¿Lo del nivel de colesterol malo y bueno?
Hemos descubierto bacterias capaces de destruir el colesterol oxidado que nuestras células no saben procesar y que acaba acumulándose y obstruyendo nuestras arterias. Ahora queremos introducírselas para que las ayuden a destruir ese óxido dañino. Y hemos publicado ese estudio en Science.

¿Propone usted remedio para los depósitos de amiloide que causan alzheimer?
Hemos demostrado que podemos estimular el sistema inmunológico para que los elimine. Vacunaremos el sistema inmunológico para activarlo. Pero, además de en el cerebro, hay otros depósitos de amiloide como los del corazón que acaban con muchos centenarios.

¿Y la terapia génica no ayudaría?
Es fundamental. Pero nuestro equipo no puede avanzarse en todo. Intentamos tan sólo tratar de mejorar algún aspecto de los progresos que se hacen en otros centros de investigación.

Sin frenar esos procesos, la medicina ya ha doblado nuestras vidas este siglo.
Sólo ha evitado, gracias a las vacunas y los antibióticos, que nos muramos por infecciones antes de envejecer, pero no ha progresado para poder combatir la vejez misma: esa degeneración que he descrito y que causa el envejecimiento por acumulación de desechos.

Supongo que también influye la alimentación, la asistencia primaria, la prevención...
Lo esencial aún siguen siendo las vacunas y los antibióticos. Por eso mismo, la diferencia en esperanza de vida entre países ricos y pobres está desapareciendo, porque cada vez más pobres tienen nuestros mismos antibióticos y vacunas. Y llegan a vivir tanto como nosotros.

Pues es un progreso y nos alegramos.
Pero los países ricos deberíamos ahora ganar años al envejecimiento hasta llegar a derrotarlo igual que derrotamos las infecciones. Y, en cambio, seguimos destinando más dinero a casi cualquier otra cosa que a investigar.

¿Cuánto falta para vivir lo que queramos?
Hace diez años le dije que en veinticinco venceríamos al envejecimiento con terapias para eliminar los desechos que lo causan y hoy le digo que hemos ganado sólo tres años. Hoy aún nos faltan dos décadas, porque tenemos cuatro millones de dólares al año y necesitaríamos 40

Resistir y rejuvenecer

De Grey asegura que en un par de décadas convertiremos la vejez en optativa. Vale la pena –ánimo, amigos– que resistamos para comprobarlo. Y aquí debo admitir que hace ya una década que me anunció el mismo plazo, pero también tengo que animarles a constatar, con las reservas que quieran, que su tesis de la acumulación de residuos envejecedores ha sobrevivido a debates científicos como el del MIT; y que Science acaba de publicar algunos de sus descubrimientos. Sin renunciar a su carisma chamánico, De Grey va logrando –y ha invertido en ello su cuantiosa fortuna personal– que la ciencia considere la posibilidad de rejuvenecer. Le queda lo más difícil: convertirla en tratamientos. Y vamos a estar esperándolos.

Fuente:Lacontra lavanguardia
http://www.longevityreporter.org/blog

Cotarelo, contra su exalumno Pablo Iglesias (Ataque a periodistas y rectificación)

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El catedrático emérito de Ciencia Política critica los ataques del líder de Podemos a los periodistas


Ramón Cotarelo, catedrático emérito de Ciencia Política y antiguo aliado ideológico de Podemos, hace tiempo que fue mostrando en público sus reparos a la deriva del partido de Pablo Iglesias, uno de sus más conocidos exalumnos junto a Juan Carlos Monedero e Íñigo Errejón.

Ahora, Cotarelo ha dado un paso más contra Iglesias, al que directamente ha calificado de «tonto». Lo ha hecho a través de su perfil de Twitter. Los ataques que este jueves dedicó Pablo Iglesias a los periodistas que firman informaciones de Podemos que no son de su gusto han merecido una escueta reflexión de Cotarelo sobre su exalumno: «¿Va estando ya claro que este hombre, además de narcisista y prepotente es tonto?». No hay dudas de a quién iba dirigida su retórica pregunta, pero, por si acaso, la acompañó de una fotografía en primer plano del líder de Podemos.             

Ramón Cotarelo va a más y, en otro tuit inmediatamente posterior, remacha con ironía su reflexión contra Pablo Iglesias: «Que la prensa no es independiente es obvio. Ahora, miren “Público”, que es el BOE de Podemos, y sigan hablando de los demás».


El catedrático emérito conoce bien a Podemos desde su origen, desde que era siquiera una semilla de proyecto político aún por germinar. Era asiduo en las tertulias de «La Tuerka» y «Fort Apache» que dirigía Pablo Iglesias. Su exalumno le invitaba con frecuencia. Conocía bien a Cotarelo. Había sido su profesor, el de Errejón y el de Monedero. A este último, Ramón Cotarelo le dirigió la tesis doctoral.

El viejo profesor de Ciencia Política es un veterano ideólogo de izquierdas, situado durante tiempo en la órbita del PSOE, aunque acabó por declararse renegado de lo que considera «adocenamiento socialdemócrata» del partido que ahora lidera Pedro Sánchez. Ante las últimas elecciones generales, y pese a sus críticas contra Podemos, reconocía que había sentido «aprecio» por este proyecto político.


Acostumbra a lanzar arietes gruesos a izquierda y a derecha, pero con Podemos hace tiempo que no ahorra envites contra el partido creado por su discípulo Iglesias: «El plebiscito caudillista de Podemos no sirve para nada. En realidad, Podemos no sirve para nada», dejaba escrito hace un par de días a vueltas con la consulta interna organizada por la formación morada para que sus bases dijeran si estaban a favor o no de un pacto con el PSOE participado por Ciudadanos.            

https://www.facebook.com/mayoriasilenciosaesp/videos/970626693045328/

Pablo Iglesias se disculpa por atacar a los periodistas


"Es un error comentar o juzgar el trabajo de un redactor", ha reconocido el líder de Podemos tras el plante de la prensa en la Complutense


http://www.elperiodico.com/es/noticias/politica/pablo-iglesias-pide-disculpas-criticas-periodistas-5078046


Los periodistas dan plantón a Iglesias por sus ataques a un compañero

http://noticias.lainformacion.com/politica/Pablo-Iglesias-dureza-periodistas-plantado_0_909810056.html

Un año de aula magna

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Un año de Aula Magna

Ando este fin de semana sin demasiado aire, así que en vez del post habitual, os voy a dejar algunos escritos recientes, que no tenía subidos a la red. Se cumple un añito desde que, en Mayo de 2015, empecé a escribir quincenalmente en Empresa XXI, en la sección Aula Magna.
Así que te dejo aquí un link a los textos publicados, empezando por el más reciente. A partir de ahora los iré subiendo a medida que se vayan publicando.
https://euskaditm.com/2016/04/24/un-ano-de-aula-magna/

Morin indica que la economia solidaria es la via para superar la crisis del capitalismo -2012

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Morin dice que economía solidaria es vía para superar crisis del capitalismo

  • El filósofo francés Edgar Morin aseguró hoy en Quito que "no hay modelo" a seguir para afrontar los problemas del capitalismo, pero sugirió fortalecer una economía "social y solidaria" como vía de desarrollo.
Quito, 26 nov.- El filósofo francés Edgar Morin aseguró hoy en Quito que "no hay modelo" a seguir para afrontar los problemas del capitalismo, pero sugirió fortalecer una economía "social y solidaria" como vía de desarrollo.
Además, apuntó que para él, la izquierda europea "está fosilizada" y que es América Latina el continente de la "esperanza", por los cambios que han surgido en diversos países de la región.
Invitado por la Casa de la Cultura Ecuatoriana (CEE), Morin, de 91 años, efectuará hoy mismo una exposición sobre su libro "La vía para el futuro de la humanidad".
El presidente de la CEE, el escritor ecuatoriano Raúl Pérez Torres, al presentar a Morin en una rueda de prensa, aseguró que se trata de "uno de los filósofos más grandes del siglo XX".
Morin, que ha acompañado al movimiento de los Indignados en España, aseguró que "lo mejor del humanismo se puede encontrar en América Latina" y, pese a que esa corriente pasa por dificultades, tiene en esta región "una vitalidad que ya no existe en Europa".
Para él, "todas las crisis están conectadas y es evidente que hay una crisis que viene de este nuevo tipo de capitalismo, que es la especulación financiera y que tiene su dominio sobre la tierra".
"Es evidente que hay una crisis económica, porque no hay regulación sobre la economía, pero también hay una crisis sobre la humanidad que no llega a volverse humanitaria", sostuvo el filósofo francés.
Morin dijo creer en una "nueva humanidad", que no niegue las naciones pero que apunte a un mundo con "más comunidad, más autonomía", que "no son dos cosas antagónicas".
Además, sostuvo que "la diversidad es el tesoro de la unidad humana" y que, para él, esa es una "vía del pensamiento correcto".
"Hoy en día la cuestión es que no hay un modelo", como sí los había en el pasado, añadió tras afirmar que "no necesitamos modelo, necesitamos un camino, una vía".
Esa estrategia, según Morin, debería desarrollar "la economía social y solidaria, desarrollar las cooperativas, las mutualistas, debemos desarrollar una economía verde, no sólo por las fuentes de energía limpias, sino también una humanización de las ciudades".
También "la supresión de los paraísos fiscales, se necesita una fiscalidad sobre las transacciones financieras, se necesita un control de las finanzas" para contrarrestar "la regresión del poder del dinero y las corrupciones que están ligados al capitalismo actual", añadió.
Se debe "buscar un camino de evolución" que no desintegre los valores y con ello, por ejemplo, alcanzar y mejorar un "consumo de vecindad" que permita desarrollar "la pequeña agricultura, ecológica, campesina", sugirió.
Finalmente, Morin se refirió al problema del narcotráfico y la violencia que este ha desatado en América.
Para él, "no hay problema de la droga", lo que hay en el mundo "es el problema de la adicción" y el consumo desmedido de ese tipo de sustancias que, a su vez, han creado mafias que las distribuyen sin medida.
"El único modo de luchar contra todas las mafias es la legalización internacional de todas las cosas que se llaman droga", apuntó Morin y recordó que un caso similar se dio con la prohibición del licor en Estados Unidos en la década de los años veinte y treinta.
"Si legalizamos, desaparecerán las mafias de las drogas", apostilló el filósofo francés.
http://noticias.lainformacion.com/economia-negocios-y-finanzas/economia-general/morin-dice-que-economia-solidaria-es-via-para-superar-crisis-del-capitalismo_D7TKyDKoV7PqSvFRCTuSc1/

Ingenieria economica

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La Ingeniería Económica es la que se encarga de valorar el tema económico en cualquier otra Ingeniería, de tal forma que se podría decir que es una de esas ramas que prácticamente reúne en su interior a todas las demás aunque sea de forma presencial. El objetivo de cualquier ingeniero económico es encontrar un buen rendimiento mediante un cuerpo técnico eficiente que aporte ideas innovadoras a un determinado proyecto. En resumidas cuentas se trata de emplear de la mejor forma posible el dinero del que se dispone a la hora de comenzar a planificar toda la cantidad de información que se necesita saber de antemano antes de comenzar a ponerse manos a la obra con un proyecto a gran escala. Haciendo un poco de historia del mundo de la Ingeniería, cabe destacar que Eugene Grant es considerado literalmente como «el padre de la Ingeniería Económica» debido a que fue él quien escribió una obra llamada «Principles of Engineering Economy», donde buscaba proponer un punto de vista económica a todas las ramas de la Ingeniería. Lo hizo analizando las inversiones a corto plazo, incluyendo además comparaciones referidas a las inversiones a largo plazo basadas en el interés compuesto. Todo un visionario teniendo en cuenta que más de ochenta años después se siguen aplicando sus ideas, aunque obviamente las técnicas tradicionales han sufrido mejorar con el objetivo de mostrar el interés por cuidar el uso correcto y óptimo del fondo público. A día de hoy se emplean los llamados Principios de Sullivan, y mediante éstos se busca establecer unas pautas para conseguir la correcta optimización del empleo del dinero en la ejecución y planificación de un determinado proyecto. La búsqueda de respuestas alternativas y la reunión de datos importantes son algunas de las claves de estos principios

Fuente: http://www.arqhys.com/que-es-la-ingenieria-economica.html


http://investigacioningenieriaeconomica.blogspot.com.es/

http://investigacioningenieriaeconomica.blogspot.com.es/search/label/%C2%BFQu%C3%A9%20es%20Ingenier%C3%ADa%20Econ%C3%B3mica%3F

Según Sullivan y quienes colaboraron con él para publicar Ingeniería económica de DeGarmo, esta disciplina se basa en siete principios:
  • 1.er principio: Crear las alternativas
Las alternativas necesitan identificarse y luego definirse para ser empleada en un análisis posterior.
  • 2o principio: Concentrarse en las diferencias
Únicamente las diferencias entre datos esperados en las opciones son de importancia para su comparación y deben ser tomadas en cuenta en la toma de una decisión
  • 3.er principio: El punto de vista debe de ser consistente.
Los resultados posteriores de las opciones, económicas o de otro tipo deben de irse desarrollando de una forma consistente a partir de una perspectiva establecida.
  • 4o principio: Usar una unidad de medida común.
Se debe emplear una unidad de medida común para que el resultado sea posible y legible para la comparación de las otras opciones.
  • 5o principio: Tomar en cuenta todos los valores relevantes
La toma de una buena decisión necesita de uno o más criterios. El proceso de decisión debe considerar tanto los resultados numerados en la unidad monetaria, como los que se expresan en alguna otra unidad de medida.
  • 6o principio: Hacer explícita la incertidumbre.
La incertidumbre es inherente al proyectar los resultados posteriores de las opciones y se debe reconocer en su respectivo análisis y comparación de los mismos.
  • 7o principio: Revisar las decisiones.
La optimización del procedimiento de la toma de decisiones se crea a partir de un proceso adaptativo, hasta donde sea posible, los resultados de la opción tomada que se arrojaron al inicio deben compararse posteriormente con los resultados reales que se hayan logrado obtener.
Los métodos y técnicas de la ingeniería económica ayudan a muchas personas a tomar decisiones. Como estas decisiones influyen en lo que posteriormente se hará en el marco de referencia temporal de esta ingeniería será el futuro, por lo tanto los números conforman las mejores estimaciones de lo que se espera que sucederá. Estas estimaciones están conformadas por tres elementos fundamentales: flujo de efectivo, tasa de interés y su tiempo de ocurrencia (Blank y Tarquin, 2006, p. 7). Los pasos en los procesos de la toma de decisiones son los siguientes:
  1. Comprensión del problema y definición del objetivo
  2. Reunión de datos importantes
  3. Selección de posibles respuestas alternativas
  4. Identificación de criterios para la toma de decisiones empleando uno o varios atributos
  5. Valoración de las opciones existente
  6. Elección de la opción más óptima y adecuada
  7. Implantar el resultado.
  8. Vigilar todos los resultados.
Un estudio de ingeniería económica se realiza utilizando un procedimiento estructurado y diversas técnicas de modelado matemático. Después, los resultados económicos se usan en una situación de toma de decisiones que implica dos o más alternativas que por lo general incluye otra clase de información y conocimiento de ingeniería.
  • Blank, Leland. Tarquin Anthony. (2006): Ingeniería económica. Sexta edición, México, Mc Graw-Hill.
  • Riggs, James. Bedworth, David. Randhawa, Sabah (2002). Ingeniería económica. Cuarta edición, México, Alfaomega
  • Sullivan, William. Wicks, Elin. Luxhoj, James (2004). Ingeniería económica de DeGarmo. Duodécima edición, México, Pearson.
  • https://es.wikipedia.org/wiki/Ingenier%C3%ADa_econ%C3%B3mica

http://www.ort.edu.uy/farq/pdf/rodolfoseminariofaort051011.pdf

http://www.slideshare.net/toryneutral/principios-ingenieria

http://ingenieriaeconomicaapuntes.blogspot.com.es/

https://es.scribd.com/doc/72116073/Fundamentos-de-Ingenieria-Economica

¿QUÉ ES LA ECONOMÍA COLABORATIVA?

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Joaco Alegre es Vicepresidente del Grupo Impulsor del Orué – La moneda colaborativa-.
Introducción.
El término “Economía Colaborativa” proviene de la expresión inglesa “Sharing Economy”, divulgado separadamente por Lisa Gansky[i] y Rachel Bootsman con Roo Rogers[ii] en 2010. El gerundio informa acerca de la acción verbal dinámicay no constituye una simple teoría social.
También podríamos traducirlo literalmente: “Compartiendo economía”, si definimos Economía como “los medios de satisfacer las necesidades humanas mediante los recursos disponibles que siempre son limitados”[iii]. Es indudable que la desigualdad de las sociedades occidentales, ha contribuido al desarrollo de la economía colaborativa, como medio también de defensa y supervivencia.
La economía colaborativa es un cajón de sastre donde coexisten acciones de distinto tipo, con una característica común: todas las iniciativas están basadas en las tecnologías de la información y comunicación, que permiten la creación de redes sociales y portales, donde se pueden realizar interacciones entre individuos de forma masiva.
Bajo este paraguas, se incluye por el momento 4 epígrafes: Conocimiento abierto, consumo colaborativo, finanzas compartidas y producción colaborativa. Quizás otros puedan incorporarse, como Educación Expandida y Periodismo de Datos, tal como nos deja entrever la interesante web del CCCBLAB[iv]. En el futuro, incluso los portales de construcción y ratificación de la reputación personal (de personas físicas y jurídicas), pueden convertirse en materia de la “economía colaborativa” y el efecto se amplíe a las decisiones políticas – quizás en un principio locales -, en una suerte de “Política Participativa”.
El factor transversal a todos estos epígrafes es precisamente la construcción de inmensas bases de datos que se gestionan de forma colectiva e interactiva y que se pueden compartir y actualizar en tiempo real por los usuarios, gracias a la velocidad de la comunicación de internet, y a los sistemas de almacenaje y gestión de datos.
En este aspecto nos acerca a una concepción del ser humano como insecto social, que por primera vez comparte una superestructura de datos/información/conocimiento transmisible y utilizable por todos los individuos. Una suerte de inteligencia colectiva. A esto lo llamamos mesh (malla) o red (red social). Y cada usuario constituye un nodo (nudo) de la red, de múltiples redes superpuestas. Como una red neuronal.
Analizando cada área por separado:
Consumo Colaborativo
El Consumo Colaborativo, según Wikipedia, es “el acceso a bienes y servicios sin detentar la propiedad de los mismos, a través de plataformas digitales”[v]. Bajo esta denominación conviven iniciativas muy diferentes en su concepción y objetivos, aunque el entorno tecnológico de utilización es muy similar: Desde plataformas que buscan compartir de forma gratuita y altruista bienes escasos, fomentando adicionalmente la relación personal (streetbank)[vi], hasta plataformas con un claro modelo de negocio (uber)[vii]. Incluso algunas que nacieron como plataformas colaborativas gratuitas, y posteriormente han mutado en modelos de negocio (blablacar)[viii].
Enfocado desde la vertiente económica: si aplicamos en alguna  red social nuestros activos infrautilizados (casa, coches, objetos) haciendo líquido un beneficio latente, lo llamamos consumo colaborativo. En los casos en que esta actividad se organiza como un modelo de negocio, elimina ciertas “capas” de la producción que son mochilas improductivas.
Desde el punto de vista de la economía clásica, el consumo colaborativo (transaccional, no gratuito) altera el statu quo de la definición de mercado. En el desarrollo teórico  del “libre mercado de competencia perfecta” (el que consigue la mayor eficiencia en la producción y asignación de bienes), los economistas citan como características de este mercado:
  • La existencia de un gran número de productores y consumidores, que los convierte en precio-aceptantes.
  • La transparencia del mercado, que permite la información completa y gratuita de productores y consumidores.
  • La inexistencia de barreras de entrada o salida al mercado.
  • La movilidad perfecta de bienes y factores, con costes de transporte despreciables.
  • La inexistencia de costes de transacción para los productores y consumidores.
Las plataformas colaborativas se han acercado a las condiciones de libre mercado establecidas por los economistas clásicos. La consecuencia es que los mercados colaborativos son más eficientes en la asignación de precios y recursos, al poner en valor, además, recursos infrautilizados. El “alquiler compartido” de bienes hace posible su “divisibilidad”, que el sistema “tradicional” de adquisición y consumo no alentaba. Esto provoca que las plataformas colaborativas sustituyan paulatinamente a otros mercados menos eficientes.
Algunos modelos, además, nos acercan a la acepción más pertinente de consumir, que es la de agotar la utilización de los objetos hasta su fin, y no desecharlos antes del final de su vida útil (por lo que permanecen “inconsumidos” en vertederos).
Lo que no queda alterado por el consumo colaborativo es el paradigma mercantilista. Quizás en algunos casos lo acentúa, al sustituir la benevolencia del consumo compartido por su mercantilización: algunas relaciones  y experiencias, antes realizadas “gratis et amore” ahora pasan a ser relaciones mercantiles, como la transformación del autoestopista gratuito en consumidor colaborativo. El “free-rider” se incorpora al sistema, tanto por el ajuste de la tecnología, como por la escasez de los recursos. El free-rider, ahora se ha refugiado en el sector financiero, que es el menos regulado[ix].
Otra cuestión estriba en la propiedad y explotación de las plataformas colaborativas: muchas de ellas son propiedad (adquirida o ab initio) de grandes corporaciones, que de esta manera amplían su modelo de negocio, precisamente como nuevos intermediarios de la economía colaborativa, recogiendo parte del margen que percibían las “capas obsoletas” de producción y distribución de las empresas tradicionales.
Estas grandes corporaciones se benefician de la inexistencia y/o fragmentación de regulación (las regulaciones estatales) para extender sus iniciativas, que constituyen negocios altamente beneficiosos.
No cabe duda, que la “economización” de las relaciones, constituye una simplificación que permite modelizar y gestionar con mayor facilidad las conexiones y enlaces entre personas, pero también es cierto que no abarca la totalidad de los actos y motivaciones de las personas: hay algo más que elhomo economicus, como nos demuestra la acción benevolente de millones de personas, compartiendo abierta y libremente su sangre y sus conocimientos, por ejemplo.
Conocimiento abierto
El Conocimiento abierto, es la denominación de iniciativas colaborativas, “que promueven la difusión abierta del conocimiento, y la posibilidad de reutilización y redistribución sin trabas legales, sociales o tecnológicas” (reformulado desde Wikipedia)[x]. El ejemplo inmediato es precisamente Wikipedia: una enciclopedia colaborativa y libre, tanto en la publicación como en su utilización y consulta.
Este conocimiento de libre disposición abarca desde las herramientas de creación de programas (Open source software) hasta la información científica, en todo tipo de disciplinas; desde la investigación hasta la comunicación, la educación o la actividad cultural.
Internet ha posibilitado que una gran “comunidad de usuarios” gestionen y organicen colectivamente su conocimiento. Esta comunidad no tiene por qué ser fija: los usuarios entran y salen a voluntad de los distintos grupos y niveles de utilización, tanto del conocimiento como de las herramientas de programación.
Toda la información (datos y herramientas) compartida, se transforma en conocimiento, gracias al apoyo interactivo de los usuarios, y también la colaboración desinteresada de instituciones, divulgadores, investigadores y científicos de todas las áreas, que han renunciado a los derechos de propiedad intelectual – de forma total o parcial -, con el objetivo de expandir la inteligencia colectiva. La integración de este conocimiento (cognición) con nuestra personalidad emocional, sentimental, sensible (sensitiva), intuitiva y volitiva, que constituiría la sabiduría personal, es todavía una dinámica interior del individuo. Pero ya se atisban interacciones emocionales y sentimentales en red – la telepatía (pathos = sentimiento – a distancia) -, que complementarían la evolución del conocimiento en red hacia la sabiduría.
En el campo del Conocimiento Abierto, también coexisten áreas de negocio con otras iniciativas gratuitas; en la práctica, esto deriva, por ejemplo, en modelos de software de multi-licencia o licencia dual, en los que el pago por la utilización se establece en función de la aplicación que se haga del software, en entornos comerciales, particulares o de código abierto. En cada caso, es la negociación personal y directa la que determina el grado de colaboración, en el rango que va desde el copyright hasta el copyleft.
La cantidad de conocimiento ofrecido y gestionado es ingente: OpenDOAR (Directory of Open Acccess Repositories) – www.opendoar.org -, un directorio oficial de Repositorios Académicos o Institucionales de Acceso Abierto, tiene contabilizados, a fecha de noviembre 2014, 2726 Repositorios[1], que incluyen más de 210 millones de entradas.[xi]
Producción Colaborativa
La Producción Colaborativa (P2P Production) es tanto una consecuencia directa del conocimiento abierto, como una de sus facetas: en el ámbito del conocimiento, su elaboración y compilación puede contemplarse desde el punto de vista intelectual (tratándose entonces de conocimiento abierto) o desde el punto de vista económico (denominándose producción colaborativa), dado que todo conocimiento puede ser “paquetizado” (en quantos de conocimiento) y considerado también como un bien o servicio de inteligencia colectiva, acaparable y susceptible de transacción: la instrucción o formación académica o profesional.
Pero la Producción Colaborativa no se limita únicamente a la elaboración de software libre o de servicios profesionales (formativo-educativos, o de otro tipo). Y al igual que el Consumo Colaborativo abarca iniciativas de cooperación desinteresada (no remunerada), junto con modelos de negocio lucrativo.
La producción colaborativa incluye también estructuras (redes o mallas) profesionales en las que se establecen contactos directos entre usuarios para la gestión y elaboración compartida de proyectos, servicios u objetos de todo tipo. La colaboración productiva se ha implementado en campos como el diseño, la arquitectura y la ingeniería industrial.  Este fenómeno es coincidente con la aparición de las impresoras 3D.
La alianza entre la producción colaborativa y la impresión tridimensional puede cambiar fuertemente la fabricación y producción de objetos en un plazo relativamente breve: las factorías de multitud de objetos utilizados diariamente, pueden pasar de las fábricas de los polígonos industriales (muchas veces en el extranjero),  a los domicilios.
La producción colaborativa no es una simple cuestión de individuos o profesionales trabajando de forma adhocrática en red difusa: grandes corporaciones industriales están incorporando o han entrado en la Producción Colaborativa por dos tipos de motivos:
  1. La gestión de la reputación corporativa.
  2. El hallazgo de un nicho de gestión productiva para grandes corporaciones: la subcontratación externa multitudinaria. En inglés queda mejor: “crowd-based resources”[xii].
En esencia, consiste en la sustitución de empleados internos por individuos subcontratados para cada tarea, fundamentalmente trabajadores especializados, pero también artesanos, inventores, o personal de staff, mantenimiento o marketing. Un futuro donde trabajadores autónomos (freelancers)  ofrecen su talento y servicios en las plataformas de producción (marketplaces), para ser contratados por las organizaciones.
Este sistema también elimina “capas improductivas”, además del ajuste de costes a sus términos variables (el desideratum de todo director financiero) y la posibilidad de contratar profesionales talentosos de cualquier parte del mundo.
Por el contrario, como indica Owyang[xiii], la eliminación de capas administrativas no elimina las tareas de administración y contratación de los autónomos. También exige mayor precisión en el diseño del proyecto. Y, finalmente, existe el peligro de un alejamiento de las condiciones del libre mercado, dado el mayor poder negociador de las grandes corporaciones sobre el autónomo, permitiendo un monopsonio de facto en el “mercado del talento”, que limitaría la eficiencia de ese mercado.
Como dato de la relevancia del sector: Más de 2 billones[2] de dólares han sido invertidos por firmas de capital-riesgo en más de 500 empresas de economía colaborativa desde 2012.[xiv]
Las Finanzas Colaborativas.
“El término Finanzas Colaborativas describe una categoría específica de transacciones financieras que ocurren directamente entre individuos sin la intervención de una institución financiera tradicional. Este nuevo sistema de gestionar transacciones financieras informales es posible gracias a los avances en medios sociales y plataformas en línea peer-to peer”, define collaborativefinance.org.[xv]
Collaborativefinance.org establece, en el panorama de las finanzas colaborativas, cuatro campos de atención: los microcréditos (microcredit), los préstamos sociales (social lending), los ahorros sociales (social saving) y el crédito multitudinario (crowdfunding).
Creo que en este panorama es importante añadir a las monedas complementarias[xvi], y en especial, las divisas de crédito mutuo, por lo siguiente:
La escasez aparente de dinero está estrangulando la actividad económica en una sociedad dotada de gran cantidad de capital intelectual y cultural, y de capital social (bienes relacionales).
Sin embargo, nunca ha habido tanto dinero como ahora: con una base monetaria de 1 billón (europeo) de Euros, en moneda de curso legal, hay casi 19 billones (millones de millones) en reservas de créditos anotados por la banca en el BCE.[xvii] (¿Y cuántos sin anotar?)
La cesión de la capacidad de generar moneda por parte del poder político a la banca está en el origen del problema de la escasez artificial del dinero. Como explican con claridad Michael MacLeay, Amar Radia y Ryland Thomas, pertenecientes al Directorio de Análisis Monetario del Banco de Inglaterra:
“En la economía moderna, la mayor parte del dinero toma la forma de depósitos bancarios. Pero es frecuentemente incomprendido cómo se crean esos depósitos bancarios: el camino principal es a través de los bancos comerciales haciendo préstamos. Cada vez que un banco hace un préstamo, crea simultáneamente un depósito correspondiente en la cuenta bancaria del prestatario, lo que crea dinero nuevo”. [xviii]
La gran opacidad y falta de regulación en las actividades de los bancos privados, provoca  la concentración en pocas manos de los activos financieros, teóricamente de propiedad común. Este proceso de concentración acentúa la desigualdad y mantiene los privilegios de un monopolio, entregado sin contrapartidas a la explotación comercial de algunas instituciones,
Esta decisión ha tenido, al menos, dos consecuencias de gran trascendencia:
El sobreendeudamiento de los estados: Demos por bueno el trabajo de los bancos privados como generadores de moneda, esto es, que la cantidad de moneda generada es equivalente a la riqueza generada – de lo que es dato indiciario la práctica inexistencia de inflación –. Para el sistema es indiferente si esta generación de moneda está realizada por uno u otro de los actores económicos. El dinero ha sido emitido por los bancos, pero también podría haber sido emitido por los ciudadanos. En este caso, el estado – los gobiernos – han preferido, en una decisión política, ceder la capacidad de generación de dinero a algunas instituciones privadas, para luego endeudarse con ellas, en vez de generar directamente el dinero por si mismos.
Como segunda consecuencia – derivada de la primera -, una gran cantidad de población se ha visto desprovista de la herramienta financiera básica para su actividad profesional, lo que ha provocado la aparición de redes solidarias y colaborativas en los márgenes del sector oficial del crédito. La tecnología de redes sociales ha detonado la implantación social de las redes de finanzas colaborativas. También ha detonado otras iniciativas como las criptomonedas digitales.
Las Monedas Complementarias (algunas convertibles en divisas fiduciarias, y otras no), se han re-actualizado –  tienen casi un siglo en su versión moderna -, a veces como mecanismo de dinamización económica local, en otros casos como herramienta de supervivencia y muchas veces como sistema de cohesión grupal o local. Son especialmente remarcables los sistemas monetarios basados en el crédito mutuo: una vez reconocido que las divisas corrientes (tanto los billetes y monedas en circulación, como los saldos anotados en cuenta) son simplemente una promesa de pago (aunque sea, como dicen los norteamericanos, mediante la confianza divina – “in god we trust”), puede resultar de mucha mayor confianza un círculo reducido de personas, que se dan a sí mismas una capacidad de crédito –crédito mutuo –, que la confianza que podemos depositar en “instituciones” financieras privadas de todos los países.
Los sistemas de crédito mutuo[xix] se basan en la transparencia de las anotaciones y la trazabilidad de las transacciones. Esta trazabilidad y transparencia podría darse también en las divisas fiduciarias corrientes, si los paraísos fiscales no truncaran la trazabilidad de las operaciones financieras. Mientras existan los paraísos fiscales existirán condiciones detonadoras, aceleradoras y mantenedoras de las crisis financieras.
En los sistemas de crédito mutuo no existe el pago de intereses, más bien al contrario: en algunos casos de monedas complementarias locales (Chiemgauer)[xx], diseñadas para dinamizar el intercambio local, se ha dotado a la moneda de mecanismos de “oxidación”, que provocan la pérdida de valor, en caso de que no sea utilizada. Dado que el sistema se basa en las anotaciones en cuenta, estas divisas “oxidadas” no se pierden, sino que se acumulan en cuentas comunes, donde la asamblea soberana les otorga un destino, que puede ser una inversión de apoyo social, ecológico o de otro tipo.
Los Bancos de Tiempo, los Sistemas de Intercambio Local (LETS) y las monedas locales son sistemas de crédito mutuo.
Las finanzas colaborativas, la tecnología y capacidad informática y la estructura de nodos – común a todos los aspectos de la economía colaborativa -, permite eliminar capas improductivas en el sector financiero, al igual que en otros sectores. Pero aquí, la resistencia de los actores improductivos es equivalente a su poder económico y social.
Con la tecnología actual, no tendría mucha dificultad la sustitución de todas las empresas de intercambio de divisas fiduciarias por un superordenador, que casara automáticamente todas las posiciones de cambio cada día, sin costes de transacción y minimizando ineficiencias (acercándose al libre mercado de competencia perfecta).
Un sistema similar podría ser introducido en la gestión de las bolsas de valores, eliminando la intermediación costosa, arriesgada e ineficiente de “traders”, cuya vigilancia requiere un ejército de supervisores y reguladores públicos. El sistema actual transita entre un garantismo vigilante, que significa un sobre-coste para los inversores y una sobreexposición al riesgo de traders codiciosos: Véase las estadísticas de la web U.S. Securites Insider Trading Information.[xxi]
En cuanto a la emisión de dinero, esta cesión a las “Instituciones Financieras Monetarias” es tácita: no encuentro en el reglamento del Banco Central Europeo[xxii], instrucciones acerca de la capacidad de creación de dinero por parte de las Instituciones Financieras Monetarias. El reglamento determina las características de la presentación de la  información por parte de estas instituciones privadas emisoras de dinero, y sólo indica los coeficientes de liquidez que han de cumplir las Instituciones Financieras Monetarias.
Algunos expertos han desarrollado modelos  de Sistemas Monetarios Estables. Especialmente interesante, tanto por el prestigio de su impulsor (Bernard Lietaer[xxiii]), como por la agudeza de su análisis y la innovación y solvencia de su criterio es  la moneda complementaria Terra:
“Terra es una moneda complementaria, emitida por un instituto privado, oxidable, que funciona como una Divisa de Referencia Comercial, que está respaldada por una cesta estandarizada, resistente a la inflación, compuesta por la docena de productos básicos y servicios más importantes en el mercado global”.[xxiv]
El beneficio de Terra como Divisa alternativa de Referencia Comercial  (Trade Reference Currency), coexistiendo con el resto de monedas, se cifra en su poder estabilizador del ciclo económico, trabajando contra la volatilidad del cambio de divisas y proporcionando un marco estable para el comercio y los intercambios, que haga más eficiente el mercado mundial.
El control y la regulación de los sistemas monetarios, en busca de su estabilidad y equidad no resuelve la segunda parte del problema financiero: ¿Qué inversiones financiamos? (en parte, con nuestros depósitos).
Hasta el momento, el modelo de crecimiento ha seguido la senda que han marcado las instituciones financieras con sus decisiones de financiación: dado que la cantidad de dinero es finita, financiar un tipo de proyectos, supone dejar de financiar otras alternativas. El crowd-funding, como sistema de microfinanciación masiva resuelve este problema a pequeña escala; proyectos que quedan fuera del circuito bancario convencional, por su falta de atractivo en rentabilidad financiera, pero altamente interesantes para la generación de bienes relacionales, se sostienen gracias a este tipo de iniciativas: muchos proyectos de conocimiento abierto se financian con las micro-aportaciones de usuarios y “simpatizantes”.
El crowd-funding y los microcréditos también resuelven la financiación de proyectos viables que, simplemente han sido desechados por la banca tradicional por su falta de avales sobre el importe financiado. Curiosamente, el ratio de impagos de préstamos en las entidades de microcréditos, como los Bancos de Crédito Comunitario es menor que en la banca comercial.[xxv]
Pero las decisiones de financiación tomadas de forma democrática o asamblearia tampoco tienen por qué ser más eficientes y sostenibles. Una clave quizás se encuentre en la gestión de la reputación, personal y corporativa, en la red.
El Futuro
La red facilita la estructuración de la sociedad en grupos, de forma relacional, tal como la concibe Pierre Bourdieu. El mecanismo relacional es intrínseco a la red.
Por este motivo, además de la citada mejora de  la eficiencia económica, la utilización – ya sea remunerada o altruista – de la economía colaborativa en redes sociales aumentará de forma exponencial (viral).
En el futuro, es de prever que coexistirán modelos de trabajo basados en el lucro personal y empresarial, con otros más altruistas, orientados a la cooperación y desarrollo de las personas, en todos los ámbitos de la economía colaborativa. La tarea a realizar consiste en la adecuada regulación de las actividades, de tal manera que se interfiera lo mínimo posible en la libertad y creatividad humanas, base del conocimiento y desarrollo, evitando también situaciones de un desequilibrio excesivamente ineficiente entre actores, en los distintos campos de juego de la economía, la producción, el conocimiento y las finanzas.
Como consecuencia de la utilización creciente, el rastro de nuestro trabajo y actividad en la red será todavía más grande. Y los mecanismos de interacción con nuestros grupos sociales superpuestos en la red serán más activos. Y la valoración de nuestras acciones, métodos, actitudes y respuestas en la red será más visible y matizada. Las interacciones de “amistad” y “me gusta/no me gusta” empiezan a ser la prehistoria de la red: En Linkedin es factible la validación de nuestras aptitudes, por parte de nuestras relaciones, construyendo la reputación profesional. En Twago, se publica la valoración del trabajo de los freelancers que seleccionas para un proyecto.
Esto también funciona con las grandes empresas y corporaciones, que se han visto obligadas a gestionar su reputación en redes sociales, poniendo en marcha mecanismos sinceramente comprometidos en la solución de las incidencias y reclamaciones de clientes: nuestros votos monetarios empiezan a tener un poder, también como elementos para la toma de decisiones de inversión y de los  sistemas y modos de producción y contratación de nuestros proveedores, aunque éstos sean de gran tamaño.
Si tenemos un comparador de seguros de automóviles en la red, ¿por qué no podemos tener un “comparador de sostenibilidad de inversiones” o de responsabilidad social corporativa de las empresas o individuos a los que adquirimos los productos y servicios que utilizamos?
La difusión más abierta y libre de los sistemas y mecanismos de consumo, producción, conocimiento y finanzas puede ayudar al desarrollo de las personas. ¿De algunas? ¿De todas?
Libertad, como capacidad de conocer y pensar.
Igualdad, como capacidad de actuar libremente.
Fraternidad, como capacidad de amar. ¿También en la red?
[1] “A repository may be defined as a set of systems and services which facilitates the ingest, storage, management, retrieval, display, and reuse of digital objects. Repositories may be set up by institutions, subject communities, research funders, or other groups. They may provide access to a variety of digital objects, including peer-reviewed journal articles, book chapters, theses, datasets, learning objects, or rich media files.” (Pinfield, 2009, 165)
[2] Billones americanos (billions): miles de millones
[i] Lisa Gansky; The Mesh: Why the Future of Business is Sharing (Portfolio/Penguin, Fall 2010)
[ii] Rachel Botsman and Roo Rogers; What’s Mine Is Yours: The Rise of Collaborative Consumption. New York: Harper Business, 2010
[iii]  http://es.wikipedia.org/wiki/Economia
[iv] http://blogs.cccb.org/lab/es/
[v] http://es.wikipedia.org/wiki/Consumo_colaborativo
[vi] http://www.streetbank.com/splash?locale=es
[vii] https://www.uber.com/
[viii] http://www.blablacar.es/
[x]http://es.wikipedia.org/wiki/Conocimiento_abierto
[xi] Open Access repositories Worldwide 2005-2012: past growth, current characteristics and future posibilities. http://eprints.whiterose.ac.uk/76632/
[xii] http://www.web-strategist.com/blog/category/collaborative-economy/ by Jeremiah Owiang,
[xiii] Jeremiah Owiang, fundador de crowdcompanies.com (véase nota 14)
[xiv] CB Insights data, Deloitte análisis (march 2014)
[xv] http://www.collaborativefinance.org/
[xvi] http://communitycurrenciesinaction.eu/about-ccs/
[xix] http://p2pfoundation.net/Mutual_Credit
[xx] http://www.chiemgauer.info/
[xxi] http://insidertrading.org/
[xxii] http://www.ecb.europa.eu/ecb/legal/pdf/l_01520090120es00140062.pdf
[xxiii] http://en.wikipedia.org/wiki/Bernard_Lietaer
[xxiv] http://www.terratrc.org/PDF/Terra_WhitePaper_2.27.04.pdf
[xxv] http://www.slideshare.net/mig76/bancos-comunitarios-de-desarrollo-en-brasil-por-diogo-rego?qid=14f586b1-08e2-4d5b-a7f7-26a57e661163&v=default&b=&from_search=2

[I] “A repository may be defined as a set of systems and services which facilitates the ingest, storage, management, retrieval, display, and reuse of digital objects. Repositories may be set up by institutions, subject communities, research funders, or other groups. They may provide access to a variety of digital objects, including peer-reviewed journal articles, book chapters, theses, datasets, learning objects, or rich media files.” (Pinfield, 2009, 165)
[II] Billones americanos (billions): miles de millones
[1] Lisa Gansky; The Mesh: Why the Future of Business is Sharing (Portfolio/Penguin, Fall 2010)
[2] Rachel Botsman and Roo Rogers; What’s Mine Is Yours: The Rise of Collaborative Consumption. New York: Harper Business, 2010
[3] http://es.wikipedia.org/wiki/Consumo_colaborativo
[4] http://www.streetbank.com/splash?locale=es
[5] https://www.uber.com/
[6] http://www.blablacar.es/
[8]http://es.wikipedia.org/wiki/Conocimiento_abierto
[9] Open Access repositories Worldwide 2005-2012: past growth, current characteristics and future posibilities. http://eprints.whiterose.ac.uk/76632/
[10] http://www.web-strategist.com/blog/category/collaborative-economy/ by Jeremiah Owiang,
[11] Jeremiah Owiang, fundador de crowdcompanies.com (véase nota 14)
[12] CB Insights data, Deloitte análisis (march 2014)
[13] http://www.collaborativefinance.org/
[14] http://communitycurrenciesinaction.eu/about-ccs/
[16] http://p2pfoundation.net/Mutual_Credit
[17] http://www.chiemgauer.info/
[18] http://insidertrading.org/
[19] http://www.ecb.europa.eu/ecb/legal/pdf/l_01520090120es00140062.pdf
[20] http://en.wikipedia.org/wiki/Bernard_Lietaer
[21] http://www.terratrc.org/PDF/Terra_WhitePaper_2.27.04.pdf

[22] http://www.slideshare.net/mig76/bancos-comunitarios-de-desarrollo-en-brasil-por-diogo-rego?qid=14f586b1-08e2-4d5b-a7f7-26a57e661163&v=default&b=&from_search=2


Joaco Alegre es Vicepresidente del Grupo Impulsor del Orué – La moneda colaborativa-.
Introducción.
El término “Economía Colaborativa” proviene de la expresión inglesa “Sharing Economy”, divulgado separadamente por Lisa Gansky[i] y Rachel Bootsman con Roo Rogers[ii] en 2010. El gerundio informa acerca de la acción verbal dinámicay no constituye una simple teoría social.
También podríamos traducirlo literalmente: “Compartiendo economía”, si definimos Economía como “los medios de satisfacer las necesidades humanas mediante los recursos disponibles que siempre son limitados”[iii]. Es indudable que la desigualdad de las sociedades occidentales, ha contribuido al desarrollo de la economía colaborativa, como medio también de defensa y supervivencia.
La economía colaborativa es un cajón de sastre donde coexisten acciones de distinto tipo, con una característica común: todas las iniciativas están basadas en las tecnologías de la información y comunicación, que permiten la creación de redes sociales y portales, donde se pueden realizar interacciones entre individuos de forma masiva.
Bajo este paraguas, se incluye por el momento 4 epígrafes: Conocimiento abierto, consumo colaborativo, finanzas compartidas y producción colaborativa. Quizás otros puedan incorporarse, como Educación Expandida y Periodismo de Datos, tal como nos deja entrever la interesante web del CCCBLAB[iv]. En el futuro, incluso los portales de construcción y ratificación de la reputación personal (de personas físicas y jurídicas), pueden convertirse en materia de la “economía colaborativa” y el efecto se amplíe a las decisiones políticas – quizás en un principio locales -, en una suerte de “Política Participativa”.
El factor transversal a todos estos epígrafes es precisamente la construcción de inmensas bases de datos que se gestionan de forma colectiva e interactiva y que se pueden compartir y actualizar en tiempo real por los usuarios, gracias a la velocidad de la comunicación de internet, y a los sistemas de almacenaje y gestión de datos.
En este aspecto nos acerca a una concepción del ser humano como insecto social, que por primera vez comparte una superestructura de datos/información/conocimiento transmisible y utilizable por todos los individuos. Una suerte de inteligencia colectiva. A esto lo llamamos mesh (malla) o red (red social). Y cada usuario constituye un nodo (nudo) de la red, de múltiples redes superpuestas. Como una red neuronal.
Analizando cada área por separado:
Consumo Colaborativo
El Consumo Colaborativo, según Wikipedia, es “el acceso a bienes y servicios sin detentar la propiedad de los mismos, a través de plataformas digitales”[v]. Bajo esta denominación conviven iniciativas muy diferentes en su concepción y objetivos, aunque el entorno tecnológico de utilización es muy similar: Desde plataformas que buscan compartir de forma gratuita y altruista bienes escasos, fomentando adicionalmente la relación personal (streetbank)[vi], hasta plataformas con un claro modelo de negocio (uber)[vii]. Incluso algunas que nacieron como plataformas colaborativas gratuitas, y posteriormente han mutado en modelos de negocio (blablacar)[viii].
Enfocado desde la vertiente económica: si aplicamos en alguna  red social nuestros activos infrautilizados (casa, coches, objetos) haciendo líquido un beneficio latente, lo llamamos consumo colaborativo. En los casos en que esta actividad se organiza como un modelo de negocio, elimina ciertas “capas” de la producción que son mochilas improductivas.
Desde el punto de vista de la economía clásica, el consumo colaborativo (transaccional, no gratuito) altera el statu quo de la definición de mercado. En el desarrollo teórico  del “libre mercado de competencia perfecta” (el que consigue la mayor eficiencia en la producción y asignación de bienes), los economistas citan como características de este mercado:
  • La existencia de un gran número de productores y consumidores, que los convierte en precio-aceptantes.
  • La transparencia del mercado, que permite la información completa y gratuita de productores y consumidores.
  • La inexistencia de barreras de entrada o salida al mercado.
  • La movilidad perfecta de bienes y factores, con costes de transporte despreciables.
  • La inexistencia de costes de transacción para los productores y consumidores.
Las plataformas colaborativas se han acercado a las condiciones de libre mercado establecidas por los economistas clásicos. La consecuencia es que los mercados colaborativos son más eficientes en la asignación de precios y recursos, al poner en valor, además, recursos infrautilizados. El “alquiler compartido” de bienes hace posible su “divisibilidad”, que el sistema “tradicional” de adquisición y consumo no alentaba. Esto provoca que las plataformas colaborativas sustituyan paulatinamente a otros mercados menos eficientes.
Algunos modelos, además, nos acercan a la acepción más pertinente de consumir, que es la de agotar la utilización de los objetos hasta su fin, y no desecharlos antes del final de su vida útil (por lo que permanecen “inconsumidos” en vertederos).
Lo que no queda alterado por el consumo colaborativo es el paradigma mercantilista. Quizás en algunos casos lo acentúa, al sustituir la benevolencia del consumo compartido por su mercantilización: algunas relaciones  y experiencias, antes realizadas “gratis et amore” ahora pasan a ser relaciones mercantiles, como la transformación del autoestopista gratuito en consumidor colaborativo. El “free-rider” se incorpora al sistema, tanto por el ajuste de la tecnología, como por la escasez de los recursos. El free-rider, ahora se ha refugiado en el sector financiero, que es el menos regulado[ix].
Otra cuestión estriba en la propiedad y explotación de las plataformas colaborativas: muchas de ellas son propiedad (adquirida o ab initio) de grandes corporaciones, que de esta manera amplían su modelo de negocio, precisamente como nuevos intermediarios de la economía colaborativa, recogiendo parte del margen que percibían las “capas obsoletas” de producción y distribución de las empresas tradicionales.
Estas grandes corporaciones se benefician de la inexistencia y/o fragmentación de regulación (las regulaciones estatales) para extender sus iniciativas, que constituyen negocios altamente beneficiosos.
No cabe duda, que la “economización” de las relaciones, constituye una simplificación que permite modelizar y gestionar con mayor facilidad las conexiones y enlaces entre personas, pero también es cierto que no abarca la totalidad de los actos y motivaciones de las personas: hay algo más que elhomo economicus, como nos demuestra la acción benevolente de millones de personas, compartiendo abierta y libremente su sangre y sus conocimientos, por ejemplo.
Conocimiento abierto
El Conocimiento abierto, es la denominación de iniciativas colaborativas, “que promueven la difusión abierta del conocimiento, y la posibilidad de reutilización y redistribución sin trabas legales, sociales o tecnológicas” (reformulado desde Wikipedia)[x]. El ejemplo inmediato es precisamente Wikipedia: una enciclopedia colaborativa y libre, tanto en la publicación como en su utilización y consulta.
Este conocimiento de libre disposición abarca desde las herramientas de creación de programas (Open source software) hasta la información científica, en todo tipo de disciplinas; desde la investigación hasta la comunicación, la educación o la actividad cultural.
Internet ha posibilitado que una gran “comunidad de usuarios” gestionen y organicen colectivamente su conocimiento. Esta comunidad no tiene por qué ser fija: los usuarios entran y salen a voluntad de los distintos grupos y niveles de utilización, tanto del conocimiento como de las herramientas de programación.
Toda la información (datos y herramientas) compartida, se transforma en conocimiento, gracias al apoyo interactivo de los usuarios, y también la colaboración desinteresada de instituciones, divulgadores, investigadores y científicos de todas las áreas, que han renunciado a los derechos de propiedad intelectual – de forma total o parcial -, con el objetivo de expandir la inteligencia colectiva. La integración de este conocimiento (cognición) con nuestra personalidad emocional, sentimental, sensible (sensitiva), intuitiva y volitiva, que constituiría la sabiduría personal, es todavía una dinámica interior del individuo. Pero ya se atisban interacciones emocionales y sentimentales en red – la telepatía (pathos = sentimiento – a distancia) -, que complementarían la evolución del conocimiento en red hacia la sabiduría.
En el campo del Conocimiento Abierto, también coexisten áreas de negocio con otras iniciativas gratuitas; en la práctica, esto deriva, por ejemplo, en modelos de software de multi-licencia o licencia dual, en los que el pago por la utilización se establece en función de la aplicación que se haga del software, en entornos comerciales, particulares o de código abierto. En cada caso, es la negociación personal y directa la que determina el grado de colaboración, en el rango que va desde el copyright hasta el copyleft.
La cantidad de conocimiento ofrecido y gestionado es ingente: OpenDOAR (Directory of Open Acccess Repositories) – www.opendoar.org -, un directorio oficial de Repositorios Académicos o Institucionales de Acceso Abierto, tiene contabilizados, a fecha de noviembre 2014, 2726 Repositorios[1], que incluyen más de 210 millones de entradas.[xi]
Producción Colaborativa
La Producción Colaborativa (P2P Production) es tanto una consecuencia directa del conocimiento abierto, como una de sus facetas: en el ámbito del conocimiento, su elaboración y compilación puede contemplarse desde el punto de vista intelectual (tratándose entonces de conocimiento abierto) o desde el punto de vista económico (denominándose producción colaborativa), dado que todo conocimiento puede ser “paquetizado” (en quantos de conocimiento) y considerado también como un bien o servicio de inteligencia colectiva, acaparable y susceptible de transacción: la instrucción o formación académica o profesional.
Pero la Producción Colaborativa no se limita únicamente a la elaboración de software libre o de servicios profesionales (formativo-educativos, o de otro tipo). Y al igual que el Consumo Colaborativo abarca iniciativas de cooperación desinteresada (no remunerada), junto con modelos de negocio lucrativo.
La producción colaborativa incluye también estructuras (redes o mallas) profesionales en las que se establecen contactos directos entre usuarios para la gestión y elaboración compartida de proyectos, servicios u objetos de todo tipo. La colaboración productiva se ha implementado en campos como el diseño, la arquitectura y la ingeniería industrial.  Este fenómeno es coincidente con la aparición de las impresoras 3D.
La alianza entre la producción colaborativa y la impresión tridimensional puede cambiar fuertemente la fabricación y producción de objetos en un plazo relativamente breve: las factorías de multitud de objetos utilizados diariamente, pueden pasar de las fábricas de los polígonos industriales (muchas veces en el extranjero),  a los domicilios.
La producción colaborativa no es una simple cuestión de individuos o profesionales trabajando de forma adhocrática en red difusa: grandes corporaciones industriales están incorporando o han entrado en la Producción Colaborativa por dos tipos de motivos:
  1. La gestión de la reputación corporativa.
  2. El hallazgo de un nicho de gestión productiva para grandes corporaciones: la subcontratación externa multitudinaria. En inglés queda mejor: “crowd-based resources”[xii].
En esencia, consiste en la sustitución de empleados internos por individuos subcontratados para cada tarea, fundamentalmente trabajadores especializados, pero también artesanos, inventores, o personal de staff, mantenimiento o marketing. Un futuro donde trabajadores autónomos (freelancers)  ofrecen su talento y servicios en las plataformas de producción (marketplaces), para ser contratados por las organizaciones.
Este sistema también elimina “capas improductivas”, además del ajuste de costes a sus términos variables (el desideratum de todo director financiero) y la posibilidad de contratar profesionales talentosos de cualquier parte del mundo.
Por el contrario, como indica Owyang[xiii], la eliminación de capas administrativas no elimina las tareas de administración y contratación de los autónomos. También exige mayor precisión en el diseño del proyecto. Y, finalmente, existe el peligro de un alejamiento de las condiciones del libre mercado, dado el mayor poder negociador de las grandes corporaciones sobre el autónomo, permitiendo un monopsonio de facto en el “mercado del talento”, que limitaría la eficiencia de ese mercado.
Como dato de la relevancia del sector: Más de 2 billones[2] de dólares han sido invertidos por firmas de capital-riesgo en más de 500 empresas de economía colaborativa desde 2012.[xiv]
Las Finanzas Colaborativas.
“El término Finanzas Colaborativas describe una categoría específica de transacciones financieras que ocurren directamente entre individuos sin la intervención de una institución financiera tradicional. Este nuevo sistema de gestionar transacciones financieras informales es posible gracias a los avances en medios sociales y plataformas en línea peer-to peer”, define collaborativefinance.org.[xv]
Collaborativefinance.org establece, en el panorama de las finanzas colaborativas, cuatro campos de atención: los microcréditos (microcredit), los préstamos sociales (social lending), los ahorros sociales (social saving) y el crédito multitudinario (crowdfunding).
Creo que en este panorama es importante añadir a las monedas complementarias[xvi], y en especial, las divisas de crédito mutuo, por lo siguiente:
La escasez aparente de dinero está estrangulando la actividad económica en una sociedad dotada de gran cantidad de capital intelectual y cultural, y de capital social (bienes relacionales).
Sin embargo, nunca ha habido tanto dinero como ahora: con una base monetaria de 1 billón (europeo) de Euros, en moneda de curso legal, hay casi 19 billones (millones de millones) en reservas de créditos anotados por la banca en el BCE.[xvii] (¿Y cuántos sin anotar?)
La cesión de la capacidad de generar moneda por parte del poder político a la banca está en el origen del problema de la escasez artificial del dinero. Como explican con claridad Michael MacLeay, Amar Radia y Ryland Thomas, pertenecientes al Directorio de Análisis Monetario del Banco de Inglaterra:
“En la economía moderna, la mayor parte del dinero toma la forma de depósitos bancarios. Pero es frecuentemente incomprendido cómo se crean esos depósitos bancarios: el camino principal es a través de los bancos comerciales haciendo préstamos. Cada vez que un banco hace un préstamo, crea simultáneamente un depósito correspondiente en la cuenta bancaria del prestatario, lo que crea dinero nuevo”. [xviii]
La gran opacidad y falta de regulación en las actividades de los bancos privados, provoca  la concentración en pocas manos de los activos financieros, teóricamente de propiedad común. Este proceso de concentración acentúa la desigualdad y mantiene los privilegios de un monopolio, entregado sin contrapartidas a la explotación comercial de algunas instituciones,
Esta decisión ha tenido, al menos, dos consecuencias de gran trascendencia:
El sobreendeudamiento de los estados: Demos por bueno el trabajo de los bancos privados como generadores de moneda, esto es, que la cantidad de moneda generada es equivalente a la riqueza generada – de lo que es dato indiciario la práctica inexistencia de inflación –. Para el sistema es indiferente si esta generación de moneda está realizada por uno u otro de los actores económicos. El dinero ha sido emitido por los bancos, pero también podría haber sido emitido por los ciudadanos. En este caso, el estado – los gobiernos – han preferido, en una decisión política, ceder la capacidad de generación de dinero a algunas instituciones privadas, para luego endeudarse con ellas, en vez de generar directamente el dinero por si mismos.
Como segunda consecuencia – derivada de la primera -, una gran cantidad de población se ha visto desprovista de la herramienta financiera básica para su actividad profesional, lo que ha provocado la aparición de redes solidarias y colaborativas en los márgenes del sector oficial del crédito. La tecnología de redes sociales ha detonado la implantación social de las redes de finanzas colaborativas. También ha detonado otras iniciativas como las criptomonedas digitales.
Las Monedas Complementarias (algunas convertibles en divisas fiduciarias, y otras no), se han re-actualizado –  tienen casi un siglo en su versión moderna -, a veces como mecanismo de dinamización económica local, en otros casos como herramienta de supervivencia y muchas veces como sistema de cohesión grupal o local. Son especialmente remarcables los sistemas monetarios basados en el crédito mutuo: una vez reconocido que las divisas corrientes (tanto los billetes y monedas en circulación, como los saldos anotados en cuenta) son simplemente una promesa de pago (aunque sea, como dicen los norteamericanos, mediante la confianza divina – “in god we trust”), puede resultar de mucha mayor confianza un círculo reducido de personas, que se dan a sí mismas una capacidad de crédito –crédito mutuo –, que la confianza que podemos depositar en “instituciones” financieras privadas de todos los países.
Los sistemas de crédito mutuo[xix] se basan en la transparencia de las anotaciones y la trazabilidad de las transacciones. Esta trazabilidad y transparencia podría darse también en las divisas fiduciarias corrientes, si los paraísos fiscales no truncaran la trazabilidad de las operaciones financieras. Mientras existan los paraísos fiscales existirán condiciones detonadoras, aceleradoras y mantenedoras de las crisis financieras.
En los sistemas de crédito mutuo no existe el pago de intereses, más bien al contrario: en algunos casos de monedas complementarias locales (Chiemgauer)[xx], diseñadas para dinamizar el intercambio local, se ha dotado a la moneda de mecanismos de “oxidación”, que provocan la pérdida de valor, en caso de que no sea utilizada. Dado que el sistema se basa en las anotaciones en cuenta, estas divisas “oxidadas” no se pierden, sino que se acumulan en cuentas comunes, donde la asamblea soberana les otorga un destino, que puede ser una inversión de apoyo social, ecológico o de otro tipo.
Los Bancos de Tiempo, los Sistemas de Intercambio Local (LETS) y las monedas locales son sistemas de crédito mutuo.
Las finanzas colaborativas, la tecnología y capacidad informática y la estructura de nodos – común a todos los aspectos de la economía colaborativa -, permite eliminar capas improductivas en el sector financiero, al igual que en otros sectores. Pero aquí, la resistencia de los actores improductivos es equivalente a su poder económico y social.
Con la tecnología actual, no tendría mucha dificultad la sustitución de todas las empresas de intercambio de divisas fiduciarias por un superordenador, que casara automáticamente todas las posiciones de cambio cada día, sin costes de transacción y minimizando ineficiencias (acercándose al libre mercado de competencia perfecta).
Un sistema similar podría ser introducido en la gestión de las bolsas de valores, eliminando la intermediación costosa, arriesgada e ineficiente de “traders”, cuya vigilancia requiere un ejército de supervisores y reguladores públicos. El sistema actual transita entre un garantismo vigilante, que significa un sobre-coste para los inversores y una sobreexposición al riesgo de traders codiciosos: Véase las estadísticas de la web U.S. Securites Insider Trading Information.[xxi]
En cuanto a la emisión de dinero, esta cesión a las “Instituciones Financieras Monetarias” es tácita: no encuentro en el reglamento del Banco Central Europeo[xxii], instrucciones acerca de la capacidad de creación de dinero por parte de las Instituciones Financieras Monetarias. El reglamento determina las características de la presentación de la  información por parte de estas instituciones privadas emisoras de dinero, y sólo indica los coeficientes de liquidez que han de cumplir las Instituciones Financieras Monetarias.
Algunos expertos han desarrollado modelos  de Sistemas Monetarios Estables. Especialmente interesante, tanto por el prestigio de su impulsor (Bernard Lietaer[xxiii]), como por la agudeza de su análisis y la innovación y solvencia de su criterio es  la moneda complementaria Terra:
“Terra es una moneda complementaria, emitida por un instituto privado, oxidable, que funciona como una Divisa de Referencia Comercial, que está respaldada por una cesta estandarizada, resistente a la inflación, compuesta por la docena de productos básicos y servicios más importantes en el mercado global”.[xxiv]
El beneficio de Terra como Divisa alternativa de Referencia Comercial  (Trade Reference Currency), coexistiendo con el resto de monedas, se cifra en su poder estabilizador del ciclo económico, trabajando contra la volatilidad del cambio de divisas y proporcionando un marco estable para el comercio y los intercambios, que haga más eficiente el mercado mundial.
El control y la regulación de los sistemas monetarios, en busca de su estabilidad y equidad no resuelve la segunda parte del problema financiero: ¿Qué inversiones financiamos? (en parte, con nuestros depósitos).
Hasta el momento, el modelo de crecimiento ha seguido la senda que han marcado las instituciones financieras con sus decisiones de financiación: dado que la cantidad de dinero es finita, financiar un tipo de proyectos, supone dejar de financiar otras alternativas. El crowd-funding, como sistema de microfinanciación masiva resuelve este problema a pequeña escala; proyectos que quedan fuera del circuito bancario convencional, por su falta de atractivo en rentabilidad financiera, pero altamente interesantes para la generación de bienes relacionales, se sostienen gracias a este tipo de iniciativas: muchos proyectos de conocimiento abierto se financian con las micro-aportaciones de usuarios y “simpatizantes”.
El crowd-funding y los microcréditos también resuelven la financiación de proyectos viables que, simplemente han sido desechados por la banca tradicional por su falta de avales sobre el importe financiado. Curiosamente, el ratio de impagos de préstamos en las entidades de microcréditos, como los Bancos de Crédito Comunitario es menor que en la banca comercial.[xxv]
Pero las decisiones de financiación tomadas de forma democrática o asamblearia tampoco tienen por qué ser más eficientes y sostenibles. Una clave quizás se encuentre en la gestión de la reputación, personal y corporativa, en la red.
El Futuro
La red facilita la estructuración de la sociedad en grupos, de forma relacional, tal como la concibe Pierre Bourdieu. El mecanismo relacional es intrínseco a la red.
Por este motivo, además de la citada mejora de  la eficiencia económica, la utilización – ya sea remunerada o altruista – de la economía colaborativa en redes sociales aumentará de forma exponencial (viral).
En el futuro, es de prever que coexistirán modelos de trabajo basados en el lucro personal y empresarial, con otros más altruistas, orientados a la cooperación y desarrollo de las personas, en todos los ámbitos de la economía colaborativa. La tarea a realizar consiste en la adecuada regulación de las actividades, de tal manera que se interfiera lo mínimo posible en la libertad y creatividad humanas, base del conocimiento y desarrollo, evitando también situaciones de un desequilibrio excesivamente ineficiente entre actores, en los distintos campos de juego de la economía, la producción, el conocimiento y las finanzas.
Como consecuencia de la utilización creciente, el rastro de nuestro trabajo y actividad en la red será todavía más grande. Y los mecanismos de interacción con nuestros grupos sociales superpuestos en la red serán más activos. Y la valoración de nuestras acciones, métodos, actitudes y respuestas en la red será más visible y matizada. Las interacciones de “amistad” y “me gusta/no me gusta” empiezan a ser la prehistoria de la red: En Linkedin es factible la validación de nuestras aptitudes, por parte de nuestras relaciones, construyendo la reputación profesional. En Twago, se publica la valoración del trabajo de los freelancers que seleccionas para un proyecto.
Esto también funciona con las grandes empresas y corporaciones, que se han visto obligadas a gestionar su reputación en redes sociales, poniendo en marcha mecanismos sinceramente comprometidos en la solución de las incidencias y reclamaciones de clientes: nuestros votos monetarios empiezan a tener un poder, también como elementos para la toma de decisiones de inversión y de los  sistemas y modos de producción y contratación de nuestros proveedores, aunque éstos sean de gran tamaño.
Si tenemos un comparador de seguros de automóviles en la red, ¿por qué no podemos tener un “comparador de sostenibilidad de inversiones” o de responsabilidad social corporativa de las empresas o individuos a los que adquirimos los productos y servicios que utilizamos?
La difusión más abierta y libre de los sistemas y mecanismos de consumo, producción, conocimiento y finanzas puede ayudar al desarrollo de las personas. ¿De algunas? ¿De todas?
Libertad, como capacidad de conocer y pensar.
Igualdad, como capacidad de actuar libremente.
Fraternidad, como capacidad de amar. ¿También en la red?
[1] “A repository may be defined as a set of systems and services which facilitates the ingest, storage, management, retrieval, display, and reuse of digital objects. Repositories may be set up by institutions, subject communities, research funders, or other groups. They may provide access to a variety of digital objects, including peer-reviewed journal articles, book chapters, theses, datasets, learning objects, or rich media files.” (Pinfield, 2009, 165)
[2] Billones americanos (billions): miles de millones
[i] Lisa Gansky; The Mesh: Why the Future of Business is Sharing (Portfolio/Penguin, Fall 2010)
[ii] Rachel Botsman and Roo Rogers; What’s Mine Is Yours: The Rise of Collaborative Consumption. New York: Harper Business, 2010
[iii]  http://es.wikipedia.org/wiki/Economia
[iv] http://blogs.cccb.org/lab/es/
[v] http://es.wikipedia.org/wiki/Consumo_colaborativo
[vi] http://www.streetbank.com/splash?locale=es
[vii] https://www.uber.com/
[viii] http://www.blablacar.es/
[x]http://es.wikipedia.org/wiki/Conocimiento_abierto
[xi] Open Access repositories Worldwide 2005-2012: past growth, current characteristics and future posibilities. http://eprints.whiterose.ac.uk/76632/
[xii] http://www.web-strategist.com/blog/category/collaborative-economy/ by Jeremiah Owiang,
[xiii] Jeremiah Owiang, fundador de crowdcompanies.com (véase nota 14)
[xiv] CB Insights data, Deloitte análisis (march 2014)
[xv] http://www.collaborativefinance.org/
[xvi] http://communitycurrenciesinaction.eu/about-ccs/
[xix] http://p2pfoundation.net/Mutual_Credit
[xx] http://www.chiemgauer.info/
[xxi] http://insidertrading.org/
[xxii] http://www.ecb.europa.eu/ecb/legal/pdf/l_01520090120es00140062.pdf
[xxiii] http://en.wikipedia.org/wiki/Bernard_Lietaer
[xxiv] http://www.terratrc.org/PDF/Terra_WhitePaper_2.27.04.pdf
[xxv] http://www.slideshare.net/mig76/bancos-comunitarios-de-desarrollo-en-brasil-por-diogo-rego?qid=14f586b1-08e2-4d5b-a7f7-26a57e661163&v=default&b=&from_search=2

[I] “A repository may be defined as a set of systems and services which facilitates the ingest, storage, management, retrieval, display, and reuse of digital objects. Repositories may be set up by institutions, subject communities, research funders, or other groups. They may provide access to a variety of digital objects, including peer-reviewed journal articles, book chapters, theses, datasets, learning objects, or rich media files.” (Pinfield, 2009, 165)
[II] Billones americanos (billions): miles de millones
[1] Lisa Gansky; The Mesh: Why the Future of Business is Sharing (Portfolio/Penguin, Fall 2010)
[2] Rachel Botsman and Roo Rogers; What’s Mine Is Yours: The Rise of Collaborative Consumption. New York: Harper Business, 2010
[3] http://es.wikipedia.org/wiki/Consumo_colaborativo
[4] http://www.streetbank.com/splash?locale=es
[5] https://www.uber.com/
[6] http://www.blablacar.es/
[8]http://es.wikipedia.org/wiki/Conocimiento_abierto
[9] Open Access repositories Worldwide 2005-2012: past growth, current characteristics and future posibilities. http://eprints.whiterose.ac.uk/76632/
[10] http://www.web-strategist.com/blog/category/collaborative-economy/ by Jeremiah Owiang,
[11] Jeremiah Owiang, fundador de crowdcompanies.com (véase nota 14)
[12] CB Insights data, Deloitte análisis (march 2014)
[13] http://www.collaborativefinance.org/
[14] http://communitycurrenciesinaction.eu/about-ccs/
[16] http://p2pfoundation.net/Mutual_Credit
[17] http://www.chiemgauer.info/
[18] http://insidertrading.org/
[19] http://www.ecb.europa.eu/ecb/legal/pdf/l_01520090120es00140062.pdf
[20] http://en.wikipedia.org/wiki/Bernard_Lietaer
[21] http://www.terratrc.org/PDF/Terra_WhitePaper_2.27.04.pdf
[22] http://www.slideshare.net/mig76/bancos-comunitarios-de-desarrollo-en-brasil-por-diogo-rego?qid=14f586b1-08e2-4d5b-a7f7-26a57e661163&v=default&b=&from_search=2
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ECONOMÍA COLABORATIVA: UN SALTO CUÁNTICO

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Por Joaco Alegre, miembro de Economistas Frente a la Crisis
Rachel Botsman define la Economía Colaborativa como “Una economía basada en redes difusas de individuos y comunidades conectados,  frente a instituciones centralizadas, transformando la manera en que podemos producir, consumir, financiarnos, y aprender”[1].
La persistencia de esta corriente, en mi opinión, podría desembocar en un Sistema de Economía Colaborativa como eco-sistema deseable, derivado de la modificación de carácter disruptivo de las infraestructuras sociales, políticas y económicas de buena parte del planeta. Esta modificación vendrá por un cambio en el concepto y uso social de la libertad. Y se deberá  a una alteración de la relación interpersonal – no solo en el ámbito económico – debida a  la descentralización y desintermediación producidas por la información en red, que cambiará los sistemas de pensamiento y provocará efectos en muchos campos de la sociedad: el conocimiento, la cultura, la producción, el consumo, las finanzas y medios de intercambio, la prestación de servicios profesionales y la estructura de las empresas.
Creo que no podemos hablar todavía de Economía Colaborativa como un Sistema Económico, definido por oposición a la “Economía Competitiva”, que caracteriza los regímenes económicos capitalistas y comunistas. La diferencia  estriba en que el sistema de economía competitiva – tanto capitalista como comunista – basa su estructura productiva en un cuerpo de decisores concreto y restringido que toma las decisiones de producción[2] y el sistema de economía colaborativa basa su relación y estructura en un contrato social distinto sobre los medios de producción, con otras reglas de relación, que llamamos Procomún (Commons, en inglés). El concepto de Procomún no es nuevo – tiene varios siglos -, pero el desarrollo de la economía en red, permite su redefinición y adaptación, al no estar ya limitado por restricciones geográficas y haber quedado desbordadas laslimitaciones legales por las tecnologías de información y comunicación. Los procomunes colaborativos están constituidos por comunidades de “geometría variable”, donde cada individuo tiene capacidad de decisión autónoma y directa sobre la aportación y utilización del procomún. Adicionalmente, las iniciativas colaborativas no son solo mercantiles o estatales, más bien al contrario: propenden a la apertura de espacios de acción y relación – infraestructuras – no mercantiles ni estatales, superpuestas y coincidentes  con los escenarios productivos estatales y mercantiles tradicionales, con la ambición no oculta de sustituir suavemente algunos de estos actores.
 Las iniciativas de Economía Colaborativa, aisladas pero en gran crecimiento, no constituyen por sí mismas – todavía – un Campo de Fuerza social donde quedaran patentes y públicas estas nuevas reglas de relación: estas actividades, aunque generalizadas y con gran difusión, simplemente coexisten en el Campo de Fuerza de la economía tradicional competitiva, subsumidas en él. Y el cambio, la nueva correlación de fuerzas hacia un entorno que podamos denominar “predominantemente colaborativo” se dará cuando las fuerzas resultantes en este campo social hayan mutado según nuevas potencias de pensamiento y actuación.
Si bien no hemos alcanzado una “Sociedad de Economía Colaborativa”, lo que sí podemos afirmar de las sociedades occidentales es que estamos viviendo en una Economía de la Información en Red[3], donde se promueven iniciativas colaborativas, que podrán mutar el sistema si consiguen una masa crítica suficiente[4]. En ese momento, la economía colaborativa, apalancada en la extensión del coste marginal nulo[5] sobre la producción de bienes e información, constituiría  una evolución de la economía de la información en red, como mutación paulatina de una economía de producción centralizada y altamente asimétrica a un sistema económico de información, conocimiento, aprendizaje y producción difusos más equilibrado. Y aquí reside la piedra angular de dicho cambio: en cómo estas alteraciones modifican nuestro concepto y uso de la libertad.
Según Yochai Benkler, hablando de la economía de la información en red, “El conocimiento, la información y la cultura son cruciales para la libertad y el desarrollo humano”[6].Dice el DRAE quelibertad es la  Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos.
Para desarrollar la idea de Benkler, presumo la libertad como un espacio vectorial compuesto de varias dimensiones, imbricado en el ámbito de relación del ser humano con su entorno. En cada circunstancia, la libertad en abstracto se convierte en dimensión concreta de la existencia, como es por ejemplo, la altura. Uno no es – o es – alto, sino suficientemente alto para alcanzar o vislumbrar algo, por ejemplo. De esta forma, veo la libertad como un grado, como el umbral necesario para alcanzar un objetivo vital, o para modificar la contingencia o necesidad de los hechos. Y puedo descomponer este vector de la libertad, como resultante de la aplicación de varias potencias interrelacionadas, como son la información, el conocimiento, la cultura – citadas por Benkler -, más el discernimiento, la capacidad y la decisión. De la aplicación conjunta de las potencias en cada tesitura, surgiría un grado de libertad concreto.
Esta descomposición es ficticia y por motivos analíticos, pues, al igual que la ciencia nos ha enseñado que la materia y la energía constituyen un continuo[7], esa misma continuidad es aplicable a las potencias en que descompongo la libertad para el análisis de la agencia humana. Podemos dibujarlas desagrupadas e interrelacionadas entre sí en el universo de la libertad como una interacción de potencias que resuelve de forma inseparable nuestras decisiones y acciones. Por otra parte, siempre contemplamos la libertad como una potencia individual, sin embargo, la observación de la libertad solo tiene sentido en el individuo inserto en un sistema: un ser único carecería de grados de libertad – al igual que un punto carece de altura – pero tampoco la necesita, dado que no tendría que administrar ninguna contingencia[8]: la libertad es un vector sólo necesario en el campo social.
Las fuerzas (los sujetos con nuestros “ámbitos de libertad”) que confluimos en el espacio social, condicionamos mutuamente el alcance de nuestros actos y pensamientos, nuestro grado – otorgado mutuamente – de libertad, de forma análoga a la interacción de los objetos del universo. Si observamos cómo la introducción de una fuerza magnética (un imán) en un montón de partículas metálicas es capaz de modificar el campo de fuerzas y la posición y disposición de la materia, de la misma forma, la introducción de ideas, voluntades y miradas sobre el campo social también pueden modificar los vectores de libertad de los usuarios. El campo social es también el campo de fuerzas donde se revelan y exhiben los distintos ímpetus de los ”jugadores”, con su menor o mayor poder.
Desde la Paradoja de Schrodinger sabemos que el ojo que mira condiciona el resultado del experimento a nivel cuántico: mirar una cosa es actuar sobre ella. Pensarla, compartirla y comunicarla, intentar modificarla, son impulsos adicionales que se aplican sobre ella, condicionando la resultante. Un efecto importante es que nuestra percepción también cambia al mirar, adaptándose a las mutaciones de los efectos observados: el resultado y el ojo están mutuamente condicionados.
Ahora también conocemos la existencia del Bosón de Higgs (la partícula de Dios), como determinante para el campo de fuerzas que constituye la masa de las cosas: la interrelación de la materia con los bosones de Higgs que la rodean es la que le confiere su masa. Podemos pensar que el campo social funciona de manera análoga: entre otros factores, nuestro grado de libertad depende también del concepto personal y social de la libertad, estando condicionadas nuestras ideas , actitudes y acciones por las miradas y agencias sociales sobre este concepto, en una suerte de “bosón de Higgs de la libertad”. Y aquí es donde se vienen observando los cambios.
El primer cambio diferencial en la economía masiva centralizada hacia la descentralización se dio en el concepto de valor añadido: a las sucesivas capas de diseño, servicio, investigación, desarrollo, innovación, organización o mercadotecnia que se añaden al producto básico se les denomina valor añadido. Este valor añadido es aportado en su mayor parte por habilidades intelectuales. Progresivamente, a las destrezas físicas en la producción se añadían otras habilidades que tenían más que ver con la condición intelectual[9]. Esta revalorización de la importancia del conocimiento humano logra la reformulación del concepto de “trabajo”, que pasa a denominarse “capital intelectual”. (Dicho de paso, esta diferenciación es lo que permite la brecha creciente entre las remuneraciones de los “trabajadores” y los “capitalistas intelectuales”, y es realizada de forma arbitraria y subjetiva en muchas empresas).
Otro salto diferencial posterior en la configuración del espacio social se da gracias a la economía de la información en red, que posibilita la conexión real de una gran parte de la humanidad, con la obvia capacidad de advertir esta conectividad y la facultad de interrelación directa y sin intermediarios. La transmisión libre y sin coste marginal de información, cultura y conocimiento, permite la difusión del capital intelectual sin las rigideces discrecionales y restricciones impuestas por los propietarios del capital financiero, a la hora de valorar las aportaciones del capital intelectual a la producción. Muchas personas deciden compartir mutuamente – también con extraños – su capital intelectual de forma libre y fuera del ámbito mercantil o estatal. Esto provoca que el estrecho marco de las relaciones laborales y mercantiles en relación con la retribución del valor del capital intelectual quede desbordado por flujos conjuntos de capital intelectual (también mutado en capital cultural y social), circulando libremente y sin coste por la red.
La paradoja aparente de la transición entre capital intelectual competitivo y colaborativo nos la resuelve de forma elegante Esko Kilpi: el capital intelectual se incorpora al mercado como una “sexta fuerza competitiva” en el esquema de Porter. Y como el trabajo intelectual es especializado, aparece un nuevo rol: la complementariedad. Esto lo hemos comprobado todos, por ejemplo, en los diálogos entre parejas de humoristas, que consiguen mayores cotas de ingenio en esta cooperación intelectual que trabajando a solas. Kilpi cita a Barry Nalebuff para explicarlo más gráficamente: “La gente valora más un perrito caliente cuando hay mostaza”. La economía de la información en red posibilita la extensión “multi-recíproca” de la complementariedad intelectual de forma explosiva, cambiando nuestro sistema de trabajo: parte de nuestra ocupación consiste en encontrar el capital intelectual complementario para el desarrollo de nuestra actividad. Y la forma de encontrarlo, pasa por exhibir y compartir nuestro conocimiento e información abiertamente[10].
Una señal evidente del proceso de complementariedad intelectual en la web lo constituye la utilización del hipervínculo, que ha pasado por varias etapas en internet: desde la navegaciónjuguetona en los 90’, pasando por la “subversión de las jerarquías”, hasta sus misiones actuales de conexión hacia las fuentes del pensamiento y de red de relaciones semánticas, incluso comometadatos.
Asimilando la actividad económica a principios físicos de nuevo: la economía centralizada competitiva está organizada en torno a una masa crítica, necesaria para la acción productiva: grandes estructuras centralizadas (masivas) como base de la producción de bienes y servicios para los seres humanos, atrayendo también por gravedad los recursos. Sabemos que en el sistema gravitatorio el poder de atracción (negociación) es directamente dependiente de la masa. En este paradigma, la “concentración de masa” la llamamos capital. Son, por tanto, los acumuladores del capital financiero los que – en un proceso de intercambio de su capital financiero por otros tipos de capital[11] – tienen acceso a la masa crítica suficiente para el establecimiento de actividades productivas e industriales, contratando los recursos (capitales) necesarios, bajo el principio de exclusión: los recursos productivos – los distintos tipos de capital – de la empresa tienden a la exclusividad y no compartición en un entorno jerarquizado y asimétrico de decisiones de producción.
Durante muchos años, la ventaja del capital financiero residía en su liquidez: la capacidad de circulación y transformación en otros tipos de capital con gran velocidad, favorecida por la desregulación financiera de los años 80. Esta extraordinaria y asimétrica fluidez relativa (frente a otros tipos de capital), junto con el curioso sistema de generación de la masa monetaria – cuya soberanía ha sido entregada a las instituciones financieras y especulativas privadas -, es lo que provocó la crisis financiera privada, resuelta con una crisis de deuda pública, en una constatación palmaria de la asimetría decisora tanto en el ámbito público como el privado[12]. Ahora, gracias a la economía de información en red, esta fluidez no es una cualidad exclusiva del capital financiero. Y sin duda la constatación general de la incertidumbre económica individual ha acentuado el enfoque de muchas personas hacia iniciativas colaborativas.
La economía de la información en red pone en marcha otro paradigma: la configuración de las redes sociales de información, conocimiento, consumo y producción, al principio muy centralizadas[13], hace innecesaria la “masa crítica”: los individuos compartimos -podemos compartir con total fluidez – nuestra energía productiva (capital humano, intelectual y social, y parte del capital comercial e infraestructuras) de forma directa[14]. Al igual que la energía – que fluye en forma de ondas a gran velocidad, en cualquier dirección, y se concreta en partícula al interactuar con la materia –, los seres humanos podemos poner en común e interrelacionar nuestras potencias en un ecosistema adhocrático de pactos no jerárquicos, basados en el procomún, en los que nuestra cesión de soberanía – sobre los rendimientos de nuestras acciones, pero también sobre nuestra implicación social, laboral, mercantil y personal en manera y cantidad – es explícita, voluntaria y matizada. Ya no necesitamos cesiones incondicionales e imprecisas (normalmente asimétricas) de soberanía a ciertas instituciones públicas o privadas, en aras de equilibrio social (o “productividad”). En este sentido, la reasignación de la soberanía y el poder de conocimiento y decisión hacia el individuo se acerca a una estructura más anarquista (o liberal libertaria, como la llama Y.Benkler[15]).
Esta reorganización y difusión del poder – de la libertad – en la sociedad y los mercados, desde las empresas e instituciones políticas hacia los individuos se denomina “empoderamiento personal” por los expertos (como derivación del “empowerment” inglés). Prefiero la palabra “refuerzo” que a su significado de vigorización o fortificación, añade el sentido psicológico de “estímulo del comportamiento”.
El refuerzo individual, consecuencia de cambios en el campo social hacia un sistema de economía colaborativa, solo puede ir en detrimento del poder acumulado por otros agentes sociales. Aquí la resistencia al cambio dependerá de la “Gravedad Institucional” de cada organización. La gravedad institucional en los sistemas sociales vuelve a ser una resultante del tamaño, posición, energía potencial (exposición a la obsolescencia tecnológica y organizacional) y energía cinética (ostentación de privilegios – como externalidades no equivalentes al bienestar social aportado al sistema[16] – productos de la inercia). Pero también cuentan los bosones de la libertad individuales – las miradas conscientemente libres – campando y observando por el campo social con otro sentido de la libertad, condicionando con fuerza creciente este espacio social.
La divulgación del entorno colaborativo permite la observación compartida, concentrada y simpática (en su doble sentido psicológico y físico[17]) y ayuda a la disgregación de las resistencias institucionales en el campo social. En un proceso de expansión gradual, tiene que ser de gran importancia el alumbramiento y proyección de los argumentos de la economía colaborativa sobre el campo político, y no solo en la gobernanza de los ámbitos de la economía colaborativa. Estoy hablando de la oportunidad de plantear y estudiar abiertamente las regulaciones legales que incorporen de derecho el estatus colaborativo al sistema socio-económico, lo que ya viene ocurriendo de hecho. Aquí encontraremos especiales resistencias.
La primera (y principal) consiste en la autolimitación que deberán realizar instituciones estatales, cediendo poder y acción a los individuos auto-organizados, pero tutelando la “renegociación de las condiciones de libertad, justicia y productividad” [18] en la economía colaborativa. Los ejemplos que tenemos no son muy alentadores: referido a la regulación de las criptomonedas en Nueva York, por parte del Departamento de Servicios Financieros (NYDFS), Brian Forde nos indica que la tentación de burocratización en la propuesta presentada por parte del superintendente es enorme, en aras de una pretendida defensa del consumidor. Sin embargo, “Si la regulación se hace bien, además de aumentar la inversión en startups de divisas digitales, se creará puestos de trabajo y permitirá que los consumidores reciban servicios financieros de vanguardia, más rápidos y más seguros”.
Después de la regulación, otro paso simple pero no fácil: aplicar los sistemas difusos de economía de la información en red también a la gobernanza política y a la información y conocimiento en tiempo real de la gestión de las instituciones públicas. Esto no significa el gobierno asambleario, sino la responsabilidad directa y transparente de los gobernantes sobre las decisiones: escrutinio abierto sobre la res publica. Una vez implantado este mecanismo, los sistemas públicos de decisión tenderán a disminuir sus externalidades hacia estamentos privilegiados.
La segunda muralla de resistencia la constituyen los grandes grupos de presión, ergo, las grandes corporaciones, que pretenden mantener mercados y posiciones oligopolistas, ya sea por la inercia de antiguos monopolios naturales o gracias a oligopolios creados artificialmente mediante legislaciones ad hoc (como la regulación energética en España, por ejemplo). Un ejemplo evidente lo constituye el sector de la intermediación cambiaria de divisas, altamente especulativo y extractivo (por lo tanto, altamente ineficiente) que va a ser rápidamente puesto en obsolescencia por la irrupción de las cripto-monedas y otros sistemas monetarios estables de compensación. Este sector, que tuvo su ventaja competitiva gracias a la globalización restringida[19] (basada todavía en estructuras centralizadas de información, y por tanto necesitada de masa crítica – gran acumulación de capital – para su funcionamiento), será arrollado y sobrepasado por la economía de la información en red en el ámbito de las finanzas y los medios de intercambio, que hará la mayor parte de sus servicios innecesarios.
Otra resistencia (quizás más local) consiste en cierta inercia de clientelismo “victimista” propio de grupos de presión que se consideran con mayor autoridad moral para intervenir – a su favor – en la redacción legislativa, dado que son parte de los sectores afectados. Esta pretendida superioridad de interlocución de las “víctimas” la observamos en algunos ámbitos legislativos. Sin dejar de reconocer su importancia en la interlocución y estudio de soluciones, es obvio que la cercanía a un suceso no tiene porqué comportar mayor conocimiento, ni autoridad (o liderazgo) moral, ni tampoco que ésta sea sinónimo de superioridad intelectual o racional. La legislación debe alejarse de esta lógica clientelista, acercándose a un punto de vista meritocrático sobre las ideas legislativas: las ideas más meritorias deben prevalecer, bajo la premisa de la defensa de la dignidad de todos.
Estamos atrapados en un planeta que pensábamos ilimitado, al que seguimos sin reparar las costuras abiertas del hambre, la desigualdad, la contaminación y el deterioro ambiental, las guerras y la explotación sin piedad de personas y recursos. La inercia de instituciones y poderes que hemos puesto en marcha, espoleadas por el espíritu competitivo y la codicia nos acerca peligrosamente al límite. Las estructuras centralizadas (masivas) tradicionales nos atrapan en un Dilema del Prisionero, en el que algunos juegan falazmente con ventaja, pues son a la vez carcelero y prisionero. Digo falazmente, porque no hay salida para unos pocos si el planeta se rompe.
Gracias al Sistema de Economía Colaborativa, podemos dar un salto cuántico y resolver el dilema de forma lógica: con todos los prisioneros conectados y con igual grado de información, el dilema desaparece y la solución lógica del sistema es la cooperación.
Joaco Alegre
15 de mayo de 2015
[1] The sharing economy lacks a shared definition. Rachel Botsman.
[2] Ya sea privada o pública la propiedad, hay una cesión de soberanía tácita o explícita, por contrato u obligatoria,  a una institución decisora, ya sea estado o empresa
[3] Yochai Benkler. La riqueza de las redes. Ed.Icaria 2015 :
 “Gran parte del capital físico que integra la mayor parte de la inteligencia de la red está ampliamente difundido, siendo propiedad de los usuarios finales” (pag.66). …/…
…/…“Cualquiera que posea información puede conectar con cualquier otra persona que desee conocerla, y cualquiera que quiera dotarla de significado en algún contexto, puede hacerlo” (pag.68).
[4] Más que una “masa crítica” suficiente, sería necesaria su fuerza equivalente en “energía colaborativa”, pues, según mi tesis, el cambio fundamental de la economía colaborativa es la sustitución de la agrupación masiva de recursos obtenidos gracias al capital financiero, por el establecimiento de redes sociales difusas.
[5] The Zero Marginal Cost Society. Jeremy Rifkin. Pallgrave Macmillan 2014
[6] Y. Benkler. Op.cit.pag.35
[7] El matiz entre materia y energía  consiste simplemente en la velocidad de su flujo, de tal manera que la materia sería como una forma de energía agrupada y lenta (demorada).
[8] No guru, no method, no teacher; Van Morrison
[9] En el sentido etimológico de inte-llegereleer entre las líneas de lo percibido para encontrar una opción más favorable
[10] Lo que constituiría indudablemente una suerte de “cortejo intelectual”.
[11] Los tipos de capital son: el capital comercial, las infraestructuras, el capital humano, el capital intelectual, el capital natural y el capital social. Jeffrey Sachs. http://elpais.com/elpais/2014/12/04/planeta_futuro/1417710028_162682.html
[12] Esta crisis supuso la escora y naufragio de la patera occidental, donde aquéllos pocos que la zarandearon se han quedado encima de la quilla mientras los demás chapoteamos en mar abierto. Podríamos decirlo así: el fin de las utopías sociales encarnadas en las burocracias pseudo-comunistas derrumbadas, provocó sucesivas borracheras de pseudo-liberalismo en occidente, cuya resacas simultáneas estamos sufriendo ahora, lo que nos empuja a utilizar “emplastos colaborativos”.
[13]  Dado que su puesta en marcha se inició bajo las condiciones estrictas de la economía competitiva y ahora cada vez más descentralizadas.
[14] Incluso podemos compartir el capital financiero fuera de los circuitos tradicionales centralizados mediante crowdfunding o crowdlending.
[15] Op.cit.pag.56
[16] Me refiero a externalidad como una forma de influencia sobre el equilibrio de un sistema, según el concepto de entropía: si concebimos la sociedad como un sistema que tiende al equilibrio entre la energía aportada por sus integrantes y el bienestar obtenido por ellos, la excesiva extracción de resultados por alguno de los integrantes solo resulta en la ineficiencia general del  sistema, lo que obliga a los demás a acentuar su aportación en búsqueda del nuevo equilibrio.
[17] Simpatía: Relación entre dos sistemas por la cual la acción de uno induce al mismo comportamiento en el otro.
[18] Y. Benkler, Op. Cit. Pag. 62
[19] Me refiero a globalización restringida dado que el proceso de desregulación solo se aplicó al sector financiero, quedando el resto de sectores (comerciales, productivos) atascados en los acuerdos de comercio. Huelga hablar de “desregulación migratoria” (otro componente de la globalización).
http://economistasfrentealacrisis.com/economia-colaborativa-un-salto-cuantico/

EL RETO ECOLÓGICO DE LA ECONOMÍA

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Carles Manera (@CarlesManera) es Catedrático de Economía de la UIB y miembro de Economistas Frente a la Crisis
 Un grave problema para la economía de la globalización va a ser, a parte de la resolución de la deuda pública, la inflación o los déficits, las dificultades inherentes al propio proceso de crecimiento económico: las externalidades negativas sobre el medio ambiente, concepto tras el que se esconden las emisiones tóxicas a la atmósfera, la generación de residuos sólidos urbanos, las congestiones demográficas y el destrozo del capital natural. Desde hace años, científicos experimentales alertan en relación a estos temas. En efecto, la desaparición de especies de aves y de pesqueras marítimas, la disminución de la biodiversidad y las consecuencias del dióxido de carbono sobre la atmósfera, infieren las pérdidas naturales, correlacionadas con los indicadores económicos. Las cifras son de impresión: en el siglo XX, la población humana se ha multiplicado por 4, la actividad económica por 17, el consumo de energía por 13 y la población urbana total también por 13. El Panel Internacional sobre el Cambio Climático ha emitido, en los últimos años, diferentes informes tendentes a advertir sobre los graves efectos ambientales de los modelos de crecimiento, con un hecho claro que lo sintetiza todo: el cambio del clima.
Desde el campo de la economía, hace ya tiempo que existen voces autorizadas que, no obstante, se han hallado muy aisladas en el mainstream académico. En las facultades de Economía se sigue enseñando un conjunto de argumentos, modelos, premisas y conceptos provenientes de la macroeconomía keynesiana, de la filosofía económica neoliberal y, sobre todo, de una concepción “prometeica” que ya es obsoleta: la noción que, todavía, estamos en un “mundo vacío”, tal y como ha sugerido Herman Daly. La economía se enfrenta a un escenario nuevo: de los tres factores clásicos de producción –tierra, trabajo y capital–, el más escaso es el primero, que se relaciona directamente con la naturaleza y, en especial, con los recursos no renovables. Esta idea de “mundo vacío” desconsideraba las consecuencias de la expansión de las economías: existía espacio vital, económico y natural, para remediar las externalidades. Pero ahora nos encontramos ante un “mundo lleno”, con crecimientos exponenciales de las economías de los países emergentes, persecución de un crecimiento acrítico por parte de las naciones más desarrolladas, grandes incrementos en el consumo de energía, producción masiva de residuos y de contaminación. El subsistema económico se hace cada vez más amplio, de forma que necesita más energía y más recursos para crecer, al tiempo que provoca más polución. Las fronteras de la sostenibilidad económica son superadas por los impactos ambientales de todo tipo.
Esta visión más “física” de la economía –que no “fisicalista”, la creencia de que la economía es la física de las ciencias sociales–, sin caer en las perspectivas explicativas más reduccionistas de la disciplina –que ve en las matemáticas y en su aplicación más un fin en si mismo que una herramienta crucial–, es lo que permite fluir con la óptica más biológica y con los principios de la física post-newtoniana, orientados al análisis económico: cuando el planteamiento contempla, de forma indefectible, las leyes de la termodinámica y, de manera principal, su segundo principio. Esto es lo que hace ver el sistema económico como un mundo abierto e interconectado, en el que las redes factoriales suponen impactos mutuos entre elementos aparentemente dispares, y en donde el tratamiento de los productos acabados rubrica, a su vez, un problema antes no contemplado: los residuos que siempre se gestan en cualquier actividad económica.
El mecanismo “lineal” de la economía convencional (sea cual sea su corte ideológico) pretende no tener fronteras claras de sostenibilidad y adoptar el mercado como primordial institución de encuentro. También los postulados de la economía ambiental que descansa en el instrumental ortodoxo beben de ese manantial. La visión biológica y holística de la economía –la ecológica– enfatiza el carácter termodinámico de todo proceso productivo: la entrada en la producción de materias primas y energía de alto valor y la salida de mercancías de elevado precio y de residuos de bajo valor. El orden neoliberal no existe; el equilibrio, tampoco. El economista debe estudiar una realidad cambiante y tratar de poner regularidades a movimientos espasmódicos y, en ocasiones, carentes de lógica, siguiendo aquí a Benoît Mandelbrot e Ilya Prigogine.
A partir de aquí, una pregunta se impone, a tenor de los debates más encendidos que se están produciendo en este campo tanto en el mundo político como en el de las ciencias sociales y experimentales: ¿está cambiando el clima? Los datos disponibles indican que sí. Esta gradual transformación se relaciona de manera directa con una determinada pauta energética, la derivada de la aplicación masiva de combustibles fósiles al mundo económico. Los estudios empíricos de la utilización de la energía en la economía son de fecha reciente. Los grandes ciclos físico-químicos se desarrollan según unas modalidades y unas limitaciones temporales rígidas, que pesan mucho sobre el desarrollo de las sociedades. Las alteraciones climáticas, por ejemplo, han sido tema de diferentes investigaciones publicadas desde los años 1950. Y nos muestran una correlación muy estrecha entre la meteorología y la coyuntura económica de las sociedades agrícolas prácticamente desde el Neolítico. En este sentido, Charles Pfister puso de manifiesto la importancia de las variaciones climáticas en los precios de los cereales y, más en general, en los ciclos económicos de las sociedades preindustriales de la Europa continental.
TABLALa evolución económica de las sociedades ha planteado siempre problemas ecológicos. En estos momentos, las preocupaciones esenciales se concentran en los efectos provocados por las emisiones de CO2 a la atmósfera, impulsadas por la acción humana sobre el medio natural. Este tema patentiza la necesidad imperiosa de comunicar el entorno físico con el económico de forma armoniosa, con el cambio climático como vértice angular. Las aportaciones sobre la cuestión basculan entre las vertientes científicas –con conclusiones recientes que resultan inquietantes– hasta previsiones más frívolas, próximas a un periodismo elemental que juega con el catastrofismo más grosero o con la despreocupación más insensata. Pero ¿qué puede pasar si, aumentando la concentración de CO2, sube todavía más la temperatura? De hecho, en épocas anteriores de la historia de la Tierra ha habido más CO2 concentrado –como nos muestran los hielos polares–, de manera que sabemos que existió un clima más cálido. Lo que acontece ahora es que este aumento se produce de manera muy rápida, como consecuencia directa de la acción humana y con intensos efectos acumulativos.
Así, la evolución del clima ya no es un dato excéntrico para los economistas como lo era no hace mucho tiempo. El peligro es que toda esta nueva casuística promueva una estrategia de imagen “verde” en administraciones y empresas, de manera que cubran de esta forma las preocupaciones formales –sin ir más allá– por la posible incidencia del cambio climático en la economía. Esta cuestión ha sido apuntada por José Manuel Naredo, que ha puesto un énfasis corrector sobre las políticas a desplegar más que sobre los instrumentos de reflexión –oficinas, gabinetes– si, en definitiva, éstos últimos tienen una incidencia escasa o nula sobre el pensamiento de los agentes económicos y sociales. Es decir, sobre las cúpulas directivas que toman decisiones concretas. El tema, de gran profundidad histórica, no ha hecho más que empezar. La forma como acabe dependerá de las medidas que se adopten y que son urgentes en todos los ámbitos.

LA ECONOMÍA EN UNA ESPAÑA FEDERAL/Impulsar innovacion estado federal

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Entre el inmovilismo en la organización del Estado y su ruptura explícita en las propuestas independentistas surgidas con fuerza en Cataluña, se abre paso la alternativa federalista.
Los aspectos económicos del debate entre autonomismo, federalismo e independentismo no se pueden reducir a la cuestión de las balanzas fiscales ni tampoco solo al papel del Estado en relación con el gasto y los ingresos públicos. Deben abordarse también desde la transparencia de la financiación que facilita la aplicación de criterios de solidaridad y ordinalidad.
Josep Maria Vegara y Montserrat Colldeforns,  miembros de Economistas Frente a la Crisis EFC / Catalunya, abordan con otros coautores: Antoni Zabalza y Maria Antonia Monés, en un libro coordinado por Francesc Trillas, de reciente publicación en castellano por la editorial “La Lluvia”: “Economía de una España Federal”, una reflexión económica, social y de mejora de la calidad democrática en un futuro que proponen sea federal para Catalunya, España y Europa.  Con este motivo, la oportunidad del debate que organiza Economistas Frente a la Crisis en Madrid.
Debatir abiertamente, desde una perspectiva económica, sobre la cuestión catalana, que plantea retos no sólo al Estado Español, también a todas y cada una de sus comunidades autónomas y, por consiguiente, a todos los ciudadanos en la medida en que pone sobre la mesa la propia organización del Estado, constituye hoy, en 2015, año de unas elecciones municipales, autonómicas y generales que marcarán, sin duda, el inicio de un nuevo ciclo político en España… un asunto que Economistas Frente a la Crisis EFC no podía dejar de abordar. Y así hacemos con el debate público sobre la economía en una España Federal, que abordaremos el próximo día 24 de Febrero a las 19,15h en la Fundación Diario Madrid C/Larra 14, Madrid.
En el debate intervendrán como ponentes tres miembros de Economistas Frente a la Crisis, de Cataluña y de Madrid, expertos reconocidos en el asunto de que se trata: Montserrat Colldeforns, Doctora en Economía por la LSE y coautora del libro; Juan José López Burniol, notario, conferenciante y articulista; y Josep Borrell, catedrático de Economía y expresidente del Parlamento Europeo. El debate, que será abierto a todos los asistentes, abordará temas como los siguientes:
‘Los estados-nación y el federalismo en el pensamiento económico y social’
‘La dimensión económica del federalismo democrático’
‘La solidaridad y los sistemas de financiación de las Comunidades Autónomas: Un enfoque comparado desde la perspectiva federal’

Ignacio Muro Benayas* (@imuroben) es miembro de Economistas Frente a la Crisis
¡Tremenda paradoja! La tensión soberanista en Cataluña actúa como pantalla que oculta la necesidad de debates sobre las reformas imprescindibles que necesita España, muchos de ellos relacionados con las in-competencias de nuestra organización territorrial.
El hecho es que, entre tanto barullo, ni los defensores del actual estado de las autonomías ni los nuevos federalistas ni, por supuesto, los soberanistas fabricantes de los otros cuentos y cuentasdenunciados por Josep Borrell, entran en el debate real sobre de qué manera nuestra organización territorrial frena los cambios hacia un modelo productivo más intensivo en conocimiento.
Pensemos en las políticas públicas de innovación. ¿Están optimizados los 13.000 millones de € que se destinan a ellas? ¿Facilita el estado de las autonomías el desarrollo del I+D+i y la especialización inteligente de sus regiones como reclama la UE en su programa RIS3? ¿Se comporta el estado central como un estorbo para que Cataluña o el Pais Vasco mejoren su especialización productiva? ¿Es la federalización de esfuerzos un requisito imprescindible para ganar en eficiencia innovadora?
Datos que reflejan carencias
España invierte en I+D+i, un 1,24% del PIB. Olvidemos la insignificancia de esa cifra comparada con las de Alemania (2,94%), EEUU (2,81%), Israel (3,93%) o Corea del Sur (4,04%). Olvidemos tambien su deterioro desde el 2010 algo que ni Irlanda, ni Francia ni Inglaterra, que tambien han sufrido duramente esta crisis, han tolerado. Son datos que retratan ya claramente las prioridades economicas de nuestras élites.
Pero hay otra comparación más expresiva aún de nuestras carencias: el hecho de que ni el Pais Vasco (2,09% de su PIB) ni Cataluña (1,51%) dedica a políticas de innovación el nivel medio de la vecina Francia (2,23%).
¡Ni siquiera nuestros territorios aventajados, nuestros referentes industriales, están al nivel promedio de las regiones francesas! ¿Cuál es la razón de ese fracaso? ¿Es algo singular de esas comunidades gobernadas en buena parte de los últimos 30 años por formaciones nacionalistas? ¿Es parte y consecuencia de un diseño colectivo erroneo?
Este análisis pretende mostrar que esa ineficiencia está conectada con nuestro modelo territorial, que en las políticas de innovación se comporta como un híbrido confuso que bascula entre un sistema centralizado (con aportaciones de casi 4.000 mill € de la administración central) y otro descentralizado, con 17 sistemas autonomicos que operan desde sus propias instituciones y planes específicos que aportan otros 2.150 mill € al gasto en I+D+i.
Un sistema híbrido con duplicidades e ineficiencias
Es un híbrido confuso porque los 43 programas estatales impulsados desde la administración central dentro del Plan Estatal de I+D+i se dirigen directamente a las empresas y otros actores económicos creando redes paralelas sin la necesaria conexión con las territoriales.
La duplicidad de redes y actuaciones es fuente de ineficiencia sobre todo cuando se hace evidente que, en general, han sido los proyectos pequeños, descentralizados y pegados a sectores concretos y al tejido productivo representado por las PYMES, los que han producido los avances más significativos. Y ello significa que la eficacia procede de los programas impulsados por las CCAA mientras que los promovidos desde la administración central están demasiado alejados de las necesidades prácticas de las PYMES y demasiado volcados en incentivos fiscales que terminan favoreciendo a las grandes empresas.
¿Es eficiente, por ejemplo, que la administración central destine 640 millones de € en 2015 a deducciones en el Impuesto de Sociedades por actividades genéricas asociadas a I+D+i cuando los técnicos de hacienda avisan de su condición de ser meros trucos contables para acceder a las desgravaciones?
La ausencia de colaboración horizontal entre los 17 sistemas autonómicos es la fuente principal de ineficiencias junto a la existencia de duplicidades y desconexiones que introduce la gestión vertical de las instituciones centrales. El problema es que los gestores de programas de I+D+i de Cataluña no colaboran con los de Valencia o los del País Vasco ni estos con los de Navarra o Andalucía. Y que los recursos de la administración central no se vuelcan en incentivar esa colaboración para favorecer economías de escala dentro de la espcialización regional.
La especialización inteligente de Cataluña y el Pais Vasco en un entorno abierto.
Puesto que antes se ha señalado el escaso nivel del gasto de I+D+i de Cataluña y Euskadi comparado con el de Francia como el mejor síntoma de nuestras carencias, conviene avanzar algo más sobre las particularidades de sus respectivos sistemas tecnológicos.
Cataluña dispone de excelentes políticas de creación de conocimiento basados en la RED CERCA (Centros de investigación de Cataluña), uno de los más prestigiosos del Sur de Europa, que, en buena medida, pivotan alrededor de la investigación clínica y biomédica. Se trata de un sistema cimentado en una red de fundaciones que ha facilitado la colaboración público-privada entre las universidades y una red hospitalaria de alto nivel en programas de excelencia. Esa posición es reconocida tanto en el nivel de publicaciones científicas como en la recepción de ayudas del European Research Council a la excelencia científica.
Sin embargo, como indica Xavier Ferrás, experto en estrategias de innovación, Cataluña fracasa en la transferencia de ese conocimiento hacia los centros tecnológicos, organizado en torno a modelos cambiantes y fallidos. El resultado es la desconexión entre el mundo científico y el tejido industrial catalán, con poco peso de los sectores de alta tecnología y demasiado volcado en la devaluacion salarial y en el low cost.
El modelo de Euskadi es mucho más equilibrado, con buenas infraestructuras de I+D+i en todo el ciclo. A partir de iniciativas como Tecnalia, que están al nivel de los modelos aleman o los países nórdicos, o impulsando alianzas entre centros tecnologicos de investigación, a través IK4, el País Vasco ha desarrollado un modelo completo que prolonga y enlaza con una red de universidades (UPV, Deusto, Mondragón, Tecnun) que actúan como centros de producción de conocimiento. Sin embargo, como señala Guillermo Dorronsoro, decano de Deusto Business School, “el nivel de recursos dedicados por Euskadi a la investigación de carácter más básico es comparativamente escaso”.
¿Están suficientemente potenciadas las sinergias entre sus especializaciones regionales en un entorno abierto como el de la economía actual? Por supuesto que no. Si a Cataluña le falta conexión con una industria innovadora que sí existe en el País Vasco, a Euskadi le falta tamaño en la producción de conocimiento para poder competir con los principales centros europeos que le podría aportar Cataluña.
Hay que tener en cuenta que la inteligencia de las nuevas especializaciones territoriales requieren fortalecer la nueva conectividad transversal asociada a la economía digital y al desarrollo de servicios compartidos de alto valor. Que ya no son suficientes las sinergias sectoriales típicas del cluster, muy importantes en el País Vasco, (pero tambien en Rioja o Valencia y Cataluña…) y asociadas a la proximidad geográfica.
¿Por qué no cooperan más entre ellos? La contestación es evidente: porque sus élites, las vascas y las catalanas especialmente, miran casi en exclusiva hacia Europa mientras actúan de espalda a la colaboración horizontal entre sí y con otras comunidades. Y porque, en contra de todas las evidencias que aconsejan el federalismo cooperativo en los estados compuestos, todo el entramado institucional español está construido desde la desconfianza, porque no está diseñado para federar esfuerzos horizontales ni para alimentar un proyecto común. No hace falta más que acceder al artículo 145 de la Constitución para recordarlo.
Es evidente que hay que implantar un sistema de innovación adecuado a la realidad empresarial e institucional, que descanse en las PYMES y fomente la cooperación federal entre los planes de innovación de las diferentes CCAA. Que hay que profundizar en un modelo descentralizado, a la manera del modelo federal alemán de la Sociedad Fraunhofer, en el que el principal rol de las instituciones centrales es incentivar los programas compartidos aportando fondos federales. Solo así se fabricarán las condiciones para la modernización de España.
http://economistasfrentealacrisis.com/impulsar-la-innovacion-caminemos-hacia-un-estado-federal/

POR UNA CUARTA VÍA

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Carles Manera es catedrático de Historia Económica en la UIB y miembro de Economistas Frente a la Crisis
http://economistasfrentealacrisis.com/por-una-cuarta-via/
  1. El problemático contexto
Las perspectivas de la macroeconomía mundial no son positivas. Tras tres años con la aplicación de políticas severas de austeridad, con una preocupación estricta por la reducción de los déficits y los controles de las deudas públicas, los resultados siguen siendo anémicos. En este contexto, sólo los países emergentes (con China al frente) están arrastrando el PIB planetario, mientras las naciones más avanzadas (principalmente en Europa) persisten en un estado de retardo, de “estancamiento secular”, si bien con gradaciones dispares. Pero el coste es elevadísimo, particularmente en el mercado laboral y en la prestación de servicios a la ciudadanía. Incidir, como se está haciendo desde el eje franco-alemán, en la existencia de dos velocidades en la economía europea, contribuye a la sensación, muy tangible, de desunión y de un cierto desorden que la Política no está abordando de forma solvente. El círculo, por lo tanto, no es nada virtuoso.
La economía convencional se encuentra también en crisis, pero con un fortísimo componente ideológico que contribuye a encapsular la mayor parte de las ideas. No deja de ser curioso que aquellos que desacreditan los economistas de corte progresista o keynesiano con la descalificación de ser demasiado ideológicos, son los que ostentan posicionamientos más rígidos y dogmáticos, a causa de unos planteamientos filosóficos ultra-liberales que se consideran como piezas inamovibles y exactas del pensamiento económico: ideología pura. Estas visiones enfatizan el peso del mercado por encima de cualquier otra consideración, la ineficiencia del sector público como un hecho casi definitorio, la necesidad imperiosa de cuadrar de forma estricta las cuentas al margen del ciclo económico y, en definitiva, el rechazo visceral a todo aquello que implique la intromisión de las administraciones en la economía. Todo esto, construido con principios neoliberales y con la negación a todo aquello que represente gestionar la crisis desde la esfera pública.
En efecto, la imposición de la escolástica económica a raíz del giro de mayo de 2010 ha puesto, nuevamente, las recetas del viejo patrón-oro como paradigma a seguir sin discusión, talmente como si la crisis ya se hubiera superado, los ingresos fiscales se elevaran y las estructuras económicas experimentaran signos inequívocos de sólida reanudación. El control sobre el déficit, la desacreditación de todo lo que es público, la preocupación por la inflación y la crítica a la deuda han cristalizado en un único mensaje, esencial y repetido como un mantra: la austeridad. ¿Con qué resultados? Muy limitados, si atendemos los informes económicos más recientes, con costes que se cuantifican, mundialmente, en unos 2,3 billones de dólares anuales. Obstinarse en mantener esta pauta sin adoptar otras posibilidades de reacción a la crisis, alargará sin ningún tipo de duda la posible recuperación: por ejemplo, Christine Lagarde, directora del FMI ya ha avisado que nos podemos adentrar en una década de crecimiento nimio, que será incapaz de resolver la desocupación existente. Y todo ello es el corolario de estas políticas de consolidación fiscal, restrictivas, regidas por unos principios mal entendidos de lo que es, en realidad, la austeridad en economía. Más concretamente: los dinamismos germánico y francés bajan, con indicadores que insinúan una cierta desconfianza empresarial hacia el futuro inmediato; y la Europa mediterránea se encuentra en una situación que se ha agravado por los requerimientos impuestos desde Bruselas en cuanto al control de las finanzas públicas y del presupuesto, y por los acontecimientos políticos y económicos en Italia que representa, no lo olvidamos, casi el 20% del PIB comunitario. La sensación de que las cosas, en general, no funcionan como debieran se ha confirmado prácticamente en toda la Unión Europea. Y recordamos una vez más que, en todos los casos, el recetario ha sido el mismo e, insisto, la palabra “austeridad” se ha convertido en la más divulgada desde palestras especializadas y desde plataformas más mediáticas y populares.
Frente esto, urge un replanteamiento global de las políticas económicas que pasen, en el marco europeo, por la visualización nítida y sin tapujos de que existe un prestamista de última instancia (el Banco Central Europeo, ahora demasiado dominado por la ortodoxia económica) que asegure las deudas públicas (con mayor oferta monetaria si procede), el rescate claro de Grecia y analizar a la vez la posibilidad de emitir eurobonos y hacer quitas explícitas de deuda. La obsesión por la inflación tendría que pasar a un segundo nivel: con una inflación subyacente del 1,5% (la nominal no llega al 4%) en el conjunto de la Unión Europea, podemos decir que estamos más cerca de la deflación que de un repunte brutal en el alza de los precios. Esto haría falta que fuera acompañado de una mayor regularización del sector financiero y de los movimientos de capitales volviendo, en tal aspecto, a las premisas que se aplicaron a raíz de la crisis de los años 1930 y que se olvidaron, con excesiva ligereza, en los años 1980 y siguientes. En este contexto, los sectores públicos tienen que tener funciones bastante relevantes en los momentos actuales, y tienen que contribuir a potenciar el crecimiento junto a los tejidos privados, y no ser actores casi residuales como se predica desde esta ideología dominante a la que me refería antes. Porque olvidar de manera militante el papel de las administraciones es, en mi opinión, un error que, más temprano que tarde, se pagará también muy caro.
  1. Construyendo una nueva vía
Las reflexiones de los economistas parten de esa realidad de la crisis, que se puede diagnosticar con más o menos acierto en función de la información que se disponga. Pero con una deficiencia esencial: saber qué tenemos que hacer, qué se tiene que hacer en los momentos actuales. Es decir, con acciones de presente y no tanto de un futuro impreciso. Se habla de capital humano, de educación superior, de facilitar el talento y la innovación; pero hay que ser consciente que todo ello, que prefigura una determinada forma de crecer o califica la ya existente, remite el tema a un escenario lejano, a pesar de que no se puede perder de vista. Pero se tiene que compaginar con las imperiosas necesidades del mundo de hoy, y de los colectivos que lo están pasando más mal, con dificultades más intensas. Urge, pues, una Política Económica que se centre en aquella gente que ahora no tiene nada, se encuentra parada, vive precariamente y tiene escasas perspectivas.
La salida de la crisis no es cercana. Los ligeros signos de hipotética recuperación, de cariz macroeconómico, no nos pueden hacer perder de vista la crisis social que se ha generado en el curso de la Gran Recesión. Los datos son preocupantes, manifestados en un hecho contrastado por fuentes de todo tipo: el incremento enorme de la desigualdad y de la disparidad de rentas. La izquierda tiene que pensar en las capacidades que tiene para gestionar esta situación. Si se instala en posiciones maximalistas, no concretará ningún proyecto de Política Económica sensato. Más que nunca, conviene tener agendas de trabajo compartidas entre las diferentes formaciones que componen el espectro político de la izquierda, si se quiere gobernar en un futuro inmediato, sin pensar en discursos que erosionen al vecindario ideológico: en economía, sabemos que estos posicionamientos proteccionistas no hacen más que buscar la derrota del vecino, y de ninguna forma activan su colaboración cómplice. Esto quiere decir, claro y diáfano, que urgirán posturas más pragmáticas, alejadas de deseos que todo el mundo querría probar, pero que se encuentran fuera de las posibilidades realistas de una acción de gobierno. Implica que cada uno, desde su fortaleza ideológica, sea capaz de construir, con sus aportaciones, un conjunto común en el que participen otros jugadores, con diferencias notorias, pero también con ejes compartidos. La izquierda tiene, ya, una experiencia de gestión que no se puede considerar sólo como puntual: legislaturas en el Gobierno y más trabajo implementado desde otras instituciones, lo cual faculta un nuevo nivel de entente, que supere las fricciones, comprensibles, y que vele por un futuro de acción estratégica, conjunta, comprometida con el bienestar social, ecológico y económico de nuestra comunidad. Así pues, existe un mayor nivel de experiencia por parte de los posibles protagonistas, por cuanto se ha conocido qué es administrar y, por lo tanto, la consecución de errores y aciertos que se derivan del ejercicio de la toma de decisiones. Además, hay que tener muy presente un factor remarcable: la forma de gestionar el sector público –con enlaces demasiado nebulosos con el privado– por parte de los gobernantes actuales tendría que hacer ver que urge una nueva manera de cotejar la cosa pública, donde el diálogo se frecuente y el disenso no se criminalice. El realismo económico, presupuestario, no se puede eludir: la política hecha carne. Los márgenes serán sin duda limitados; pero con ellos se tiene que poder diseñar una hoja de ruta creíble, pensada no en uno o dos ejercicios inmediatos –que es el que siempre suele pasar–, sino en clave de un futuro desconocido, pero que se puede divisar, desde un presente en el que hay que dar respuestas a la gente más desatendida, que sufre más las consecuencias de la crisis, espoleando el radicalismo social. Esto no es todo el mundo; ni todo se puede hacer: el juego de suma cero aparecerá, indefectiblemente. Y tendría que generar las menores desavenencias posibles. Un recordatorio elemental es el siguiente:
  1. El sector público se tiene que desarrollar en el marco de una economía de mercado. Este es un hecho que muy a menudo se olvida por parte de los políticos, de los gestores y de los sindicatos: demandar insaciablemente en el presupuesto supone graves trabas para hacer sostenible el sistema. En este sentido, la calidad tiene que presidir la acción cotidiana de la política para que ésta sea eficiente y se observe como un resorte fundamental para resolver los problemas y las necesidades de la ciudadanía. Los efectos son sinérgicos y recíprocos: la mejora del sector público espolea al privado, y éste, a su vez, estimula la administración pública.
  2.  Nuevamente, otra vía: la persecución de pactos de gobierno, con ejes claros en Política Económica. Anthony Giddens, el sociólogo británico padre de la “tercera vía”, comentó, en un encuentro en la Presidencia del Govern de les Illes Balears en 2008, que todo el mundo le pedía por una “cuarta vía” que, de hecho, él no acababa de ver. Giddens había esmerado su teoría, que centraba sobre unos fundamentos capitales, como por ejemplo la relevancia del sector público en economía, la defensa de un nivel razonable de presión fiscal, la determinación hacia la formación del capital humano, la capacidad de generar diálogo interno y la comprensión de que se está en un proceso de globalización económica y social que, además, infiere otro elemento a las economías más avanzadas: el alto nivel de terciarización. Los resultados reales no fueron, socialmente, tan positivos como teóricamente presuponía Giddens. Pero, además, en la esfera exterior, la “tercera vía” consagró la pérdida de una visión internacional propia, a raíz de la apuesta absoluta por la guerra de Irak y el alineamiento total con las actuaciones de la administración norteamericana. Entonces, la potencialidad expansiva de una “tercera vía” se disipó con la lamentable complicidad británica en la aventura del Golfo Pérsico. Es por eso que en algunos ámbitos –políticos, pero también académicos– se reclamaron pautas nuevas, diferenciadas, que recogieran ideas sustanciales que enlazan con la noción de ciudadanía, proveniente de la Revolución Francesa. Una nueva vía, una presunta “cuarta”, tendría que rubricar y fortalecer las premisas inherentes a su predecesora –para decirlo de alguna manera– y acertar en construir un proyecto común con sensibilidades distintas –y complementarias– que van desde la defensa de todo aquello que representan los bienes públicos –sanidad, educación, servicios sociales, incluyendo el territorio común como un elemento estratégico–, la cultura de la paz y la solidaridad, hasta el respecto hacia una economía de mercado desacralizada de cualquier planteamiento demagógico. En este contexto, el componente social es necesariamente diverso, en unas coordenadas de aumento de las economías de servicios. La complejidad social lo justifica en estructuras cada vez más cuaternarias y quinarias –en definitiva, la calificación del sector terciario–, en relación a las aportaciones de las actividades a la generación de renta y a la composición de la población activa.
  3.  Si se piensa en una posible conformación de un gobierno de izquierdas y progresista en España, no se podrán perder de vista las premisas enunciadas más arriba, no tanto por “pureza ideológica”, como por sostenibilidad económica y social. Y por un elemento seminal: la formulación de una ética de la responsabilidad, como dice el profesor Giovanni Sartori que, en escenarios muy concretos, puede situarse por encima de la crucial ética de los principios. La experiencia política y de gestión a la administración tendría que hacer pensar muy seriamente a las fuerzas de izquierda que las grandes proclamas teóricas son muy lucidas formalmente, pero se encuentran vacías de contenido si no se pueden aplicar y, lo que es más grave, no llevan políticamente a ningún sitio en la sociedad en la que nos encontramos insertos, con la frustración que esto provoca. La izquierda tiene que reflexionar profundamente si se quiere situar en un escenario en el que desee, de verdad, gobernar, o si, como contraste, prefiere más actuar como voz de conciencia –que será más o menos tenida en cuenta, según el talante del gobernante– y no lograr responsabilidades maduras de gobierno. Hay que escoger, por lo tanto, entre la estrategia de una fuerza política con voluntad de cambios desde la acción gestora o la de una ONG, más reivindicativa, pero con limitada incidencia político-social. Según el modelo escogido, los pasos a seguir son unos –más pragmáticos, más negociadores– u otros –más utópicos, más visionarios si se quiere–.
  4.  La apuesta por otra forma de crecer, con un planteamiento que contempla todos aquellos parámetros que a menudo se olvidan por la obnubilación que induce la cifra del PIB: la relevancia de los servicios sociales y culturales, el firme control de las externalidades negativas que provoca el avance económico, las políticas sanitarias, la consecución de nuevos modelos territoriales, las apuestas por la educación en todas sus proyecciones, o el apoyo a los países menos favorecidos, elementos todos ellos que, a su vez, infieren otras maneras de hacer política. Esta noción de crecimiento económico se vincula más a la perspectiva del desarrollo humano, de forma que se deduce un nuevo modelo de crecimiento que tiene que ser menos depredador del territorio y más respetuoso con el entorno. Es decir: se tiene que subrayar el desarrollo de aquello que conocemos como Estado del Bienestar. En este sentido, tres sectores son particularmente sensibles y relevantes: el educativo, el sanitario y el que se puede calificar como asistencial. En todos ellos, las complicidades entre los sindicatos, los movimientos sociales, los grupos empresariales y las administraciones tendrían que ser mucho más sólidas que las que se han podido ver en los últimos tiempos. En los momentos actuales, y atendiendo a todos los condicionantes derivados de las políticas de equilibrio presupuestario, se plantean una serie de inconvenientes para cotejar estas cuestiones. Esta situación contrasta con las carencias clamorosas de sectores marginados o desplazados del mercado de trabajo por la evolución del modelo de crecimiento, que no disponen de interlocutores ni suponen la misma preocupación para las organizaciones convencionales y las administraciones que las demandas más vertebradas en torno a negociadores claramente definidos (como por ejemplo los sindicatos). Tal y como decía antes, al encontramos en un juego de suma cero, implementar los gastos en un sentido penaliza gravemente los déficits del otro bloque, de forma que unos procesos solidarios –y racionales– de negociación tendrían que hacer posible la extensión de beneficios sociales, con mejoras de los sectores marginados, aunque esto significara renuncias y moderaciones en los segmentos mejor posicionados de los trabajadores.
La izquierda tiene una gran oportunidad para hacer posible el redireccionamiento y cambio radical de las políticas llevadas a cabo por el PP. Se ha revelado, en estos últimos años de gobierno conservador, que los conservadores no son, necesariamente, sinónimo de buena gestión, ni de efectividad. Casos precedentes desvelados de administraciones de la derecha política, ya indicaban una forma de trabajar que mezclaba lo que es público con intereses privados, con casos concretos de corrupción. Pero el mensaje balsámico que se hizo, desde las sedes conservadoras, de que sólo la llegada del PP a los gobiernos solucionaría en poco tiempo todos los problemas, fue totalmente erróneo en cuanto a los resultados prácticos. Con indicadores macroeconómicos, no nos encontramos mejor ahora que en 2011; incluso en algún repunte como por ejemplo la corrección del déficit público, no se están logrando los objetivos fijados por el ejecutivo derechista. Y todo esto a pesar del gran sacrificio que se está infringiendo a la población, sacrificio que no entiende de cifras redondas ni de decimales, pero que vive muy directamente los problemas de acceso a la sanidad, a la educación y a los servicios sociales. Para reconducir todo esto, la izquierda tendrá que demostrar capacidad de unión, de identificación de los problemas y de una priorización tajante de las actuaciones a desarrollar, puesto que no será plausible encarar todos los retos que se suelen plasmar en un programa electoral. Esta ética de la responsabilidad, siguiendo Sartori, no elude la de los principios: se remarca la primera, precisamente, para evitar que la segunda sea transgredida por una derecha que apenas tiene una finalidad demostrada históricamente: descuidar los colectivos vulnerables, las clases trabajadoras, y preservar, como componente casi genético, los intereses de los poderosos.

The Inexorable Logic of the Sharing Economy-La lógica inexorable de la economía colaborativa

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The Inexorable Logic of the Sharing Economy





MILÁN – Amazon desde su fundación el año 1994, y también eBay desde la suya al año siguiente, han aprovechado de la conectividad de Internet para crear nuevos mercados que son más eficientes. Al principio, eso significó nuevas formas de compra y venta de libros y objetos de colección; sin embargo, ahora el comercio electrónico está en todas partes, ofreciendo a los clientes productos nuevos y usados – y convirtiéndose en una fuerza a nivel mundial en los ámbitos de la logística y las ventas al por menor. Del mismo modo, si bien las actuales empresas que operan dentro del sistema de economía colaborativa prácticamente acaban de salir de su infancia, llegará el día en que sus servicios sean omnipresentes.
Hasta la fecha, la mayoría de las personas ya han oído hablar de Airbnb, el servicio de alquiler de apartamentos en línea. La empresa cuenta con sólo 600 empleados, pero tiene listadas un millón de propiedades en alquiler, lo que hace que sea más grande que las cadenas hoteleras de mayor tamaño del mundo. Por supuesto, lo que Airbnb ofrece es distinto a lo ofrecido por los hoteles; sin embargo, si Airbnb ofreciese opciones, por ejemplo, de servicios de limpieza o provisión de comidas, podría convertirse en un competidor más cercano de lo que en un principio uno podría haberse imaginado....

Los conocimientos profundos (obviamente visualizados en retrospectiva) subyacentes al modelo de Airbnb – y a la floreciente economía colaborativa en general – es que el mundo está repleto de bienes y recursos subutilizados. En los hechos, ¿cuánto tiempo pasamos usando las cosas – ya sean automóviles, bicicletas, apartamentos, casas de vacaciones, herramientas o yates – que poseemos? ¿Qué valor generan los edificios de oficinas o aulas durante la noche?

Las respuestas varían según el bien, la persona, la unidad familiar o la organización, pero las cifras de utilización tienden a ser sorprendentemente bajas. Una respuesta reciente relacionada al uso de automóviles fue del 8%, e incluso esa cifra podría ser elevada para una persona que no tiene que soportar desplazamientos largos hacia su lugar de trabajo.
Pero esos números están cambiando, a medida que Internet permite nuevos y creativos modelos de negocio que no sólo aumentan la eficiencia de un mercado, sino que también incrementan la tasa de utilización de nuestros diversos bienes. Ya se están llevando a cabo cientos de experimentos para intentar establecer nuevos negocios. Evidentemente, no todos ellos van a tener el asombroso crecimiento de Airbnb y Uber. Algunos, como “Rent the Runway” un negocio que alquila ropa y accesorios de diseñadores, pueden encontrar nichos rentables, otros intentos simplemente fracasan.

Las plataformas digitales que actúan como la base de todo este comercio electrónico deben cumplir con dos desafíos relacionados. El primero es producir un efecto de red, de manera que los compradores y vendedores se encuentren unos a otros con la suficiente frecuencia y la suficientemente rapidez como para llevar a cabo negocios sostenibles. El segundo, la plataforma debe crear confianza – en el producto o el servicio – en ambos lados de la transacción.

La confianza es crucial para el efecto de la red; de este factor surge la necesidad de que los sistemas de evaluación de dos vías fomenten a que compradores y vendedores se conviertan en usuarios repetitivos de la plataforma correspondiente. De esta forma, participantes pequeños pueden operar en grandes mercados, ya que – con el transcurso del tiempo – alcanzan cantidades conocidas. El poder de estas plataformas se deriva de la superación de las asimetrías de información, aumentando dramáticamente la densidad de señales del mercado.

De hecho, con el fin de alentar a usuarios poco frecuentes del comercio electrónico, los innovadores e inversores están explorando maneras de combinar bases de datos de evaluación provenientes de plataformas separadas, e incluso rivales. Independientemente de cuáles sean los problemas jurídicos y técnicos que deban superarse, en el futuro sin duda podemos imaginar que ocurrirá el tipo de consolidación de datos que ya practican internamente gigantes de ventas al menor, como Amazon o Alibaba.

Por supuesto que puede haber otros incentivos para apoyar el comportamiento “bueno”, como multas y depósitos de garantía (por ejemplo, para casos de bicicletas que se prestan durante mucho tiempo o que no se devuelven). Pero las medidas punitivas pueden llevar fácilmente a las disputas y la ineficiencia. Por el contrario, los sistemas de evaluación afinadores se vislumbran como soluciones más prometedoras.

La necesidad de explotar recursos subutilizados no debería limitarse a bienes materiales. El Instituto Global McKinsey ha estudiado recientemente abordajes basados en internet al mercado de trabajo y el desafío de hacer coincidir la demanda de talentos y habilidades con la correspondiente oferta.

Algunos modelos que se desarrollan dentro de la economía colaborativa – quizás la mayoría – dependen de ambos factores, el trabajo de la persona y un bien perteneciente a dicha persona, por ejemplo: una persona y su automóvil, computador, máquina de coser, o cocina (para la preparación de comidas entregadas a domicilio). Hoy en día, este retroceso a las industrias artesanales que precedieron a la producción moderna es posible debido a que el Internet baja los costos de dispersión que en el pasado obligaron a la concentración del trabajo en fábricas y oficinas.

Quizás de manera  inevitable van a surgir problemas regulatorios, como ahora Uber se está dando cuenta en lugares que van desde California a Europa. Las limusinas y taxis están, hasta cierto punto, protegidos de la competencia, ya que necesitan licencias para operar; también están regulados para preservar la seguridad de los clientes. Y en este contexto, llega Uber a invadir su mercado con un producto diferenciado, sujeto en gran medida a sus propias regulaciones para vehículos y conductores. En el proceso, amenaza con bajar el valor de las licencias con tanta seguridad como lo haría cualquier decisión oficial para expedir nuevas licencias. No es extraño que los taxistas de París y otras ciudades francesas – hasta ese momento estaban protegidos de la competencia – hayan protestado con tanta vehemencia (y, en ocasiones, con violencia).

Una interrogante que causa mucha curiosidad es hasta qué punto el sector financiero va a acoger a la economía colaborativa. Los préstamos entre pares y el “crowdfunding” o micromecenazgo ya representan nuevas formas de aparejar a prestatarios con inversores. Claramente, los problemas relacionados con la responsabilidad y los seguros tendrán que abordarse en todos los modelos de los que se sirve la economía colaborativa, especialmente los financieros; pero, estos problemas no se consideran para nada como insuperables.


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La verdad es que el proceso impulsado por Internet para sacar provecho de los recursos infrautilizados – ya sean estos de capital físico y financiero o de capital humano y talentos – es, a la vez, imparable y acelerado. Los beneficios a largo plazo no consisten simplemente en la eficacia y las ganancias de productividad (que son lo suficientemente grandes como para mostrarse en los datos macroeconómicos), sino que también en nuevos puestos de trabajo, que son muy necesarios, y que requieren de una amplia gama de habilidades. De hecho, los que temen al poder de la automatización, debido a que creen que va a ir a destruir puestos de trabajos y va a desplazar empleos, deberían echar un vistazo a la economía colaborativa y soltar un suspiro de alivio.

Traducido del inglés por Rocío L. Barrientos.
https://www.project-syndicate.org/commentary/inexorable-logic-sharing-economy-by-michael-spence-2015-09?barrier=true
https://es.scribd.com/doc/294131685/Aula-Magna-Empresa-XXI-2015-11-01-Los-nuevos-mandamientos-de-la-economia-Colaborar-Compartir-pdf

Abundancia. Peter H.Diamantis

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Abundancia. Peter H.Diamantis

Abundancia. Peter H.Diamantis "Nuestros cerebros están cableados para comprender la escasez, porque en la historia de la humanidad ha habido pocos elementos que resultaran abundantes. La energía, los alimentos, la información, e incluso los propios años de vida que nos quedan por delante y el tiempo libre, han sido factores escasos. Sin embargo, empezamos una nueva era de abundancia todo casi todo empezará a ser casi ilimitado. La misma revolución que ha tenido lugar con los bits (en la producción, copia y distribución de cultura) tendrá lugar en pocos años con los átomos (internet de la energía, impresoras 3D, ley de Moore, etc.). Para abordar esta nueva era de abundancia, nada como Diamandis, uno de los responsable de la Universidad de la Singularidad (de Google y Nasa), cuyas propuestas, para ser válidas, al menos deben mejorar ostensiblemente la vida de mil millones de personas. El transhumanismo está cerca, y libros como éste nos proporcionan un chute de optimismo que pone en su sitio las noticias alarmistas de la prensa diaria." 




Nota de los autores 11
I. PERSPECTIVA
Capítulo 1. Nuestro mayor desafío 17
Capítulo 2. Construir la pirámide 27
Capítulo 3. Ver el bosque a través de los árboles 45
Capítulo 4. No es tan malo como piensas 59

II. TECNOLOGÍAS EXPONENCIALES
Capítulo 5. Ray Kurzweil y el botón para ir rápido 75
Capítulo 6. La singularidad está más cerca 85

III. CONSTRUIR LA BASE DE LA PIRÁMIDE
Capítulo 7. Los instrumentos de la cooperación 105
Capítulo 8. Agua 115
Capítulo 9. Alimentar a 9.000 millones 133

IV. LAS FUERZAS DE LA ABUNDANCIA
Capítulo 10. El «hazlo tú mismo» innovador 155
Capítulo 11. Los tecnofilántropos 171
Capítulo 12. Los mil millones emergentes 181

V. LA CIMA DE LA PIRÁMIDE Capítulo 13. Energía 199
Capítulo 14. Educación 223
Capítulo 15. Asistencia sanitaria 241
Capítulo 16. Libertad 261

VI. CONDUCIR MÁS RÁPIDAMENTE

Capítulo 17. Manejar la innovación y los avances tecnológicos 273
Capítulo 18. Riesgo y fracaso 285
Capítulo 19. ¿Qué es lo siguiente? 295

Epílogo. El siguiente paso: únete al HUB de la abundancia 301
Sección de referencia con datos estadísticos 303

Apéndice. Peligros de los exponenciales 353
Notas 369 Agradecimientos 441
Índice analítico 443

Una perspectiva histórica 

Vivimos tiempos turbulentos.

 Un rápido vistazo a los titulares de prensa es suficiente para ponerse de los nervios, y –con el torrente interminable de noticias en que se han convertido últimamente nuestras vidas– es difícil alejarse de esos titulares. Es aún peor, la evolución moldeó la mente humana para que fuera plenamente consciente de todos los peligros potenciales. Como se examinará en capítulos posteriores, esta nefasta combinación tiene un impacto profundo en la percepción humana: literalmente, elimina nuestra capacidad para asimilar las buenas noticias. Esto representa para nosotros una especie de desafío, ya que Abundancia es un relato de buenas noticias. En su núcleo, este libro examina la dura realidad, la ciencia e ingeniería, las tendencias sociales y las fuerzas económicas que están transformando rápidamente nuestro mundo. Pero no somos tan ingenuos como para pensar que no habrá baches en el camino. Algunos serán grandes: graves crisis económicas, desastres naturales, ataques terroristas. Durante estos periodos, el concepto de abundancia parecerá muy lejano, extraño e incluso disparatado, pero un rápido vistazo a la historia nos muestra que el progreso continúa a lo largo de las épocas buenas y de las malas. El siglo xx, por ejemplo, fue testigo tanto de progresos increíbles como de tragedias inenarrables. La epidemia de gripe de 1918 mató Abundancia_2.indd 11 15/10/13 12:37 abundancia 12 a cincuenta millones de personas, la Segunda Guerra Mundial a otros sesenta millones. Hubo tsunamis, huracanes, terremotos, incendios, inundaciones e incluso plagas de langosta. A pesar de tales catástrofes, este periodo también contempló una caída de la mortalidad infantil del 90 por ciento, de la mortalidad materna del 99 por ciento, y, en conjunto, un aumento de la esperanza de vida del cien por cien. En las dos últimas décadas, Estados Unidos ha experimentado una enorme agitación económica. Sin embargo, hoy en día, incluso los estadounidenses más pobres tienen acceso al teléfono, a la televisión y al inodoro –tres lujos que incluso los más ricos ni podían imaginar a comienzos del siglo pasado–. De hecho, como quedará claro pronto, utilizando casi cualquier sistema de medición disponible hoy en día, la calidad de vida ha mejorado más en el último siglo que en cualquier otro momento anterior. Así, aunque probablemente habrá muchas interrupciones bruscas que nos partirán el corazón en el camino, como demostrará este libro, los niveles de vida medios, globalmente, continuarán mejorando con independencia de los horrores que dominan los titulares. 

Por qué debería preocuparte 

Este es un libro sobre mejorar los niveles de vida globales, y los que necesitan mayor ayuda para ello son los países en vías de desarrollo. Esto plantea una segunda pregunta. ¿Por qué debería preocuparnos esta cuestión a los que vivimos en países desarrollados? 
Después de todo, hay un montón de asuntos importantes a los que nos enfrentamos en nuestros propios países. Tanto la tasa de desempleo como de embargos en Estados Unidos y algunos países de Europa se están disparando, así que, dejando aparte las cuestiones humanitarias, ¿deberíamos perder el tiempo en trabajar por una era de abundancia global? La respuesta concisa es sí. Nuestros días de aislamiento pertenecen en el pasado. En el mundo actual, lo que ocurre «allí» tiene un impacto «aquí». Las pandemias no respetan las fronteras, las organizaciones terroristas operan a escala global y la superpoblación es un problema de todos. ¿Cuál es la mejor manera de resolver estas cuestiones? Mejorar los niveles de vida globales. Las investigaciones Abundancia_2.indd 12 15/10/13 12:37 nota de los autores 13 demuestran que, cuanto más rica, educada y sana es una nación, menos violencia y tensiones sociales hay entre su población y es menos probable que esas tensiones se extiendan más allá de sus fronteras. Como tales, los gobiernos estables están mejor preparados para frenar el brote de una enfermedad infecciosa antes de que se convierta en una pandemia global. Además, hay una correlación directa entre calidad de vida y tasas de crecimiento de población –a medida que aumenta aquella, disminuyen estas–. La cuestión es la siguiente: en el mundo hiperconectado actual, solucionar problemas en cualquier parte significa solucionarlos en todas partes. Además, la mayor herramienta que tenemos para abordar nuestros desafíos globales es la mente humana. La revolución en marcha de la información y las comunicaciones se está extendiendo rápidamente por todo el planeta. Durante los próximos ocho años, tres mil millones de individuos se conectarán online, uniéndose a la conversación global y contribuyendo a la economía global. Sus ideas –a las que nunca antes hemos tenido acceso– producirán nuevos descubrimientos, productos e inventos de los que nos beneficiaremos todos. 

Una colaboración de dos mentes 
Peter y Steven se conocieron en 2000, cuando este escribió un artículo sobre el PREMIO X para la revista GQ. A Peter le gustó la forma de escribir de Steven y le ofreció colaborar en un libro sobre el concepto de abundancia. A Peter se le había ocurrido el tema como referencia central de la creación de la Fundación PREMIO X y la Singularity University y de su trabajo sobre la innovación y las tecnologías exponenciales. Steven se había estado planteando ideas parecidas y aportó su perspectiva única y sus conocimientos de neurociencia, psicología, tecnología, educación, energía y medio ambiente a este libro.

Este esfuerzo es una verdadera asociación, ya que las ideas y la escritura de Abundancia son compartidas por Peter H. Diamandis Steven Kotler Santa Mónica, California Chimayo, Nuevo México


http://www.antonibosch.com/system/downloads/547/original/CC_DIAMANDIS-KOTLER_Contenido.pdf?1382438407
http://www.antonibosch.com/system/downloads/548/original/CC_DIAMANDIS-KOTLER_Prologo.pdf?1382438450
http://www.antonibosch.com/system/downloads/549/original/CC_DIAMANDIS-KOTLER_Cap1.pdf?1382438486

TRES CLAVES DE ESTRATEGIA EN LA SOCIEDAD LÍQUIDA

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TRES CLAVES DE ESTRATEGIA EN LA SOCIEDAD LÍQUIDA

Zygmunt  Bauman, sociólogo, filósofo  y ensayista polaco, acuñó el término de “sociedad líquida”. Bauman postula una nueva forma de entender la realidad, no basada en conformismos o inconformismos, sino en cambio permanente. Es la lógica de la “sociología reflexiva”, según la cual el cambio social es un producto necesario y dinámico en un contexto inestable. La sociedad ha dejado de ser sólida (en seguridad, en contenidos, en valores) y se ha convertido en móvil, incierta y relativa. Las identidades individuales y colectivas no se crean ni se destruyen, se transforman constantemente.  El sujeto ha de hacer frente a permanentes mutaciones.  La propia felicidad, para Bauman, no es una circunstancia estable, sino un proceso de búsqueda permanente. Es la sociedad moderna, la  “sociedad líquida”, cada vez más global pero más dinámica, maleable y voluble.

La translación de Bauman al análisis estratégico se concreta en la emergencia del mundo “VUCA”(Volatile, Uncertain, Complex and Ambiguous), término que se ha popularizado recientemente en Dirección Estratégica de Organizaciones. La estrategia basada en el análisis del entorno está fallando cada vez más, en la medida en que el entorno se ha tornado líquido. ¿Cómo formular estrategia en ese mundo líquido, imposible de estabilizar? Tres reglas básicas nos permitirán establecer marcos estratégicos en entornos de cambio e incertidumbre:

1- Ser diferente. En la actualidad existe una única opción estratégica básica: la diferenciación. En un mundo global, de mercados saturados, el único modo de evitar perdernos en una masa indiferenciada de productos o servicios iguales es desarrollar elementos de diferenciación estratégica. Disponer de propuestas de valor únicas. Decidir seguir estrategias alternativas, de competencia imitativa (con competidores ofreciendo valor similar) significa caer en dinámicas autodestructivas de reducción de precios. Para ello, deberemos tensar todos los procesos internos de la empresa para disminuir costes, presionar los resortes de la eficiencia y la austeridad, hasta que se fundan los fusibles del talento. La generación de propuestas de valor diferenciales debe ser una obsesión estratégica de todo directivo

2- Ser flexible (dicho de otro modo, ser “lean” –ligero- o ser “zen” –minimalista-). La planificación en entornos líquidos (VUCA) va a fallar. Las condiciones de contorno de hoy no serán las de mañana. El mercado es híper-fluctuante. Las disrupciones tecnológicas aparecerán de forma inesperada, por todas partes. Ante este escenario, sólo nos queda adaptarnos dinámica y rápidamente al cambio. Como un esquiador que desciende por una ladera en un día de intensa niebla. No ve absolutamente nada. Sólo llegará abajo si tiene las piernas muy fuertes y son capaces de adaptarse dinámicamente al terreno. Y esa debe ser su estrategia: fortalecer las piernas. En el mundo corporativo, fortalecer las core competences, aquél conjunto de atributos únicos, insustituibles e inimitables que son nuestra fuente de ventaja competitiva. Y construir una organización extremadamente ligera y flexible para adaptarnos rápidamente a las oscilaciones de  un mercado cambiante, pivotando sobre esas core competences.

3-  Evolucionar. La evolución es el progreso sin planificación. Es el progreso por prueba y error. Por experimentación. Los simios no organizaron una reunión para planificar estratégicamente convertirse en humanos. Millones de cambios aleatorios en su ADN, y la interacción con el entorno (que seleccionaba qué cambios generaban ventajas competitivas) crearon un mecanismo de aprendizaje natural. Esos cambios (mutaciones en el medio natural) son las innovaciones en el mundo corporativo. Sin intentos, sin pruebas de nuevos productos, nuevos procesos, nuevos modelos de negocio o  nuevas tecnologías, la empresa no puede entender las claves de la competitividad futura, ni crear procesos de aprendizaje. La innovación no sólo es la fuerza que guía el progreso, la evolución y la adaptación de la empresa al entorno. Es también su rádar estratégico que habilita el aprendizaje organizativo. Y las empresas, a diferencia de los simios, pueden decidir qué mutaciones tienen sentido. Pueden innovar con inteligencia competitiva. Se trata de establecer mecanismos internos de generación de mutaciones, selección inteligente de las mismas, gestión de los riesgos asociados, y aprendizaje constante de la propia experiencia.

Para formular y formalizar estrategia competitiva en el mundo líquido de Bauman, en el mundo VUCA del management moderno, hay que diferenciarse en las propuestas de valor, construir organizaciones ultraligeras y flexibles, y activar procesos internos de evolución (innovación) sistemática.

http://xavierferras.blogspot.com.es/2016/04/zygmunt-bauman-sociologofilosofo-y.html

Más allá de la innovación X.Marcet

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Más allá de la innovación

http://www.xaviermarcet.com/2016/04/mas-alla-de-la-innovacion.html


La innovación es la forma de crear valor, diferenciarse y adaptarse en contextos  que cambian aceleradamente.  La suma de muchas innovaciones simultáneas crea esta sensación de un mundo que cambia de época con una cadencia cada vez mayor. La espiral de innovaciones parece más desatada que nunca. La concatenación de cambios que vamos a vivir en el futuro – presente, va a ser similar en impacto a la de los años noventa. Quizás ahora no habrá un concepto que resuma tanto el cambio como la síntesis que hace veinte años significó Internet. Creo que la cascada de transformaciones de los noventa afectó mucho a los procesos y a las comunicaciones, ahora creo que además comportará cambios inexorables en las formas de dirigir las organizaciones. Vivimos en la antesala de otra gran transformación y esta vez deberemos aprender a tomar las decisiones de un modo distinto.

En este mundo al que nadie discute la importancia de la innovación, ¿las organizaciones están consiguiendo resultados significativos en innovación? Para la  mayoría de empresas consolidadas diríamos que los resultados son muy discretos, más tendientes a los incremental que a lo radical. De hecho, muchas de las innovaciones que nos han cambiado la vida en los últimos veinte años procedían más de start – up que de empresas establecidas del Fortune 500. Sin duda, entre el impacto innovador de las start – up y el de las empresas consolidadas, parece que los resultados son mucho más espectaculares a favor de las nuevas empresas. Por cierto, no debería pasarnos desapercibida la eclosión extraordinaria de “unicorns” que estamos viviendo en los últimos dos años. Es como si muchas grandes empresas consolidadas  prefirieran poner sus recursos en proyectos nacidos fuera de la caja y liderados por emprendedores ajenos más que confiar en sus propias competencias de innovación. Parece que sus culturas corporativas aceptaran la retórica de la innovación pero se vieran incapaces de lidiar con sus propias inercias y les costara mucho adoptar prácticas de innovación realmente comprometidas.


Estos resultados discretos de muchas empresas han supuesto un cambio en la forma de innovar. Hemos pasado de funnels de innovación bastante encorsetados a perímetros mucho más abiertos de innovación en los que confluyen talentos e iniciativas internas y externas. Son frecuentes las propuestas corporativas para combinar la frescura y capacidad disruptiva de las start up con el posicionamiento, conocimiento y musculatura financiera de las grandes empresas. Tenemos una innovación más híbrida, más “lean” y más abierta. No en vano, estamos viviendo un auge notable del Corporate Entrepreneurship.  Algunas propuestas van ya más allá de la innovación clásica y  fusionan, por ejemplo,  la innovación con la gestión de la complejidad que se asienta en el Big Data y la inteligencia artificial. Abundan las propuestas que intentan construir nuevos paradigmas de management, ya sean desde la holacracia, la desburocratización radical o los que ensayan combinar inteligencia natural e inteligencia artificial.


Todo parece indicar que vamos a ir más allá de la innovación tal y como la hemos conocido en las dos últimas décadas. Entramos en una nueva etapa. Obviamente cada empresa es un mundo y hay de todo, pero aquellas empresas que marcan tendencia han cambiado sus maneras de innovar. Ya aprendimos  que la arrogancia y la visión de retrovisor fijada en las glorias pasadas no son buenas compañeras de la innovación. Ya sabemos que la innovación tiene mucho que ver con ambiciones que no solamente quieren construir negocios rentables sino mejorar o cambiar el mundo con sus nuevas soluciones. Las culturas innovadoras que  son capaces de simultanear estas ambiciones con “propósito” con una cadena de humildades auténtica tienen más potencial. Son culturas en las personas de una organización no pierden la empatía con sus clientes ni caen en la prepotencia por muchos éxitos que hayan tenido. Estas organizaciones donde para nadie es imposible hacer llegar una idea significativa hacia arriba porqué no hay burocracias que lo impiden ni culturas corporativas auto limitantes. Necesitamos ambiciones con suficiente autenticidad para apasionar a quienes se proponen alcanzarlas. Necesitamos humildades para nada impostadas. Necesitamos líderes que crezcan ayudando a crecer a aquellos con quienes comparten la ambición de crear nuevo valor para sus clientes o para la sociedad. Necesitamos líderes que no delegan el riesgo pero que saben sacar la mejor energía innovadora de sus equipos.

La innovación ha entrado en una nueva fase, de menos “innoganda” diría mi socio Roberto Espinosa (@resbla). Vamos a ir más allá de la innovación. Irá más en serio. Más nueces, puede que menos ruido. Quizás crearemos otro concepto para esta nueva fase. Un tiempo en el que las empresas y las administraciones giran alrededor de los clientes y los ciudadanos y no al revés. Este cambio copernicano requiere una forma distinta de integrar la innovación en el management nos repite Steve Denning a menudo.


Qué tiempo tan interesante este que nos toca vivir en el management. Qué evidente la necesidad de superar los preceptos que funcionaron en las grandes escuelas de negocio de la segunda mitad del siglo XX. Qué reto compartido para estas escuelas de negocio y para nosotros de reinventar el management. Qué apasionante esta oportunidad de innovar en innovación, de ir más allá de la innovación tal y como la hemos realizado en las últimas décadas. Si nos enrocáramos en la innovación cómo un fundamentalista cualquiera, seríamos todo menos innovadores.

Este post fue publicado en Sintetia el 4 de abril de 2016

La imagen pertenece a una obra de Simone Martini

La innovación y la necesaria reindustrialización

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La UE propone aumentar el porcentaje del PIB en el sector industrial. El reto es un 20% en el 2020, que ahora se estima en un 18,9% (el valor añadido bruto que genera la industria excluyendo la construcción) siendo el porcentaje de España un 17,5%.
El objetivo final es, entre otros, reducir el desempleo en la UE. No basta con los servicios como sabemos muy bien por la situación en España.
La relación innovación- industrialización es muy estrecha. De hecho el informe adjunto de la consultora KPMG destaca la necesidad de aumentar la aportación a la investigación aplicada, en particular el lanzamiento de nuevos productos, imitando a países como Alemania.
De hecho la industria acapara en la UE el 80% de la I+D en el sector privado pero seguimos en promedio en  el 2% del PIB muy por debajo del 3% previsto en 2020 para la UE, siendo la situación en España por debajo de esa media. Queda mucho que hacer pero sabemos qué hay que hacer. Innovar para reindustrializar el país.

http://www.enricbarba.com/2015/12/la-innovacion-y-la-necesaria-reindustrializacion-europea/

http://www.enricbarba.com/wp-content/uploads/reindustrializacion_KPMG_2015.pdf

Las inversiones revolucionarias siempre proceden del sector público. Mariana Mazzucato

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Pasando a un caso europeo, ¿cuál es la diferencia entre países como Alemania y España?

La narración habitual nos cuenta que la razón por la cual hay una diferencia de competitividad entre el centro y la periferia de Europa es que, de alguna forma, el centro, la parte fuerte de Europa, se ha apretado el cinturón, no ha gastado sin control, mientras que en el sur la gente no trabaja lo suficiente y se pasa el tiempo en la playa, que hay demasiados sindicados y rigidez del mercado laboral. Entonces se dice que se necesitan menos impuestos, menos rigidez del mercado, menos gastos del Estado. La mayoría de los países del sur realmente no han gastado demasiado. Antes de la crisis, la deuda de países como España era inferior a la de Reino Unido.

A los europeos les digo que no hagan lo que EEUU dice que hicieron, si no que hagan lo que realmente hicieron. Es decir, que el Estado pague la innovación"
Lo que causa el crecimiento de la productividad es el gasto en I+D, y es esto lo que los países pigs [Portugal, Italia, Grecia y España] hacen poco y mal. No es que gasten demasiado, gastan muy poco. Al menos, si se miran todos los indicadores relacionados con el crecimiento a largo plazo basado en la innovación. Sin embargo, ésta no es la narración que escuchamos. ¿Cuántos han oído que Grecia, Portugal España e Italia no gastan lo suficiente en recursos humanos, en educación, en investigación, o en organizaciones científicas punteras como el Fraunhofer en Alemania, que se dedica a la investigación orientada a la aplicación? No es esta la receta que contamos al sur de Europa. Al igual que a los europeos les digo que no hagan lo que EEUU dice que hicieron, sino que hagan lo que realmente hicieron. Es decir, que el Estado pague la innovación. A los griegos les digo, no hagáis lo que Alemania dice, si no lo que ellos hicieron. Es decir, fomentar la competitividad financiando de manera contínua y creciente institutos como el Fraunhofer, o financiando a través del banco público KFW proyectos de largo plazo como toda la “visión” de la energía verde. Y es eso: una visión no es solo arreglar los fracasos del mercado, es moldear el mercado. En el pasado una visión fue la de ir a la Luna, hoy son las tecnologías verdes o el cambio climático

.http://elpais.com/elpais/2014/12/08/ciencia/1418039790_527615.html


“Las inversiones revolucionarias siempre proceden del sector público”

La economista Mariana Mazzucato explica en su último libro que sin un papel clave del sector público no se puede garantizar un crecimiento basado en la innovación


¿Qué es lo que hace que tu teléfono sea tan “smart” (listo)? El dinero que ha pagado el Estado para financiar la investigación. Con este ejemplo tan cercano, la economistaMariana Mazzucato, profesora de Economía de la Innovación en la Universidad de Sussex (Reino Unido) y autora del libro recién traducido al castellano El Estado emprendedor (RBA, 2014), intenta desmontar los que ella denomina “mitos puramente ideológicos” sobre el papel que han jugado los inversores privados en la innovación. “Toda la tecnología que hace del iPhone un teléfono inteligente es deudora de la visión y el apoyo del Estado: internet, el GPS, la pantalla táctil e incluso la voz del asistente Siri del smartphone recibieron dinero del Estado. La economía real, de bienes y servicios, ha experimentado un cambio similar al de la economía financiera: el riesgo se mueve cada vez más hacia el sector público y el sector privado recibe los beneficios”, escribe en su libro.
Materia se reunió con Mariana Mazzucato en Berlín, después de impartir una enérgica charla sobre cómo “romper el muro de un Estado innovador” en la conferencia Falling Walls.
¿En qué se equivocan los otros economistas?
A menudo, los economistas creen que para que haya un crecimiento basado en la innovación es suficiente implementar una serie de políticas horizontales que regulen el marco normativo, o aseguren que el Estado arregle los fracasos del mercado. Sin haber entendido, junto con muchos periodistas y políticos, que es necesaria una intervención estratégica para crear y moldear los mercados, no simplemente arreglarlos. Es lo que ha pasado en Silicon Valley, es lo que está pasando en China y en ciertas partes de Dinamarca, Alemania o Brasil: es decir, donde se ha conseguido obtener un crecimiento basado en la innovación.

Toda la tecnología que hace del iPhone un teléfono inteligente es deudora de la visión y el apoyo del Estado"

Usted siempre habla de la necesidad de cambiar la narración.
Precisamente en este sentido, para reconocer que el público juega un papel esencial para garantizar la innovación porque crea y moldea los mercados. Y también cuando se habla de las sociedades público-privadas, hay que entender que el papel del Estado no es el de asumir los riesgos de la parte privada, si no la de compartir los riesgos y también los beneficios. La narración nos sigue contando que la parte dinámica y creativa está en el sector privado, mientras que el Estado es aburrido y burocrático. Si se analiza la llegada de todos los cambios tecnológicos importantes del último siglo, las inversiones realmente revolucionarias, de alto riego, mucha incertidumbre y de elevado capital procedían todas del Estado.
En sus charlas y en su libro muestra un gráfico muy llamativo: las inversiones del gobierno de EEUU en los Institutos Nacionales de Salud (NIH). Y comenta: “No todo es capital de riesgo”.

Tres cuartas partes de los fármacos de alto impacto han sido investigados en laboratorios públicos"

La gente suele pensar que toda la revolución biotecnológica de los 80 y 90 fue financiada por capital de riesgo. Sin embargo, estos capitales llegaron veinte años después de que los NIH hicieran todo el trabajo duro, financiando los fármacos más importantes. Tres cuartas partes de los fármacos de alto impacto han sido investigados en laboratorios públicos. También la Big Pharma gasta en innovación, pero sobre todo en la D de I+D, y en marketing. En el caso de la financiación de los NIH, estamos hablando de cantidades muy grandes de dinero. Solo en 2012, durante la crisis, EEUU se ha gastado 32.000 millones de dólares en biotech y pharma. Uno de mis ejemplos preferidos es la tecnología que hace los iPhone “inteligentes” y no “estúpidos”. Buena parte de esta tecnología fue financiada indirectamente por el Ministerio de Defensa o la CIA. No se trata solo de dinero “militar”. Finalmente, mucho de ese dinero, público, acaba en innovación.
¿Por qué el ejemplo de los 'smartphone' es tan importante?

La innovación siempre es un proceso incierto. De hecho, la mayoría de las veces los innovadores fracasan"

Mi postura no es la de decir: todo ha de proceder del Estado. Evidentemente, Steve Jobs y Apple fueron muy importantes. Pero eso ya lo sabemos. Nos lo repiten cada día de nuestra vida. Lo que yo quisiera es equilibrar la historia contando el otro punto de vista. No es que el sector privado no sea importante. Pero ha sido capaz de surfear una ola gigante de tecnología financiada por el Estado, uniendo la tecnología existente con un sentido del diseño importante y con una nueva forma cool de vender el producto. Esto es de todos conocido. El 80% de la biografía de Steve Jobs trata sobre ello. No pretendo un capítulo, me conformaría con, al menos, una página sobre la parte pública.
¿Cómo se garantiza que el dinero público esté bien gastado?

Será muy difícil atraer a los mejores con dinero a los gobiernos; hay que transformarlo en un honor"

No se puede garantizar que cada gasto será un éxito. La innovación siempre es un proceso incierto. De hecho, la mayoría de las veces los innovadores fracasan. Sin embargo, durante el proceso se aprende. Dentro del gobierno se han de crear organismos capaces de aprender, y con políticas empresariales flexibles y adaptadas a la exploración. Y con indicadores correctos para valorar cada inversión. Para hacer esto, se necesita a gente inteligente. No digo que no las haya en el sector público. Pero si se critica continuamente al sector público, será más complicado atraer a los mejores talentos. Con excepción de ciertos casos, – ¡en Singapur se paga a los funcionarios hasta un millón de dólares al año! – será muy difícil atraer a los mejores con dinero, hay que transformarlo en un honor. Y esto solo lo puedes hacer si tienes el poder de crear un horizonte en tu campo. Por esto, es muy importante que en EEUU un premio Nobel como Steven Chu haya aceptado dirigir el Ministerio de Energía.
Pasando a un caso europeo, ¿cuál es la diferencia entre países como Alemania y España?
La narración habitual nos cuenta que la razón por la cual hay una diferencia de competitividad entre el centro y la periferia de Europa es que, de alguna forma, el centro, la parte fuerte de Europa, se ha apretado el cinturón, no ha gastado sin control, mientras que en el sur la gente no trabaja lo suficiente y se pasa el tiempo en la playa, que hay demasiados sindicados y rigidez del mercado laboral. Entonces se dice que se necesitan menos impuestos, menos rigidez del mercado, menos gastos del Estado. La mayoría de los países del sur realmente no han gastado demasiado. Antes de la crisis, la deuda de países como España era inferior a la de Reino Unido.

A los europeos les digo que no hagan lo que EEUU dice que hicieron, si no que hagan lo que realmente hicieron. Es decir, que el Estado pague la innovación"






Lo que causa el crecimiento de la productividad es el gasto en I+D, y es esto lo que los países pigs [Portugal, Italia, Grecia y España] hacen poco y mal. No es que gasten demasiado, gastan muy poco. Al menos, si se miran todos los indicadores relacionados con el crecimiento a largo plazo basado en la innovación. Sin embargo, ésta no es la narración que escuchamos. ¿Cuántos han oído que Grecia, Portugal España e Italia no gastan lo suficiente en recursos humanos, en educación, en investigación, o en organizaciones científicas punteras como el Fraunhofer en Alemania, que se dedica a la investigación orientada a la aplicación? No es esta la receta que contamos al sur de Europa. Al igual que a los europeos les digo que no hagan lo que EEUU dice que hicieron, sino que hagan lo que realmente hicieron
Es decir, que el Estado pague la innovación. 
A los griegos les digo, no hagáis lo que Alemania dice, si no lo que ellos hicieron. Es decir, fomentar la competitividad financiando de manera contínua y creciente institutos como el Fraunhofer, o financiando a través del banco público KFW proyectos de largo plazo como toda la “visión” de la energía verde. Y es eso: una visión no es solo arreglar los fracasos del mercado, es moldear el mercado. En el pasado una visión fue la de ir a la Luna, hoy son las tecnologías verdes o el cambio climático.
¿Qué consejos le daría a Mariano Rajoy en este sentido?
España ahora se está ciñendo a la filosofía que tiene que reducir la deuda. Yo diría que en la proporción deuda/PIB hay que concentrarse más en el denominador. Hay que preguntarse qué hacer para asegurar un crecimiento del PIB a largo plazo. A corto plazo se pueden hacer todos los recortes, fustigar a los trabajadores, golpear a los sindicados, pero eso no va a crear un crecimiento de largo plazo. Hay que crear nuevas oportunidades de mercado tecnológico para el futuro, uniendo público y privado para aumentar las inversiones dinámicas. Y eso, evidentemente, incluye no solo tener una educación bien financiada y un gasto en investigación estructurada en las áreas de mayor fortaleza de hoy, sino también imaginar cuáles serán las del futuro. No es solo estrategia industrial, es preguntarse qué tipo de economía se quiere, y cómo catalizar todos los sectores para llegar allí.
Por ejemplo, antes de la crisis, España estaba invirtiendo mucho en energías renovables. Era segunda solo por detrás de Dinamarca. Con la crisis, la economía verde ha acabado en el garete. Habría que reavivar esa estrategia, probablemente lo más interesante que estaba ocurriendo en la economía española.
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http://www.elcultural.com/revista/letras/El-estado-emprendedor-Mitos-del-sector-publico-frente-al-privado/36261


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