Economía del bien común y post conflicto.
Este sistema de gobierno tiene como objetivo principal “globalizar la economía de un país”, ya que sus principales ideas vienen de un pensamiento tecnócrata, es decir, son personas que plantean soluciones apegadas a la técnica por encima de otras consideraciones políticas, ideológicas, etc.
Por: Faber Pérez / Semanario Caja de Herramientas.
Otear otra alternativa frente al neo liberalismo
Sin pretender hacer un estudio exhaustivo de los impactos del Neo liberalismo en el centro como en la periferia del mundo actual; si nos convoca el presente artículo a destacar el impacto que tienen las reformas Neoliberales (económicas, políticas, sociales y culturales) en la sociedad colombiana. De generar en la sociedad la actitud individualista de ser y hacer. De igual forma se llega a un comportamiento utilitario, en donde la base de las decisiones está en la relación al costo y beneficio. Por otro lado, las políticas Neoliberales se han dirigido al sistema de mercado como medio para asignar recursos y en la distribución de la riqueza y los ingresos. Además de darle a l mercado un peculiar punto a favor de su carácter competitivo.
Frente a este nefasto modelo económico, político y social que se manifiesta en la ideología Neoliberal, se pone a consideración del debate público, el modelo económico alternativo, la Economía del bien común, cuya propuesta, estudio y fundamentación viene siendo sustentada por Christian Felber. Aquí el centro es la dignidad humana, se basa en los mismos valores que hacen florecer nuestras relaciones: Confianza, cooperación, aprecio, democracia, solidaridad.
En ese sentido, es sin duda una opción a considerar en el proceso de post-conflicto que se avecina para el país, pues entraría a contrarrestar las nefastas consecuencias que padece la economía colombiana (“capitalista”) permeada por el Neoliberalismo.
El modelo neoliberal en Colombia: consecuencias
Empezaremos afirmando que para la mayoría de colombianos es desconocido el actual sistema de gobierno y las consecuencias que este le trae; por eso nos atrevemos a hablar un poco sobre este tema para develar como es que actualmente (y desde mucha décadas atrás), es gobernado este país.
Para ser consecuentes con el título que precede estas líneas, es importante conocer la definición de Neoliberalismo: “El termino Neoliberalismo es un Neologismo que referencia a una política económica con énfasis tecnocrático y macro económico que pretende reducir al mínimo la intervención estatal en materia económica y social y defendiendo el libre mercado capitalista, como mejor garante del equilibrio institucional y crecimiento económico de un país, salvo ante la presencia de los denominados fallos del mercado. Se usa con el fin de agrupar un conjunto de ideologías y teorías económicas que promueven el fortalecimiento de la economía nacional (macroeconomía) y su entrada en el proceso globalizador a través de incentivos empresariales que, según los críticos, “es susceptible de conducir en beneficio de intereses políticos más que a la economía de mercado propiamente dicha”.
Resumiendo, este sistema de gobierno tiene como objetivo principal “globalizar la economía de un país”, ya que sus principales ideas vienen de un pensamiento tecnócrata, es decir, son personas que plantean soluciones apegadas a la técnica por encima de otras consideraciones políticas, ideológicas, etc.
El proyecto modernizador Neoliberal ha configurado el empobrecimiento general de la población, además de una creciente desigualdad provocada por una mayor concentración de la riqueza en manos de unos pocos colombianos, que en unos pocos años se habían vuelto millonarios. Indudable que trajo grandes beneficios, sobre todo para los nuevos dueños de las privatizaciones, sus agentes, asesores y eminentes subvaluadores del patrimonio público, y en general para el capital financiero.
Las evidencias son elocuentes: Carlos Slim, convertido en el hombre más rico del mundo a partir de la explosión de su fortuna por la compra de empresa públicas; ingentes ganancias para los nuevos dueños de las electrificadoras de Colombia; exorbitante incremento dela fortuna delos compradores del CERREJON, pues a menos de dos (2) años se efectuaba la compra, Glencore, parte del consorcio comprador vendió una quinta parte de su adquisición por tres veces el valor total que se había pagado por su participación (33%) en los derechos sobre el puerto, ferrocarril y las reservas de esta mina. El caso del CERREJON no es el único donde ocurren fabulosas y repentinas valorizaciones del patrimonio público vendido a grandes multinacionales. El comportamiento del sector financiero también es emblemático bajo el paradigma Neoliberal; aun en épocas de crisis continuó acumulando exorbitantes beneficios: $7.5 billones a Octubre pasado, superando en dos billones (36%) las de igual periodo de 2008. (Nuevo siglo, Bogotá, 2009).
Estas mieles y progreso no se derramaron sobre la población, según el credo Neoliberal, por el contrario, la pobreza y la indigencia aumentaron considerablemente (1990-2013); hoy el país enfrenta el desafío de la pobreza y la gran desigualdad social económica, y la política social no ha sido capaz de hacer frente a las demandas de protección. Igualmente las consecuencias distributivas son inocultables; en Colombia dichos resultados fueron exacerbados por una ética oficial que legitimo’ favorecer hasta límites inconcebibles a los más ricos y poderosos mientras aplicaba políticas regresivas de reformas laborales, y mayor I.V.A, afectando a los más pobres. La evolución Colombiana a nivel mundial y latinoamericano es vergonzosa: respecto a la meta del milenio de reducción dela pobreza, es el país latinoamericano con menor reducción de la pobreza extrema y respecto a la pobreza total solo es superado en su deshonroso lugar por Hondura, Bolivia y Paraguay (CEPAL, 2009). ¡ Que agudo contraste con el rápido enriquecimiento de los hijos del presidente (Uribe) o de los beneficiarios de Agro Ingreso Seguro y de las otras tantas políticas diseñadas bajo un mandato que al tiempo que enriquece a sus amigos y donantes se empeña en desconocer el conflicto interno y la injusticia social que lo alimenta!.
Frente a este desolador panorama y a puertas de un complejo proceso de Post-conflicto, es urgente reflexionar sobre propuestas económicas, sociales y políticas para el país que den otras opciones a la sociedad Colombiana frente a la carencia de equidad y una verdadera justicia social.
Teoría económica: economía del bien común
El 6 de Octubre de 2010 se inició en Viena el proceso de reforma económica de abajo hacia arriba (bottom-up), conocido como economía del bien común. El movimiento se propone abolir la contradicción fundamental de valores entre capitalismo, sociedad y naturaleza. Para conseguir ese objetivo debe producir el cambio desde un marco jurídico que incentiva la ganancia financiera y la competitividad hacia otro que aspira lograr el bien común y la cooperación, y que medirá el éxito económico futuro según la producción y el balance del bien común.
La idea se ha venido propagando de manera increíble. A finales de Marzo, casi 600 empresas de 14 países apoyan la iniciativa; aproximadamente otras 250 se sumaron en el 2012 al balance del bien común. Más de 30 campos de energía locales, que acompañan a las empresas y dan a conocer las ideas, se están diseminando desde los Alpes hasta Latinoamérica y Nueva York, pasando por España. También en Vorarlberg se unen a los campos de energía cada vez más empresas y personas privadas.
Para Christian Felber, la implantación de la economía del bien común equivaldría a adaptar la economía real capitalista (en la que priman valores como el afán de lucro y la competencia), a los principios constitucionales que recogen entre otros, la constitución de Baviera; la economía del bien común se debe regir por una serie de principios básicos que representan valores humanos: Confianza, honestidad, responsabilidad, operación, solidaridad y compasión, entre otros.
En la economía real actual se mide el éxito económico con valores o indicadores monetarios como el P.I.B y los beneficios que dejan fuera a los seres humanos y al medio en que vivimos. Estos indicadores no nos dicen nada si hay guerra, se vive en una dictadura; si sobre explotamos el medio, si se respetan los Derechos Humanos, etc. De la misma manera que una empresa tenga beneficios, no nos indica nada sobre las condiciones de sus trabajadores ni sobre lo que produce o como lo produce.
El balance del bien común mide como una empresa vive: la dignidad humana, la solidaridad, la justicia social, la sostenibilidad ecológica, la democracia con todos sus proveedores y clientes. (Felber, 2011). Por ejemplo, si la empresa promueve la esclavitud infantil, si hay desiguales entre los hombres y mujeres, si la renta de los trabajadores esta diferenciada… finalmente la evaluación de esos valores podrá permitir al consumidor escoger los productos.
En la economía del bien común, las empresas con buenos balances del bien común disfrutaran de ventajas legales: Tasas de impuesto reducidas, aranceles ventajosos, créditos baratos, privilegios en compra pública, y a la hora de reparto de programas de investigación, etc.
La entrada al mercado se verá por tanto, más favorecida, actos éticos y sus productos y servicios, que los no éticos, indecentes y no ecológicos.
El balance financiero será balance secundario. El beneficio financiero para de ser fin, hacer medio. Este sirve solo para aumentar el nuevo fin empresarial: aportación al bien común. Los excedentes del balance financiero deberán utilizarse para inversiones con plusvalía social y ecológica, devolución de créditos, depósitos de reserva limitadas, bonificación a los empleados de forma restringida, así como créditos sin intereses a empresas cooperadoras. No se utilizaran sus excedentes para bonificar a personas que no trabajen en la empresa, adquisición hostil de otras empresas, inversión en mercados financieros (estos dejaran de existir), o aportaciones a partidos políticos. En contrapartida, el impuesto sobre el beneficio empresarial será eliminado.
Existiendo la posibilidad de aspirar sin miedo al tamaño óptimo, habrá muchas empresas pequeñas en todas las ramas, se pueden ayudar mutuamente con conocimientos, tecnología, encargos, personal o créditos sin intereses. Serán recompensas con resultados de balance del bien común positivos. Las empresas van formando una red de aprendizaje, la economía se transforma en un sistema Win-Win.
En grandes empresas a partir de un elevado número de empleados (más de 250), los derechos de decisión y propiedad pasan parcialmente y progresivamente a los empleados y ciudadanos. La población podrá ser representa directamente a través de “parlamentos económicos regionales”, el gobierno no posee derecho de decisión o intervención en empresas públicas.
Este proceso es igualmente válido para los bienes democráticos (tercera categoría de propiedad), pequeños y medianos empresarios y grandes propietarios de propiedad mixta.
Por bienes democráticos entendemos instituciones económicas públicas en campos de enseñanza, salud, acción social, movilidad, energía o comunicación: La infraestructura básica.
Un bien democrático importante es el banco democrático. Este sirve, como todas las empresas al bien común y, como todos ellos controlado por la ciudadanía soberana y no por el gobierno (Christian Felber, libro: economía del bien común).
Siguiendo la propuesta de John Keynes de 1944, se establece una cooperación monetaria global a base de una unidad de calculación (por ejemplo: “Globo”, “Terra”), para el comercio internacional. A nivel local, monedas regionales pueden complementar la monedad regional para proteger de la competencia injusta. La U.E. inicia una zona de comercio justo (zona del bien común), con estándares armonizados o con tarifas aduaneras correlacionadas con el resultado B.B.C. de la empresa productora. A largo plazo, la meta es una zona del bien común en la O.N.U.
El crecimiento económico deja de ser un fin. Un nuevo objetivo será la reducción de la huella económica de personas privadas, empresas y naciones, hacia un nivel globalmente sostenible y justo.
El horario de trabajo retribuido se verá reducido escalonadamente hacia la marca deseada por la mayoría de 30 a 33 horas semanales. De ese modo que tiempo libre para otros tres (3) trabajos de gran importancia: Trabajo de relaciones y cuidados (niños, enfermos, ancianos), trabajo de crecimiento personal, (desarrollo de la personalidad, arte, jardín, ocio, otros), trabajo en la política y actividades públicas. Como consecuencia de este reparto equilibrado entre las distintas actividades, el estilo de vida se hará más suficiente, menos consumidor y más sostenible.
La democracia representativa será completada por la democracia directa y la democracia participativa. La ciudadanía soberana deberá poder controlar y corregir su representación, decretar leyes por sí misma, modificar la constitución y poder controlar la infraestructura y abastecimiento (energía, agua, correos, bancos, etc.). Todos los puntos o problemática de carácter público deberán madurarse a través de discusiones intensas, serias, en todos y cada uno de los espacios comunitarios, antes de convertirse en normas a cumplir, (reformar o abolir).
Finalmente quisiéramos afirmar, la economía del bien común no es ni el mejor de los modelos económicos, ni el final de una historia, solo es el paso siguiente hacia el futuro más sostenible, justo y democrático. Se trata de un proceso participativo, de desarrollo abierto que busca sinergia en procesos similares como: Economía solidaria, economía social, movimiento de bienes comunes, economía de post-crecimiento o democracia económica. Juntando sus esfuerzos, una gran cantidad de persona y actores son capaces de crear algo fundamentalmente nuevo. La implementación de la visión requiere motivación intrínseca y auto responsabilidad, incentivos económicos, un orden político-leal coherente, así como concienciación. Todas las personas, empresas y comunidades están invitadas a participar en la construcción de la economía del bien común.