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Una nación, dos presidentes by Lluís Foix • Imaginaria república autonómica

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Una nación, dos presidentes




Los presidentes Quim Torra y Carles Puigdemont en la rueda de prensa conjunta de hoy en Berlìn
Hacer predicciones sobre la política catalana es inútil. La escena de los dos presidentes en Berlín es algo más que una anomalía, es una imagen que transmite más confusión que seguridad. Una patria y dos presidentes. La bicefalia política suele preceder al desmoronamiento de un proyecto. Cuando la monarquía de los Austrias aceptó la rotación de la capitalidad entre Viena y Budapest era el principio del fin del imperio de los habsburgos
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El problema del president Quim Torra es que ha sido designado por Carles Puigdemont que no renuncia a ser presidente en un futuro a medio plazo o lejano. Es más, sigue pensando que su designado sucesor le va a guardar la silla. Y lo que es más sorprendente e insólito de la rueda de prensa de hoy es que los dos se trataban mutuamente como presidentes.
La distinción entre el presidente del interior y del exterior no es más que una metáfora. El poder a cuatro manos, simplemente, no funciona. Un liderazgo claro es imprescindible tanto en tiempos de normalidad como en la situación convulsa que vive Catalunya desde hace varios años. Quim Torra es un presidente accidental que ha recibido la primera tarjeta roja por parte de la CUP por haber pedido reunirse con Mariano Rajoy. El cupero Carles Riera le advirtió en la sesión de investidura que no se atreviera jamás a mencionar a Francesc Cambó en el Parlament. Como si el líder de la Lliga y referente político de Torra no hubiera sido el principal actor del catalanismo conservador de los primeros treinta años del siglo pasado. Su ayuda al franquismo al terminar la guerra fue secundada por Josep Pla, Carles Sentís, Joan Estelrich y tantos catalanistas en aquellos días tenebrosos.
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El independentismo ha decidido hacer presidente a Quim Torra. La vieja Convergència, Junts per Catalunya, Esquerra Republicana así lo han considerado oportuno. Puigdemont ha escogido al candidato que más representaba lo que él piensa. La causa independentista ha sabido construir un discurso hábil y creíble. Lo han comprado más de dos millones de catalanes y ha traspasado fronteras.
Pero se olvidaron de la importancia que tienen los mensajes escritos en estos tiempos de escrutinios de las intimidades. Torra ha escrito textos xenófobos, racistas, supremacistas. Se ha disculpado por lo que tuiteó y por lo que ha dejado escrito. Pero ahí están y le perseguirán a lo largo de su presidencia porque ha tocado lo más sensible de la sociedad global del momento que no es otra cosa que respetar al distinto, al otro, al adversario.



  12 comments for “Una nación, dos presidentes

  1. Ramón
    16/05/2018 at 19:47
    Primero mi despacho no lo toques
    Segundo, seguimos con los mismos esquemas, sin planes viables ni soluciones pactadas
    Como bien dice de generar confianza, nada de nada ni unos ni los otros
    y el que piense que esto no pasa factura en la economia de Catalunya, va muy errado
    Catalunya no es solo Barcelona que tiene sus dinamicas de ciudad cosmopolita, Catalunya tambien es el resto de ciudades


    Imaginaria república autonómica


    Quim Torra, investido president de la Generalitat, al lado de Roger Torrent, president del Parlament
    Si alguna vez cayera en la tentación del autonomismo, no dejen de advertirme para corregirlo. Son palabras del president Quim Torraen un turno de réplica a Carles Riera, el portavoz de la CUP en el debate de investidura, en el que con la abstención de los cuatro votos anticapitalistas se proclamó al nuevo president de la Generalitat. No sé si va a sucumbir a la tentación autonómica pero el caso es que su proclamación oficial aparecerá en el BOE con la firma del Rey.
    Las palabras, los tuits, los artículos y los libros lo aguantan todo aunque se borren o se quemen. Pero el pensamiento político que se deduce de la lectura de los que el president Torra ha puesto en circulación en los últimos años es de un desprecio sin matices a España, xenófobo, supremacista, y transpira un complejo de superioridad manifiesto.
    La batalla del lenguaje la han ganado los independentistas con un discurso en el que las palabras se van acoplando a los cambiantes intereses de cada momento. La realidad es que la república catalana es hoy una de las expresiones más utilizadas por los independentistas en el debate cuando en realidad era una sesión de investidura autonómica. No es que exista la tentación de caer en el autonomismo sino que no hemos salido de él desde las dos leyes rup­turistas aprobadas el 6 y el 7 de septiembre y la proclamación de la fugaz república exprés del 27 de octubre que duró unos minutos.
    El hecho es que ya hay un presidente y es inútil hurgar en las hemerotecas para echar más gasolina identitaria sobre quien ya se presume que va a impartir lecciones de democracia a los españoles y va a exhibir su bagaje cultural centrado en la historia política y periodística de los años treinta del pasado siglo.

    Sus respuestas cortas y esquemáticas tratan más de sintetizar su pensamiento que de responder a las preguntas formuladas. Vamos a vivir, pues, en una supuesta república autonómica que puede soportar todo el vocabulario que se quiera pero que tendrá que responder a dos preguntas elementales: ¿seguiremos bajo la ley del Estatut y de la Constitución?, ¿se va a proceder a una ruptura unilateral con el Estado?
    El resto es paisaje y forma parte del universo simbólico que el independentismo maneja con gran habilidad. Hemos entrado en una nueva etapa. ¿En qué consistirá? Es de esperar que el president Torra nos lo vaya explicando con su tono moderado y su aire profesoral que denotan un supremacismo contenido y un romanticismo que bebe en fuentes herderianas.
    Su primer viaje al extranjero será a Berlín para verse con Carles Puigdemont que es quien le designó, de igual manera que Puigdemont fue designado a dedo por Artur Mas quien, a su vez, fue propuesto por Jordi Pujol. Todos ellos han sido elegidos democráticamente pero no estoy seguro que esta concatenación de presidentes designados por una sola persona tenga precedentes en la historia democrática de Europa. La visita vicaria a Berlín es un indicio de que Puigdemont no ha renunciado a volver a ocupar su despacho en la Gene­ralitat y de que la investidura de Quim Torra es una cuestión de trámite hasta que llegue el momento de unas prontas elecciones que el independentismo pretende ganar por una mayoría absoluta, compacta y sin necesidad de socios que incordien.Torra, en expresión de la vieja Catalunya industrial, puede ser un buen encarregat.
    Barcelona y Berlín pueden ejercer la capitalidad bicéfala mientras no se aclare el futuro judicial de Puigdemont y el resto de miembros de su gobierno que andan por Europa. Quim Torra tendrá una oposición combativa empezando por la CUP si no se aparta de las prácticas autonomistas. Inés Arrimadas ganó las elecciones pero ejercerá una confrontación radical para ganar más adeptos en el caso de unas prontas elecciones. Iceta y Domènechinsistirán en el diálogo y las políticas sociales desde el catalanismo y García Albiol hablará desde la marginalidad política en el Parlament.
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    Rajoy ha apostado por el entendimiento y la concordia con Torra pero no permitirá, ha repetido, que se vulnere la ley. Hay una novedad en esta reacción en el sentido de intentar tender puentes siempre y cuando se haga desde un marco legal. Hasta ahora, ni esto era posible. Su encuentro con Pedro Sánchez y la complicidad del PSOE para buscar una salida política a la crisis catalana tienen su importancia, aunque sea por no dejarse llevar por la impetuosidad de Albert Rivera que, paradójicamente, va creciendo en las encuestas precisamente por el conflicto catalán.
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    Está por ver qué pasará con el 155 que Rivera pide extender en el tiempo. Se podría dar la paradoja de vivir en una república catalana ideal que fuera controlada a distancia por el Gobierno Rajoy. ¿No hay una forma más inteligente de hacer política? De momento, todo se mueve en el ámbito de la retórica pero, un paso más y vamos todos al precipicio.
    Publicado en La Vanguardia el 16 de mayo de 2018


      2 comments for “Imaginaria república autonómica

    1. Jesús González
      16/05/2018 at 18:36
      Releo el artículo y no cesan mis temblores. Sr. Floix : enhorabuena. Es difícil condensar las verdades como puños, y ahí están. ¿Alguien puede rebatirlas sin acudir a las tan manoseadas que sólo son justificaciones emocionales?
      No cesan mis temblores, repito. Porque veo y leo cada día las trampas de la pandilla de indepes que son aceptadas por una gran parte de la ciudadanía. Y que son aceptadas sin justificación y sin ningún tipo de análisis. Espero equivocarme, pero sigo temblando.

      Ramón
      16/05/2018 at 19:56
      ¿No hay una forma más inteligente de hacer política?
      Pues si nos faltan mas “encarregats” que hoy serian los tecnocratas politicos estadistas pragmaticos, pero no estan visibles, o estan ausentes, o esperan su momento.
      Con los encargados actuales, no dejaria la empresa suelta….



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