Sin salida política viable
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•El independentismo ha salido hoy a la calle para pedir nuevamente la declaración de la República por la vía directa, a través del Parlament y sin hacer caso a las leyes que están fuera del ámbito de las instituciones catalanas. Eran más de cuarenta mil. Muchos. Con banderas esteladas y con una petición para que los tres partidos independentistas proclamen, otra vez, sin más demora, la república catalana.
El president del Parlament, Roger Torrent, aplaza de nuevo el pleno para investir a Jordi Sánchez porque su salida de la cárcel no la va a autorizar el juez Llarena. La defensa de Sánchez anunció que presentaría una demanda al Tribunal Europeo de Derechos Humanos para que le autorizaran estar presente en su investidura. Pero el TEDH no la aceptaría si antes no se han agotado todos los recursos jurisdiccionales nacionales. La petición se va a cursar mañana al Tribunal Supremo.
La formación del govern va para largo. Y el poner el contador a cero para que empiecen a contar los dos meses hasta una posible repetición de elecciones tampoco se va a producir. Parece como si el independentismo no quisiera pactar un nuevo govern. Se me antoja que es por tres razones.
La primera es que Puigdemont y los fugados a Bruselas y ahora Escocia no quieren facilitar la formación de un nuevo govern y adelantar en lo posible la vigencia del 155. La segunda es que las desavenencias entre ERC y Junts per Catalunya es de gran calado político e ideológico. Estando de acuerdo en la independencia una facción la quiere ejecutar inmediatamente y la otra no está de acuerdo en repetir la implementación de la república que tropezaría con la fiscalía, la judicatura y enviaría a más personas a la cárcel.
La tercera es el factor CUP que se niega rotundamente a volver al estado autonómico y sólo apoyaría la investidura si se adopta el atajo de la república. Pasaron de diez diputados a cuatro pero sus escaños son imprescindibles para una investidura independentista. Son los más coherentes aunque sean los más disparatados.
Mientras Oriol Junqueras, Joaquin Forn, Jordi Sánchez y Jordi Cuixart estén en la cárcel preventiva no habrá normalidad en Catalunya. El juez sigue su instrucción y no responde a mandatos políticos. Pero el gobierno Rajoy fue el que activó, a través de la fiscalía, el encarcelamiento preventivo. No puede haber indulto si no hay condena. Y la sentencia no llegará en varios meses. Esto no tiene sentido. Las condiciones para continuar con la prisión preventiva no se dan objetivamente. El juez puede argumentar las intenciones de los encarcelados pero no tiene solidez jurídica.
Menos sentido tiene todavía el hecho que Puigdemont y su grupo de fieles pretendan gobernar Catalunya desde Bruselas con planteamientos que no se sostienen desde el punto de vista político y jurídico. Estamos ante una situación enrevesada, sin gobierno, con muchos catalanes frustrados, con el 155 que suple las funciones de la Generalitat, con una oposición que sólo puede actuar a través de entrevistas y de cuentas de twitter. Esto no puede continuar indefinidamente.
Todos los actores implicados, independentistas y oposición, tendrían que analizar el punto en el que estamos, poner el contador a cero y buscar una salida desde la que se puedan defender todas las opciones pero sin saltarse ninguna legalidad. No hay otra salida políticamente viable. Muchos de los políticos implicados directa o indirectamente tendrán que dejar paso a caras nuevas. También Mariano Rajoy y el equipo que le asesora sobre esta situación que está ciertamente cada vez más empantanada, en palabras de Joan Coscubiela.
Mas bien creo que solo hay una solución que es una tercera via, el federalismo, pero como casi nadie lo defiende….pues seguiremos en la agonía.