El control del poder y del relato
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No se pueden eludir los resultados del 21 de diciembre. El independentismo consiguió una mayoría de escaños y está legitimado para gobernar. Pero como se está demostrando a medida que se acerca el día de la constitución del Parlament, el independentismo es heterogéneo y necesita el acuerdo de tres partidos que sumaron 72 escaños si bien sólo consiguieron el 47 por ciento de los votos.
El independentismo es una causa común para los que votaron esta opción pero no todos plantean la misma estrategia para llevarla a cabo. Artur Mas ha abandonado la presidencia de un partido que lo fue todo y ahora transita por la insignificancia dando dos pasos al lado y advirtiendo a su designado sucesor, Carles Puigdemont, que intente no forzar la legalidad en la legislatura que se abre con una cierta confusión.
La anomalía del momento arranca precisamente de la ruptura de la legalidad que ha conducido a la aplicación del 155 por Rajoy interviniendo la Generalitat al tiempo que los jueces enviaban a la cárcel a Oriol Junqueras y varios de los consellers. Puigdemont se marchó a Bélgica, desde donde, inesperadamente, consiguió que la lista por él presidida fuera la más votada del independentismo. El próximo miércoles se constituirá el Parlament y lo más probable es que la Mesa quede bajo el control independentista.
Puigdemont reclama la presidencia como lista más votada y también para legitimar su fuga a Bruselas y la continuidad de su cargo, lo que equivaldría, de hecho, a no validar las elecciones convocadas por Rajoy.
Nos movemos en el terreno de las pretensiones de los partidos y de sus dirigentes. Esquerra sería partidaria de hacer una relectura de la situación aparcando la retórica y formar un gobierno que se ocupara de las cuestiones que más preocupan a todos. Parece como si el núcleo duro que rodea a Puigdemont todavía estuviera en campaña y pretende investir al expresidente sea como fuere
Puigdemont galopa hacia el conflicto y ERC opta por rebajar las tensiones.
Una investidura telemática o no presencial no tiene sentido. El problema es que si Puigdemont regresa tendrá que responder ante la justicia. Qué distinto habría sido si el 27 de octubre hubiera convocado elecciones, que, muy probablemente, las habría ganado y se habría desactivado el 155 como se pactó con Urkullu, Rajoy y el mismo Puigdemont.
Queda por ver cuál será la posición de la CUP, imprescindible para la investidura. Uno de sus portavoces ha advertido que hay que recuperar el clima de la anterior legislatura y que no se puede regresar a la pantalla autonómica. La CUP ha sido decisiva en la política catalana desde que exigió la cabeza política de Mas. Y lo seguirá siendo. Lo más coherente para el independentismo sería un pacto para gobernar y no una serie de filigranas para controlar el poder y el relato.
Sr.Foix: Es urgente que se empiece a gobernar con hechos y no con palabras…
Primero:No es primero gobernar y despues asumir responsabilidades.
Segundo: Puigdemont indico que no se presentaria a estas elecciones, no ha sido asi.
Tercero: Mas, si asume sus errores y abandona.
Cuarto: Sobre el asunto de mayorias, me parece correcto asumir resultados y mayorias, pero despues decir que dependemos de una minora representada por la CUP, no tiene logica.
Cinco: Lo mas coherente para la economia de Catalunya es un federalismo, parecido al aleman.