Empecé a escribir estas notas después del atentado horrible en Barcelona. Con tristeza, dolor e inmenso cariño hacia los catalanes y hacia las personas que estaban paseando por Las Ramblas el jueves, seguía las noticias desde las cinco de la tarde por varias vías. Lo que primero quería saber es que estaban bien mis amigos, lo segundo, saber cómo se encontraban las personas que estaban paseando tranquilamente por un lugar tan especial como es La Rambla. Mucho dolor al ver lugares en los que he estado muchas veces y que siempre han llamado mi atención y mi sentimiento de querencia y de admiración hacia la bonita ciudad de Barcelona en la que he jugado de niña mucho al tenis, en la que he vivido y en la que participo en debates y actos europeos sobre todo en la Oficina del Parlamento Europeo y Representación de la Comisión Europea en Barcelona, en Paseo de Gracia, justo al lado de La Pedrera. La foto que acompaña a estas palabras la hice hace unos años en Paseo de Gracia.

Quiero destacar que siguiendo los tuits de la noche y madrugada del jueves al viernes, en la que también tuvo lugar el atentado en Cambrils, me gustaron los tuits en los que se unían fuerzas como el del Congreso de los Diputados en el que se mostraban fotos de la entrada con la bandera española a media asta y se etiquetaba a todos los grupos políticos, a todo el abanico parlamentario. Era lo lógico, pero leerlo y verlo es importante, "tocarlo" con los ojos enmudecidos por la pena. También reconfortaban los tuits de los grupos políticos retuiteando a los demás. La Torre Eiffel apagando su luz, los mensajes de los presidentes de las instituciones europeas, de los gobiernos de los Estados miembros, de otros continentes. Y todo lo que mostrase unión, solidaridad, generosidad. Humanidad.

Soy madrileña, española, europea y vivo en el País Vasco, me enorgullecía ver el trabajo de los mossos y su valentía. También la capacidad de las personas para auxiliar. De los traductores para ir al Hospital del Mar, el primero por cercanía al que llegaron los heridos. De los ciudadanos catalanes, barceloneses, ofreciendo el cobijo de un techo y de cariño en sus casas, en sus tiendas.

Ayer viernes, fue emotivo y bueno ver las imágenes del Rey, de Mariano Rajoy, de Carles Puigdemont, de Ada Colau...en la Plaza de Cataluña junto a muchísimas personas. También las imágenes de la continuación de la vida en Las Ramblas.

Hoy, leo el artículo de Jaume Duch Guillot, portavoz del Parlamento Europeo y director general de comunicación, en italiano en el periódico La Stampa. Como europeo, como portavoz de la institución del Parlamento supranacional que nos representa pero, sobre todo, como catalán, como barcelonés, expresando su vivencia desde niño en la ciudad de Barcelona y todo lo que le transmite La Rambla.

Lo primero, las personas. Sus sentimientos, sus vivencias. Personas de muchos países de la Unión Europea y de todo el mundo. Todo lo que sea "utilizar" lo que ha pasado para seguir con disputas políticas no es serio, no es buena política, no es digno, no es amor, no es humanidad.

Mi recuerdo a las víctimas del atentado y a sus familias por las que rezo. Mi cariño y admiración a los catalanes, a los barceloneses y a la ciudad de Barcelona. Las personas, con tristeza, hoy también pasearán por la preciosa Barcelona y La Rambla mostrará la valentía con sus colores, con sus puestos de flores, con su salida, y entrada, al mar.