¿Cómo afrontar el ‘Robocalípsis’?
Son las nueve. Ya lo había escuchado en alguna emisora de radio, lo había leído en algún medio digital y ahora, también, lo sueltan en los informativos de la televisión. Resulta que acaban de publicar el enésimo informe que advierte de que el trabajo humano está en riesgo. De este tipo de estudios tenemos a uno que se convirtió en referencia hace unos años. Se trataba del de la Universidad de Oxford en el que se analizaba más de medio millar de empleos y el grado de peligro de extinción que tenían por culpa de la llegada implacable de un mundo robótico. Tras ese, decenas de trabajos similares de mayor o menor calidad, artículos de economistas de todo tipo y, finalmente, personajes de prensa amarilla. Los titulares y los reportajes de investigación siempre dibujan un apocalipsis robótico sin precedentes. Hoy le ha tocado al estudio de Daren Acemoglu, del MIT, y Pascual Restrepo, de la Boston University.
Es evidente que algunos sectores, como la fabricación y el transporte, tienen un alto potencial técnico para la automatización. Sin embargo otros, como la educación, los profesionales creativos, la información y la atención sanitaria, tienen un potencial humano difícilmente sustituible por un sistema automático. El apocalipsis robótico es menos posible en aquellos empleos donde la formación y la creatividad es algo fundamental. Es cierto que el impacto de esa robotización, de la aplicación de modelos de inteligencia artificial y sistemas automatizados ha llegado y va a seguir avanzando. La sustitución de empleos humanos por otros de tipo robótico irá en aumento. Sin embargo el impacto futuro de toda esta tecnología será más parecido al que tuvieron los cajeros automáticos y menos que el que proponen las películas basadas en novelas de Isaac Asimov.
No seré yo quien niegue el efecto de la Cuarta Revolución Industrial. Quien no se adapte o lo adopte las pasará canutas a nivel personal o empresarial. Doy conferencias sobre ello, preparo empresas para ese tránsito e investigo acerca de cómo vamos a digerirlo. No lo negaré yo. Pero del ‘nos dirigimos a un mundo sin empleo’ al ‘vamos a un mundo con un empleo muy distinto’ hay un trecho robótico. Por eso es importante que quienes generan estados de opinión no jueguen al titular simplón y a la búsqueda del clic fácil. Parece ser que presentar una visión del futuro catastrófica es mucho más rentable. La tecnología siempre ha sido absorbida sin problemas por la sociedad. A veces tarda mucho pero, al final, la absorbe.
La perspectiva de un futuro apocalíptico es muy cinematográfico. Sin embargo esos robots antropomórficos, androides y casi capaces de emocionarse, no van a ser como nos explican. Los robots siempre parecerán robots y su aspecto tendrá mucho que ver con la función que ejecuten. Un robot de limpieza no será, por norma general, una atractiva asistenta (o asistente) con apariencia humana. No. Eso no sería operativo. Quien te limpie la casa, la fábrica o el coche será un cachivache con brazos armados y ruedas ocultas que le permita cumplir con su cometido.
Las perspectivas espeluznantes sobre un hipotético ‘robocalipsis’ tienen un gran efecto en la audiencia. Por eso se hacen películas. No recuerdo ninguna que tuviera como protagonistas a un cajero automático, robots en cadenas de montaje, automóviles autónomos o supermercados completamente automatizados. Aunque son muy eficientes y son claves para mejorar el rendimiento económico de sus propietarios, no serían un taquillazo.
Si tienes miedo cuando escuchas que llega el ‘robocalipsis’, averigua las habilidades que se van a precisar en ese entorno tecnológico. No hablo de ser hábil con un software u otro. Hablo de averiguar cómo poner en marcha aspectos que te hacen mejor que una máquina. La tecnología robótica no viene a expulsarte. Si averiguamos cómo, si te preparas para ello, si las empresas lo asumen adecuadamente y si los gobiernos adecúan los planes educativos, la tecnología viene para que la utilicemos.
Y es que con la tecnología seguiremos siendo relevantes como seres humanos si hacemos lo que toca. La creatividad, la afectividad y la intuición impactarán en el mercado laboral tarde o temprano. El empleo futuro será humano o no será. El futuro trabajador irá a su puesto de trabajo a aprender continuamente. El futuro puesto de trabajo será un aula permanente. Si no lo ves así, sigue consumiendo tertulias ‘robocalípticas’.