Keynes y la buena vida
Cuando la gente esté preparada para vivir en la abundancia, la verdadera abundancia, entonces ésta se generará. Una bonita lección que nos plantea la necesidad de construir una nueva forma de vida.
Este verano ya pasado compré el libro editado por Joaquín Estefanía con una larga introducción suya sobre los Essays in Persuasion de Keynes entre los que se encuentra el de Las posibilidades económicas de nuestros nietos. A lo largo de la lectura fui tomando notas que ahora recupero pues me parece que sirven para ir redondeando las ideas sobre abundancia en sentido muy general.
Empiezo por dos citas del propio Estefanía en su Introducción a la colección de ensayos.En la página 37 hace una declaración sobre el tipo de economista que, en su opinión, era Keynes:
La economía académica no estimulada su inventiva, pero los grandes problemas de la economía aplicada y su discusión le podían apasionar; entonces ponía en marcha sus grandes facultades intelectuales y sus dotes de persuasión.Aquí se ponen en juego varios asuntos sobre los que todavía no me parece que tengamos las ideas muy claras. La relación entre inventiva y facultades intelectuales no está nada clara ni sabemos cual de estas dos cosas es la adecuada para qué problemas, sean estos teórico-académicos o aplicados. La pasión parece que ponía en marcha sus facultades intelectuales cuando en general solemos pensar que la pasión vela la inteligencia. Y la pasión no sería demasiado útil sin dotes de persuasión. Parece pues que deberíamos reconocer que no sabemos muy bien lo que es ser un gran economista y, por lo tanto ignoramos lo que se debería enseñar en la fábrica de economistas.
En segundo lugar Estefanía se preocupa por acercarse a definir lo que es la “buena vida” y esto puede ayudarnos a perfilar lo que ignoramos sobre la fábrica de economistas. En la página 51 dice:
Sus estudiosos recuerdan una y otra vez que para nuestro autor la «buena vida» es el único objetivo racional del esfuerzo económico; lo demás, el déficit, la deuda, la inflación y la deflación, meras etapas intermedias e instrumentales.Y esto nos recuerda que deberíamos insistir en entender qué es eso de la «buena vida» algo que, naturalmente nada tiene que ver con la «vidorra» y que yo siempre he relacionado con el elitismo sofisticado del grupo de Bloomsbury.
Vayamos ahora con una reflexión muy breve sobre algunas citas del propio Keynes y que Estefanía nos ofrece en su libro. En el ensayo ¿Soy un liberal?, página 183 del libro Keynes dice:
En un período de extrema abundancia se da el máximo de libertad individual y el mínimo de control coercitivo a través del Gobierno, y las relaciones de intercambio entre los individuos sustituyen al razonamiento.Es esta una cita difícil de entender pues, en la abundancia, el mercado sigue funcionando y eso quiere decir que los individuos tienen que razonar para elegir. Pero lo que Keynes quería decir seguramente es que la abundancia nos permite vivir sin tener que estar todo el día pensando cómo si esa actividad fuera una propiedad de la buena vida. En la página 186 de este ensayo Keynes dice algo que a mí me parece fascinante:
Tenemos que descubrir una nueva sabiduría para una nueva época. Y entre tanto debemos, si hemos de hacer algo bueno, parecer heterodoxos, molestos, peligrosos y desobedientes para con los que nos han engendrado.Si me fascina es porque habla de sabiduría que, como he dicho muchas veces, va más allá del conocimiento y no suele ser entendida precisamente por quienes nos han precedido en la construcción del conocimiento. Los sabios suelen ser por lo tanto tipos solitarios a los que se mira con extrañeza.
Finalmente voy a tratar de comunicar otras ideas de Keynes que provienen de Las posibilidades económicas de nuestros nietos y que son como muy cercanas a la situación actual en la que mucha gente de mi generación se pregunta eso mismo. En la página 122 leemos lo siguiente
Los incansables y decididos fabricantes de dinero pueden llevarnos con ellos hasta el regazo de la abundancia económica. Pero serán las personas que puedan mantenerse vivas y cultivarse hacia un mayor perfeccionamiento del propio arte de la vida y no venderse por los medios de vida las que serán capaces de disfrutar de la abundancia cuando llegue.Podríamos relacionar esta cita con la financiarización actual; pero creo que no seríamos fieles al espíritu de la cita. Lo importante es reconocer a la abundancia o su posibilidad cuando está ahí en nuestras puertas y, amenudo, no sabemos reconocerla. Reconocerla nos permititirá disfrutarla y,a su vez,ese disfrute nos permitirá reconocerla como tal abundancia.
Cuando haya ya muchas personas sabias que sepan cómo crear abundancia, o se atrevan a crearla y disfrutarla, habremos llegado a donde Keynes creía que llegarían los nietos de sus amigos de generación. Y es solo entonces que, como leemos en la cita que extraigo de la página 127:
Los acontecimientos se desarrollarán sencillamente en el sentido de que habrá clases y grupos mayores de personas en los que los problemas de la vida económica prácticamente habrán sido eliminados.Y es aquí a donde quería llegar. Curiosamente también encontramos en este asunto un aparente caso de performatividad: cuando la gente esté preparada para vivir en la abundancia, la verdadera abundancia, entonces ésta se generará. Una bonita lección que nos plantea la necesidad de construir una nueva forma de vida.
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