La Economía del Bien Común, más allá de la responsabilidad social empresarial .Joan Martínez

Articulo en la revista Recupera ,pag 44 Joan Martínez | Ingeniero industrial y consultor de empresas. Consultor de la Economía del Bien Común y socio de la Asociación Catalana para el Fomento de la EBC. |

Desde hace unos años se ha colado en la jerga empresarial el concepto de la responsabilidad social empresarial (RSE), como algo que toda empresa que se precie debería tener. Ser responsables socialmente, además de realizar trabajos de calidad y ser respetuosos con el medio ambiente. Pero, ¿ser una empresa

modélica va a asegurar mi éxito en el mercado? ¿Me hará ser más competitivo o menos?

Conceptos como la calidad, la gestión ambiental o la responsabilidad social nos ofrecen conjuntos de buenas prácticas del quehacer empresarial, siempre dentro del modelo económico actual. Un modelo en el cual las empresas compiten en el mercado para satisfacer las necesidades de sus clientes, buscando maximizar su

beneficio económico.

El actual modelo económico nos ha llevado a pasar por un doloroso periodo de crisis, del cual han sobrevivido los más fuertes. Pero, ¿qué ha provocado esta crisis? ¿Se trata sólo de una crisis económica o de una crisis de valores? ¿Es el actual modelo económico el mejor que existe? Trampas financieras, corrupción, contaminación ambiental, rebajas de derechos sociales, desigualdad creciente, crisis de refugiados…¿Todo vale para tener el mayor retorno financiero? ¿Existe alguna alternativa o sufrimos el menor de los males?

La Economía del Bien Común es un nuevo modelo económico que pretende dar una solución integral mejorando el modelo actual. Se fundamenta en una idea

que no es nueva, pero que parece olvidada: la economía debe estar al servicio del bien común. Esta idea aparece en las constituciones de muchos países (España, Alemania, Italia, Estados Unidos...) y supone que el centro de toda la actividad económica es lograr el bienestar del mayor número de individuos.

Pero existe una contradicción entre lo que decimos los pueblos soberanos en nuestras constituciones y la realidad: la economía está al servicio de intereses privados que buscan maximizar el propio beneficio financiero. El dinero, que es el medio para conseguir el objetivo de la economía, se ha convertido en un fin en sí mismo.