El goteo de nombres que aparecen a diario en la lista de los llamados papeles de Panamá causa sobresaltos en medio mundo. En China, se ocultan los nombres de las personas relacionadas con el presidente Xi que han salido en las listas y se considera que todo ha sido un complot de Occidente contra Pekín. El entorno del presidente Putin reacciona también en términos de ataques a Rusia.
En los países con piel más fina estas cuestiones sobre el dinero opaco escondido en paraísos fiscales no caen en el olvido. En Islandia ha dimitido el primer ministro yDavid Cameron ha tenido dificultades en el Parlamento para justificar unas cuentas en zonas offshore que pertenecieron a su padre. El ministro José Manuel Soria, en funciones, no acaba de ofrecer explicaciones convincentes sobre su relación con el despacho panameño.
Que nadie se frote las manos pensando que el dinero sucio va a lavarse de hoy para mañana y se recuperará la justicia y la equidad universales. En la lista de cada mañana salen uno o varios nombres que han tenido alguna relación con el bufeteMossack Fonseca de Panamá, pero no consta por ahora ningún norteamericano. No hace falta.
El estado de Delaware es un paraíso fiscal corporativo en el que tienen su sede más de un cuarto de millón de empresas. Luxemburgo es un país fundador de la Unión Europea especializado oficialmente en servicios de banca para no residentes que recoge depósitos millonarios de Alemania, Bélgica y Francia y los guardan con presiones fiscales más suaves. Mónaco es otra excepción fiscal que fue auspiciada por el general De Gaulle. He contado más de treinta territorios en el mundo –Holanda, Suiza, Singapur, Dubái…– que tratan el dinero extranjero con ventajas tributarias.
Las divisas se mueven con bastante impunidad por el ancho mundo. Los bienes y servicios, también. Las personas son detenidas en las fronteras y se las devuelve a su lugar de origen.
El Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación hace un gran trabajo examinando los más de once millones de documentos que le fueron entregados por una fuente anónima. Hay datos de hace cuarenta años y de hace unos meses. Son notas periodísticas, borradores que tendrán que sustanciarse jurídicamente.
Han aparecido nombres sin acompañar documentos, cuantías y otras pruebas básicas. Pero si alguien sale en la lista, tiene que demostrar su inocencia en el caso de que las operaciones hubieran sido legales.
La corrupción hay que combatirla con todos los medios posibles porque es fuente de injusticias, pobreza y desigualdades. Cuando se evade la fiscalidad, se perjudica la sanidad y las escuelas, cotas de bienestar a las que todo ciudadano del mundo tiene derecho. Mucho me temo que Panamá sea la punta del iceberg de una gran masa de dinero opaco.
Publicado en La Vanguardia el 14 de abril de 2016
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