La rentabilidad de las finanzas y la banca ética
Diego Isabel La Moneda
Durante la pasada semana se reunieron en Vancouver (Canadá) los 53 bancos pertenecientes a la Global Alliance for Banking on Values, que han celebran su décima cumbre anual bajo el título "Migrants, #MeToo and Melting Icecaps". Un título que manifiesta claramente el propósito de este grupo de bancos; contribuir, desde la banca, a los grandes retos sociales y medioambientales de la sociedad.
Esta red de bancos éticos y sostenibles se extiende por los cinco continentes en países tan diversos como Estados Unidos, Australia, Malasia, Uganda o Perú. En Europa operan 23 de ellos y, recientemente, se acaba de presentar en el Parlamento Europeo un Informe sobre Finanzas y Banca Ética en Europa del grupo Banca Ética que deja de manifiesto no solo un mayor apoyo a la economía real por parte de estos bancos -en el año 2017 el 77 por ciento del total de los activos de estos bancos se destinaron a conceder préstamos frente al 40,52 por ciento de los grandes bancos tradicionales- si no también su mejor desempeño en términos de rendimiento, al tener una rentabilidad promedio anual (en términos de ROE -Return on Equity) de un 3,98 por ciento frente al 1,23 por ciento de los bancos tradicionales.
Por otra parte, del 24 al 26 de abril en Málaga, justo la semana de las recién anunciadas elecciones generales en España, se celebrará el Foro Global NESI de Nueva Economía e Innovación Social, en el que participarán 700 personas de más de 40 países. En el Foro NESI se darán cita las principales redes globales de nueva economía -entre ellas la GABV, las B Corps, la Economía del Bien Común o la Wellbeing Economy Alliance- y también em-prendedores, empresas, ONG, entidades financieras, académicos, representantes de entidades locales y agencias de las Naciones Unidas como PNUD o Unitar. Todas estas personas y entidades trabajarán con la mirada puesta en la Agenda 2030 y con el lema "Co-creando una nueva economía desde la innovación social".
La 'Global Alliance for Banking on Values' apuesta por los retos sociales y medioambientales
Mientras, la sociedad civil, las empresas, la banca, la academia y muchos profesionales del sector público participan activamente en este tipo de debates con el objetivo de poner la economía y las finanzas al servicio de las personas y del planeta, ¿de qué estarán hablando nuestros políticos?
Tras más de diez años de crisis económica, con la segunda tasa de desempleo más alta de Europa -sólo superados por Grecia- y ante la amenaza de una nueva recesión económica, ¿qué propuesta de modelo económico nos ofrece cada uno de los principales partidos políticos del país?
Lo más probable es que en las reuniones internas que durante esta semana estén manteniendo los gabinetes de los diferentes partidos sus cálculos estén más centrados en dónde y cómo pescar más votos que en la creación de una propuesta consistente, innovadora y de futuro para la economía española. En su afán "pesquero" nos presentarán alguna propuesta aislada del tipo subir o bajar este o aquel impuesto -en función de sus respectivas ideologías y para garantizar la fidelidad de sus caladeros- y harán alguna promesa del tipo "generaremos puestos de trabajo" sin especificar el cómo lo harán.
Ante este panorama desolador e incluso cansino, ya son muchos años de política económica vacía de contenido en este país, la esperanza está en la innovación de las empresas y en el profundo cambio que la sociedad española está viviendo.
Hace dos semanas la Organización de Consumidores y Usuarios junto con el Foro NESI presentaban el estudio Otro consumo para un futuro mejor en el que el 73 por ciento de las personas identificadas como consumidores comprometidos declaran tener en cuenta aspectos éticos y medioambientales en sus decisiones de compra. Un dato que genera esperanza y que nos indica que la demanda está cambiando.
Cada vez más empresas buscan un impacto positivo en la sociedad
En el lado de la oferta, cada vez podemos encontrar más empresas y emprendedores que buscan generar un impacto positivo en la sociedad a través de su actividad económica.
Lo vemos en todo tipo de sectores; desde la alimentación, en la que España va a la cabeza de producción ecológica, la moda con empresas que aplican la economía circular, la vivienda y el urbanismo con el auge de los techos verdes, el cohousing y la construcción bioclimática, las energías renovables y, por supuesto, las finanzas, en las que modelos como el crowdfunding, matchfunding o equityfunding cada vez son más utilizados por empresas y emprendedores.
La ciudadanía y las empresas están cambiando y empiezan a hacer sus deberes. ¿Para cuándo un programa de política económica que contribuya a crear una economía más innovadora, humana, sostenible y adaptada a las necesidades del siglo XXI?
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