Sánchez, una obligada jugada de póker
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•El adelanto electoral de Pedro Sánchez ha cogido con el pie cambiado a partidos y analistas. Los tertulianos nunca están confundidos porque son especialistas incluso en la incertidumbre. La política debería ser un poco más aburrida. Pero, no, es u n espectáculo constante que ha captado el interés de muchos ciudadanos que se han convertido en adictos al show.
El calendario se ha alterado. Las elecciones generales van a pasar por encima de las municipales, autonómicas y europeas. Será un barómetro interesante para ver cómo se perfilan las del mes siguiente, las del 26 de mayo, que tienen una repercusión mucho más próxima para el ciudadano de a pie.
Pedro Sánchez no tenía otra opción que avanzar las elecciones. No supo o no quiso hacerlo cuando la moción de censura le colocó en La Moncloa y ahora lo tiene que hacer porque no se puede gobernar con 84 escaños.
Pablo Casado y Albert Rivera han conseguido que se alterara el calendario. La entrada de Vox en Andalucía ha alimentado un discurso desconocido en la derecha clásica española. Casado parece un exaltado que no representa al grueso de su electorado. Si hace el discurso de Vox es muy probable que muchos de sus votantes no se contenten con una copia sino que vayan al original. Albert Rivera jugará todas las cartas posibles. Con la marca de liberal puede utilizar la fuerza que ejercieron los liberales alemanes en muchos gobiernos de la postguerra.
El tema es que Catalunya será un plato fuerte en la campaña. Como ya ocurrió en Andalucía blandirán Catalunya para ganar elecciones en España. No se dan cuenta que el problema catalán no se va a resolver con leyes, con la fuerza o con invocar la unidad nacional española. El problema es que la derecha española no entiende de matices. Blanco o negro. Catalunya hay que someterla a las buenas o a las malas. Mal diagnóstico. Catalunya tiene que sentirse cómoda en España.
Los partidos independentistas han recibido el anuncio de Sánchez con perplejidad. Pudieron evitarlo pero hicieron todo lo posible para que Sánchez no tuviera otra opción que convocar una consulta anticipada. El 28 de abril nos vamos a contar todos otra vez. Se verá quién llega primero y en qué orden siguen los demás. Será interesante comprobar cómo queda el independentismo. No tanto por el número de votos sino por saber si Junqueras es más convincente que Puigdemont en su estrategia para dirigir el independentismo. Un termómetro en Catalunya será si Waterloo es más fuerte que Junqueras que se levanta ante el Supremo y hace un discurso patriótico e independentista.
Los políticos huidos a Europa tienen toda la capacidad de movimiento. Mañana estaba previsto que Puigdemont y Quim Torra acudieran a una dependencia del Parlamento Europeo para pronunciar una conferencia sobre el conflicto catalán. Se lo han prohibido. Los indepes cargan contra Europa sin darse cuenta que una cosa es residir en Bruselas o en Escocia y otra muy distinta es identificarse con las corrientes principales del europeísmo.
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Hay quien piensa que todo es gratis. Que se pueden hacer declaraciones en contra de Europa, que se puede ocupar una noche la delegación de la UE en Barcelona, que se pueden hacer declaraciones de complicidad con la Rusia de Putin mientras se atacan las libertades en Europa… Como si todo esto fuera inocuo.
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La artillería ideológica se dispararán durante la campaña de abril. Las otras elecciones de mayo tendrán otro momentum. Ya se verá.
Mientras las campañas se ponen en marcha, el juicio en el Tribunal Supremo seguirá su curso. Habrá titulares, actitudes, declaraciones de testigos y el discurso de Vox se asomará a la opinión pública española. Lo que será definitivo será el juicio. No descarto que Marchena y sus magistrados se inclinen por una sentencia que sorprenderá a propios y extraños. Todo está abierto. Pero el mapa político en España puede ser irreconocible al empezar las vacaciones. Los calendarios suelen producir mapas inesperadamente nuevos.
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Segun art. 4 TUE la Unión respetará las estructuras fundamentales políticas de los Estados miembros y, del art. 6 TUE, las tradiciones constitucionales de los Estados miembros sobre derechos fundamentales formarán parte del Derecho de la Unión como principios generales.