Quejarse no sirve de mucho. La mayoría de las veces es poner las energías en el cesto equivocado. El cesto del pasado. El futuro no se construye desde la queja sistemática sino desde el esfuerzo emprendedor y la autoexigencia personal. Necesitamos más respeto por los que arriesgan en sus proyectos, arriesgan de su bolsillo o arriesgan sus trayectorias. Necesitamos una sociedad que respete más a los que arriesgan y que ignore mucho más a los mediocres que solamente saben quejarse y bloquear.