9ª Ruta Trail: Por la provincia de Teruel
Miguel A. Fernández
Muchas cosas se han dicho de Albarracín, y de todas, el viajero puede retener que es una de las poblaciones más bonitas de España, y que su visita no le dejará indiferente.
Si además, aprovechando la visita a la ciudad podemos hacer una buena ruta por las pistas de su serranía, ruta que además del atractivo off road tiene un alto interés paisajístico y cultural, la única pregunta que cabe hacerse es: ¿Cómo no lo hemos hecho antes?La localidad es Monumento Nacional desde 1961; posee la Medalla de Oro al mérito en las Bellas Artes de 1996, y se encuentra propuesta por la Unesco para ser declarada Patrimonio de la Humanidad por la belleza e importancia de su patrimonio histórico.ver galeríaLa ciudad de Albarracín y su serranía fueron el destino de esta ruta
Ubicada en los Montes Universales, sobre el profundo tajo que crea el río Guadalaviar, Albarracín no ha perdido su estampa de evocación medieval. Situada en un marco natural impresionante, a 1.171 metros de altura, desde la más lejana prehistoria estuvo poblada, como prueban las pinturas rupestres del Rodeno.
Sobre castros celtas surgió la población romana, que al cristianizarse se llamó Santa María de Oriente.
Con la invasión musulmana llegó aquí un grupo berberisco de la tribu de los Ibn-Racin, que le dio su nombre de villa. La disgregación del califato de Córdoba del que dependía, produjo su independencia como reino taifa musulmán, que tuvo tres reyes y duró 94 años, pero con la llegada de los almorávides a Al-Andalus, Albarracín pasó a depender del Reino de Valencia.ver galeríaLa estampa medieval de Albarracín ha perdurado a lo largo de los siglos
Amparado inicialmente a la sombra del castillo, que se alza sobre un peñasco, el caserío debió contar ya desde el siglo X con una muralla que lo encerraba y separaba del entorno. Una posterior ampliación de la ciudad en el siglo XI quedó igualmente encerrada en un nuevo recinto de murallas, posteriormente rehechas, que son las que hoy podemos ver.
En el siglo XII (entre 1167 y 1170) ibn Mardanis, rey de Murcia y Valencia, más conocido como el rey Lobo, cedió Albarracín a Pedro Ruiz de Azagra, un caballero navarro que prestaba sus armas al servicio del rey musulmán. Pedro Ruiz de Azagra levantó un señorío independiente de Castilla y de Aragón que contaba con obispado propio y que perduró durante seis generaciones, haciendo prosperar la economía basada en la ganadería, el comercio y la industria de la lana, para lo que contaban con batanes, telares y molinos.
Tras el fracaso de conquista por parte de Jaime I en 1220, es Pedro III de Aragón quien la conquista en 1285, pasando definitivamente a la Corona de Aragón en 1300, cuando el rey Jaime II de Aragón incorporó las tierras al realengo y dio a Albarracín el título de ciudad.ver galeríaSus estrechas calles "piden" ser paseadas con calma
Dentro de su recinto amurallado, la escasez de terreno utilizable obligó a disponer calles estrechas, casi sin plazas ni espacios libres y encerradas por la edificación en altura que no permitía ni siquiera un contacto visual con el exterior.
A partir del siglo XVI, cuando ya las murallas han perdido su interés, surge un barrio extramuros del Portal de Molina y parte de la población de la ciudad dedicada a la agricultura se traslada al llano (el Arrabal). Al perder su independencia fue perdiendo su destacado papel político aunque mantuvo una pujante economía durante varios siglos, constatada por la existencia de un importante barrio industrial con talleres de paños e hilados situado entre el castillo y la iglesia de Santa María.
Este barrio fue destruido durante la Guerra de la Independencia, hecho que marcó el comienzo del declive económico de la ciudad. Los barrios que han desaparecido y las casas destruidas durante la Guerra Civil han provocado una profunda transformación en la ciudad permitiendo transformar solares en parques, jardines y plazas más amplias, modificando el primitivo carácter cerrado de los espacios urbanos, que no obstante, aún se puede observar en los barrios de la calle Azagra y del Portal de Molina, en donde se ha mantenido casi en su totalidad la edificación.ver galeríaPoco antes de comenzar nuestra ruta
La ruta nos espera
Tras una breve toma de contacto con la ciudad, dejamos una visita más pausada y la ineludible toma de contacto con su gastronomía, para el final de la ruta, saliendo por la A-1512 dirección suroeste.
La ruta de hoy se puede hacer indistintamente en un sentido u otro, eligiendo en esta ocasión “liquidarnos” los Km. de carretera al principio, dejando el principal tramo de pistas para el final.
Pronto pasamos por el puente que horas más tarde nos verá regresar y poco más adelante, giramos a la izquierda por la A-1703 que nos llevará hasta Royuela, población cuyo devenir está unido a la ciudad de Albarracín.ver galeríaVista de la muralla desde el Arrabal de Santa Bárbara
Seguimos dirección sur hasta alcanzar la TE-V-9113 que cogeremos a la derecha, dirección Moscardón, población asentada sobre una posición fácilmente defendible, ya que el barranco que la circunda actúa a modo de defensa natural. El pueblo ocupa un lugar estratégico enlazado visualmente con la torre del Andador de Albarracín y con el pico Javalón, desde donde se divisa su Iglesia de San Pedro Apóstol, que debió sustituir a alguna torre defensiva y que es, sin duda, el edificio de mayor interés arquitectónico, siendo destacable su espectacular emplazamiento, sobre un espolón rocoso, dominando el Barranco del Castellar.ver galeríaLa escasez de terreno utilizable obligó a disponer calles estrechas y de edificación en altura
Adentrándonos en su casco urbano sobresale el edificio de la Casa Consistorial, de planta rectangular, en mampostería, con dos plantas, restaurado en las últimas décadas.
Salimos de Moscardón por la VF-TE-10 en dirección a Frías de Albarracín y poco después, y casi a pie de carretera, nos encontramos con el Pino Gordo, monumental ejemplar de pino negral (Pinus nigra), que cuenta conuna altura de 30 metros y un perímetro de tronco de 3,60 metros.
ver galeríaAyuntamiento de Moscardón
Su silueta presenta un fuste recto y las ramas se desarrollan en la copa y a media altura. Se localiza en el paraje de La Majada, de forma aislada, ya que fue respetado de la tala por ser un ejemplo del porte que puede llegar a alcanzar la especie. Solo con ver el tamaño de la F-850 GS y el Mini que hoy nos acompañan junto el pino, nos podemos hacer una idea de sus dimensiones.
Poco antes de llegar a Frías de Albarracín, cogemos a la izquierda, dirección sur, una pista ancha y fácil que nos empieza a sumergir en uno de los muchos bosques por los que hoy pasaremos.ver galeríaEl Pino Gordo... y es que realmente lo es.
La pista se estrecha un tanto a ratos pero sigue sin presentar ninguna dificultad más allá de los continuos charcos, algunos bastante profundos que nos vamos encontrando por el camino.
Media hora de pista después y tras pasar por El Vallecillo, llegaremos al mirador del Ojo del Cabriel, a cuyo afloramiento bajaremos encontrándolo totalmente seco, lo que nos hace recomendar esta visita en los primeros meses de primavera cuando, fruto del deshielo, los afloramientos de agua se mostrarán en toda su intensidad.ver galeríaPor pistas anchas y fáciles comenzará nuestro recorrido off road
Seguimos dirección norte por la pista VF-TE-32, sencilla, encajonada entre bosques y llena de charcos hasta que llegamos a un desvío a nuestra izquierda que indica Cueva de la Obriga.
En un primer momento, nosotros pasaremos de largo la cueva, siguiendo la estrecha y resbaladiza pista para ver hasta donde llega, terminando en un punto en el que casi se llega a cruzar con el track que traíamos anteriormente, antes de llegar a los Ojos del Cabriel, solo que ahora nos encontramos unas decenas de metros más abajo, en medio de un solitario bosque.
Damos la vuelta y ahora si, paramos para acercarnos a la entrada de la Cueva de la Obriga.ver galeríaJunto al mirador del Ojo del Cabriel
Situada en el término municipal de El Vallecillo, la Cueva de la Obriga tiene una longitud explorada de 2800m, lo que la convierte en la más larga de la provincia de Teruel, y es un lugar ideal para los amantes del espeleobuceo.
Es necesario bucear a lo largo de dos sifones para poder contemplar la verdadera magnitud y belleza de esta cueva. Probablemente fue el primer lugar donde se asentó población en El Vallecillo, prueba de ello son los restos del Eneolítico (periodo prehistórico inmediatamente posterior al neolítico), encontrados y que pueden verse en el Museo Provincial de Teruel.ver galeríaAcercándonos hacia la Cueva de la Obriga
Seguimos dirección norte por la pista que nos asciende hasta el Puerto de Terriente, ofreciéndonos unas estupendas vistas; a nuestro paso van surgiendo bebederos en medio de verdes praderas, alguna que otra perdiz, un paisaje más abierto que el que traíamos anteriormente, hasta que llegamos a las inmediaciones de Terriente, en que salimos a una vieja y descarnada carretera.ver galeríaLa Cueva de la Obriga tiene una longitud explorada de 2800m, lo que la convierte en la más larga de la provincia de Teruel
Tras llegar a Terriente, salimos unos centenares de metros a la carretera TE-64 que cogemos a la izquierda, dirección norte hacia Albarracin, aunque pronto la dejaremos, cogiendo de nuevo pista a la derecha que en un principio apunta hacia Saldón pero que poco a poco, irá girando dirección norte para, después de ofrecernos algunas interesantes vistas de campos de trigo, y una fuerte subida de piedra suelta, llevarnos a la carretera que horas antes, habíamos cogido para salir de Albarracín, que en esta ocasión, cogeremos a la derecha para regresar a la amurallada ciudad.ver galeríaVerdes praderas y bebederos aparecerán a nuestro paso
De vuelta a Albarracín, ahora si, es momento de pensar en otros placeres, como la comida de esta comarca, mezcla elaborada con productos de profunda raigambre musulmana, recetas creadas en el camino trashumante de los pastores y los bocados con que nos deleita el bosque, tanto en su vertiente vegetal como animal.
Las migas, las sopas de ajo, el gazpacho serrano; la borraja y el cardo, dos verduras maravillosas, preparadas con patatas o con salsa de almendras. Y por supuesto las setas y hongos.
Estos terrenos forman parte de la Reserva Nacional de los Montes Universales, donde tienen su espacio el ciervo y el jabalí, al no tener predadores naturales como el lobo. También protagonizan las cacerías los conejos, la liebre, la perdiz y la codorniz. El recetario presenta innumerables maneras de preparar el conejo silvestre y el doméstico, todas ellas son originales, pues combinan con todo lo imaginable: unas veces con caracoles, otras con espárragos y algunas, incluso con chocolate.ver galeríaNo faltó algún interesante charco en el que probar la estanqueidad de las botas
La trucha es también un delicioso bocado que se mezcla, en abundantes ocasiones, con una gruesa loncha de jamón y se condimenta con ajo, perejil y almendra.
Finalmente, los dulces son realmente interesantes, y es posible comprar buenas pastas en los hornos de leña tradicional como tortas finas, magdalenas... aunque como reina indiscutible del mostrador, destaca una rosquilla de origen árabe, la almojábana.ver galeríaLa gastronomía de la zona es excelente, e incluso si llegamos a deshoras a un bar, tendremos a nuestra disposición una solución tan buena como estos bocadillos de Jamón de Teruel
Y en ese complicado lance nos encontramos cuando nos damos cuenta de que hemos pasado por la Ruta del Ojo del Cabriel, por el Camino del Cid, y que lo hemos hecho comenzando y terminando nuestra ruta en la que sin duda es, una de las poblaciones más bonitas de España, con una historia rica, densa y trepidante, que ha sabido guardar todo el espíritu de sus mejores días y que ofrece, con tan solo pasearla, un placer que justifica la visita.ver galeríaExcepcional el resultado de una ruta que lo tiene todo, historia, cultura, paisajes y gastronomía. Albarracín te espera.
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https://motos.coches.net/noticias/8-ruta-trail-por-palencia
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https://motos.coches.net/noticias/7-ruta-trail-por-lugo
Adventure Roads 2017 : Viajamos con Honda hasta Cabo Norte
Javi Millán
Primera parte
Etapa 2. Fosnavåg a Trondheim: Lluvia y puentes monumentalesver galería
Para perderse y no volverver galeríaNordkapp 2017
No sé si volveré algún día, si tendré la oportunidad de regresar y ver los paisajes más alucinantes que he podido ver en mi vida. Se han quedado grabados en mi mente, como si de fotografías en alta resolución se tratase. No sabía si me iban a parecer muchos o pocos los 350-500 km que haríamos al día, si la moto me iba a cansar, si el recorrido sería fácil o difícil y si pasaría hambre, frío o calor. Así que, lo mejor era ir bien preparado, sobre todo, mentalmente. Fueron 3.500 km que me ofrecieron mucho tiempo para pensar, respirar, sentir, reflexionar, echar de menos…
La aventura que Honda había preparado consistía en llegar a Cabo Norte (Noruega) desde Oslo sobre una de sus motocicletas estrella y renacida: la Africa Twin. Una trail que recupera el apellido que tantos éxitos dio a la marca japonesa, siendo ahora una moto polivalente con tecnología moderna y que sigue fiel a su ADN, ese que lleva impreso el sello “todoterreno”. Por ello, han querido comenzar esta saga de las #AdventureRoads o rutas para los clientes de la marca y que recorrerán el planeta. En esta ocasión el “Capítulo 0” se ha querido llamar Nordkapp y lo protagonizamos nosotros, atravesando toda la costa por los infinitos fiordos con sus interminables túneles, puentes como edificios y multitud de barcos nos esperaban a una comitiva de alrededor de setenta personas que debíamos estar coordinadas como si de un reloj suizo se tratase.ver galeríaNordkapp 2017
Etapa 2. Fosnavåg a Trondheim: Lluvia y puentes monumentalesver galería
Adventure Roads 2017 (1): Viajamos con Honda hasta Cabo Norte
Javi Millán
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No sé si volveré algún día, si tendré la oportunidad de regresar y ver los paisajes más alucinantes que he podido ver en mi vida. Se han quedado grabados en mi mente, como si de fotografías en alta resolución se tratase. No sabía si me iban a parecer muchos o pocos los 350-500 km que haríamos al día, si la moto me iba a cansar, si el recorrido sería fácil o difícil y si pasaría hambre, frío o calor. Así que, lo mejor era ir bien preparado, sobre todo, mentalmente. Fueron 3.500 km que me ofrecieron mucho tiempo para pensar, respirar, sentir, reflexionar, echar de menos…
La aventura que Honda había preparado consistía en llegar a Cabo Norte (Noruega) desde Oslo sobre una de sus motocicletas estrella y renacida: la Africa Twin. Una trail que recupera el apellido que tantos éxitos dio a la marca japonesa, siendo ahora una moto polivalente con tecnología moderna y que sigue fiel a su ADN, ese que lleva impreso el sello “todoterreno”. Por ello, han querido comenzar esta saga de las #AdventureRoads o rutas para los clientes de la marca y que recorrerán el planeta. En esta ocasión el “Capítulo 0” se ha querido llamar Nordkapp y lo protagonizamos nosotros, atravesando toda la costa por los infinitos fiordos con sus interminables túneles, puentes como edificios y multitud de barcos nos esperaban a una comitiva de alrededor de setenta personas que debíamos estar coordinadas como si de un reloj suizo se tratase.ver galeríaNordkapp 2017
Pero antes de todo ello, teníamos que preparar el viaje con la ayuda de una “Check List” que nos pasó Honda durante las semanas previas. Una lista que era -alucinantemente- extensa y a la vez preocupante. ¿Navaja multiusos? ¿Medicinas? ¿Espray antiséptico? ¿Cobertura de supervivencia?¿A dónde íbamos? ¿Al desierto? Esas eran unas cuantas cosas de entre una cuarentena de elementos donde estaban incluidos otros intangibles como: “Entusiasmo”, “Sentido del humor” y “Amor por las Motocicletas”. De eso iba sobrado.¿Navaja multiusos? ¿Medicinas? ¿Espray antiséptico? ¿Cobertura de supervivencia?
Pero no, no me llevé el mapa de Noruega ni las gotas para los ojos. No, esas cosas no las iba a necesitar. Me daba igual perderme y a la vez sería difícil, más si cabe cuando viajas en un grupo tan extenso de motos, cinco coches, dos furgonetas de asistencia y otros dos monovolúmenes con el equipo de grabación… No, no sería fácil hacerme el despistado. Además, con el sistema de seguimiento Spot GPS instalado en la moto, un Road Book digital -llamado Tripy- y un Navegador GPS, estaba todo controlado por la organización suiza de Antoine Valla de ride&drive, el “encargado” -junto a su equipo- de tenernos a todos contentos y en manada.ver galeríaNordkapp 2017
La llegada a Oslo. ¿No hay noche?
El primer “shock” que te llevas al llegar a Noruega son las horas de luz durante las 24 horas de un día… ¿A qué hora dices que pone el sol? ¿A las 11 de la noche? ¿Y sale a las 2 de la mañana? Vaya tela. El caso es que, en realidad, no se termina de ir, porque noche, lo que se dice noche, no hay. Es como un atardecer continuo. Sí, hay luz. Y aunque cierres las cortinas opacas de tu habitación verás un marco destellante. Algo incómodo y que te ofrece la sensación de echarte la sienta más que otra cosa. Este quizás fue lo que más costó durante todo el viaje…
El caso es que, saliendo desde Barcelona, llegar a Oslo es relativamente sencillo. En poco más de tres horas de avión estás allí y cerca del aeropuerto es donde estaba el hotel donde pernoctaríamos ese primer día. Las treinta motos de invitados estaban perfectamente alineadas y numeradas en un centro de convenciones habilitado como garaje, con su zona para los organizadores, un escenario y por supuesto, con las mesas para la cena. Honda España nos había enviado las tres unidades de los representantes españoles: la de Jesús, la de Luis y la mía.
Tres Africa Twin Travel Edition equipadas con maletas, top box, pantalla alta y caballete central. La de Luis una DCT con cambio automático, las nuestras con cambio manual y con más accesorios que el “Coche Fantástico”. ¿Hay que llenar las maletas? ¿Qué metemos? ¿También el saco de dormir?Tres Africa Twin Travel Edition equipadas con maletas, top box, pantalla alta y caballete Eran preguntas que nos hacíamos Jesús y yo, mientras esperábamos a Luis y otros muchos participantes que venían en vuelos retrasados. Jesús se había hecho la maleta dos semanas antes, creo que estaba algo nervioso. Yo, el día antes -algo más “tranquilo”- y eso me hizo estresarme al final… Unos días antes Luis nos había dicho por chat: “Llevaos el bañador que creo que hay piscina en muchos hoteles”. No las vimos, no. El bañador regresó igual que fue. Por lo menos, el mío.ver galeríaNordkapp 2017
Cuando por fin nos pudimos juntar casi todos, el principal motivo previo a la cena era darnos a conocer al equipo de apoyo que llevaríamos, los integrantes, los itinerarios y por supuesto, las normas de circulación y la forma en que iríamos en los grupos. Un guía delante, otro detrás, grupos de diez y respetando las velocidades, por favor. Por si no lo sabéis, en Noruega las multas por exceso de velocidad son bastante cuantiosas. ¿Cuánto ha dicho? Ha dicho que vas a la cárcel si te pasas 30 o 40 km/h… ver galeríaNordkapp 2017
Los treinta y sus historias…
Tras una presentación, tocaba el turno todos los invitados y así nos hicieron subir al escenario para que los demás conocieran de dónde veníamos, a qué nos dedicábamos y nuestra experiencia en moto… Un japonés, dos indonesios, franceses, belgas, suizos, holandeses, ingleses, polacos, italianos, un checo, un noruego… “Bloggers”, “influencers”, periodistas y hasta un ¡actor griego! al que desde el principio apodamos “Ewan McGriegor”. Un total de treinta invitados a lo que había que sumar seis guías y un piloto oficial de la marca invitado, el portugués Paulo Gonçalves segundo clasificado en el Dakar 2015 y que nos acompañó durante las dos primeras jornadas. Una doctora en coche, un médico en moto, mecánicos y un sinfín de personas también ayudarían en la misión. Una misión que -como ya he dicho al principio- también servirá como futuras aventuras para clientes dentro del programa Adventure Roads que Honda pone en marcha. Si para ellos esto es igual o la mitad, les aseguro que alucinarán…ver galeríaNordkapp 2017
Así pues, todo estaba listo. Más o menos claro para mí, que me había planteado cada día como una presentación a las que solemos asistir los medios de comunicación en la toma de contacto de un modelo nuevo. Maleta arriba, maleta abajo. Debía tenerlo todo bien organizado y así me preparé unas pequeñas bolsas. La que iría siempre conmigo, lo que iría en las maletas de la moto y lo que se quedaría en la bolsa de viaje. Las bolsas transparentes que se utilizan en los controles de los aeropuertos me sirvieron para tal fin… Aunque sí, a veces puede parecer que vives la película “El día de la marmota”. ¿Dónde estoy? ¿A dónde voy? Por suerte eso solo ocurre unos poco segundos al abrir los ojos por la mañana y ver esa omnipresente luz entrando por los huecos de las cortinas.
No recuerdo bien cuántas veces abrí los ojos antes de que el despertador sonara, pero quizás fueron diez o doce. ¿Estaba nervioso? No, no creo. Más que nada era la responsabilidad de no llegar tarde a la salida, tener todo listo a tiempo y estar tranquilo ante -la que sería a posteriori- la etapa más dura de esta Nordkapp 2017. ver galeríaNordkapp 2017
A las 8 en punto estábamos ya listos, encima de las Africa Twin. Tenía la sensación de que pasaría calor. La equipación cuatro estaciones que llevaba es una de las más calientes que he tenido jamás y tienes que estar muy atento para ir quitando los forros internos si no quieres cocerte por dentro. Algo muy difícil cuando el tiempo es cambiante, llueve, sale el sol y encima con diferencias de temperatura que en pocos kilómetros cambian de manera radical.
Los primeros kilómetros de esta primera etapa al principio de la mañana se me hicieron demasiado pesados. El ritmo fue muy lento, 60-80 km/h de velocidad de crucero hacen que por momentos tus ojos hagan amagos de dormirse. Pero es lo normal al comienzo de una ruta así. Todos los engranajes se deben ajustar, controlar lo diferentes niveles de cada invitado y comprobar que los “Timing” se cumplen. ver galeríaNordkapp 2017
Y en esos primeros kilómetros fue cuando se produjo el único y desafortunado incidente en todo el viaje. Bueno, sin contar la oveja que días después falleció al cruzarse en el camino de uno de los invitados y verse golpeada por una maleta lateral. El caso es que una serie de circunstancias, nos hicieron estar más alerta. Un guía que frena en el arcén de manera imprevista, un suizo que hace lo propio bruscamente en mitad del carril y una francesa que no tiene tiempo de evitar al suizo. Tres costillas rotas y un poco atenciones hospitalarias fueron el resultado y el aviso de que no debíamos bajar la guardia. Por suerte nuestra compañera se recuperó en una semana, aunque no pudo más que acompañarnos hasta la hora de la comida de esta primera jornada. ver galeríaNordkapp 2017
Antes de comer llegamos a una zona muy bonita con lagos. Siempre viajando en dirección noroeste llegas a unos parajes muy parecidos al Pirineo aragonés y situados en Vang y Valdres. El viento y el frío hacían acto de aparición, mientras que emprendíamos la marcha por nuestra cuenta en pequeños grupos. Jesús, Luis y fuimos a un ritmo algo más “entretenido”. Pero comenzó a llover. Mucha lluvia a medida que ascendíamos hacia el fiordo de Geiranger donde su puerto nos esperaba para embarcar en un barco… Empezamos a subir y la nieve nos sacudía, los glaciares y cascadas eran los protagonistas. Me sentí como en casa. “Nosotros somos de Sierra Nevada, estamos acostumbrados al frío”.
Así llegamos a una tienda donde los turistas hacen sus paradas para comprar. Lo curioso fue que al entrar todo eran españoles. Me sentí como en casa. “Nosotros somos de Sierra Nevada, estamos acostumbrados al frío”. Me comentó una simpática mujer mientras su marido se probaba un jersey muy con pinta de ser muy calentito y con sus renos dibujados.ver galeríaNordkapp 2017
Tras una espera cogimos el ferry del viaje donde me quedé prendado de la magnitud de las cascadas, sobre todo con la llamada: “Siete hermanas”. Había llovido tanto que el sol se reflejaba en el asfalto de tal manera que parecía un flash de cámara. Un efecto de luz que deslumbraba como si tuviésemos de frente un coche con las luces largas. Frío, calor, sol, lluvia, todo nos había pasado en este primer día de 537 km y más de 13h hasta que llegamos al hotel. Eso sí, lo mejor es que, aunque llegues tarde, siempre es de día.
II Parte
Etapa 2 Nordkapp
Me acababa de levantar, más bien llevaba toda la noche -bueno, “eterno atardecer”- con la sensación de que me quedaría dormido y llegaría tarde a la salida del día siguiente. Bajé al desayuno, como desorientado. “Os tenéis que preparar una caja con comida…”, nos comentaron. Entre que por la mañana no tienes mucha hambre, el sueño acumulado y las dudas de lo que me apetecería comer cinco o seis horas después, lo más fácil era hacerme un sándwich. Sí, con un delicioso salmón, omnipresente en cuantos desayunos, comidas y cenas que hicimos durante la semana. Por algo estábamos en Noruega, ¿no?
Tras los preparativos culinarios, dejar la maleta en la recepción del hotel y llevar las cosas imprescindibles a la Africa Twin, nos pusimos de nuevo en marcha con puntualidad. Realmente esta segunda jornada sería algo menos dura que la primera y fue de agradecer. Si bien la lluvia estuvo muy presente, pudimos rodar a un ritmo algo más vivo, centrándomeen acostumbrarme a la montura y hacerle buenos kilómetros de rodaje, sobre todo a la caja de cambios, ya que mi unidad tenía menos de 400 km al inicio del viaje. ver galeríaEtapa 2 Nordkapp
A los pocos kilómetros del hotel, cogimos el primer ferry en Hareid dirección a Sulesund y con una duración de 25 minutos. La acción de embarcar todas las motos, coches y furgonetas de apoyo era de lo más espectacular y así lo fue durante toda la aventura. La gente nos miraba con cara de asombro, como si de lunáticos se tratase. ¿A dónde vais? ¿De dónde venís? En multitud de ocasiones tienes que responder a esas preguntas. ver galeríaEtapa 2 Nordkapp
Lo cierto es que no debíamos entretenernos mucho tras desembarcar ya que teníamos que coger rápidamente el segundo de los tres barcos del día, desde Vestnes a Molde. La lluvia seguía muy presente y aunque había momentos en los que el sol salía tímidamente, la carretera estaba mojada, muy mojada. Pero no por ello resbaladiza. A medida que pasaban los kilómetros no entendía cómo podía tener tanto agarre. ¿Serán los neumáticos? ¡Qué bien va la Africa Twin! Los Continental me daban una confianza tremenda, pero más aún con un asfalto que parecía el de un circuito de velocidad. Realmente alucinante.
Y así llegamos a una de las zonas más esperadas de la jornada, la denominada Atlantic Road o carretera del Atlántico -Atlanterhavsveien-. Una obra de ingeniería compuesta por innumerables puentes que conectan pequeñas islas y de unos 9 km de longitud, inaugurado en 1989 y lugar imprescindible para los turistas.
En el Atlantic Bridge paramos, esperando que el coche médico llegase ya que no había podido embarcar en el último ferry. Una vez todos reunidos estuvimos un rato por la zona, aprovechando para realizar unas cuantas fotos, comerme el magnífico sándwich de salmón y pasear por unos de los islotes, el llamado Lyngholmen. Antes, me había encontrado en el parking con multitud de moteros que hacían el camino de vuelta desde Cabo Norte. Entre ellos estaba Francisco Catrain de Boxerland que me avisó del mal tiempo reinante por el norte del país...ver galeríaEtapa 2 Nordkapp
Depués de despedirnos, Jesús, Luis y yo nos pusimos a recorrer a pie la zona, disfrutando de su acotado paseo con vistas al mar y donde en pocos segundos se puso el cielo negro y nos cayó una tremenda tromba de agua. Estábamos como a 200 metros de las motos pero lo suficiente como para empapar nuestras equipaciones y hacer de la puesta de los trajes de agua una labor casi imposible. No nos lo podíamos creer. Un traje de agua sobre una ropa mojada es como meterse en una sauna, humedad al poder.
Tras mucho esfuerzo, con la cara empapada bajo el casco, la pantalla intentando empañarse y la sensación de haber sido unos auténticos pardillos, reemprendimos la marcha hacia el último barco de la jornada que saldría desde Rykkjem y con una duración de tan solo 10 minutos hasta llegar a Kvanne. En ese último recorrido no pude reprimirme y seguir durante unos buenos kilómetros a Paulo Gonçalves lo que me cargó las pilas literalmente. ¡Buff!
Aunque estaba previsto atravesar una zona “Off-road”, las lluvias caídas habían complicado el paso y se debió suspender. Así pues, llegamos más pronto al hotel de Trondheim, con un total de 437 km que iban a ser 460. La Africa Twin me había gastado tan sólo 4,6 litros de media… Nada mal.ver galeríaEtapa 3 Nordkapp
El día amaneció algo nublado y aunque las previsiones eran de que no llovería, realmente ya no me importaba. Ya me había hecho a la moto, a los neumáticos, al asfalto y al cambiante tiempo. Ese que hace sentirte como en los dibujos animados “Los Autos Locos” con aquellos personajes que iban en “El Espantomóvil” y una nube encima siempre lloviéndoles.
En el desayuno una mujer de avanzada edad me preguntó si éramos franceses y le dije que no, “yo soy español, el francés es ese” -señalando a otro de los participantes-. “Oh, spanish”. A lo que me comentó que tenía una casa en Menorca y a la que iba con su marido un par de veces al año. Qué suerte, tienen algunos– me dije a mi mismo-, después desearles un buen día y continuar con mi ritual mañanero. Sí, ese que me acompañaría durante los días restantes. ver galeríaEtapa 3 Nordkapp
Esta vez saldríamos un poco antes, sobre las 7:30 am para una hora después coger el único ferry del día de 25 minutos de duración. Así que pudimos viajar más a nuestro antojo, parando donde quisimos, disfrutando más de los paisajes y una riquísima barbacoa a mitad de camino… Una jornada que, a la postre, sería más relajada y menos lluviosa, aunque el sol brillaría por su ausencia en la mayoría del recorrido. Un recorrido que, durante gran parte de la mañana, mostraba unos paisajes increíbles, con unos olores muy peculiares, incitándote a parar para fotografiar cada momento, ese de calma total donde el reflejo de las montañas duplica su imagen cual perfecta simetría contra el agua… ver galeríaEtapa 3 Nordkapp
Las impresionantes rectas con rasantes fueron también protagonistas en una parte de la jornada donde cruzamos hacia el norte de Noruega y pudimos ver a unos cuantos Trolls gigantes. Había muchos moteros por el camino, rodando por una de las principales carreteras del país, la E6 y donde al fondo ya se veían montañas nevadas. Por fin pudimos sacar a las Africa Twin fuera del asfalto y realizar un corto tramo de “off-road”, más bien de gravilla y donde los neumáticos agarraban de manera increíble. Al final 439 km hasta llegar a nuestro punto de descanso en Bronnoysund. ¿Los famosos renos? Aún no los habíamos visto, ni tampoco la piscina. El bañador seguía en la maleta, reposando…
Para continuar hacia el norte del país hay varias opciones. Una es seguir la muy transitada E6 y otra es ir literalmente por los fiordos más occidentales. Esta era la opción elegida por los organizadores y ello conllevaba coger cinco, sí, cinco barcos durante la jornada para realizar “tan sólo” 300 km de recorrido.¿Divertido? ¿Aburrido? ¿Estresante? Un poco de todo, sobre todo para los responsables de llevar al grupo unido. Es esta jornada se había unido a nosotros el también piloto de Honda y “dakariano”, Kevin Benavides, argentino que nos acompañaría durante dos jornadas más sustituyendo a Paulo Gonçalves.
La mañana despertó muy soleada, la que más de cuantos días llevábamos en Noruega y eso era de agradecer. A medida que avanzábamos hacia el norte la temperatura era mayor – cosa que extrañaba-, y a veces me sobraban incluso capas de la chaqueta y del pantalón. Pero como no sabías qué pasaría unos kilómetros después, prefería sudar algo antes de quitarme lastre…ver galeríaEtapa 4 Nordkapp
Ya en el primer ferry de veinte minutos de duración y que tomamos en Horn, Antonine Valla nos comenta que debemos ir a toda prisa para llegar los primeros al siguiente en Forvik ya que el ferry que cubría la ruta se había estropeado y el que estaba operativo no tenía la misma capacidad, con el consiguiente riesgo de no entrar todos los integrantes de la expedición y perder los restantes…
Por suerte, el drama fue menor de lo esperado y llegamos a primera fila de parrilla en pocos minutos, embarcando todos en cuantos ferris teníamos previstos en esta jornada algo más turística. Tras llegar al Mar de Noruega el primer gran puente y que no se puede perder uno es el de Leirfjord y que nos llevaría hasta Levang para tomar la tercera embarcación del día. Ahí aprovechamos para almorzar de nuevo la “Lunch Box” que nos habíamos preparado en el desayuno… Sí, habéis adivinado. Me volví a comer un riquísimo sándwich de salmón con queso y pepinillo.
Una vez llegamos a Nesna el ritmo sería algo más tranquilo ya que teníamos bastante tiempo hasta coger el cuarto ferry casi a las 5 de la tarde en Kilboghamn y que sería el más largo de la jornada con 70 minutos de duración. Os puedo asegurar que la Africa Twin es una de las motos -si no la más- más cómoda con las que he viajado en mi vida. Ni un solo dolor, ni fatiga, nada de nada. Mis compañeros se habían jugado algo que volvería con dolor de trasero, pero no. Ni la más mínima señal…ver galeríaEtapa 4 Nordkapp
Donde sí lo pasé mal fue al circular entre tanto y tanto túnel. Interminables, hasta de ocho kilómetros. Claustrofóbicos, donde la temperatura baja hasta seis o siete grados respecto al exterior, llenos de suciedad, muy húmedos, con una visibilidad muy reducida y encima con la visera del casco oscura debía abrírmela un poco para evitar el empañamiento. ver galeríaEtapa 4 Nordkapp
“Aprovechad para descansar en este trayecto”, nos dijeron. “Aún quedan muchos kilómetros y todas las horas que durmáis serán de ayuda”. No, no pude dormir, pero sí cerrar algo los ojos antes de llegar a Jektik y donde desembarcaríamos en dirección a Agskardet para tomar el quinto y último ferry del día. ¡Por fin! Así pues, los poco más de 300 km se hicieron un poco largos cuando llegamos al Hotel Glomfjord. Pero el día no había acabado aquí. Daos una ducha rápida que en media hora nos vamos a cenar fuera. Y la cena era una de las sorpresas. Esta vez dejamos las Africa Twin en el hotel y nos llevaron en minibuses hasta un lugar paradisiaco, en pleno Mar de Noruega y donde pudimos ver de cerca un glaciar espectacular…
Ayer a las doce y media de la “noche” volvíamos al hotel. Era de día aún. Antes de cerrar la liviana cortina de mi habitación me fijé en un hombre que paseaba por la calle. Parecían las seis de la tarde… “Aquí en invierno es muy duro, hay hasta cien días de noche”, nos comentaba una de las propietarias del hotel. Pues sí, debe ser muy duro no ver la luz del sol… desesperante, diría yo. ver galeríaEtapa 5 Nordkapp
Esa misma luz que a las tres o cuatro de la mañana intentaba entrar por cualquier mínima rendija de la ventana. Parece que no quieren aislarlas del todo. En ningún hotel conseguí tapar la luz del todo. Es como decir “bienvenida, no necesitamos la noche”. Eso te hace sentirte como en un “Jet-lag” o desfase horario continuo y aunque llevaba varios días ya padeciéndolo, se me hacía duro.
En esta jornada viajaríamos unos 340 km pero con un “break” a medio camino de tres horas en ferry. El que nos llevaría de Bodo a Moskenes al más puro estilo la serie “Vacaciones en el mar”, con todos los jubilados del mundo reunidos para la ocasión y mirándonos como bichos raros. Yo mejor me duermo, pensé. Y así lo intenté. Por lo menos cerrar los ojos y ver oscuridad, toda la que no pude tener la noche anterior. ver galeríaEtapa 5 Nordkapp
Pero antes de llegar a ese punto, el recorrido por los puentes de la carretera 17 es espectacular. Más si cabe en el Saltstraumbrua donde paramos a hacer alguna que otra foto a pie del agua. Allí donde se “chocan” las corrientes de los glaciares y las del mar, provocando unos remolinos capaces de “tragarse un barco”, como nos decía un hombre de la zona.
Pasadas las cuatro de la tarde estábamos desembarcando ya del ferry con destino hacia lo que sería el campamento base. Literalmente esa noche estaba previsto dormir en tiendas de campaña y así daríamos uso a nuestros sacos de dormir. El Camp Lofoten es un lugar único para ver el denominado “Beso del Sol” o lo que viene a ser la puesta del sol que nunca se va, toca el mar y vuelve a rebotar, como un suave beso. ver galeríaEtapa 5 Nordkapp
Allí llegamos pasadas las seis de la tarde. Las tiendas estaban alineadas perfectamente, cerca de la orilla del mar. ¿Y las duchas?, pregunté… “La única ducha está ahí”. Señalándome una lona oscura hasta la cual llegaba una manguera que pasaba por una olla y su correspondiente tapa metálica. ¿De verdad que eso calienta el agua? Como era de esperar, fue una de las duchas más frías que me he dado en mi vida. Eso sí, me activó para aguantar unas cuantas horas más despierto y poder ver algo del “Sun Kiss”, además de un dueto de mujeres noruegas que amenizaron con su música la cena y la impresionante hoguera que nuestro amigo “Ewan McGriegor” ayudó a quemar… ver galeríaEtapa 5 Nordkapp
Por cierto, antes de cenar estuve con uno de los mecánicos regulando las luces antiniebla o auxiliares y que llevábamos instaladas ya que iban alumbrando al cielo. Y he de decir que no es tan sencillo como parece. Hay que desmontar las barras de protección, luego el foco, quitar dos tapas que lleva, regular el tornillo de altura y realizar el proceso a la inversa… Al final, tras unos veinte minutos trabajando a la par conseguimos dejarlas perfectas. Solo lo comento para aquellos que las pongan como accesorio. Que no se crean que se regulan con la mano…
La verdad es que dormir, lo que se dice dormir, no dormí mucho. Entre la luz que entraba en la tienda de campaña, el frío que me recorría desde los pies a la cabeza y el sonido ambiental, descansar no fue fácil. Ni siquiera ir al baño que estaba en la otra punta del campamento. Un paseo que me dio la oportunidad de ver a muchos de los invitados en mitad de la arena de la playa durmiendo. Esos sí que eran unos aventureros. Bueno, ya nos queda poco para levantarnos, pensé…
Deben ser las seis o siete de la mañana. Volví a entrar en la tienda miré el reloj y ¡no! Eran tan solo las cuatro de la madrugada. Madre mía qué descontrol lumínico. Así pues, me puse de nuevo mi antifaz, los tapones de los oídos y me dispuse a dormir unas horas más… Hasta que llegaron ¡ovejas!???ver galeríaEtapa 6 Nordkapp
¡Oía ovejas! “Beeee, beeeee”. Pensaba que estaban fuera de la tienda a la altura de mi cabeza. Cada pocos segundos volvía a oírlas. Hasta que me quité los tapones y pude comprobar que no era real… Era el despertador de un francés que dormía en la misma tienda. Tela marinera. Si quieres despertar de buen humor, ese sonido es lo mejor, sí señor.
Después de desperezarme, desayunar – un poco de salmón, por supuesto- y el pertinente “briefing” de Eric, iniciamos la jornada de unos 460 km esta vez sin ferris. Solo carretera hacia uno de los lugares más bonitos que he visto en mi vida. Pero antes, el recorrido no era para menos espectacular y el color del calmado Mar se tornaba cada vez más verde esmeralda, a veces azul turquesa y otras, colores indescriptibles. ver galeríaEtapa 6 Nordkapp
En Foldvik Brygger paramos a comer y de ahí continuamos en dirección a Malangen haciendo otro pequeño tramo de pista sin asfaltar. Podría decir que en cuanto a conducción y recorrido fue el día que más disfruté sobre la Africa Twin ya que rodé junto a unos compañeros ingleses a un ritmo “muy bueno” en tramos de curvas interminables y donde el agarre era impresionante. La moto se comportaba de manera impecable, los paisajes quedaban en un segundo plano, fue puro disfrute. Al llegar al hotel el plan era ducharse, cenar y volver a salir para hacer un bucle “nocturno” de unos 80 km. Dado el cansancio acumulado, decidieron cancelarlo para hacerlo a la mañana del día siguiente. ver galeríaEtapa 6 Nordkapp
Dejábamos atrás las tiendas de campaña y pasábamos al lujo del Resort de Malangen, un lugar que jamás me cansaré de decir que es uno de lo más bonitos en los que he estado en mi vida. La calma del Mar, el color, los olores, el cielo, las montañas nevadas, la calma… Un lugar para quedarse una temporada de relax, sin duda alguna…
Después de tantos días fuera de casa, durmiendo con luz en la habitación y comportándome como un robot programado para llegar al destino final, pude comprobar que el ser humano se adapta al medio como los animales. ¿Me dará miedo dormir con la luz apagada cuando vuelva a casa? Era una de las preguntas que me hacía… ¿Cómo me sentiré al ver la noche en el cielo de nuevo? Y solo llevaba ocho días en Noruega… En definitiva, más que nada, paranoias de los “viajes”.1
Esta penúltima jornada nos llevaría hasta Alta con un recorrido de casi 400 km más los 80 del bucle pendiente del día anterior y que realizamos nada más salir de Malangen, tras una foto de grupo en el mojado parking del hotel. ¿Lluvia? Por suerte tan solo fue un chaparrón y el resto de la jornada, aunque nublado, se mantuvo sin inclemencias meteorológicas.
Después de realizar este primer tramo pendiente, nos dieron vía libre para rodar a nuestro ritmo y fue una mañana de esas en las que te apetece ir solo… Y así lo hice. Como abducido por los extraterrestres, sólo oía el aire en mi casco, las cascadas que salpicaban la carretera, mientras pensaba que el punto de repostaje estaría cerca. Pero no, llevaba más de 200 km y no llegaba. El marcador digital de la Africa Twin empezaba a marcar menos de medio depósito y si bien no estaba preocupado, sí me resultaba intrigante. ¿Dónde está el resto? Solo me habían adelantado dos compañeros hacía tiempo y nadie más venía por detrás. ¡Qué raro!ver galeríaEtapa 7 Nordkapp
Al cabo de unos cuantos kilómetros más y cuando la reserva ya estaba haciendo acto de presencia, pude ver uno de los coches de la organización parado en una gasolinera, indicándonos el camino a seguir. Me dijeron que lugar del almuerzo estaba cerca y ¿la siguiente gasolinera?, pregunté. Bueno, espera a que vengan los guías y te reposten. Y así hice. Tras unos cuantos minutos deambulando decidí poner combustible por mi cuenta, pero en ese momento llegó mi salvador Eric. Me he saltado el punto de repostaje, lo siento. A lo que me respondió“tranquilo ya lo sabíamos, tú y otros dos…”. Eran cosas de haber sido abducido, supongo. ver galeríaEtapa 7 Nordkapp
Ya con el depósito lleno retomé el camino hacia el lugar donde comeríamos, en mitad de la montaña nos habían preparado un ¡guiso de reno! Y lo que es mejor, un plato especial para mí y mi intolerancia a la pimienta… “Muchísimas gracias señores”, les dije mientras cogía mi plato y me disponía a sentarme en el suelo, mejor dicho, en la hierba con el resto de los aventureros que no pudimos con la tentación de visionar en el móvil la carrera de MotoGP que se disputaba en directo. Una experiencia peculiar. “Vamos chicos, tenemos que continuar, pero cuidado con las ovejas, por favor…”. Lamentablemente -y por la cara que puso Eric-, había habido un incidente en el cual se vio involucrada una malograda oveja. D.E.P.
Y así hicimos. Reemprendimos la marcha por la E6 donde la nieve hacía acto de presencia a medida que subíamos… Pero si estamos a ¡26 grados! No me lo podía creer. Como tampoco me podía creer que en los casi 3.000 km que llevábamos no hubiera visto ni un solo reno más que el estofado que nos comimos… Y mi sueño se cumplió pocos kilómetros después, casi llegando a Alta una manada de impresionantes especímenes en mitad de la carretera. Tremendos. ver galeríaEtapa 7 Nordkapp
Ya no queda nada, mañana vuelvo a casa. A comerme mi frutita, mi quinoa y esos flanes que -de vez en cuando- cocino para mi chica. Mañana la aventura habrá acabado. Me iré con pena, pero también alegría por dormir en mi cama, en tumbarme en mi sofá una horita y recordar toda esta experiencia.
Eso es lo que pensaba al levantarme el último día. Por fin pude dormir más o menos bien. Quizás estaba más tranquilo que al principio o me había acostumbrado a las condiciones de luz continua y, por supuesto, a un recorrido que había sido hasta ahora menos duro de lo que pensaba. Pero no, no estaba todo acabado. Este último día, como si lo hubiéramos preparado, Jesús, Luis y yo emprendimos la marcha juntos, como el primer día para recorrer los 235 km de ida hasta el Cabo Norte. ver galeríaEtapa 7 Nordkapp
Pero no, la cosa no iba a ser tan fácil como pensaba. Tras unos cuantos kilómetros tranquilos disfrutando de los paisajes con sus tortuosos ríos y sin sobresaltos, el viento hizo acto de presencia. Pero no un viento de esos suaves. Era más bien proveniente del infierno. Nunca había conducido una moto en tales condiciones y pensé que había alguien que no quería que llegásemos a nuestro destino o, por lo menos, nos los quería poner difícil.
La Africa Twin es una moto súper estable en todas las condiciones y eso ayudaba a mantener el tipo. Porque avanzar en línea recta con una inclinación de unos diez grados no es una sensación agradable. A eso le sumas la fuerza que debes hacer para agarrarte al manillar, la visera del casco que intenta elevar tu cabeza hacia el cielo y los autobuses que se cruzaban, la aventura se complicaba por momentos. ver galeríaEtapa 8 Nordkapp
Pero como esta fue una #AdventureRoads con final feliz y una vez superado el trago, a unos 20 kilómetros del destino el viento paró y pude llegar a la cima. A ese punto donde casi tocas el Polo Norte donde miras al horizonte y no ves casi ni el mar… Nordkapp estaba ahí delante de mí y de todos los invitados. ver galeríaAhí donde la escultura metálica de la bola del mundo y donde subimos a la Africa Twin, porque también se lo merecía, como ese beso que le di en todos los “mosquitos”. Gracias a Honda, Gracias a la Africa Twin, Gracias a los organizadores, a mis compañeros de viaje y a Dremon por insistir en que viniera, lo logré sí, lo logramos.