Más dependientes del Estado: el sector público sostiene a 700.000 personas más que el privado
La dureza de la crisis, el envejecimiento de la población y la reciente reactivación del empleo público hacen que, diez años después, el número de españoles que dependen del sector público sean 700.000 más que los que lo hacen del sector privado.
En total, los empleados públicos, por un lado, y los pensionistas y desempleados con derecho a prestación por otro, suman 13,7 millones de personas frente a los 13 millones de asalariados del sector privado, según los últimos datos disponibles de 2018. En 2008, la proporción era inversa: el sector privado sostenía a 13,8 millones, frente a los 12,5 dependientes del público.
Así lo ha recopilado la consultora Freemarket, del economista Lorenzo Bernaldo de Quirós, tras cruzar los últimos datos oficiales hasta el pasado septiembre del Instituto Nacional de Estadística, la Encuesta de Población Activa y el Ministerio de Trabajo. «La España asistida se distribuye de la siguiente manera: 8.771.782 pensionistas; 1.802.670 parados y 3.130.400 empleados públicos (...) Esta situación es incompatible en el medio y largo plazo con la sostenibilidad de las finanzas públicas y con el aumento del PIB per cápita», resume en el informe facilitado a este diario. En su cálculo incluye también empleados públicos de empresas y universidades.
La mayor diferencia se produjo en 2013, el último año en recesión, cuando los dependientes de lo público superaron los 14,24 millones (ver gráfico adjunto) y sumaron 2,8 millones más que los 11,4 con salario privado. A medida que se fue creando empleo la brecha ha ido disminuyendo, pero, en el último año, la cifra de los que cuentan con ingresos públicos ha roto su racha descendente y ha vuelto a subir tras el regreso de oferta de empleo público en todos los niveles de las administraciones.
La gran mayoría de los que reciben ingresos públicos también contribuyen con impuestos, pero el informe sostiene que el desequilibrio es preocupante para el futuro económico del país: «Las consecuencias de esa España subvencionada y mayoritaria son una presión constante a elevar el gasto público del que se benefician y los impuestos que lo financian (...) constituye además una tentación irresistible a quienes desean ganar las elecciones. Son estos segmentos de la población española los grandes beneficiarios de un modelo político, social y económico en el que la principal industria nacional es la extracción de rentas de la España productiva hacia la improductiva, eso sí, en nombre de la solidaridad», afirma sin ambages el informe de este economista liberal.
Por su parte, consultado por este diario, el ex ministro de Trabajo socialista, Valeriano Gómez, relativiza la importancia de estos datos y apunta que aguantan cualquier comparación con los socios europeos.
A juicio del ex ministro, el reto no es disminuir el sector público, sino si los Estados están en condiciones de financiarlo y admite que la presión en contra es grande. «La diferencia entre España y la Eurozona en empleo público es muy desfavorable a España. Nuestro empleo público es muy inferior en segmentos fundamentales como la Sanidad, Educación, Justicia y un largo etcétera de servicios públicos», sostiene Gómez. También apunta que el número de pensiones es inferior al de los principales socios europeos en términos relativos y absolutos y que donde si destaca aún España es en desempleados.
Al otro lado ideológico, el informe de Bernaldo de Quirós ve negativo que «la parte de la sociedad española que obtiene sus ingresos en el mercado a cambio de suministrar bienes y servicios productivos a los demás tiene un tamaño inferior a la que, pague o no impuestos, vive de los tributos suministrados por ella y devuelve a las arcas públicas mucho menos de lo que cuesta. Esta realidad supone una llamada de atención hacia el modelo socio-económico que se ha edificado en España durante los últimos cuarenta años».
Según el provocador documento, cada asalariado privado costea 7.805 euros anuales del sector de empleados públicos y descontando lo que éstos pagan de impuestos.
¿Y el futuro?«Se traducirá de manera inevitable en un incremento de la cuantía de jubilados y la contratación en las administraciones ha vuelto a su proceso expansivo al iniciarse la recuperación. Esto significa que la grieta entre esas dos Españas no sufrirá alteraciones sustanciales en el futuro, al menos, en el horizonte temporal del corto y del medio plazo; panorama desalentador», sostiene Freemarket.
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https://www.elmundo.es/economia/empresas/2018/12/19/5c195516fdddff87aa8b45be.html
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«Las consecuencias de esa España subvencionada y mayoritaria son una presión constante a elevar el gasto público del que se benefician y los impuestos que lo financian (...) constituye además una tentación irresistible a quienes desean ganar las elecciones. Son estos segmentos de la población española los grandes beneficiarios de un modelo político, social y económico en el que la principal industria nacional es la extracción de rentas de la España productiva hacia la improductiva, eso sí, en nombre de la solidaridad», afirma sin ambages el informe de este economista liberal.
El informe de Bernaldo de Quirós ve negativo que «la parte de la sociedad española que obtiene sus ingresos en el mercado a cambio de suministrar bienes y servicios productivos a los demás tiene un tamaño inferior a la que, pague o no impuestos, vive de los tributos suministrados por ella y devuelve a las arcas públicas mucho menos de lo que cuesta. Esta realidad supone una llamada de atención hacia el modelo socio-económico que se ha edificado en España durante los últimos cuarenta años».
Al final, las élites extractivas emanadas del denominado Régimen del ´78 han acabado siendo el "funcionariado" al servicio del Gran Leviatán (en la acepción que Hobbes diera al bíblico nombre) y la España improductiva. ¡Quién lo iba a decir!
Todo esto abunda aún más sobre mi tesis de que la lucha de clases del siglo XXI, al menos en España, será entre el "precariado" (trabajadores, profesionales, autónomos y microempresarios), socialmente en minoría, con unos muy ajustados (a la par que imprevisibles) ingresos y asfixiado a impuestos y obligaciones "sociales", de una parte y los "leviatanistas", mayoría social que vive de las exacciones practicadas al "precariado", de otra.
Un modelo de sociedad distópico y a todas luces inviable. Si siguiéramos una dialéctica marxista-leninista de "universos paralelos" (que no para lelos), el final sería una violenta toma del poder, un "asalto a los cielos" y el establecimiento de una "dictadura del precariado" provisional, como transición a un estado minarquista y ultraliberal.
Llegar a situaciones extremas es lo que tiene. En fin...
Espero que se entienda (que nunca se sabe quién te puede llegar a leer), que estos 6 últimos párrafos no dejan de ser un irónico divertimento intelectual sobre los orígenes ideológicos y filosóficos del socialismo. Ideología cuyas derivaciones, a la postre, son las que han provocado la actual situación.