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Los presos, la fiscalía y el desafío al Estado / Escoceses y catalanes. Unión y discordia' John H. Elliott

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Los presos, la fiscalía y el desafío al Estado

La eventual instrucción al ministerio público precisaría de un contexto que la hiciese comprensible y está ocurriendo lo contrario

Pablo Iglesias intenta, con procedimientos distintos, un objetivo similar al del independentismo: un proceso constituyente


José Antonio Zarzalejos

El Estatuto orgánico del ministerio fiscal permite al Gobierno instruir a la fiscala general del Estado a través del Ministerio de Justicia o de la propia Presidencia y autoriza a María Jose Segarra a recabar para sí el conocimiento, y en su caso modificación, del escrito de conclusiones provisionales que presentará la fiscalía tras el auto de apertura del juicio oral en la causa especial 20907/2017. En teoría, pues, estaría en la mano del Ejecutivo y de la responsable última del ministerio público evitar que la fiscalía acusase por rebelión a los dirigentes del proceso soberanista.


En la historia de la democracia española ha habido gobiernos que han utilizado esa facultad exorbitante con notable torpeza y tosquedad y daño para el crédito de la fiscalía, que es un órgano de relevancia constitucional, con autonomía funcional y que ejerce su misión por medio de órganos propios, conforme a los principios de unidad de actuación y dependencia jerárquica y con sujeción en todo caso a los de legalidad e imparcialidad. En hipótesis, la eventual instrucción a la fiscalía o el cambio autónomo de su línea de acusación precisaría de un contexto y de unas actitudes que hiciesen comprensibles tales decisiones. Y ese nuevo contexto y esas nuevas actitudes, que se han intentado desde la Moncloa, no se han favorecido, al contrario, desde la Generalitat.
Hacer uso en las actuales circunstancias de sus facultades excepcionales por el Ejecutivo para alterar el curso del proceso penal propiciaría una grave crisis con la fiscalía y arruinaría el crédito de la administración de la justicia. Y el Ejecutivo de Pedro Sánchez no lo va a hacer. Ni parece previsible que la fiscala general del Estado, 'motu proprio', ordene a los cuatro fiscales de Sala que llevan el caso -Consuelo MadrigalJavier ZaragozaJaime Moreno y Félix Cadena- cambiar la tipificación de las infracciones penales que van a imputar a los 25 procesados ante la Sala Segunda del Tribunal Supremo. A día de hoy, las conclusiones provisionales que se presentarán atribuirán el delito de rebelión a los nueve presos preventivos sin perjuicio de que al final de la vista oral la fiscalía modifique su criterio.
La autonomía del fiscal no puede ser moneda de cambio ni para aprobar unos Presupuestos, ni, mucho menos, para evitar que la acción penal se ejerza en plenitud por los funcionarios competentes sobre unos hechos que han configurado la peor crisis constitucional de la España democrática, crisis que no ha cesado y que se sigue alimentando desde el independentismo. Más vale, por lo tanto, que los secesionistas asuman que el desafío que tiene ante sí el Estado, al que han subestimado, consiste en demostrar su capacidad de respuesta frente a una agresión que persiste con gestos y palabras inasumibles.

Frustración y terquedad

Como en todas las revoluciones fracasadas -y la de "las sonrisas" lo es- las consecuencias más onerosas son las de aquellos que tienen que asumir las responsabilidades sancionables de sus actos de decisión y liderazgo. Es lógico que se trate eludir o de paliar la culpabilidad penal que recaerá sobre los encausados. Se intenta la impunidad. En Catalunya se está pretendiendo conseguirla con procedimientos verbales y gestuales incomprensibles. Con manifestaciones y comportamientos que responden a la profunda frustración que el fracaso del proceso soberanista ha dejado en sus impulsores, políticos e intelectuales, y que expresan también la terquedad de perseverar en el error prolongando una larga y estéril pelea contra el Estado en la que adquiere protagonismo el ataque a la imparcialidad e independencia de fiscales y magistrados que soportan estas vejaciones con contenida indignación.

Los independentistas tendrían que cambiar de estrategia y evitar la agresión a la integridad del Estado

El último recurso de la revolución catalana contemporánea es la optimización de la emotividad a propósito de los presos preventivos y de las ulteriores posibles condenas judiciales. El pronunciamiento rupturista y unilateral como tal ha pasado a un segundo plano; en la práctica, se ha abandonado, porque lo prioritario ahora es rescatar a los dirigentes de las consecuencias de los hechos de septiembre y octubre del 2017. No va a ser posible. Descartado el "escarmiento" penal y cualquier tipo de "humillación" -conceptos muy frecuentes para la victimización-, las fases para una solución de la crisis van a ser muy largas.
La cuestión es si los independentistas, en vez de seguir cavando para hacer más profundo el hoyo, se deciden a cambiar de estrategia, dejan las provocaciones y crean en Catalunya las condiciones para que su actitud no siga siendo percibida por el poder judicial, el ejecutivo y la ciudadanía como peligrosa para la integridad del Estado y la estabilidad social y política del conjunto de España.

Entrevista esperpéntica

El nuevo Gobierno ha rectificado sobre las políticas del anterior hasta un punto tal que permitió, con mayor o menor comodidad, la esperpéntica entrevista de Pablo Iglesias con Oriol Junqueras que mucho más que ayudar a Sánchez le precariza políticamente y deja al PSC desairado ¿Por qué el independentismo se ha encastillado? Toda su estrategia -desde las fugas de la justicia a la acción hostil de Waterloo, pasando por el ataque constante a la Monarquía parlamentaria, así como la reiterada afirmación de que los responsables del proceso volverían a repetir sus fracasados hitos-, restan margen social, político y jurídico a unas mejores expectativas en todos los órdenes.
Es esta una actitud cada vez más desafiante a la que el Estado no puede perder la cara, por más que el secretario general de Podemos esté empeñado en zarandear los fundamentos constitucionales con procedimientos distintos a los independentistas pero con un objetivo coyunturalmente igual: impulsar un proceso constituyente.
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https://www.elperiodico.com/es/politica/20181020/presos-fiscalia-desafio-estado-articulo-jose-antonio-zarzalejos-7099395

John H. Elliott: “El principal error de los independentistas fue vivir en una realidad virtual”

El hispanista publica el libro 'Escoceses y catalanes. Unión y discordia'



John H. Elliott, en una imagen de archivo.Ampliar foto
John H. Elliott, en una imagen de archivo.

John H. Elliot (Reading, Reino Unido, 88 años) disfruta de la calma que rodea su casa victoriana, a las afueras de Oxford. Una paz necesaria tras su inmersión, en los últimos cuatro años, en dos de los terremotos políticos más divisorios que ha vivido Europa: el referéndum por la independencia escocesa y el procés catalán. Tiene opiniones claras sobre ambos, pero en su nuevo libro, Escoceses y catalanes. Unión y discordia (Taurus), ha perseguido la objetividad y buscado la perspectiva amplia del pasado para intentar explicar que nada surge espontáneamente.
Pregunta. El sentimiento de agravio es una constante en su libro. ¿Ha sido algo equiparable en Escocia y Cataluña?
Respuesta. Ha sido más fuerte en Cataluña, aunque en Escocia también ha existido. El victimismo ha existido en los dos, pero han tenido muchos más motivos para sentirse así los catalanes que los escoceses. Quizá después de la rebelión de 1745 y su posterior represión hubo una rabia extendida en algunos sectores de la sociedad escocesa, pero el modo en que el Gobierno británico les ha dejado manejar sus propios asuntos no les ha dado muchos motivos para esa rabia. Y los propios escoceses se han esforzado en influir en la política del país. Reino Unido ha tenido seis primeros ministros escoceses.
P. Algo que usted señala que no ocurrió con Cataluña.
R. Ha habido muy pocos ministros catalanes. De hecho, Franco tuvo más ministros catalanes, con los tecnócratas, que en Gobiernos precedentes. Quizá las cosas hubieran sido de otro modo si los catalanes hubieran mostrado más interés. Con la excepción de Prim o Cambó, es difícil encontrar políticos catalanes interesados en los asuntos de gobierno de España. Siempre han mostrado más interés en influir desde fuera que en formar parte de los niveles altos de la política.
P. Después de todo lo sucedido, ¿cree que España ha entrado en una depresión que ensombrece el éxito colectivo que fue la Transición?



R. Estoy de acuerdo en que es deprimente, en que las cosas fueron muy mal. Pero hay muchas razones para explicarlo. La crisis económica de 2008 fue clave en todo este asunto. Concedió a los oportunistas y a los demagogos la oportunidad de hacerse oír. Los partidos políticos estaban cada vez más fosilizados. Había mucha fragmentación política y la irrupción de unas redes sociales que contribuyeron a que gobernar fuera mucho más difícil. Si a todo esto le añades el surgimiento de movimientos nacionalistas fuertes, llegas a la sensación de que todo se estropeó.
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P. Y unas generaciones nuevas que veían las cosas de otro modo.
R. Exacto. No recuerdan a Franco. No recuerdan la Guerra Civil, no recuerdan la Transición y de hecho tienen muy poco sentido de la historia. Después de ver lo que supuso la dictadura de Franco en Cataluña, y después de ver los que, a mi juicio, han sido los mejores años en la historia de Cataluña, entre 1978 y 2008, que las cosas hayan empeorado de este modo resulta bastante deprimente. Habrá que pensar a largo plazo, admitir que quizá no sea fácil encontrar una solución, tal vez durante toda una generación, intentar mantener el diálogo todo lo que sea posible durante estos años y, sobre todo, ponerse en la piel del otro.
P.¿Por qué no fue posible una narrativa que resultara igual de atractiva que la independentista?
R. En parte por la falta de habilidad de los políticos españoles. Su miedo histórico a la fragmentación les ha llevado a tener un discurso muy centralista. Viene ya de los liberales del siglo XIX, que se basaron en el modelo francés. No se ha logrado imponer la narrativa de una España diversa, con toda la riqueza que conlleva. La Constitución de 1978 aceptó esa idea de la pluralidad de España, pero luego los políticos no la han desarrollado y han caído de nuevo en el discurso centralista. Y eso es desastroso, porque refuerza a los independentistas. La narrativa británica, sin embargo, era una historia de éxito, al menos hasta la década de los setenta del siglo pasado. Y es más fácil identificarse con una historia de éxito que con una de fracaso. Por eso los escoceses, hasta hace poco, estaban encantados de sumarse a la historia de la democracia parlamentaria, el éxito industrial y el éxito imperial de Gran Bretaña.
P.Hasta hace poco, porque el sentimiento independentista ha surgido con fuerza en los útimos años años en Escocia.
R. Las cosas empezaron a torcerse con el hundimiento de la industria nacional escocesa en la década de los setenta. Descubrieron además petroleo en el Mar del Norte y tuvieron la sensación de que se bastaban por si solos. Y el Gobierno de Thatcher, que desmanteló sus industrias, era muy antiescocés en muchos sentidos. Todo eso alienó a una generación de escoceses, que dio la espalda al Gobierno de Londres. 
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P.¿Qué le pareció el papel del Rey en la crisis catalana?
R. Me resulta difícil juzgar. El papel de la Monarquía es mantenerse por encima del conflicto político. No sé qué razones motivaron ese discurso, pero creo que hubiera sido más eficaz si se hubiera dirigido a esa parte neutral de los catalanes que no sabían de qué lado tirar. Y unas pocas palabras en catalán, sin duda, hubieran ayudado. Habrían llevado el péndulo al centro en vez de desplazarlo al otro extremo.
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P. ¿En qué falló el Gobierno de Mariano Rajoy?
R. Creo que usar exclusivamente la vía judicial fue un profundo error. Rajoy fue incapaz de ver la dimensión del problema catalán que estaba emergiendo en ese momento. Esa estrechez de miras tanto de él como del Partido Popular fue un desastre. Su falta de flexibilidad, su falta de voluntad en entender a la otra parte. Porque está claro que hay un hecho diferencial en Cataluña y los catalanes quieren que esa diferencia sea reconocida. Quieren que se acepte que son algo históricamente diferente al resto.
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P.¿Y cuál fue el principal error de los independentistas?
R. Asumir que la independencia era posible en el mundo del siglo XXI, vivir en una realidad virtual.

 

 https://elpais.com/cultura/2018/10/19/actualidad/1539961025_771429.html?id_externo_rsoc=FB_CC
https://elpais.com/cultura/2017/10/25/actualidad/1508937769_136581.html?rel=mas



INFORMACIÓN


  • John H. Elliott: “El principal error de los independentistas fue vivir en una realidad virtual”
    Escocia dice no a la independencia
  • John H. Elliott: “El principal error de los independentistas fue vivir en una realidad virtual”
    Derecho de autodeterminación 
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    Una exconsejera de Puigdemont fugada dice que la declaración de independencia fue «un brindis al sol»

    Clara Ponsati: «Todos los que tenían que hacer alguna cosa sabían que no harían nada»

  • Clara Ponsati, exconsejera de Enseñanza de la Generalitat en la anterior legislatura, ha afirmado este sábado que la declaración de independencia aprobada por el Parlamento catalán el 27 de octubre de 2017 «fue un poco un brindis al sol».
    En unas declaraciones a Catalunya Ràdio, la exconjellera de Enseñanza, que fugada actualmente en Escocia (Reino Unido), ha considerado que la declaración de independencia «fue un accidente» porque el expresidente Carles Puigdemont tenía previsto unas horas antes convocar elecciones, y también porque «todos los que tenían que hacer alguna cosa (para hacer efectiva la declaración) sabían que no harían nada».
    Según Ponsatí, que en la reunión del gobierno del que formaba parte se pronunció a favor de hacer efectiva la declaración de independencia pero su posición no fue secundada por el resto de miembros del Ejecutivo, aún desconoce si Puigdemont y el exvicepresidente Oriol Junqueras tenían la intención de proclamar la república catalana después del referendo del 1 de octubre.
    Por lo que respecta a los Presupuestos del Estado, la exconsejera ha dicho que le parece «insólito» que se quieran negociar con los partidos independentistas catalanes cuando muchos de sus líderes «están en prisión o en el exilio».
     
https://www.abc.es/espana/catalunya/politica/abci-exconsejera-puigdemont-fugada-dice-declaracion-independencia-brindis-201810201151_noticia.html
 

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