ESA ESPAÑA QUE SE INVENTAN
Quiero retomar mi vuelta a las redes compartiendo mi testimonio, mi experiencia después de atravesar de punta a punta esta España que definen algunos como “hostil y agresora” y que tanto “supuestamente” nos odia a los catalanes.
Como catalán que soy por nacimiento y residencia, desde el primer día hasta el último de todos cuanto llevo en esta vida, he tenido la osadía y atrevimiento de aprovechar mi descanso vacacional, para atravesar de punta a punta y en diagonal esta España a la que precisamente por ser catalán pertenezco y formo parte de ella y en ninguna parte de ella oculto de donde vengo, como en ninguna parte de Cataluña renuncio a mi españolidad por más que de mal catalán se me tache por ello.
¿Imprudencia? ¿Osadía? ¿Temeridad? Tal vez, pero solo hay un modo de saber si son ciertas todas esas acusaciones que se vierten sobre España de una parte de catalanes que bajo la densa niebla del adoctrinamiento secesionista son incapaces de intuir siquiera la realidad que se cierne más allá del ámbito infectado de esteladas, pintadas y plásticos amarillos reclamando la libertad de quienes sembraron la semilla del odio, el rechazo, la ruptura y la división.
Es tanta la hostilidad secesionista que se respira en Cataluña de unos años a esta parte, ya demasiados en mi opinión, que uno podría esperarse regresar de tal aventura con alguna brecha en la cabeza, los faros del coche roto o las ropas hechas jirones en medio de tan "maquiavélica" España como nos la han pintado.
Y así, imprudente, osado y temerario y con mi libro de poemas bajo el brazo me dispongo a atravesar España, para llegar con mis poemas en español, pero también varios de ellos en catalán para presentarlos en varias poblaciones rurales del suroeste peninsular, allí donde algunos dicen que nos roban, nos expolian y nos maltratan a los "pobres" catalanes. Poblaciones que me reciben con los brazos abiertos, me permiten ser el protagonista por un día, me aplauden, me brindan solo muestras de cariño y hacen posible que todos los ejemplares de mi libro, con varios poemas en catalán, se agoten y no percibo otra cosa que una profunda preocupación por cuanto acontece en mi tierra.
Preocupación y no hostilidad, cariño en lugar de golpes, afecto en lugar de odio, aplausos en lugar de piedras y protagonismo en lugar de rechazo. Eso es cuanto me traigo de vuelta para callar la boca de quienes se atrevan a insinuar siquiera, esa patraña falsa y miserable de que España ya no nos quiere. Nada más lejos de la realidad que solo se conoce viajando y saliendo de esa turbia niebla de la mentira secesionista enrocada en su propia perversión.
Así lo he vivido y sentido y así transmito ese cariño con el que somos recibidos los catalanes de bien en cualquier rincón de la España de verdad, la que ama y quiere a sus hijos cuando sus hijos también la aman y quieren a ella. La que llora por cualquier mal que salpique a cualquiera de sus regiones, la que vibra con una saeta, un poema escrito por un catalán o una jota aragonesa. La que es de verdad y auténtica, la que siente y se emociona y no esa España "perversa y ladrona" que algunos se inventan.
A. Hidalgo - 3/09/2018
Quiero retomar mi vuelta a las redes compartiendo mi testimonio, mi experiencia después de atravesar de punta a punta esta España que definen algunos como “hostil y agresora” y que tanto “supuestamente” nos odia a los catalanes.
Como catalán que soy por nacimiento y residencia, desde el primer día hasta el último de todos cuanto llevo en esta vida, he tenido la osadía y atrevimiento de aprovechar mi descanso vacacional, para atravesar de punta a punta y en diagonal esta España a la que precisamente por ser catalán pertenezco y formo parte de ella y en ninguna parte de ella oculto de donde vengo, como en ninguna parte de Cataluña renuncio a mi españolidad por más que de mal catalán se me tache por ello.
¿Imprudencia? ¿Osadía? ¿Temeridad? Tal vez, pero solo hay un modo de saber si son ciertas todas esas acusaciones que se vierten sobre España de una parte de catalanes que bajo la densa niebla del adoctrinamiento secesionista son incapaces de intuir siquiera la realidad que se cierne más allá del ámbito infectado de esteladas, pintadas y plásticos amarillos reclamando la libertad de quienes sembraron la semilla del odio, el rechazo, la ruptura y la división.
Es tanta la hostilidad secesionista que se respira en Cataluña de unos años a esta parte, ya demasiados en mi opinión, que uno podría esperarse regresar de tal aventura con alguna brecha en la cabeza, los faros del coche roto o las ropas hechas jirones en medio de tan "maquiavélica" España como nos la han pintado.
Y así, imprudente, osado y temerario y con mi libro de poemas bajo el brazo me dispongo a atravesar España, para llegar con mis poemas en español, pero también varios de ellos en catalán para presentarlos en varias poblaciones rurales del suroeste peninsular, allí donde algunos dicen que nos roban, nos expolian y nos maltratan a los "pobres" catalanes. Poblaciones que me reciben con los brazos abiertos, me permiten ser el protagonista por un día, me aplauden, me brindan solo muestras de cariño y hacen posible que todos los ejemplares de mi libro, con varios poemas en catalán, se agoten y no percibo otra cosa que una profunda preocupación por cuanto acontece en mi tierra.
Preocupación y no hostilidad, cariño en lugar de golpes, afecto en lugar de odio, aplausos en lugar de piedras y protagonismo en lugar de rechazo. Eso es cuanto me traigo de vuelta para callar la boca de quienes se atrevan a insinuar siquiera, esa patraña falsa y miserable de que España ya no nos quiere. Nada más lejos de la realidad que solo se conoce viajando y saliendo de esa turbia niebla de la mentira secesionista enrocada en su propia perversión.
Así lo he vivido y sentido y así transmito ese cariño con el que somos recibidos los catalanes de bien en cualquier rincón de la España de verdad, la que ama y quiere a sus hijos cuando sus hijos también la aman y quieren a ella. La que llora por cualquier mal que salpique a cualquiera de sus regiones, la que vibra con una saeta, un poema escrito por un catalán o una jota aragonesa. La que es de verdad y auténtica, la que siente y se emociona y no esa España "perversa y ladrona" que algunos se inventan.
A. Hidalgo - 3/09/2018