El yo primero
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•La fuerza para mantener el poder o para alcanzarlo es imprescindible. Pero el talento y el llamado poder blando es todavía más decisivo. Estados Unidos ganó el siglo XX por la intervención de sus ejércitos en las guerras mundiales pero también por sus universidades, por Hollywood, por su cultura, que difundió por todo el mundo, por sus premios Nobel, por las casi dos mil orquestas sinfónicas, por las ocho millones de entradas a la ópera que se venden cada año y por los quinientos millones de visitas a museos, en muchos casos gratuitos.
Creo que fue Stalin quien dijo que el cine norteamericano era imbatible a la hora de crear una opinión favorable a Estados Unidos en el mundo. La URSS se avanzó momentáneamente en la carrera espacial pero el primer hombre que pisó la Luna era norteamericano.
Donald Trump puede que no sepa que representa todas estas actitudes vitales de un país que también ha cometido muchas injusticias en el interior y en el exterior desde que empezó a ser una potencia imprescindible hace un siglo.
El espíritu crítico es inseparable de la sociedad americana y Trump trata de contrarrestarlo con tuits impetuosos sin consultar con expertos. La América ilustrada no ha desaparecido pero hoy influye poco en la política.
Curiosamente, el lema de America first ha ido convirtiéndose en America alone. Nunca en los últimos cien años un presidente norteamericano había tenido menos aliados en los que la confianza mutua era incuestionable.
El yo primero es la divisa que recorre hoy las democracias liberales donde lo propio se hace incompatible con lo ajeno. Esta tendencia está cambiando las reglas de comercio internacional, de alianzas económicas y militares y favorece el restablecimiento de fronteras.
La cuestión de fondo que está transformando la política europea es la resistencia a aceptar una globalización sin reglas ni escrúpulos. Si no se sabe a quién y dónde pedir cuentas, los políticos pueden convertirse en intermediarios y servidores inútiles.
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En un ámbito de subjetivismos exagerados, el papel de la economía social de mercado o el del Estado de bienestar cada vez tendrán menos cabida. El Brexit fue la primera señal de que el tablero europeo se estaba moviendo sin control. Pero lo más significativo para los europeos no era la fuga de un socio relevante sino el principio de un movimiento de fuerte división entre británicos que, dos años después, ha llevado al país a un caos político que ha echado por la borda a los principales impulsores del referéndum para abandonar la Unión Europea.
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Es un movimiento desintegrador que observamos en Italia, en Polonia, Hungría, la República Checa y en casi todos los países europeos donde los populismos y la xenofobia ganan votos e influencia. El yo primero acaba perjudicando más a quien lo impulsa porque quiebra sociedades con valores democráticos compartidos.
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Publicado en La Vanguardia el 12 de julio de 20182 comments for “El yo primero”
y el caso Brexit es un ejemplo de como se puede engañar a la ciudadania, y como los responsables pueden dimitir, asumir que han engañado, pero dejar que el proceso siga.
Unas elecciones fake, unas elecciones con argumentos falsos son democraticas ?
Unas elecciones fake, unas elecciones con argumentos falsos son democraticas ?
El Brexit es un ejemplo para Catalunya, al final el conflicto, es por lo de siempre por pasta….es mas por pasta que por poder, que por identidades o por causas de leyes, o por la democracia…o por …..etc, etc
- De momento aqui se piden 6000 millones prometidos….asi empiezan las negociaciones bilaterales…..se soluciona la pasta, y ya no hace falta hablar de otros temas, que ya no son urgentes.
La escalada de proteccionismo es una muestra de ello.
La falta de unos acuerdos tipo B-Woods, de unas cumbres con academicos, con expertos, con cientificos, con empresarios, es vital antes de que el escenario se complique mas, cuantas mas piezas del tablero acapare cada pais con poder.