Los Estados, los refugiados y la sociedad
by
•La llegada de la flotilla del Aquarius a Valencia con más de seiscientos náufragos recogidos en el Mediterráneo es más un símbolo que una política. Pedro Sánchez ha adoptado una decisión correcta en el fondo y en la forma. El gesto de solidaridad con los abandonados en las aguas sepulcrales del Mediterráneo es bien acogido porque la compasión forma parte también de la condición humana.
Los rescatados han sido recibidos por entusiasmos públicos y privados. Pero hay cada día muchos otros refugiados o inmigrantes que cruzan las aguas de nuestro mar. Los Estados actúan de acuerdo con sus protocolos y los acogen en campos de internamiento para después volverlos a enviar a sus tierras de origen. La opinión pública y muchas personas en concreto, al contrario, están dispuestos a acogerlos total o parcialmente para hacerles menos ingrata la vida.
Lo que une a los partidos de extrema derecha, presentes en todos los países de Europa y también en Estados Unidos, es un populismo que parte de la hostilidad contra la inmigración, sobre todo hacia los de procedencia musulmana.
Los rescatados han sido recibidos por entusiasmos públicos y privados. Pero hay cada día muchos otros refugiados o inmigrantes que cruzan las aguas de nuestro mar. Los Estados actúan de acuerdo con sus protocolos y los acogen en campos de internamiento para después volverlos a enviar a sus tierras de origen. La opinión pública y muchas personas en concreto, al contrario, están dispuestos a acogerlos total o parcialmente para hacerles menos ingrata la vida.
Lo que une a los partidos de extrema derecha, presentes en todos los países de Europa y también en Estados Unidos, es un populismo que parte de la hostilidad contra la inmigración, sobre todo hacia los de procedencia musulmana.
-
El recientemente fallecido Tzvetan Todorov, filósofo búlgaro afincado en París, decía que hoy la amenaza son los extranjeros. Si son musulmanes, doblemente. “Porque no son ni europeos ni cristianos. Lo grave es que la derecha tradicional, para cortar el paso a la extrema derecha, copia sus programas. Este miedo a los inmigrantes, al otro, a los bárbaros, será nuestro gran primer conflicto en el siglo XXI”.
El recientemente fallecido Tzvetan Todorov, filósofo búlgaro afincado en París, decía que hoy la amenaza son los extranjeros. Si son musulmanes, doblemente. “Porque no son ni europeos ni cristianos. Lo grave es que la derecha tradicional, para cortar el paso a la extrema derecha, copia sus programas. Este miedo a los inmigrantes, al otro, a los bárbaros, será nuestro gran primer conflicto en el siglo XXI”.
-
Donald Trump y los gobiernos de Hungría y Polonia han construido su argumentario en la hostilidad hacia los de fuera. Y con este mensaje simple y engañoso ganan elecciones, levantan fronteras humanas, defienden la unidad nacional que consideran amenazada por los que vienen de fuera. Un arquitecto y escritor alemán hablaba de los “gastarbeiter” que suplieron la mano de obra que necesitaba Alemania para su reconstrucción después de la guerra: “llamamos a mano de obra y vinieron personas”.
Las dos razones principales, a mi juicio, para abrir la mano y ser generosos con la inmigración es que aumenta la productividad económica y corrige al alza la curva demográfica que en Europa nos lleva ahora a sociedades progresivamente envejecidas. Desde 1995 a 2005 llegaron a Catalunya, por ejemplo, más de un millón de personas que muchos de ellos todavía están y no tienen intención de regresar a sus países de origen. ¿Quién se encargaría de los trabajos del campo en un tiempo de huida masiva de los agricultores de sus tierras? ¿Quién cuidaría a las personas mayores? Si se fueran los que llegaron hace quince años el país entraría en colapso.
Pienso que los refugiados e inmigrantes hacen más fuerte a un país y, a la vez, lo hacen mejor, más abierto, más acogedor, más solidarios y más dispuesto a comprender los mundos ajenos que nos rodean. La historia demuestra que la inmigración, a lo largo de los siglos, ha sido beneficiosa tanto para los países que la han recibido como para los que la han enviado.
-
-
Ya sé que la situación es mucho más compleja y que el buenismo no puede orientar las políticas inmigratorias. También es evidente que con el voluntarismo no es suficiente. Hay que dotar de espacios dignos a los sobrevenidos, atenderlos en la educación y en la sanidad, hacerles sentir que no son extranjeros sino nacionales recientes con todos los derechos y con todos los deberes.
Los choques culturales serán inevitables y posiblemente la inseguridad sea mayor. Pero Europa no puede echar por la borda por el miedo a partidos extremos una labor que la ha convertido, hasta ahora, como el espacio donde más se respetan los derechos y se vive con mayor libertad.
La hostilidad ideológica hacia los inmigrantes y refugiados puede destruir los cimientos de una cierta manera de tratar a los demás, a los distintos, a los forasteros.
-La inclusión es la carta ganadora respecto a la exclusión.
-La inclusión es la carta ganadora respecto a la exclusión.
8 comentarios
Y para evitar la inmigración masiva que sufrimos, no basta con controlar fronteras, hay que invertir en los países del otro lado del Mediterráneo, y conseguir que sus economías crezcan y no necesiten emigrar.
Mientras no se actúe con coherencia, seguiremos sufriendo las consecuencias de nuestras mala políticas.
La pregunta es..y ahora qué?
Qué vamos a hacer con todos ellos una vez hayan marchado cámaras y periodistas que cubran el seguimiento?
Qué podemos hacer para acoger todos los que vienen en noches oscuras en frágiles embarcaciones?
Quien contabilizará los centenares de ahogados en nuestro mar?
Y a los gobernantes de los paises de origen, nadie les puede decir que son unos miserables?
Y toda esa gente votante de extrema derecha….no se les ocurre pensar cómo deben estar en su país cuando unos padres creen que es más seguro embarcar a unos niños en un incierto mar antes que quedarse en casa?
La gente piensa? Tiene sentimientos?……..