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Miquel Caminal y el federalismo

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Miquel Caminal y el federalismo

 http://www.lavanguardia.com/opinion/articulos/20140731/54413367954/miquel-caminal-federalismo-borja-riquer-opi.html

Meses antes de su muerte, Miquel Caminal escribió una Trilogía federal: tres cartas de un federalista catalán, en donde expresaba su desencanto ante las posibilidades del federalismo en España. Este texto partía de una esmerada y matizada reflexión sobre el federalismo auténtico, para diferenciarlo de los sucedáneos y de los pseudofederalismos que algunos nos pretenden vender. Para Caminal, el federalismo es, por esencia, un pacto realizado a partir de un claro y explícito reconocimiento de la diversidad de sus integrantes. Es un pacto entre iguales, entre colectivos libres que se reconocen mutuamente y se respetan. Y es esta libertad previa la que lleva a una unión realmente voluntaria y sin jerarquías. Una colectividad no puede tener más derechos y reconocimientos que las otras. En todo pacto federal hay que mantener dos lealtades: a la propia colectividad y al mismo pacto con los otros integrantes.

Durante muchos años Miquel Caminal defendió que este federalismo era el que mejor se adaptaría a la plural realidad hispánica. Ninguna colectividad tendría que renunciar a su propia identidad y todas se respetarían mutuamente. Porque este pacto no sería sólo jurídico sino también identitario, dado que buscaba la libre convivencia en la pluralidad. Pero observaba con preocupación que el principal obstáculo que encontraba el federalismo eran todos los nacionalismos, y especialmente el español, tanto en su forma más explícita como disfrazado de constitucionalismo. El nacionalismo español era el responsable de la frustración federalista porque se mostraba incapaz de aceptar la existencia de otras identidades nacionales. Como todo nacionalismo construido y divulgado desde el Estado, el español exigía a todos los ciudadanos su obligada pertinencia: como decía Caminal, era un nacionalismo "por imperativo legal", que negaba la existencia a ninguna nación que no fuera la suya y calificaba los otros sentimientos identitarios de regionalistas.
Miquel Caminal reivindicó siempre la figura de Valentí Almirall, el federalista catalán desencantado de la Primera República que evolucionó hacia el particularismo catalán como única solución política factible. Ahora bien, sólo la izquierda catalanista fue realmente federalista. La derecha catalanista y los sectores más nacionalistas propugnaron inicialmente, y sin éxito, el autonomismo dentro de la monarquía hispánica. En abril de 1931, Macià y los catalanistas de izquierdas intentaron meter un Estado catalán dentro de la nueva república española, pero se quedaron solos defendiendo el federalismo en las Cortes, dado que las izquierdas impusieron eso tan conocido de la "única soberanía nacional". El único éxito conseguido fue el Estatut autonomista de 1932. Después, ya durante la transición del franquismo a la democracia, se comprobó de nuevo cómo el federalismo de las izquierdas españolas era pura retórica. Y así el nacionalismo español se impuso totalmente, como se puede ver sólo leyendo el artículo 2 de la Constitución de 1978.

Hoy es evidente la crisis del modelo constitucional que ha configurado uno el autonomismo obligatorio e igualitario que persiste en no reconocer la existencia de realidades nacionales diferenciadas. Y así, agotado el autonomismo, Caminal consideraba que el tiempo del federalismo también estaba sobrepasado porque durante los últimos 30 años ni las izquierdas españolas, ni las catalanas, habían apostado seriamente por ir hacia un sistema federal, aunque habían tenido la fuerza y la posibilidad de hacerlo. Por eso le parecía poco creíble la propuesta elaborada el año pasado por el PSOE en Granada. Además de estar compuesta desde las urgencias de la coyuntura, y no desde una firme convicción, era una propuesta aguada que mantenía la desigualdad, y por tanto la sumisión, entre las distintas identidades nacionales pactantes. La propuesta socialista no era un pacto democrático entre iguales, pues el nacionalismo español persistía al considerar como inferiores las otras identidades.

Partiendo de su frustración como federalista, Caminal finalizaba su escrito señalando que la política anticatalana del Gobierno Rajoy había unido a los catalanes como nunca. En efecto, el PP había sembrado España de tanto anticatalanismo que había provocado un repliegue ampliamente compartido en Catalunya. Hay que recordar que fue Rajoy quien organizó aquella campaña de recogida de firmas contra el Estatut catalán del 2006 y quien ordenó recurrir ante el Constitucional aquel texto, mientras no hacía lo mismo con otros proyectos de estatuto que tenían artículos similares. Ocho años de anticatalanismo han dado sus frutos y ahora no es fácil rectificar, ni colaborar para revisar la Constitución en sentido federalista. Además, para denunciar toda tentación de pacto del Gobierno español con los catalanistas ya están los manifiestos de los nacionalistas de verdad.

Así, agotada la vía autonomista y frustrada la federal, según Caminal al catalanismo ya sólo le resta la vía de navegar solo hacia la autodeterminación, si esta opción fuera la escogida por la mayoría de los ciudadanos de Catalunya. El carácter excluyente del nacionalismo español proclamado por el PP y aceptado resignadamente por el PSOE no dejaba otro camino. Este sería, con toda probabilidad, un camino difícil y largo. La duda final que se planteaba Caminal era si esta voluntad catalana expresada democráticamente sería respetada o sería ahogada por el gobierno de Madrid. Él, desgraciadamente, ya no vivirá para verlo.
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https://books.google.es/books/about/El_federalismo_pluralista.html?id=QeQDAAAACAAJ&redir_esc=y

EL FEDERALISMO PLURALISTA: DEL FEDERALISMO NACIONAL AL FEDERALISM O PLURINACIONAL


MIQUEL CAMINAL

, 2002
 Este libro defiende la tesis de que el federalismo ha servido a la construcción y permanencia del Estado nacional, perdiendo así su independencia ideológica y normativa como forma de organización política y social. Para ser una vía o modelo de transformación y superación del Estado nacional, el federalismo tiene que liberarse del nacionalismo y recuperar su fuerza normativa como modelo alternativo y superador de la era de los nacionalismos. A este federalismo, como medio y vía de transformación del Estado nacional, se le da la denominación de federalismo pluralista en contraposición al federalismo nacional que ha sido la forma federal dominante en los dos últimos siglos. El federalismo sólo puede ambicionar ser una vía para resolver y superar la confrontación nacionalista si su uso jurídico e institucional se hace sobre la base de una cultura federal. No hay lugar para las soluciones federales dentro de la cultura nacionalista. Siempre quedará un pero del que piensa que tiene derecho a más y un recelo de quien piensa que ha cedido de más. La cultura nacionalista defiende el nosotros, la cultura federal es imposible sin el otros. Es verdad que mientras se viva en la era del nacionalismo y de los Estados nacionales (el blanco) no hay argumentos para negar el principio de las naciones a la autodeterminación (el negro) en un eterno círculo vicioso. Al fin y al cabo los Estados son los únicos que se han autodeterminado. ¿Por qué no pueden hacerlo las naciones sin Estado? ¿Por qué Israel y no Palestina? El federalismo pluralista se ofrece como una vía posible de transformación del Estado en la era de la globalización, donde el espacio político estatal deja de estar delimitado por muros o fronteras nacionales, para penetrar y ser penetrado por la acción política transnacional que irá dejando en la obsolescencia el viejo Estado soberano.
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Por su parte, la propuesta de federalismo pluralista de Miquel Caminal, cuya tesis central es la separación del federalismo político de los nacionalismos estatales, aboga por una constitucionalidad sobre la base de una cultura federal, que permita desarrollar y profundizar la democracia: [...] La razón positiva del federalismo frente al nacionalismo es que puede promover el pluralismo en varias dimensiones: policentrismos frente al monocentrismo , plurinacionalidad frente a la nacionalidad única, multiculturalismo frente al monoculturalismo. [...] La razón federal negativa, que defiende el espacio de libertad, de seguridad y de gobierno ante y junto al otro, y la razón federal positiva, que promueve la participación política y la interrelación cooperante y solidaria entre los diversos actores políticos vinculados por el pacto federal, son los pilares de un federalismo republicano y pluralista como vía de continuidad y cambio de las actuales democracias liberales en el proceso de profundización de la democracia (Caminal, 2002: 156). ...
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https://www.pressreader.com/spain/la-vanguardia/20180124/281814284287563

https://elpais.com/autor/miquel_caminal_badia/a/

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