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La incontenible infantilización de Occidente y el infantilismo p....

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La incontenible infantilización de Occidente y

el infantilismo político

1-La incontenible infantilización de Occidente

 La adolescencia se extiende hoy hasta edades muy avanzadas, generando una sociedad inmadura.


 Desde hace años, sociólogos, antropólogos o psicólogos vienen advirtiendo sobre la infantilización de la sociedad postindustrial. La media de edad aumenta incesantemente, la población envejece, pero los rasgos adolescentes permanecen en una porción significativa de sujetos adultos. La juventud se ha convertido en icono de culto, objeto de incesante alabanza, de veneración. Lo grave no es que la gente intente aparentar juventud física, recurra en exceso a la cirugía estética o a los implantes capilares. Es más preocupante que un creciente porcentaje de adultos se afane en el cultivo consciente de su propia inmadurez. Hoy día no son los jóvenes quienes imitan la conducta de los adultos… sino al revés. La experiencia, el conocimiento que proporciona la edad no es ya virtud sino rémora, un lastre del que desprenderse a toda costa. It’s so hard to get old without a cause. Youth is like diamonds in the sun, and diamonds are forever.


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La adolescencia se extiende hoy hasta edades muy avanzadas, generando una sociedad inmadura, unos sujetos que exigen cada vez más de la vida pero entienden cada vez menos el mundo que los rodea
Marcel Danesi, profesor de antropología y autor del libro “Forever Young”, describe este síndrome colectivo: la adolescencia se extiende hoy hasta edades muy avanzadas, generando una sociedad inmadura, unos sujetos que exigen cada vez más de la vida pero entienden cada vez menos el mundo que los rodea. La opinión pública tiende a considerar la inmadurez deseable, incluso normal para un adulto. Como resultado, cunde una sensación de inutilidad, de profunda distorsión: quienes toman las decisiones cruciales suelen ser individuos con valores adolescentes. Va desapareciendo la cultura del pensamiento, de la reflexión, del entendimiento y es sustituida por el impulso, la búsqueda de la satisfacción instantánea. La infantilización se impone.
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El discurso político se simplifica, dogmatiza, se agota en sí mismo, se limita a meras consignas, sencillas estampas. Pierde la complejidad que correspondería a un electorado adulto. En concordancia con la visión adolescente del mundo, no se exige en los líderes políticos ideas, capacidad de elaboración, sino belleza, atractivo, tópicos, divertidas frases, una imagen que conecte con un electorado envejecido en edad pero muy rejuvenecido en mentalidad.

Infantilización: los derechos, o privilegios, imperan sobre los denostados deberes

Los nuevos tiempos son testigos de la preponderancia de los rasgos infantiles sobre los maduros. La impulsividad, los instintos, dominan a la reflexión; el placer a corto plazo a la búsqueda del horizonte. Los derechos, o privilegios, imperan sobre los denostados deberes, esas pesadas obligaciones de un adulto. La inclinación a la protesta, al pataleo, domina a la auto superación. Y la imagen se antepone al mérito y el esfuerzo.

Resulta preocupante la fuerte deriva de la prensa hacia el puro entretenimiento, la mera diversión, en detrimento de la información y análisis rigurosos.
Los medios de comunicación actúan en consecuencia: incluso la prensa más seria promociona el cotilleo más obsceno, el chascarrillo, el escándalo, esas noticias que hacen las delicias del público con mentalidad adolescente. Resulta preocupante la fuerte deriva de la prensa hacia el puro entretenimiento, la mera diversión, en detrimento de la información y análisis rigurosos. La preponderancia de ubres y glúteos sobre la opinión razonada.
El creciente infantilismo fomenta la difusión de miedos, esos temores inventados o exagerados que generan los reflejos distorsionados de la calle en la oscuridad de la habitación. Surge unasociedad del pánico, tremendamente conservadora, que en el cambio ve peligros, no oportunidades. Una colectividad asustadiza, víctima fácil del terrorismo internacional. Jamás fue el mundo tan seguro como en el presente; pero nunca el ciudadano medio vivió tan aterrado. Ni el intelectual tan temeroso de escribir lo que ocurre.
Vivimos en una sociedad bastante cobarde, insegura, que se asusta de su sombra, de lo que come o respira, que siente pánico ante noticias que, por definición, no son más que excepciones. Prueba de ello es la creciente atracción por el milenarismo: igual que en la Edad Media, los predicadores del Apocalipsis ejercen una singular fascinación, aunque sólo pretendan llenarse los bolsillos.

El populismo, culminación de la infantilización

Muchos olvidan que la madurez consiste básicamente en la adquisición de juicio para distinguir el bien del mal, la formación de los propios principios y, sobre todo, la disposición a aceptar responsabilidades. Y que los dirigentes han contribuido con todas sus fuerzas a diluir o difuminar la responsabilidad individual. A sumir al ciudadano poco avisado en una adolescencia permanente. El Estado paternalista aseguró al súbdito que resolvería hasta la más mínima de sus dificultades a cambio de renunciar al pensamiento crítico, de delegar en los dirigentes todas las decisiones. Fue la promesa de una interminable infancia despreocupada y feliz.
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La mentalidad infantil encaja muy bien en la sociedad compuesta por grupos de intereses, que tan magistralmente describió Mancur Olson. Unas facciones que actúan como pandillas de adolescentes en entornos donde escasea la responsabilidad, donde el grito, la pataleta, el alboroto, son vías mucho más eficaces para conseguir ventajas que el mérito y el esfuerzo. Un marco donde predomina quien más vocifera, “reivindica”, apabulla. O el que tiene más amigos, mejores contactos e influencias. Raramente quién aporta razones más profundas.

El populismo constituye la fase final, el perfeccionamiento del proceso de infantilización
El populismo constituye la fase final, el perfeccionamiento del proceso de infantilización, la cosecha definitiva de esas semillas sembradas concienzudamente por los dirigentes del Mundo Occidental. Nada tan significativo como el discurso arbitrista, empachado de “lo público”, proclive al reparto de prebendas, tendente a eliminar los restos de responsabilidad individual. Líderes adolescentes y caprichosos para una sociedad infantil, anestesiada, entretenida con los juguetes que los de arriba dejan caer a voluntad.

Disidentia es un medio totalmente orientado al público, un espacio de libertad de opinión, análisis y debate donde los dogmas no existen, tampoco las imposiciones políticas
  • https://disidentia.com/incontenible-infantilizacion-occidente/

 2-El infantilismo político

«El pacto es una de las mejores expresiones de la democracia. Pero exige cesión, y el contexto no es el más propicio para ello»


Si algo le falta al momento político de la España actual es responsabilidad. Aquí nadie responde de nada. Rubalcaba y su entorno se pasean como si no tuviesen que ver con los casi ocho años de Gobierno de Zapatero, ni aún menos con sus consecuencias: quiebra de nuestra economía, de nuestra imagen exterior y de nuestra convivencia. Los ciudadanos también nos resistimos a asumir la cuota de obligación sensata que nos corresponde por vivir en una sociedad libre, abierta y democrática. Seguimos convencidos de que el Estado «padre» debe proveernos de todo. No queremos recuperar la madurez de asumir nuestras propias cargas y, como ciudadanos «hijos», queremos que quien tiene el poder nos lo resuelva todo. De ahí la crispación que hierve en algunos sectores de la sociedad. Consecuencia inevitable de unas expectativas frustradas, engordadas por la cómoda creencia de que el Estado es omnipresente, omnipotente y capaz de solventar hasta la última de nuestras dificultades. ¡Qué error! Sobre todo porque esa perspectiva representa renunciar a lo más valioso que, junto a la vida, tenemos: la libertad individual y el libre albedrío.
Que nadie entienda que desprecio el gran avance que ha representado en el último medio siglo la consolidación del Estado del bienestar en Europa. Al contrario, me parece uno de los estadios más memorables de la historia colectiva del hombre, que apenas está presente en la mayoría de los países, a excepción hecha de nuestro continente. Pero en el malestar en el que estamos instalados, cobra un peso significativo esa vivencia de inmadurez e infantilismo políticos, según la cual otros son los responsables de mis desgracias y nunca yo. Los valores de desarrollo personal, crecimiento y sacrificio están hoy totalmente desprovistos del aplauso y el reconocimiento público. Y, sin ellos, la sociedad de la que formamos parte crece débil, carente de iniciativa, pasiva, quejicosa pero a la vez acomodadiza, insatisfecha por necesidad.

  • El mayor problema de España es la crisis de un proyecto común
El mayor problema actual de España no es ya la crisis económica, aun siendo lo grave que es. El mayor obstáculo para volver a levantarnos es la crisis de un proyecto común, donde todos tenemos que ser responsables. Ahí es donde se puede estar equivocando el presidente del Gobierno; no en otros asuntos, como algunos pretenden confundir con sus clamores individuales. Se equivoca Mariano Rajoy al no plantear la salida del amplio catálogo de dificultades que padecemos como una misión colectiva a la que estamos llamados cada uno; al no formular una propuesta a toda España de esfuerzo global como vía para recuperar nuestra autoestima y madurez. No puede ser el «padre» responsable de todo. Aquel a quien todo se le exige, igual que todo se le reprocha. El Gobierno debe ejercer de líder y catalizador. Si el proyecto es de todos, habremos ganado, y en particular quien haya tenido el talento de encabezarlo.
Escribí ya en otra ocasión, en estas mismas páginas de ABC, que los españoles debemos abandonar la épica de la Transición y ganar la dificultosa y aburrida normalidad democrática. Y en ese empeño, desde luego, se encuentra más el presidente Rajoy que otros muchos actores de la vida pública que, por unas u otras razones, están peor intencionados en el camino del logro de esa rutina democrática.
El pacto, en efecto, es una de las mejores expresiones de la democracia. Pero exige cesión, y a nadie se le escapa que el contexto no es el más propicio para ello. En pocas ocasiones la oposición ha sido más desleal con quien tiene la obligación de gobernar como en este momento de emergencia económica y social. Ese infantilismo político al que me refiero nos está llevando a un enfrentamiento donde vale casi todo. Y donde no se miden las consecuencias.
Apenas sí se han escuchado voces en la oposición, y en especial desde el socialismo, contra el acoso a políticos del PP. Vuelven la cara, ellos, que gobernaron en plena génesis de gran parte de los problemas que acucian a ese ciudadano ahora más debilitado y maleable que nunca. ¿Qué hizo el Gobierno de Zapatero cuando se insultó en una manifestación al entonces ministro de Defensa José Bono? Detener a los autores de gritos y empujones.

  • En pocas ocasiones la oposición ha sido más desleal
¿Qué hizo el diputado valenciano Joan Baldoví cuando era alcalde de Sueca y unos muchachos se presentaron en el pleno con una camiseta crítica con el Ejecutivo de Zapatero? Echarlos. Aunque a él parece que se le ha olvidado lo que hizo entonces, a juzgar por el número, bien parecido, que protagonizó la semana pasada en el Congreso de los Diputados.¿Dónde se alzan en la oposición las voces críticas con los acosos, contra las ocupaciones de propiedades privadas, contra el cerco al Congreso o contra los intentos de romper España? ¿Dónde está la leal oposición? ¿Dónde se encuentran los que tienen que arrimar el hombro para que triunfe el bien común y pacten con quien ahora gobierna?
Están instalados en el infantilismo político. Confunden una actitud crítica y de fiscalización -que por supuesto deben ejercer- con un deterioro activo de la convivencia. Mientras, Rajoy preside el Gobierno de nuestra historia democrática que menos controla a la Policía, a la Fiscalía o a los medios de comunicación públicos. También el que más incomprensión y reproches ha recibido, incluido el fuego amigo, a veces más desleal y por tanto injustificable.
A Mariano Rajoy se le podrán criticar muchas cosas. Quizá buen número de ellas, derivadas del escaso aprovechamiento ventajista que podría estar haciendo de su condición de presidente. De momento, nos ha salvado del rescate de Europa que, no se nos olvide tan pronto, habría supuesto tanto como hipotecar a toda una generación de españoles. Cada día que pasa logramos financiarnos más barato cuando hace un año nadie daba un euro por nuestra economía. El martes tendremos un buen dato del paro. Las exportaciones crecen, a pesar de no haber devaluado el euro y, a diferencia de su antecesor, todos los organismos económicos internacionales reconocen al actual jefe del Ejecutivo sus esfuerzos reformadores. Tal vez los mayores desde la Transición hasta nuestros días.
Ya lo he apuntado. Sólo comete el error de no convertir su proyecto de transformación y puesta al día de España en una misión y esfuerzo colectivos. Si todos sus planes competen en exclusiva a su Gobierno, sus resultados vendrán siempre envueltos en ruidosos reproches y frustraciones, críticas fáciles e insatisfacciones que seguirán reforzando la inmadurez y debilidad de un pueblo que necesita recuperar orgullo y confianza. Si, por el contrario, Rajoy elabora el ansiado relato que fija como horizonte de los próximos años una sociedad más adulta y mejor organizada, el éxito será de toda España. Pero, sobre todo, será de él. Habremos abandonado, entonces sí, el infantilismo político que hoy impera y que tantos desasosiegos nos da.
Reeditado fuente: 5-2013
  • http://www.abc.es/espana/20130505/abci-infantilismo-politico-201305051426.html

3-El infantilismo político

Nuria Sadurni

Hace unos meses que resido en Londres, y trabajo para una compañía que más bien parece la sede de las Naciones Unidas; en ella trabaja gente de todas partes del mundo, hecho que me agrada. Sí, mientras el mundo se globaliza, en mi país continúan debatiendo por temas banales. Durante estos meses creo que he logrado objetivizar lo que está sucediendo en España leyendo la prensa local. Los periódicos británicos mencionan lo que está sucediendo en nuestro país y lo resumen como "infantilismo político propio en un país con menos de 30 años de democracia"; tampoco pasan por alto boicoteos de vinos espumosos y demás debates con sorna.
Pienso que es bastante acertada la definición, porque no olvida que somos latinos, y nos domina la impulsividad, el temperamento, en detrimento de la sensatez y racionalidad. La gente aquí me pregunta y yo intento explicar lo que sucede. Me río, pero al mismo tiempo me avergüenzo pensando que me agradaría algún día leer la prensa internacional y ver que la clase política de mi país por fin ha madurado, ha dejado de perder el tiempo, y ahora se dedica plenamente a asuntos dentro de un marco global como son los aspectos de competitividad.
Pues eso mismo señores, vayan pensando cómo vamos a lograr ser competitivos, con el Estatuto, con los boicoteos, con la imagen que estamos dando en el extranjero. Por cierto, olvidé mencionar que soy y me siento catalana, pero creo que a estas alturas, e inmersa con gentes de todas partes, es lo que menos importa.

  • https://elpais.com/diario/2006/01/20/opinion/1137711604_850215.html

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 20 de enero de 2006

¿Como es posible el infatilismo politico, en tantos asuntos, como el criticar la compra de casa de un politico, como el creer que las empresas no huyen de los territorios con conflcito, como el creer que no habra problemas sociales si enfrentas a una parte de la poblacion contra la otra por motivos ideologicos, o territoriales etc?
 ¿Como es posible el infatilismo politico,al tratar tantos temas no importantes para distraer a la ciudadania de os temas clave como la revolucion industrial y cientifica en la que no estamos preparados? 
 ¿Como es posible el infatilismo politico,alno dedicar recursos a la investigacion, a no tratar e tema de los becarios en investigacion y la huida de talentos?
¿Como es posible que los politicos no les interese que los ciudadanos tenhan nociones de leyes de economia, para evitar las confusiones y contradiciones  con las que debaten ¿que tv publica fomenta? que tipos de debates superficiales fomentan?

  • http://articulosclaves.blogspot.com.es/2018/05/burbujas-son-para-realizar-una.html
  • http://articulosclaves.blogspot.com.es/2018/05/a-crisis-begins-when-we-call-it-crisis.html 

 


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