¿Qué quieren los catalanes?
El barómetro del CEO (Centre d’Estudis d’Opinió), dependiente de la Generalitat de Catalunya, publicó el pasado febrero una encuesta sobre el contexto político de Cataluña (aquí). Se destaca que el apoyo a la independencia está en el 40,8%, con un 52,9% en contra, y también que la relación de Cataluña con el resto de España preferida es la de autonomía para un 36,3% de los entrevistados, mientras la independencia lo es para un 32,9%, el estado federal para un 19,4% y el ser una región para un 6,6%.
Con estos datos intentaré simular distintos mecanismos para votar sobre el estatus de Cataluña. En primer lugar será necesario componer un ránking de las preferencias de cada grupo de votantes. Es razonable pensar que para quien quiere la independencia, el orden de preferencias será de más a menos autonomía, y que para quien quiere que sea una región ocurrirá lo contrario. Como hay un apoyo del 40,8% a la independencia cuando se plantea “Si o No”, pero hay solo un apoyo del 32,9% cuando hay más alternativas, cabe suponer que la diferencia, 7,9%, viene de algunos federalistas, mientras que el resto de federalistas preferirá la autonomía antes que la independencia (el 11,5% restante). Supondré que los autonomistas prefieren la independencia en último lugar, por lo que quedaría por determinar qué prefieren entre el federalismo y el regionalismo. Comoquiera que solo un 7,7% de los encuestados quieren menos autonomía (solo un 1,1 puntos más que los regionalistas) y el 55,5% quieren más (solo 3 puntos por encima de lo que suman independentistas y federalistas), no tenemos muchos indicios acerca de la segunda preferencia de los autonomistas (tal vez una ligera mayoría de federalistas). Con estos datos se construye la tabla siguiente.
Veamos ahora los distintos sistemas de votación. No incluyo sistemas con cláusulas especiales, que bien podrían establecerse en una hipotética consulta, como mínimos de participación, de apoyo al Sí, de diferencia entre las opciones, de iniciativa parlamentaria, o como referéndums secuenciales para cambiar primero la Constitución o para permitir que una provincia decida antes o después si sigue al resto de la Comunidad Autónoma en caso de votar distinto de ella (analicé este caso aquí), entre otras posibilidades. Primero supondremos un voto sincero y, luego, uno estratégico.
Voto sincero
Sistemade pluralidad (mayoría simple): Gana AUT.
Voto transferible (en cada vuelta se elimina la opción con menos votos): En primera ronda se elimina REG, en segunda ronda se elimina FED y en tercera ronda se elimina IND, independientemente de las preferencias de los autonomistas entre REG y FED. Gana la opción AUT.
Segunda vuelta (las dos opciones más votadas pasan a la segunda ronda): Pasan AUT e IND, entre las que gana AUT.
Ganador de Condorcet (se elige la opción que gane todos sus emparejamientos): la opción FED gana a cada una de las demás por separado.
Recuento de Borda (como en Eurovisión, la opción preferida recibe 3 puntos, las siguientes 2, 1 y cero): La opción AUT recibe 185,9 votos, mientras que la opción FED recibe 203,2 si los autonomistas la prefieren a REG y 160,3 en caso contrario, mientras que si se reparten a medias, se queda con 181,75. Las demás opciones tienen muchos menos puntos. Así que ganará AUT si no hay una clara mayoría de autonomistas que prefieran FED a FEG y ganará FED en caso contrario.
Veto (en cada ronda se elimina la que es menos preferida por más votantes): En primera ronda se elimina REG, en segunda ronda se elimina IND y en tercera ronda se elimina AUT, independientemente de las preferencias de los autonomistas entre REG y FED. Gana la opción FED.
Pregunta 2014 (Estado federal sí o no. En caso positivo, independencia sí o no): Estado No: 42,9; Estado Sí; 52,3. Se aprueba el Estado federal. Independencia Sí: 32,9, No: 42,9+19,4. Gana FED.
Voto estratégico
Sistema de pluralidad: Los regionalistas votarían AUT y los Federalistas-2 no votarían IND, así que seguiría ganando AUT a no ser que los independentistas votaran FED. Lo más probable es que se aglutine el voto en torno a FED y AUT, con lo que ganaría FED.
Voto transferible: Ocurriría más o menos lo mismo que con el voto plural.
Segunda vuelta: Votar por IND en la primera vuelta es reforzar la opción AUT en la segunda. Los independentistas deberían votar estratégicamente FED para que gane a AUT. Ganaría FED.
Ganador de Condorcet: Si en el voto entre IND y FED los autonomistas votan IND, consiguen que FED no sea ganador de Condorcet (no lo sería nadie). Implicaría que FED gana solo dos emparejamientos (frente a AUT y a REG), y quedaría empatado con AUT (que gana frente a IND y a FEG) y con IND (que habrá ganado a FED y a REG). Según cómo se decida el desempate, les interesará (por ejemplo si se decide contando solo los emparejamientos entre ellos). Gana FED (más seguro) o AUT (arriesgado).
Recuento de Borda: Autonomistas y regionalistas pondrán a FED en la última posición y AUT en primera. Lo mismo harán independentistas y federalistas con AUT y FED. En ese caso ganará FED, con más votos en primer lugar, siempre y cuando los votos en segundo y en tercer lugar entre IND y REG estén repartidos para que no gane ninguno de ellos. Esto hace del voto estratégico una situación un tanto incierta.
Veto: Sería muy parecido al voto transferible. Ganaría FED.
Pregunta 2014: No hay cambios por voto estratégico dadas las preferencias.
http://nadaesgratis.es/admin/que-quieren-los-catalanes-1
En la entrada de ayer hacía una simulación de varios sistemas de votación sobre la independencia en Cataluña según las preferencias reflejadas en la última encuesta del CEO. En esta entrada hablaré sobre los cambios en las preferencias.
Qué ha cambiado respecto a tiempos recientes
En barómetros anteriores, la opción IND superaba a la AUT. En estas circunstancias había algún sistema de votación que permitía ganar a la opción IND, como la regla del voto plural, aunque solo en la votación sincera. También hubiera tenido posibilidades en la doble vuelta si un número suficiente de federalistas tuviera la IND por encima de la AUT en sus preferencias, como parecía ser el caso en algunas de las encuestas, y si en ese caso los autonomistas y regionalistas no votaran estratégicamente por FED. Estas posibilidades se han eliminado al bajar el apoyo a la independencia. Solamente el mecanismo de la pregunta de 2014 entendido de manera torticera, por la cual solo contarían los votos Sí-Sí frente a Sí-No si la opción del estado es ganadora en la primera pregunta, sería claramente favorable a la independencia. Algo parecido pasa en alguna interpretación independentista del referéndum ilegal del 1-O, donde solo cuentan los votos de los que participaron.
Qué ha hecho que baje el apoyo a la independencia
El máximo apoyo parece que estuvo en torno a la fecha del 1-O. Tras la actuación de las Fuerzas de Seguridad ese día y el encarcelamiento o salida de España posterior de varios líderes políticos se podían plantear dos hipótesis, entre otras. Según la primera, el endurecimiento de las acciones del Estado aumentaría las simpatías por la causa independentista; mientras que según la segunda, al conocerse que el coste de la independencia era mayor de lo que se esperaba, disminuiría su apoyo según un simple análisis de demanda. La disminución del apoyo a la independencia es compatible con esta segunda hipótesis, aunque solo un estudio con datos más completos podría responder si efectivamente esa es la razón. La hipótesis también es compatible con el mantenimiento del porcentaje de votos a partidos independentistas. Los pocos precedentes que pueden tener algún parecido con el caso catalán así lo atestiguan. La tabla al final de esta entrada recoge casos fallidos de independencia en países democráticos occidentales. No son muchos datos, pero es lo que tenemos para empezar a hacernos alguna idea de lo que puede pasar. Por supuesto, el largo plazo es inescrutable, pero para el corto y medio plazo pueden servirnos de guía.
(Los datos sobre las Islas Feroe pueden consultarse aquí: F1, F2, F3, F4. Sobre Quebec: Q1, Q2, Q3, Q4, Q5. Euskadi: E1, E2, E3, E4, E5, E6. Escocia: S1, S2, S3, S4. Cataluña: C1, C2, C3.)
Me gustaría terminar con un par de apreciaciones sobre el futuro. En ausencia de una independencia unilateral, por no poder ser mantenida por la fuerza o por no ser deseada, cualquier manera de llegar a una situación que implique la posibilidad de independencia tras un proceso de decisión habrá sido acordada entre las distintas partes. En las hipotéticas negociaciones, como en toda negociación, tendrá las de ganar aquella parte a quien más favorezca el statu quo, quien sea más paciente, quien tenga más que ganar por un efecto reputación, quien puede manejar mejor los riesgos y quien tenga más fuerza, entre otras consideraciones. Independientemente de los deseos o lo que cada cual considere justo, cualquier análisis objetivo dará al Gobierno español una mayor posición negociadora, a no ser que los socios europeos presionen muy fuertemente en dirección contraria.
En estas circunstancias, y dadas las lecciones de la Ley de Claridad de Canadá y la experiencia del Brexit, los acuerdos para la posible independencia incluirían, seguramente, la necesidad de que el Parlament solicitara esa opción con mayoría cualificada (como se pide para reformar el Estatut), un mínimo de participación, una mínima diferencia entre el Sí y el No y la posibilidad de que las provincias donde no gane el Sí permanezcan en España, entre otras posibilidades. Estas provisiones benefician la posición del statu quo o alguna de sus variaciones, pero dada la correlación de fuerzas tendrían muchas posibilidades de ser incluidas.
¿Quiere decir esto que la independencia es imposible? Según mi análisis, solo si no hay una mayoría muy amplia a favor que haga inevitable el proceso. Si es bueno o malo que sea necesaria tanta mayoría es parte de nuestras valoraciones subjetivas.
Qué ha cambiado respecto a tiempos recientes
En barómetros anteriores, la opción IND superaba a la AUT. En estas circunstancias había algún sistema de votación que permitía ganar a la opción IND, como la regla del voto plural, aunque solo en la votación sincera. También hubiera tenido posibilidades en la doble vuelta si un número suficiente de federalistas tuviera la IND por encima de la AUT en sus preferencias, como parecía ser el caso en algunas de las encuestas, y si en ese caso los autonomistas y regionalistas no votaran estratégicamente por FED. Estas posibilidades se han eliminado al bajar el apoyo a la independencia. Solamente el mecanismo de la pregunta de 2014 entendido de manera torticera, por la cual solo contarían los votos Sí-Sí frente a Sí-No si la opción del estado es ganadora en la primera pregunta, sería claramente favorable a la independencia. Algo parecido pasa en alguna interpretación independentista del referéndum ilegal del 1-O, donde solo cuentan los votos de los que participaron.
Qué ha hecho que baje el apoyo a la independencia
El máximo apoyo parece que estuvo en torno a la fecha del 1-O. Tras la actuación de las Fuerzas de Seguridad ese día y el encarcelamiento o salida de España posterior de varios líderes políticos se podían plantear dos hipótesis, entre otras. Según la primera, el endurecimiento de las acciones del Estado aumentaría las simpatías por la causa independentista; mientras que según la segunda, al conocerse que el coste de la independencia era mayor de lo que se esperaba, disminuiría su apoyo según un simple análisis de demanda. La disminución del apoyo a la independencia es compatible con esta segunda hipótesis, aunque solo un estudio con datos más completos podría responder si efectivamente esa es la razón. La hipótesis también es compatible con el mantenimiento del porcentaje de votos a partidos independentistas. Los pocos precedentes que pueden tener algún parecido con el caso catalán así lo atestiguan. La tabla al final de esta entrada recoge casos fallidos de independencia en países democráticos occidentales. No son muchos datos, pero es lo que tenemos para empezar a hacernos alguna idea de lo que puede pasar. Por supuesto, el largo plazo es inescrutable, pero para el corto y medio plazo pueden servirnos de guía.
(Los datos sobre las Islas Feroe pueden consultarse aquí: F1, F2, F3, F4. Sobre Quebec: Q1, Q2, Q3, Q4, Q5. Euskadi: E1, E2, E3, E4, E5, E6. Escocia: S1, S2, S3, S4. Cataluña: C1, C2, C3.)
Me gustaría terminar con un par de apreciaciones sobre el futuro. En ausencia de una independencia unilateral, por no poder ser mantenida por la fuerza o por no ser deseada, cualquier manera de llegar a una situación que implique la posibilidad de independencia tras un proceso de decisión habrá sido acordada entre las distintas partes. En las hipotéticas negociaciones, como en toda negociación, tendrá las de ganar aquella parte a quien más favorezca el statu quo, quien sea más paciente, quien tenga más que ganar por un efecto reputación, quien puede manejar mejor los riesgos y quien tenga más fuerza, entre otras consideraciones. Independientemente de los deseos o lo que cada cual considere justo, cualquier análisis objetivo dará al Gobierno español una mayor posición negociadora, a no ser que los socios europeos presionen muy fuertemente en dirección contraria.
En estas circunstancias, y dadas las lecciones de la Ley de Claridad de Canadá y la experiencia del Brexit, los acuerdos para la posible independencia incluirían, seguramente, la necesidad de que el Parlament solicitara esa opción con mayoría cualificada (como se pide para reformar el Estatut), un mínimo de participación, una mínima diferencia entre el Sí y el No y la posibilidad de que las provincias donde no gane el Sí permanezcan en España, entre otras posibilidades. Estas provisiones benefician la posición del statu quo o alguna de sus variaciones, pero dada la correlación de fuerzas tendrían muchas posibilidades de ser incluidas.
¿Quiere decir esto que la independencia es imposible? Según mi análisis, solo si no hay una mayoría muy amplia a favor que haga inevitable el proceso. Si es bueno o malo que sea necesaria tanta mayoría es parte de nuestras valoraciones subjetivas.