Yo soy de los otros
Me hablan de “los otros catalanes”. Parece que dan por supuesto que en Cataluña vivimos dos grupos: los catalanes y “los otros”. Claramente, yo debo ser de “los otros”, porque mis 8 primeros apellidos son aragoneses y vascos, 4 y 4.
O sea, no doy el mínimo necesario ni para hacer una película sobre mis 8 apellidos. Y, peor aún, soy incapaz, yendo hacia arriba en mi árbol genealógico, de encontrar más apellidos, sean aragoneses, vascos, andorranos o de Kosovo. 8 y prou.
Y, además, no sé hablar catalán, aunque lo entiendo bien. Cuando pongo la tele, muchas veces no distingo si están hablando castellano o catalán. Pero el asunto ha empeorado porque me he vuelto mayor, muy mayor y he perdido audición; y aunque voy con un audífono buenísimo, no afina lo suficiente como para que comprenda perfectamente idiomas que no son el castellano (catalán, inglés).
Veo los resultados de un panel, que dicen que yo, o sea, uno de “los otros”,
- Estoy por debajo del número de personas que viven aquí y que han nacido en Cataluña.
- No he nacido en Cataluña.
- Mi lengua propia es el castellano.
- No soy bilingüe en la práctica.
- Tengo estudios universitarios. De Zaragoza me trasladé a Terrassa, cuando se llamaba Tarrasa, para hacerlos, en la Escuela Superior de Ingenieros de Industrias Textiles.
- Creo que el procés ha tenido un impacto muy negativo en la economía de Cataluña.
- Creo que también ha tenido un impacto muy negativo en la convivencia en Cataluña.
- Creo que el Govern y otros cometieron un delito de rebelión, por lo que
- Creo muy justificada la actuación judicial.
- Y apoyo totalmente el artículo 155, sobre todo después de ver lo contentos que están unos farmacéuticos amigos míos, que han cobrado los atrasos de la Generalitat por transferencias del Gobierno de España.
Es decir, resumiendo, no soy “soberanista de origen y destino”, como veo en un titular de la Vanguardia del lunes pasado.
Pero hay más. Yo no he “chupado” de Cataluña. He trabajado aquí, he creado puestos de trabajo aquí y he tenido un montón de hijos aquí, con lo que, con todos mis respetos hacia los que juguetean -he dicho JUGUETEAN- con esta Autonomía, o sea, los fugados, los encarcelados por cometer delitos, los que reivindican su propio liderazgo, los que preparan las municipales, los que convocan el pleno de investidura, los que desconvocan el pleno de investidura, los que exigen un acuerdo para constituir el Govern y los que, con el dedo pulgar levantado a lo Trump se reivindican como eje central de no sé qué -tampoco lo saben ellos-, tengo que decirles que, por favor, se pongan a trabajar en serio.
Trabajar en serio empieza por irse a su casa y dejar de hacer el payaso. Eso lo hacen muy bien, está demostrado. Lo otro, lo hacen de pena. También está demostrado.
Me voy a la Moncloa.
Mariano, quizá no es este el momento para reexaminar el modelo de Estado, pero nunca es demasiado pronto ni demasiado tarde para hacer lo que hay que hacer.
Me sobran autonomías y veo que Cataluña funciona bien con el 155. Quizá los de Madrid tienen más trabajo que antes. Pues que les suban el sueldo. Y haremos cuentas restando de la subida de allí lo que nos ahorremos aquí.
Ha llegado el momento de tomarse en serio el Estado de las Autonomías. Ha llegado el momento de hacer cuentas, de ver lo que nos cuesta, de ver cuántas personas sobran y de comparar lo que costaría un Estado más centralizado y con menos personas capaces de meter la mano en los ríos de dinero -ya bastante secos, por el uso- que de un modo u otro, fluye por Aragón, La Rioja, Extremadura, Castilla-La Mancha, Castilla León…así hasta 17.
Ya hemos hecho lo difícil: el 155 en Cataluña. Ya hemos perdido la vergüenza. Pues ánimo: otro 155 en otra autonomía. Y otros gobiernos intervenidos. Ahora ya no hace falta encarcelar a nadie ni nadie querrá escaparse a Waterloo porqueWaterloo ya está ocupado.
Y a tomarse en serio la política…los que queden. Que, lógicamente, quedarán pocos, comparados con los números actuales, que no podemos soportar.
Cuando oigo que no hay dinero para las pensiones, ni hay dinero para cosas serias, pero sí que lo hay para pagar los caprichos autonómicos, para pagar fugas, para pagar videoconferencias de huidos y supongo que también hay para darles de comer, porque veo sus fotos y estos chicos están bien alimentados, de lo que me alegro mucho, y hay dinero para el procés…me pongo un poco nervioso.
Ya me gustaría tener unos presupuestos generales de goma, pero son de madera. Siempre que alguien quiere proponer algo, debe decir de qué partida vamos a sacar el dinero. Porque si no, estos mozos funcionan con la más absoluta falta de criterio, gritando “¡quiero dinero!” y pataleando con rabieta cuando no se lo dan, ignorando aquello tan viejo de que de donde no hay, no se puede sacar.
Comprendo que nuestros gobernantes quieren defender su sillón y prefieren enzarzarse en discusiones sobre las condenas de algunos salvajes que matan críos antes que meterse a fondo en la organización de nuestra Patria. (Hablo de España). Quizá lo de las condenas es más populachero, sobre todo con la sangre caliente, pero yo eso se lo dejaría a los jueces y me dedicaría a hacer un Estado sostenible -palabra de actualidad-, o sea, “que se pueda mantener durante largo tiempo sin agotar los recursos”.
Y el nuestro, en cuanto te descuidas, y ya nos hemos descuidado, agota los recursos, propios y prestados.
L.A.
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No creo que las autonomias tengan marcha atras, es mas creo que es necesario la descentralizacion, pero mas federal, con un bundesrat en vez de un senado, con ministerios repartidos por España, pero con un control mayor en gastos, en incentivos, en pasar cuentas