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¿Cual es el verdadero problema Hombres / Mujeres? Manifestaciones en Spain

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El reconocimiento se lo merece mucha gente, abuelos que cuidan a los nietos, estudiantes que trabajan / estudian/hacen deporte/cuidan a los abuelos, las madres que trabajan fuera y dentro de casa, pero un día también tendrían que dar reconocimiento a los hombres que trabajan de sol a sol llegando a casa muy tarde, para poder sacar la familia hacia delante, a la mayoría ya les gustaría llegar a casa antes para poder ayudar y para poder estar con sus hijos.

En todo caso estoy a favor de las manifestaciones, debido a que los politicos no reaccionan para solucionar estas injusticias.

Estoy a favor de mismo trabajo mismo sueldo.




 









1.Brechas de género en Nada es Gratis: una breve recapitulación

Con motivo de la huelga feminista de hoy, aprovechamos para recordar algunas de las entradas más destacadas sobre brechas de género que hemos publicado en NeG a lo largo de los últimos años (sin pretensión de exhaustividad). Los temas de género han ido ganando prominencia en el blog recientemente. Aunque nuestra antigua colaboradora Sara de la Rica se había encargado de escribir sobre mujer y mercado de trabajo en España desde los inicios, en NeG era un tema minoritario hasta hace relativamente poco. La creciente popularidad de estos temas en el blog refleja el crecimiento de la investigación en temas de economía de género en los últimos años, como queda reflejado en su creciente presencia en los programas de cualquier congreso internacional de economía. También refleja, desde luego, las preferencias personales de varios de los editores y colaboradores actuales.
Para empezar, hemos tratado el tema de la brecha de género en salarios en varias ocasiones, además de la entrada de hoy de Nacho Conde, por ejemplo en esta entrada de Sara de la Rica en 2012, o las más recientes de Virginia Sánchez en 2015 y de Almudena Sevilla en 2016David Cuberes nos habló de las causas y las consecuencias de la baja participación de las mujeres en el mercado de trabajo, y en esta entrada yo misma documenté hace unos meses algunas tendencias recientes en las brechas de género en empleo y salarios en España. Sara también nos ha hablado sobre brechas de género en educación (también Manuel Bagués aquí), y en la ciencia.
También hemos tratado en muchas ocasiones los posibles orígenes de estas brechas de género en el mercado laboral. Ghazala Azmat y Barbara Petrongolo nos contaron aquí lo que podemos aprender de la investigación reciente en economía experimental. Santi Sánchez e Irma Clots nos hablaban de la importancia de los roles y las normas sociales (aquí y aquí), Ainhoa Aparicio de la posible importancia del lenguaje (aquí), Sara de la formación familiar (aquí), y Rosa Ferrer y Ghazala Azmat de la importancia de las aspiraciones y la maternidad (aquí).
Una vez hecho el diagnóstico, es importante considerar lo que se puede hacer al respecto desde las políticas públicas. Manuel nos ha hablado de la efectividad (o no) de las cuotas de género en las listas electorales (aquí y aquí) y en los comités de evaluación académicos (aquí), Irma de las cuotas en política (aquí) y Lidia Farré, de las políticas de conciliación (aquí).
También hemos hablado de temás más espinosos, como la violencia de género (aquíaquí y aquí), el acoso sexual, los micromachismos, o el sexismo entre los economistas, y Fran Beltrán nos ha ofrecido evidencia sobre el maltrato histórico a las niñas en España.
Merece la pena señalar que en muchas ocasiones, los autores de entradas sobre temas relacionados con género han tenido que lidiar con comentarios de lectores, a menudo anónimos, bastante hostiles o incluso insultantes. Las desigualdades de género son un tema que al parecer despierta sensibilidades, y que parece que hay a quien le molesta que se trate como objeto de análisis. Por desgracia, más de un colaborador se ha prometido no volver a tratar cuestiones de género en el blog debido a este tipo de reacciones negativas.
Para los interesados en la investigación sobre género en economía a los que esta entrada los haya dejado con ganas de más, en el blog hemos venido promocionando el taller sobre economía de género que organiza cada año COSME, el Comité sobre la Situación de la Mujer en Economía (aquíaquí o aquí). En el programa de este encuentro podrán disfrutar de una amplia variedad de trabajos de alta calidad sobre el tema.
Aprovecho también la ocasión para celebrar el fantástico trabajo de todas nuestras colaboradoras, actuales (AinhoaIrma y Mireia, ¡sólo 3 de 20! Hablando de brechas de género, no nos olvidamos de las nuestras propias), pasadas (Sara y Lidia), e invitadas (NuriaAlmudenaVirginiaGhazalaRosaBarbaraJuditAna, etc). Esperamos que sigáis contribuyendo al blog con vuestro análisis y reflexiones.
Les deseo a todos y todas un buen 8 de Marzo, y desde Nada es Gratis seguiremos contribuyendo al debate y apoyando la igualdad de género.

 











2.Brechas Salariales de Genero en España

Las mujeres representan el 50% del talento de un país y resultan un activo económico muy relevante, al contribuir de forma determinante en las empresas y en el crecimiento económico. Del Boca, Locatelli (2006) muestran que  cuanto mayor es la tasa de participación laboral de las mujeres de un país mayor es la tasa de crecimiento del PIB. El impacto aun es mayor si conseguimos aprovechar al máximo su productividad potencial.  En el caso de España, sin la incorporación de la mujer al mercado laboral, difícilmente se podría explicar el anterior ciclo de crecimiento de la economía española. En 1985 sólo participaba el 35% de las mujeres en edad de trabajar (15-64), en la actualidad la participación de las mujeres se sitúa por encima de la media de la UE con el 68%. A pesar del espectacular avance, y de estar aproximadamente en la media de los países industrializados, aún estamos lejos de conseguir un mercado laboral que garantice la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres.
En un trabajo reciente con Brindusa Anghel e Ignacio Marra hemos analizado las brechas de género salariales en España. Para ello hemos utilizado la Encuesta de Estructura Salarial Cuatrienal Europea y española para los años 2002, 2006, 2010 y 2014. Hemos estimado la brecha de género en el salario por hora trabajada controlando por todas las características disponibles en la muestra. En concreto en una primera especificación controlamos por características socio-demográficas del trabajador: sexo, edad, nivel educativo y experiencia (modelo simple); y en la segunda especificación añadimos a esta lista de variables características del empleo y de la empresa: tamaño de la empresa, tipo de contrato, tipo de jornada, dummies de ocupación y dummies de sector de actividad (modelo extendido).
Como podemos ver en el gráfico anterior, aunque se ha producido un avance importante puesto que la brecha, controlando por todas las características observables (socioeconómicas y del puesto de trabajo), se ha reducido un 33% desde 2002, nos encontramos aún lejos del equilibrio de género en términos salariales y existen algunas dinámicas preocupantes. En concreto la brecha por hora controlando solo por características socioeconómicas es del 17% (modelo simple), mientras que cuando además se controla por las características de empleo y de la empresa esta es del 13% (modelo extendido).
En primer lugar, la brecha aumenta con la edad: los hombres entre 30-39 años, controlando por todas las características, ganan un 11% más que las mujeres con dicha edad (y mismas características), y los de entre 50-59 años ganan un 15% más.
La brecha salarial ajustada se reduce con el nivel educativo: los hombres con educación secundaria ganan un 14% más y los hombres universitarios un 12% más que las mujeres.
La brecha ajustada aumenta con la antigüedad en la empresa: un hombre con más de 7 años de antigüedad en la empresa gana un 16,4% más que una mujer con la misma antigüedad (y con las mismas características observables).
Las brechas ajustadas también son más altas para los contratos indefinidos: un hombre con contrato indefinido gana un 14% más que una mujer con el mismo contrato y un hombre con un contrato temporal gana un 8% más. Algo similar ocurre con la jornada, la brecha es mayor en los contratos a jornada completa que a jornada parcial.
Sorprendentemente, la brecha salarial ajustada es mayor en las empresas grandes que en las pequeñas: los hombres ganan un 14,3% más que las mujeres en las empresas de más de 200 trabajadores y un 9,4% más en las empresas de menos de 10 trabajadores.
En ocupaciones y en actividad, la brecha es mayor especialmente en las ocupaciones masculinizadas(Artesanos y trabajadores cualificados u Operadores de maquinaria) y en los sectores de actividad con una mayor presencia de los hombres (Industria extractiva, Producción y distribución de energía eléctrica, gas y agua, Manufacturas). En otras palabras, encontramos, que cuanto mayor es el porcentaje de mujeres (tanto en ocupaciones como en sectores de actividad) menor es la brecha ajustada.
Por último, la brecha salarial es especialmente alta en la parte superior de la distribución de los salarios, evidencia del “glass-ceiling effect” en el mercado laboral español.
Hay que mencionar que nuestro análisis carece de una dimensión importante del mercado laboral: los trabajadores que son activos en el mercado laboral pero que no están trabajando. La Encuesta de Estructura Salarial solo recoge información sobre los activos que están trabajando. Al no tenerlos en cuenta, nuestra muestra de trabajadores podría tener cierto sesgo de selección. El trabajo de Nezih, Kaya and Sánchez-Marcos (2014) utiliza otras bases de datos que sí incluyen a todos los trabajadores activos (empleados y parados), por tanto, pueden corregir el sesgo de selección. Los autores encuentran que, controlando por características demográficas, socio-económicas y del empleo la brecha salarial de género se duplica en 2004 y en 2010, cuando se tiene en cuenta la autoselección de las mujeres en el mercado laboral. Los resultados indican que existe una fuerte auto-selección positiva de las mujeres en el mercado laboral y que las mujeres más productivas son las que deciden trabajar. Es por este motivo por el cual las brechas que nosotros obtenemos, al no corregir por el sesgo de selección, es muy probable que estén subestimadas. Estas conclusiones son consistentes con el trabajo de Olivetti y Petrongolo (2008) que encuentra que existe una correlación negativa entre la brecha salarial de género y la brecha de género en empleo entre países. Por tanto, en países con una brecha de género grande en las tasas de empleo cómo es el caso de España, la brecha salarial de género es baja puesto que las mujeres que finalmente deciden incorporarse a un empleo suelen tener competencias de trabajo mejores que las que deciden no trabajar. Dados los resultados de estos trabajos, podríamos afirmar que las brechas salariales de género que nosotros encontramos son infra-estimadas, y que en realidad podrían ser incluso más altas, lo que justificaría incluso más la necesidad de políticas dirigidas a reducirlas.
En definitiva, si a los resultados obtenidos en el artículo unimos el hecho de que prácticamente en todos los indicadores del mercado laboral que se analicen (más incidencia en contratos temporales o parciales, menor tasa de empleo, mayor tasa de paro, mayor tasa de parcialidad no deseada, puestos de responsabilidad, etc.), las mujeres están peor tratadas, no hay duda de que se está produciendo una pérdida de talento y de crecimiento potencial que ninguna economía se puede permitir. Y mucho menos en un contexto de envejecimiento de la población donde según todas las proyecciones realizadas se anticipa una caída muy significativa en la población en edad de trabajar. En este sentido, nuestros resultados subrayan una vez más la necesidad de políticas y actuaciones tanto desde el sector público como a nivel de empresa que deberían llevarse a cabo reducir las brechas de género o al menos para garantizar la igualdad de oportunidades. El paquete de políticas que se está discutiendo en los distintos países industrializados es muy amplio. En concreto,  políticas destinadas a mejorar la conciliación entre vida familiar y vida laboral y a fomentar la corresponsabilidad entre los miembros de la pareja (universalizar la educación de 0 a 3 años, los permisos de paternidad o medidas destinadas a la flexibilidad del empleo), políticas que eviten comportamientos discriminatorios tanto salariales como en los procesos de promoción (los CV ciegos, así como reforzar las leyes de igualdad salarial y aumentar la transparencia salarial); y políticas cuyo objetivo es la corrección del problema de infra-representación femenina en puestos de liderazgo (introducir políticas de cuotas de género progresivas y temporales).
http://nadaesgratis.es/j-ignacio-conde-ruiz/brechas-de-genero-en-espana






Buenos días Ignacio,
¿Por qué tanto énfasis en que esta situación tiene consecuencias económicas negativas? ¿Qué miedo tenemos los economistas a denunciar una situación injusta, sólo por el hecho de ser injusta?
Si efectivamente existe discriminación laboral hacia las mujeres, tal y como tu análisis parece apuntar, entonces da igual si esto es bueno o malo para la economía. Es injusto y hay que corregirlo. Punto. El resto, creo que sobra (o como mucho, puede ser un apunte menor al final del texto).
Si por el contrario no existe tal discriminación, pues las diferencias que observamos en los datos que manejas es fruto de diferencias inobservables en la productividad de hombres y mujeres, entonces ni hay injusticia, ni prejuicio para la economía.
No seamos timoratos y atrevámonos a denunciar las injusticias sin tener que respaldarnos en argumentos de eficiencia.
Un saludo,
Andrés






Estimado Andres,
Una cosa no quita la otra efectivamente. En este caso no solo es injusto sino también ineficiente.



  3.¿Deberíamos reformar las bajas de maternidad y paternidad?


En los últimos años se ha debatido bastante en España sobre la posibilidad de reformar el sistema de bajas y prestaciones por maternidad y paternidad. El debate se ha centrado sobre todo en la conveniencia o no de extender la duración de las bajas remuneradas por maternidad y paternidad, y la posibilidad de acercar ambas en duración (ver por ejemplo aquí o aquí). En esta entrada quiero comparar las políticas de maternidad y paternidad en España con las de otros países de nuestro entorno, y resumir lo que sabemos sobre los efectos de este tipo de políticas, lo que nos debería ayudar a pensar sobre el impacto de posibles reformas.
Prácticamente todos los países garantizan algún tipo de baja de maternidad remunerada. La mayoría de los países ricos también ofrecen baja parental (que puede usar cualquiera de los progenitores) y/o de paternidad. Estas políticas varían mucho entre países en términos de duración, generosidad, protección del empleo, financiación, y cobertura. En su origen, los objetivos principales de este tipo de prestaciones se centraban en proteger la salud de las madres y los niños. En épocas más recientes, se suele mencionar el bienestar de las familias y la continuidad en la trayectoria laboral de las madres.
En la Tabla 1, tomada de este estudio reciente, se comparan los principales elementos de las políticas de apoyo a la maternidad/paternidad en España y otros 10 países europeos, además de Japón, Australia, Canadá, y EEUU, en torno a 2011-15. España destaca (primera columna) por ser el país con mayor protección del empleo tras la maternidad: la duración máxima de la baja/excedencia con garantía del puesto de trabajo es de más de 3 años, sólo comparable a Francia, Alemania y Finlandia, y muy lejos de Australia, Canadá, e incluso Dinamarca y Holanda. Sin embargo, en España sólo un máximo de 16 semanas de baja son remuneradas (columna 4), la duración más breve de todos los países incluidos, excepto EEUU (que no garantiza baja remunerada alguna). Eso sí, el resto de países no remunera el 100% del salario (lo normal es entre el 25 y el 75%). También hay mucha variación en la baja remunerada disponible para los padres (columna 6), y aquí España vuelve a estar entre los países más generosos (excluyendo a Francia y Japón), con dos semanas reservadas para el padre (cuatro desde 2017) para las 16 que suele usar la madre.
¿Qué sabemos sobre los efectos de este tipo de políticas de familia? La mejor recopilación de la evidencia disponible se ha resumido recientemente en dos trabajos (este y este), en los que baso mi discusión.
En primer lugar, ¿cuáles son sus efectos sobre el empleo y la trayectoria laboral de las mujeres con hijos? La evidencia existente parece indicar que bajas de maternidad de menos de un año de duración pueden aumentar la vinculación de las mujeres con el mercado de trabajo justo después de tener un hijo y durante los años siguientes. Sin embargo, bajas de duración más prolongadas pueden tener consecuencias negativas sobre la carrera laboral de las madres (una entrada anterior relacionada aquí).
Se ha argumentado también que las bajas de maternidad y paternidad pueden afectar a la brecha salarial de género. Los estudios disponibles sugieren que bajas de maternidad prolongadas pueden tener efectos negativos sobre los salarios de las mujeres con hijos a medio plazo, sobre todo para las trabajadoras más cualificadas. Los efectos de extensiones en las bajas de paternidad sobre las trayectorias laborales de las madres aún no han sido estudiados lo suficiente, pero hasta la fecha no hay evidencia de efectos importantes (de la baja de paternidad ya nos habló Lídia Farré aquí).
Parece evidente que las bajas de maternidad y paternidad pueden afectar directamente al bienestar y el desarrollo de los hijos. Este tipo de políticas puede afectar al nivel de estrés de las madres, a la cantidad y calidad del tiempo que los padres pasan con el niño o niña en sus primeros meses de vida, y al nivel de renta del hogar, entre otras cosas. Varios estudios han tratado de evaluar el impacto causal de extensiones en la baja de maternidad remunerada sobre el desarrollo de los hijos. El consenso que emerge de estos trabajos parece ser que la introducción de un periodo breve (unos pocos meses) de baja de maternidad puede mejorar el desarrollo de los niños a largo plazo (aquí). Sin embargo, extensiones más allá de esos primeros meses no parecen tener impacto alguno sobre todo un rango de medidas de bienestar infantil, o de resultados a largo plazo (académicos, etc).
Algunos estudios sugieren también que extensiones de la baja de maternidad pueden tener efectos importantes sobre la natalidad (aquí el caso de Austria, aunque en otros países no se ha encontrado efecto).
Por último, ¿cómo afectan las bajas por maternidad y paternidad a las empresas? En España, los empleadores no financian las prestaciones directamente, pero las bajas pueden suponer costes indirectos (de reemplazar temporalmente al trabajador, coordinar horarios y tareas, etc). Bajas más generosas también podrían beneficiar a las empresas, por ejemplo si les permiten retener a trabajadores que de otro modo habrían renunciado a su empleo, o si mejoran la satisfacción de los empleados. La evidencia empírica a este respecto es limitada hasta la fecha. Los estudios existentes no revelan costes muy elevados para los empleadores, pero no he encontrado ninguno que use datos para Europa.
Mi conclusión personal tras estudiar esta literatura es que bajas de maternidad por debajo de un año de duración tienen un impacto positivo sobre los niños y sobre la trayectoria laboral de las madres. Los posibles efectos de bajas de paternidad más generosas que la disponible actualmente en España son inciertos.
También es importante recordar que las prestaciones por maternidad y paternidad pueden ser regresivas (como nos recuerdan aquí), en el sentido de que benefician más a hogares con niveles de renta medio y alto.
Merecería la pena tener en cuenta la evidencia disponible a la hora de evaluar el coste-efectividad de posibles reformas futuras. También es importante hacer explícitos los objetivos que se pretendan conseguir con dichas reformas, sin olvidar los posibles efectos colaterales. En cualquier caso, espero que esta entrada pueda ayudar a poner todas las cartas sobre la mesa en esta discusión.

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