La selección natural es una caja de sorpresas que se caracteriza por el ahorro en las soluciones que encuentra a la hora de resolver problemas de esos que nosotros llamamos de atracción-evitación. Problemas que consumen nuestro disco duro y para los que no siempre encontramos soluciones. Por eso existe una teoria matemática que se llama “teoria de los juegos” y que se ocupa de montar simulaciones para predecir qué sucedería si……
En este caso lo que se trata de predecir es qué sucedería si en el fondo del mar se encontraran un congrio, un pulpo y un bogavante, sabiendo que:
1.- El congrio come pulpo
2.- El pulpo come bogavante
3.- El bogavante come congrio.
Sabiendo que la regla fundamental de la selección natural es ésta: Pez grande come al chico y cómo es sabido que en el mar se pasa mucha hambre, es predecible que en un encuentro entre dos peces de distinto tamaño la tragedia se consumará, pero ¿irremediablemente?
Aqui está la excepción a la regla fundamental.
Pues lo que sucederia es que los tres personajes de nuestro episodio marino se mirarian los tres fijamente y ninguno osaría hacer nada. Lo que sucederia es nada. ¿Pero por qué?
Si el congrio come al pulpo entonces gana el bogavante (que come congrio)
Si el pulpo come al bogavante entonces gana el congrio (que come pulpo)
Si el bogavante come al congrio entonces gana el pulpo (que come bogavante)
Dicho de otra manera: aquel que inicia la partida o toma la iniciativa pierde la partida.
Es por eso que en este caso los tres personajes se limitan a sostener la mirada y a esperar que alguien se equivoque y haga el primer movimiento. Lo sorprendente de esta situación es llegar a conocer cómo saben esto los animales, ¿es que ellos conocen la teoria de los juegos?.
No, el verbo saber en este caso es un antropomorfismo, los animales no necesitan saber nada de nada porque la evolución primero encuentra la solución al problema, (que es no hacer nada) y luego se plantea la pregunta o el problema. Eso hacemos nosotros: nos planteamos la pregunta para saber como funciona ese saber que esta plegado en la evolución. Al fin y al cabo en nosotros funciona sobre todo la selección cultural -que plantea nuevos dilemas a velocidades insospechadas- y no tanto la selección natural que opera en tiempo evolutivo. Por eso los politicos suelen equivocarse, ellos “saben” menos que los congrios, los pulpos y los bogavantes juntos y por eso toman iniciativas destinadas al fracaso.
El mejor politico es aquel que no se nota, ni se ve, ni gobierna, ni toma decisiones o iniciativas, al menos es el que más dura.
Para que usted se convenza le invito a jugar un juego on line. Imagínese que usted se ha convertido en el primer ministro de un país de nuestro entorno. Jugando este juego uno llega a convencerse de que lo mejor en política es no hacer nada. Para ganar este juego (y repetir legislatura en las proximas elecciones) es necesario que antes no le depongan. Lo mejor es no hacer nada. Prueben y verán.
Si hace más bien poco entonces la cosa funciona. Como en el fondo del mar.
Ejemplo extraido del libro de Jorge Wagensberg, “El Gozo intelectual: teoría y práctica sobre la inteligibilidad y la belleza”.