Pantalla tras pantalla
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•El debate va cambiando de temas, de palabras y de escenificación mediática. El derecho a decidir, el referéndum o la misma independencia ya no constan en el argumentario. La pantalla del momento se encuentra en Bruselas y en cómo desactivar la imposible presidencia de Puigdemont, que quiere salir airoso del desaguisado que él pudo evitar convocando elecciones y que ahora pretende enmendar con fórmulas que le garanticen el estatus para convertirse en presidente legítimo de Catalunya sin vivir en Catalunya.
El debate de fondo es también el de cómo se minimizan los costes políticos y económicos de una estrategia fracasada que ha tenido las lamentables consecuencias del encarcelamiento de varios consellers, con el exvicepresidente Oriol Junqueras todavía en la prisión de Estremera, y con Joaquim Forn sin obtener la libertad que también ha sido denegada a Jordi Sánchez y a Jordi Cuixart, presidentes de la ANC y de Òmnium Cultural.
El expresidente Puigdemont y los cuatro exconsellers que huyeron con él a Bruselas después de la fugaz declaración de independencia no tienen intención de regresar porque saben que tendrían que ir directamente a declarar delante de un juez.
Ahora han sido citados como investigados el exmagistrado del Tribunal Constitucional Carles Viver Pi-Sunyer, y el exjuez y exsenador Santi Vidal. El primero por ser el principal artífice del armazón jurídico del nuevo Estado y el segundo por haber publicitado selectivamente los planes del nuevo Estado.
Uno de los errores de cálculo del independentismo es haber confundido a Mariano Rajoy con el Estado. Rajoy es la cara visible por ser presidente del Gobierno pero detrás están todas las instituciones estatales y que no han aceptado el órdago de ruptura unilateral protagonizado por los teóricos y los ejecutivos de la secesión.
¿En qué pantalla estamos ahora? En la de formar gobierno para que se levante el 155 y se recupere la Generalitat y el resto de instituciones que son gestionadas ahora desde Madrid. La pantalla del Consell de la República que propone Puigdemont para ser investido presidente en el exilio en Bruselas el 18 de febrero y posteriormente ratificar la investidura en el Parlament dos o tres días después es tan complicada como fantasiosa.
La pantalla está en los nombres, en el poder y en salvar la cara de un fracaso que ha sido ratificado por más de dos millones de votos en las elecciones pero que es inviable. La realidad es que tanto ERC como muchos diputados de la lista de Puigdemont quieren la investidura de un president que pueda gobernar cuatro años y que no tenga causas pendientes con la justicia. Pide paso una nueva generación de políticos que, sin renunciar a las ideas, se comprometan a gobernar de acuerdo con las leyes. Es la vía más realista.
Publicado en La Vanguardia el 8 de febrero de 2018
11 comentarios
Es tal la comedia que no se me ocurre nada más surrealista.
En 1980 la renta per cápita en España era de 8.000,en 1992 paso a 15.680 y en 2016 a 28.500.En el caso de Catalunya, la parte de Barcelona-Tarragona, y ciudades metropolitanas tienen en la actualidad un 30.800 de renta per cápita, siendo la mas alta de España, el resto de 36 comarcas interiores están en 22.248, por debajo de la media española. Hay un problema de centralización en Catalunya, donde no se distribuye bien la riqueza al resto de territorio, es un problema interno.
El periodo de mas expansión fue entre 1995-2007 con la entrada del euro, podemos decir que la colaboración de España-Catalunya-Europa nos ha permitido mas que triplicar la renta per cápita, y ahora se oyen voces en Catalunya para pedir la salida del euro.