De todos los conversos del procés uno de mis preferidos es, sin lugar a dudas, Ernest Maragall. Y eso que la conversión es un fenómeno de gran tradición en la política catalana. A un lado y otro del espectro ideológico.
Romeva dejó ICV en marzo del 2015 y cuatro meses despues, en julio, ya era cabeza de lista de Junts pel Sí. Mientras que Ada Colau, en su carta de despedida de la PAH en mayo del 2014, aseguró que “no voy a fichar por ningún partido político”. Un año después ya estaba de alcaldesa.
Incluso Mas es un converso. En el 2002 rechazó la independencia un en libro-entrevista que le hizo un periodista de confianza, Rafael de Ribot. Pero en el 2010 volvió a rechazarla en la biografía -més bien hagiografía- que le dedicó Pilar Rahola.
Sin embargo, Ernest Maragall se lleva la palma. La verdad és que a él y a los otros consejeros del PSC que luego se han pasado al soberanismo -como Marina Geli, Montserrat Tura o Quim Nadal- no les les oí nunca una palabra no ya a favor de la indepenendencia sino simplemente del derecho a decidir durante los siete años que algunos de ellos fueron consejeros. Curiosamente todos vieron la luz después de dejar el cargo.
Pero el hermano de Pasqual Maragall es el único que ha conseguido retrasar a sus 75 años -los cumple este viernes- la edad de jubilación. Semejante récord sólo es superado, en la izquierda, por Rafael Ribó; que a sus 72 sigue de Síndic de Greuges.
Aunque, en realidad, lo de Ernest Maragall no es un retraso sino una jubilación dorada. Los jubilados europeos se van a Benidorm o Benalmádena a pasar el invierno y él, en cambio, se fue de eurodiputado a Bruselas donde, como se sabe, impera un clima atroz.
Es cierto que sólo para la mitad del mandato pero tras un período de descanso los de ERC lo han recolocado de diputado en el Parlament. Semejante hazaña -ser diputado por dos partidos- sólo está al alcance de unas pocas mentes privilegiadas. Me recuerda otro ilustre converso, Ferran Mascarell, que consiguió ser consejero de Cultura con el tripartito y con CiU.
No está nada mal para alguien al que se le atribuyó en su tiempo la defensa de la tercera hora de castellano y que fue el encargado de recortar el Estatut por parte del PSC. ¿O es que ya nadie se acuerda de la cena con tortillita incluida con Quico Homs en el 2005 para salvar el texto in extremis?
Montilla cometió el error en su día de ascenderle y pasó de secretario del Govern con su hermano a consejero de Educación. El beneficiado se lo devolvió posteriormente publicando un artículo a página entera en La Vanguardia (“PSC y Catalunya”, 14 de febrero del 2010) en el que aseguraba que el gobierno catalán no tenía un “proyecto integral de país”.
De hecho, el entonces presidente socialista cometió otro error porque tampoco lo cesó. Al contrario, como el segundo tripartito ya estaba a les acaballes lo mantuvo en el cargo. Yo me leí en su día el artículo entero pero lo único que pedía en el penúltimo párrafo era grupo parlamentario del PSC en Madrid. Mucho ruido para tan pocas nueces.
En efecto, nunca le he oído una palabra a favor de la independencia sino más bien de una Europa federal, ya saben aquel "club de países decadentes" en expresión de Puigdemont. El 29 de marzo del 2014, en el consejo nacional que aprobó su inclusión en la lista para les europeas, ya les dijo: "somos aquí porque somos socialistas no porque nos hayamos hecho independentistas". Supongo que para evitar algún infarto entre la audiencia se apresuró a añadir luego: "sabemos que la independencia es la mejor solución para Catalunya".
Y el 10 de abril del 2015, en la presentación del acuerdo entre Alfred Bosch y el Moviment d’Esquerres para las municipales, afirmó que “hemos apostado por un complementariedad entre el independentismo republicano y el socialismo soberano”. Ni una palabra de independencia.
Durante el apogeo de Pasqual Maragall siempre se decía que el inteligente no era él sino Ernest, conocido con el apodo de 'El tete'. Algunos lo comparaban entonces a Fouché o hasta a Maquiavelo. Por su manera de moverse, parece que lamentablemente los hechos les han dado la razón.
X.Rius