La cultura del pacto tendrá que imponerse en los próximos meses porque los electores así lo han decidido. Fue posible en 1996 y se va a intentar ahora de nuevo. Pero, previamente, habría que haber practicado también la cultura de la dimisión. Arrojar la toalla a tiempo puede ser una decepción personal pero también un ejercicio de salud democrática.
La idea de que hay alguien imprescindible o insustituible es banal. Siempre surge un personaje que lo puede hacer igual o mejor. En las elecciones generales británicas del mes de mayo dimitieron los líderes del laborismo, de los liberaldemócratas y el del UKIP cuando todavía no se había terminado el escrutinio. Se habían quedado muy cortos para desbancar a David Cameron del poder. Y se fueron aunque el dirigente del UKIP, David Cameron,Nigel FarageNigel Farage, se desdijo y volvió al cabo de unas semanas. El historial de los partidos por esos mundos está salpicado de muchas dimisiones.
Que el Partido Popular presidido por Mariano Rajoy perdiera más de tres millones y medio de votos respecto a las últimas elecciones generales y no presentara la dimisión la misma noche del domingo es algo que no suele ocurrir en Europa. O que el socialista Pedro Sánchez se dejara por el camino más de un millón y medio de votos sin que tuviera el gesto de irse tampoco se estila por ahí. Sobre todo si, en los dos casos, son incapaces por sí solos de formar un gobierno estable. Lo mismo podía haber hecho Artur Mas en las elecciones del 2012, cuando pidió una mayoría excepcional y pasó de sesenta y dos a cincuenta diputados. Ha arrastrado su debilidad política hasta el día de hoy perdiendo votos cada vez que se han abierto las urnas. Cuando Duran Lleida apareció la noche del domingo sin escaño y con la mitad de votos que en las elecciones del 27 de septiembre pensé que anunciaría su marcha. No lo hizo.No hay cultura de dimisiones, pero también hay excepciones. Joaquín Almunia dimitió como líder de los socialistas españoles la misma noche de las elecciones de marzo del año 2000 porque no obtuvo el apoyo para derrotar a Aznar. Pero consiguió 125 escaños. Seguiría en el Congreso como diputado hasta las próximas elecciones y luego sería una personalidad como vicepresidente de la UE y comisario de la Competencia de Unión Europea. Dimitir puede considerarse un fracaso a corto plazo, pero también una decisión valiente si se observa desde la distancia.
Los pactos vienen dados por las circunstancias del equilibrio de poderes en los parlamentos y gobiernos. En las tertulias y en los comentarios desde la noche del domingo aparecen los conceptos de complejidad, complicación, jeroglíficos, nuevas elecciones a la vista y otras expresiones que denotan la pereza de todos para sentarse con los adversarios, hablar, negociar, ceder y llegar a acuerdos de mínimos para formar gobierno.
En Catalunya llevamos casi tres meses desde las elecciones y no se ha investido presidente todavía. Estamos pendientes de las propuestas de la formación híbrida de Junts pel Sí que ayer explicitó Raül Romeva para que la CUP tenga a bien considerarlas en la asamblea del próximo domingo en Girona. Si se desbloquea la investidura de Mas, asistido por tres vicepresidencias muy ejecutivas y de sensibilidades distintas, tendremos un presidente controlado por su propio gobierno. Hay que esperar a lo que diga la CUP, la formación lo más alejada posible de lo que representa el partido de Mas, que actúa con la fórmula de las asambleas impulsivas y cambiantes.
El independentismo perdió fuerza en las elecciones generales del domingo, en las que se exhibieron los distintos significados que tiene la palabra referéndum para Oriol Junqueras y para Pablo Iglesias, que es quien lo va a defender con más determinación en el nuevo Congreso. En la ambigüedad del significado político de las palabras se puede encontrar el origen de la confusión actual.
Hemos pasado tantas pantallas que no vendrá de una. Ya no se habla de independencia, sino de república catalana. Se prometen medidas de choque sin saber de dónde procederán los fondos para implementarlas. O tenemos una presidencia el 9 de enero o vamos a nuevas elecciones.
Rajoy se ha parapetado cuatro años en su mayoría absoluta y ahora no sabe cómo empezar a hablar con posibles aliados. Ha gobernado, pero no ha hecho política, amparándose en conceptos como la Constitución y la unidad nacional. Tendrá que bajar unos peldaños y debatir todo lo que está en el actual tablero político. Con la Constitución se puede hacer casi todo y la unidad de España no se impondrá por decreto. Los momentos son delicados pero no catastróficos. Se trata de construir un nuevo imaginario en el que sea posible la convivencia a través del debate político y desde la pluralidad. Si las caras viejas no lo pueden hacer, ya lo harán las nuevas que saldrán también de los partidos clásicos.
Publicado en La Vanguardia el 23 de diciemnbre de 2015
No se van ni con agua caliente.
No tienen verguenta tofrera? No tienen amor propio?
Estamos en malas manos y tot plegats tambien somos perdedores.
Mala peça al teler!
Pero aún me alegro más de la incomodidad de los voceros y tertulianos que no saben, como se dice, a que carta quedarse.
Por otro lado no creo que el pueblo llano sufra por esas incertezas (licencia literaria: lo de incertidumbre, como todos los substantivos terminados en “umbre” me resultan agobiantes); las decisiones que afectan a la gente siguen otros ritmos.
Que tengáis todos unas fiestas felices en la seguridad de que el año que viene, forzosamente, va a ser mejor…
Larga Vida y Prosperidad
Tenim uns polítics que s’ho passant molt be parlant d’ells mateixos, pero…” De lo mío, ¿ Que ? “. Perque seguim igual, com sempre….amb gobern ó sense gobern…
el pessebre mateix de cada any amb la mula i el bou
i l ‘ Infant i els tres Reis i l’estrella
Hem obert innombrables camins,tots l’adreça a la cova,
amb correus de vells pelegrins-tots nosaltres- atents a l’auster caminar de la prova.
I en la nit del misteri hem cantat les antigues cançons de la mula i el bou
i l’Infant i els tres Reis i l’estrella
I oferíem la nit amb els ulla i les mans
i cantàvem molt baix,amb vergonya,potser,de saber-nos germans de l’Infant i de tots
en la Nit de la gran Meravella.
Miquel Martí i Pol
Busqueu,en la nit clara, la vostra estrella.
Bones Festes !