Largas colas en las agencias de bancos. Las oficinas, no daban abasto. Semblantes de inquietud y preocupación. Creo que no hay para tanto porque una supuesta independencia unilateral no será reconocida por ningún país de la UE. Pero el hecho de que dos entidades financieras hayan anunciado que trasladarán su sede social fuera de Catalunya han disparado los rumores.

En el campo soberanista ha bajado el entusiasmo. Por la sencilla razón que los gobiernos y las instituciones europeas, sin excepciones, han dicho que fuera de la ley no van a aceptar Catalunya como un nuevo estado. Artur Mas dijo en 2015 que nadie se fiara de los que vaticinaban la salida de bancos de Catalunya. Ya han salido. Hoy nos dice en el Financial Times que “Catalunya no está preparada para la independencia real”.

Puigdemont está a punto de dar el paso de ruptura pero ahora quiere agotar la mediación, la negociación o los pactos. Viviremos otros días históricos envueltos en las ilusiones y las banderas. Estamos en el borde del precipicio con cada vez más dramatismo y más incertidumbre.

Mariano Rajoy pensó desde el primer momento que el tiempo lo arreglaría todo, la ley vendría después y finalmente la policía y la guardia civil rematarían a los que se atrevieran a votar. Le salieron urnas de debajo de las piedras y la imagen que se transmitió al mundo era que en España se pegaba a los ciudadanos por ir a votar. Qué error de inmovilidad. Movió la logística y se olvidó de la política. Europa se ha puesto de su lado pero le ha indicado también que tiene que buscar salidas pactadas. La fuerza no va a conseguir nada.

Puigdemont se presentará el martes al Parlament y puede declarar la ruptura unilateral. Pero como decía hoy The Economist en el resumen de su editorial “Catalunya está al borde de declarar la independencia, pero no es demasiado tarde para regresar de la calamidad”. Aquí todo el mundo pensaba tener plan B y resulta que nadie lo tenía. El único plan que ha funcionado es el de la CUP que ha conseguido desestabilizar el sistema político catalán, ha empujado a bancos y empresas fuera de Catalunya y ahora le queda declarar la independencia, salirnos de Europa y abandonar el euro.

Es el programa que se ha cumplido. Estaba en su discurso electoral. Destituyeron a Artur Mas y mantienen a Puigdemont en marcaje próximo hasta el punto que la capacidad de maniobra que tiene es la de llevarnos a todos hacia el caos o bien convocar unas elecciones generales. La CUP se lo va a exigir. La ruptura no sólo sería con España sino con Europa.

 http://www.foixblog.com/2017/10/06/goleada-de-la-cup/