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Tiempos de elecciones, tiempos de repasar a las personas inteligentes...P.Pettit, S.Giner,Jaspers, dame tu libertad

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Una verdad sin interés puede ser eclipsada por una falsedad emocionante.
» Aldous Huxley (1894-1963) Novelista, ensayista y poeta inglés

Entrevista Philip Pettit
P. En España el republicanismo se asocia con la idea de derrocar a la monarquía...
R. No se trata de destronar a las monarquías. Es la idea de que una persona no puede ser dueña de otra. Tiene su origen en la Roma clásica y puede seguírsele la pista en el Renacimiento y en los movimientos de finales del siglo XVIII en Inglaterra y en América. Consiste básicamente en no tener dueño, en ser libre. En la Inglaterra del siglo XVIII, quienes se consideraban republicanos usaban el término “commonwealth”, en el sentido latino de “res publica”, de bien común, pero estaban satisfechos con la idea de una monarquía constitucional. Jean-Jacques Rousseau dice que una monarquía en la que el rey está sometido a la ley y en la que funciona un Estado de derecho, debe ser llamada república. Podríamos llamarlo ciudadanismo porque lo que lo define es la diferencia entre súbdito y ciudadano. En política, lo más importante es la libertad, porque la libertad significa no ser súbdito de nadie, ni de un poder público ni de un ciudadano privado.
P. ¿Cómo se articula?
R. La primera obligación del Estado es impedir que determinados individuos sean súbditos de otros individuos; la segunda tiene que ver con el hecho de que, para evitar el dominio de unos sobre otros, se crea otro poder, y entonces se plantea el problema de cómo controlar el Estado a través de una teoría constitucional que nos dice cómo ponerle freno al poder público y hacerlo democráticamente responsable. Hay tres principios básicos en una democracia: el primero la elección de quienes ostentan el poder por un periodo limitado y, preferentemente, con una rotación del personal. La segunda idea es que debe haber una separación de poderes, de modo que nadie lo controle todo. En la antigua Roma, por ejemplo, había hasta cuatro asambleas elegidas y todas ellas se solapaban de modo que existía una auténtica situación de control y equilibrio. Finalmente, la tercera idea es que el Estado de derecho debe ser aplicable a todo el mundo.
P. ¿La república rinde cuentas, es transparente?
Esto es la esencia de todo. Este poder público que nos protege aplicando la ley, impidiendo, por ejemplo, los abusos de otras corporaciones públicas, tiene que ser transparente hacia los ciudadanos, de modo que sepamos lo que hace. Hay un cuarto elemento que debe permitir a la ciudadanía controlar y saber lo que hace el gobierno y también incidir en lo que hace.
P. ¿Cómo incidir en lo que hace más allá de votar cada cuatro años? Hemos tenido muchos ejemplos de Gobiernos que consideran que ganar unas elecciones les da un cheque en blanco para actuar en contra de lo que quiere la ciudadanía.
R. Además de votar, los individuos o los grupos de individuos deben poder pedir al Gobierno que justifique lo que hace e incluso iniciar acciones ante los tribunales si consideran que no es legal lo que hace. El control se ejerce a través del Parlamento, pero también a través de la opinión pública y, en este sentido, los medios de comunicación son claves. En política nunca hay soluciones fáciles, pero hay una variedad de instituciones que podemos explorar. Empezando por abrir vías para que individuos y movimientos sociales, lo que llamamos ONG, hagan oír sus voces a través de los media.
P. ¿A través de referendos?
R. No soy muy partidario des estas consultas populares del modelo norteamericano, porque finalmente los únicos que salen adelante son los que tienen el dinero de los grandes “lobbies” detrás, porque son muy caros de organizar y más aún de ganar, lo que los convierte en un instrumento de la derecha más conservadora. Prefiero que los gobiernos se vean forzados a explicar lo que hacen en los medios de comunicación y también que exista algún tipo de tribunales de apelación administrativos que puedan detener determinada decisiones del Gobierno, sin olvidar instituciones como los Defensores del Pueblo. Pero lo más importante es que haya libertad de expresión, libertad de asociación y la posibilidad de manifestarse en la calle. Son necesarios unos medios de comunicación independientes, por eso soy favorable a la dispersión de la propiedad de los medios de comunicación y, por supuesto, a un sistema realmente autónomo de gestión de los medios de comunicación públicos. " Philip Pettit realizó sus primeros estudios en Dublín y Belfast, y desde 2002 es profesor de la universidad de Princenton, aunque sigue visitando las universidades de Irlanda y el Reino Unido. Lo que hace atractivo su trabajo es que ocupa dos áreas de gran envergadura: los fundamentos de la economía y las ciencias sociales, allí donde se incluyen elementos de psicología, metafísica y metodología, por un lado, y por otro, la teoría política y moral, que se centra en qué valores deben promover nuestras instituciones sociales y cuál es el mejor modo de organizarlos y promoverlos. 



"Creo que la tradición auténticamente republicana es el federalismo, en el sentido de que tiende siempre a dividir el poder, de modo que el poder público nunca sea en sí mismo un poder dominante, sino que se perpetúe el proceso de control y equilibrio" . P.Pettit


Libro;
REPUBLICANISMO. UNA TEORÍA SOBRE LA LIBERTAD Y EL GOBIERNO Paidós Philip Pettit

http://www.alcoberro.info/V1/republica4.htm
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"LAS CONDICIONES DE LA DEMOCRACIA REPUBLICANA
Salvador Giner.....

Los casos de democracia asociativa y sobre todo los de ciudadanía proactiva ponen de relieve lo que seguramente es la prueba crucial de una existencia de conciencia cívica republicana en una sociedad determinda: el descubrimiento y cultivo del interés común. Éste posee unas características de universalismo, fraternidad, visión a largo plazo, y otras, que hacen fundamental que tal interés entre de lleno en la tarea teórica del republicanismo . Tal incorporación es menos necesaria desde el punto de vista de los postulados teóricos que desde la práctica misma del civismo. En efecto, si observamos aquellos movimientos cívicos proactivos que inciden sobre la esfera pública al margen de las organizaciones políticas oficiales –el pacifismo, el ecologismo, la lucha por los derechos humanos, la reivindicación de cultivos e industrias locales- comprobaremos que con frecuencia comparten una preocupación por el bien o el interés común de la humanidad. (Sin ignorar, una vez más, aquellos casos en que las invocaciones a tal interés son espúreas u oportunistas.) Por dar un sólo ejemplo, la preservación de la naturaleza y la protección ambiental podrán o no beneficiarnos inmediatamente, pero se realizan como tributo a generaciones posteriores y en reconocimiento de una racionalidad universalista, capaz de superar el egoismo y la inmediatez."" S.Giner

Arbós, X. y Giner, S. (1993) La gobernabilidad. Ciudadanía y democracia en la encrucijada mundial Madrid: Siglo XXI

Camps, V. y Giner, S (1992) El interés común Madrid: Centro de Estudios constitucionales 

Blog Ramon Alcoberro
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Jasper
"De aquí que, en democracia, sea fundamental la transparencia (cosa que incluye la libertad de prensa) y el control recíproco de las instituciones que sólo puede garantizarse mediante el derecho. De ahí que la paz –pero no cualquier paz– sea una exigencia de la democracia. La paz no es, sin embargo lo que los políticos tienden a llamar “paz”, puras tentativas para evitar lo inevitable del conflicto, sino una exigencia de justicia que sólo será posible con una «conversión ético-política» de nuestra manera de pensar que no sea ni puramente “realista” (los realistas son quienes creen que la humanidad no cambiará jamás), ni “moralista” (es decir utópica, convencida de que el hombre puede renacer, negando la realidad actual."Jaspers
...
Lo que sigue vivo hoy del planteamiento de Jaspers –y lo que tiene sentido aún hoy en la reflexión sociomoral– es su análisis profundo de las cuatro formas de la culpabilidad (criminal, política, moral y metafísica) que pueden, por desgracia, aplicarse hoy a muchos y muy diversos lugares de todo el mundo. Asi Jaspers distinguía entre:
1.- La culpabilidad criminal: Los crímenes son algo de naturaleza objetiva, que contraviene la ley, afecta a los individuos como tales, singularmente, la instancia competente para juzgarlos es un tribunal, constituido en un procedimiento formal.
2.- La culpabilidad política: Reside en los actos de los hombres de Estado, pero también en los ciudadanos que los han permitido porque cada individuo es responsable de la forma en que decide o acepta ser gobernado, en tal sentido es colectiva. La responsabilidad política se decide por el éxito de la empresa y es al vencedor a quien compete juzgarla, pero no pude ser juzgada arbitrariamente sino con arreglo al derecho natural y al derecho de gentes.
3.- La culpabilidad moral: Aunque se quiera disimular con frases como “una orden es una orden”, un crimen siempre será un crimen sea quien sea quien lo ordene. Es una culpabilidad personal, intransferible. La instancia competente para juzgarla es la conciencia –y exige la comunicación, el diálogo.
4.- La culpabilidad metafísica: De carácter ontológico, que se produce cuando se deja de reconocer la humanidad del Otro y, en consecuencia, quedan rotos los vínculos humanos, es decir, cuando se rompen los lazos ontológicos que nos vinculan con todos los demás humanos. La instancia competente para juzgarla en toda su profundidad sólo puede ser Dios, en la medida que sólo un Dios es amor perfecto.
Reflexionar seriamente sobre esas diversas formas de culpabilidad es una condición imprescindible para una democracia republicana de calidad."
 Blog etica:Ramon Alcoberro

Dame tu libertad.
No quiero tu fatiga,
no, ni tus hojas secas,
tu sueño, ojos cerrados.
Ven a mí desde ti, 
no desde tu cansancio
de ti. Quiero sentirla.
Tu libertad me trae,
igual que un viento universal,
un olor de maderas
remotas de tus muebles,
una bandada de visiones
que tú veías
cuando en el colmo de tu libertad
cerrabas ya los ojos.
¡Qué hermosa tú libre y en pie!
Si tú me das tu libertad me das tus años
blancos, limpios y agudos como dientes,
me das el tiempo en que tú la gozabas.
Quiero sentirla como siente el agua
del puerto, pensativa,
en las quillas inmóviles
el alta mar. La turbulencia sacra.
Sentirla,
vuelo parado,
igual que en sosegado soto
siente la rama
donde el ave se posa,
el ardor de volar, la lucha terca
contra las dimensiones en azul.
Descánsala hoy en mí: la gozaré
con un temblor de hoja en que se paran
gotas del cielo al suelo.
La quiero
para soltarla, solamente.
No tengo cárcel para ti en mi ser.
Tu libertad te guarda para mí.
La soltaré otra vez, y por el cielo,
por el mar, por el tiempo,
veré cómo se marcha hacia su sino.
Si su sino soy yo, te está esperando.
Pedro Salinas

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