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Uber suspende en responsabilidad social

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Uber suspende en responsabilidad social

eclaraba Jenofonte que “según sean los líderes, como regla, serán los hombres que tienen por debajo”.
Es decir, los líderes son responsables de proporcionar los valores guía de las organizaciones, así como el ejemplo de comportamiento. Y al parecer esto estaba en entredicho en Uber, la aclamada empresa de transporte que está asaltando entre otros el negocio del taxi. Como consecuencia, su fundador y Consejero Delegado, Travis Kalanick, ha acabado dimitiendo a instancias de cinco de los principales inversores. Y  es que debieron pensar que “por mucho que uno cambie, tiene que pagar por lo que ha hecho” tal y como decía Ben Affleck en el filme “The Town: ciudad de ladrones.  En efecto, en los últimos meses Uber ha sido acusada de consentir una cultura corporativa en la que las malas prácticas de discriminación, sexismo y acoso estaban presentes. Incluso a principios de junio, fueron despedidos 20 empleados por tales motivos. Pero esto no es todo, además Uber tiene pendientes una investigación federal sobre sus operaciones de negocio y una querella de la matriz de Google, Alphabet, por el supuesto robo de información sobre coches autónomos.
En general, según Brion, el poder suele neutralizar la sensibilidad hacia la desaprobación, la equidad y la justicia, reduce la empatía hacia los demás, y aumenta su objetivación y deshumanización, todo lo cual facilita la comisión de infracciones; ahora bien, esto mismo propicia que se produzcan reacciones en contra, como las del ejemplo de Uber.
Y es que ya en 1953, H.R. Bowen apuntó que
“el empresario moderno no puede ser planteado tal como un monarca absoluto que regula bajo el mandato e interpretación divina sus responsabilidades sociales como el cumplimiento de sus propias decisiones como lo que es “bueno” para la gente. El empresario, más bien, está sujeto a las normas de la comunidad y a las presiones ejercidas por distintos grupos”.
Así, la evolución hacia un concepto de responsabilidad extendido o amplio conllevará la introducción del concepto de stakeholders o grupos de interés de la empresa. Esta línea defiende que la capacidad de la organización para generar riqueza sostenible en el tiempo, viene determinada por sus relaciones con todos los intervinientes de un modo u otro con su negocio.
Con esta concepción tan amplia, la relación abarca desde los empleados y sindicatos, a las administraciones públicas reguladoras del sector y el territorio en que se ubica la empresa (local, regional, nacional, supranacional); pasando por los accionistas, mercados de capitales y bolsa de valores, los financiadores, los competidores, los proveedores y aseguradoras de la compañía; y sin olvidarnos de los clientes y asociaciones de consumidores y de otra naturaleza, ONGs, así como de los medios de comunicación –el cuarto poder-, fuerzas sociales varias y partidos políticos.
Vemos cómo la empresa se convierte en un escenario en el que se plasma la tensión entre las expectativas de los diferentes grupos de interés. Los accionistas quieren rentabilidad y dividendos; los directivos, crecimiento para tener oportunidades de promoción y proyectos nuevos; los empleados, salarios altos y empleo seguro; los clientes, precios bajos, mejor servicio y calidad; los proveedores, pronto pago; los financiadores, liquidez y fortaleza financiera; las entidades públicas, cumplimiento de las leyes y regulaciones; las asociaciones, respeto de valores sociales y ambientales, etc.
Podríamos decir que los stakeholder son garantes directos o indirectos de lo que Davis denominó la Ley de Hierro de la Responsabilidad:
“La sociedad concede legitimidad y poder a la empresa. En el largo plazo, aquellos que no usan ese poder de un modo que la sociedad considera responsable tienden a perderlo”.
Y a este respecto son especialmente interesantes resultados de la encuesta realizada por la agencia Gallup en EE.UU. (diciembre 2015). Los encuestados valoraron  como alto o muy alto el grado de honestidad y estándares éticos de 21 profesiones. Los lobistas ocuparon el último puesto (solo recabaron un 7% de valoraciones altas o muy altas),  los ejecutivos de negocios el 15º (con un 17%),  y los líderes sindicales el 14º (con un 18%).
En suma, como resume Huete, se trata de hacer el mejor uso del poder, lo cual descansa



Poder: Palancas vs Fines
en la inteligente combinación de fines y medios que resistan un examen de contribución desde un punto de vista ético, según se observa en el gráfico. Para este autor serían palancas cuestionables monopolizar recursos clave, controlar premios y castigos, abrir múltiples frentes, actuar primero y por la espalda, comprar a los oponentes o deshacerse de ellos. Por el contrario, serían palancas menos cuestionables la discreción, el carisma personal, la determinación, construir redes de contactos poderosas, comunicar ideas atrayentes y el autocontrol.
Al fin y al cabo como declaró el expresidente del gobierno, Felipe González,
“al gobernar se aprende a pasar de la ética de los principios a la ética de las responsabilidades”.
www.cristobalpaus.com
http://blogs.lavanguardia.com/la-curva-de-paus/2017/06/26/uber-suspende-en-responsabilidad-social-45385/

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