McKinsey ha avisado del tipo de puestos que peligran—transporte, hostelería, fábricas y trabajos administrativos—y de que el tamaño del mercado robotizado a nivel mundial podría suponer 16 billones de dólares de ahorro en sueldos y salarios.
ace 10 días, en una entrevista con Quartz, Bill Gates, el filántropo fundador de Microsoft, actualmente el hombre más rico del planeta, según Forbes, con un patrimonio neto personal de 75.000 millones de dólares, dijo que las empresas que emplean robots en vez de trabajadores deberían pagar un impuesto por dichas máquinas. "Lo que el mundo quiere", afirmó, "es aprovechar esta oportunidad para fabricar todos los bienes y servicios que tenemos hoy y liberar mano de obra, dejarnos llegar mejor a los ancianos, tener aulas con menos alumnos, ayudar a los niños con necesidades especiales. Sabes, todo eso son cosas donde la empatía humana y la comprensión siguen siendo muy, muy únicos". Que si un robot sustituye a un trabajador con un sueldo de 50.000 dólares, ¿por qué no debería la empresa contribuyente pagar impuestos parecidos a Hacienda?
McKinsey ha avisado del tipo de puestos que peligran—transporte, hostelería, fábricas y trabajos administrativos—y de que el tamaño del mercado robotizado a nivel mundial podría ser 16 billones de dólares de ahorro en sueldos y salarios. 16.000.000.000.000. 16 millones de millones. No muy lejos del PIB o la deuda de EEUU, o el 22% del PIB mundial, según las últimas cifras del Banco Mundial. La consultora sitúa a la mayoría de los empleos automatizables en el segmento salarial de menos de 20 dólares la hora, que de paso es dónde se concentra el grueso de la fuerza laboral en EEUU.
Otra infografía muestra la relación por países, tanto en la cantidad de empleados que serán afectados como en el ahorro que supondrá para las empresas. Entre el 41% (Kuwait, Sudáfrica) y el 54% (Tailandia) o el 56% (Japón) de los puestos en cada país podrían estar en peligro. En términos absolutos, las tres principales naciones afectadas serán China, India y EEUU, que se enfrentan a un desafío de 395, 235 y 60 millones de empleados, respectivamente, o un potencial ahorro de 3,6, 1,1 y 2,3 billones de dólares en cada país. España está entre los países analizados.
En España, según McKinsey, peligran nada menos que 8,7 millones de puestos de trabajo, con un potencial ahorro de 217.200 millones de euros en sueldos y salarios, o alrededor de la quinta parte del PIB. Hay un desglose por sectores. El que peor parado sale aquí es el sector manufacturero, con un 64% de los puestos—1,5 millones—susceptibles de ser robotizados. Luego el 64% del transporte y el 62% de la hostelería—1,3 millones de puestos en total—y el 50%, u otros 1,1 millones de empleados del comercio; 954,000 puestos administrativos o funcionarios, 833,000 en agricultura, bosques y pesca, y otro millón más entre la construcción y la sanidad.
Según la última EPA, hay 18,5 millones de ocupados en España. En el peor momento de la larga crisis económica de la última década, en el primer trimestre de 2014, se llegó a bajar a los 16,95 millones. Restando los 8,7 millones de McKinsey de los 18,5 millones de ocupados actuales del INE nos dejaría con 9,8 millones de ocupados y 12,9 millones de parados: una tasa de paro del 57%.
Eso es Mad Max y Terminator en la misma película. Telefónica ya está en ello. El domingo en el MWC en Barcelona, anunció Aura, un asistente de inteligencia artificial cuyo fin es mejorar la atención al cliente dejando al cliente interactuar con el sistema por su cuenta. ¿La ventaja empresarial? "Pasar ese tráfico por Aura bajaría el gasto de Telefónica en su plantilla de atención al cliente", dice el Financial Times: "si tiene éxito, Aura podría ser uno de los primeros motores en recorte de empleos desencadenados por la inteligencia artificial".
Convertir ese potencial en realidad empresarial dependerá no sólo del ahorro previsto en mano de obra—suponiendo que invertir en el robot sale más rentable a largo plazo que pagar los bajos sueldos de trabajadores poco cualificados—sino también del coste de adquirir y mantener las máquinas. Para la empresa, un robot no pide días libres, no se pone enfermo, no se queda embarazada, no hace huelga, no exige más pasta y no se queja si el jefe no está contento con la calidad de la pieza. Y salvo periodos de mantenimiento, puede trabajar 24 horas al día, 7 días a la semana, todo el año. Si un robot rinde así el triple o el quíntuple o más que un ser humano, ¿por qué se lo va a pensar dos veces el empresario? Lo que está diciendo Gates es que esa posibilidad tecnológica está a la vuelta de la esquina y cuando ocurra va a suponer una redistribución de riqueza absolutamente histórica por todo el planeta. Si los gobiernos no legislan, si no le ponen coto, toda esa riqueza irá a parar a las cuentas de las empresas dueñas de los robots y de los procesos de automatización.
A nivel macroeconómico, las consecuencias serían mayores, tanto para la demanda—un 57% de paro no sería muy ventajosa para el comercio—como para la recaudación (IRPF, Seguridad Social) y por ende la deuda y el déficit (¿quién pagaría todas las prestaciones llegados a ese mundo?), en un entorno demográfico español pesimista a largo plazo en un mundo que estará llegando a los 9.000 millones de habitantes: se habrá triplicado en menos de un siglo. Cuando el hombre más rico del planeta se ofrece voluntario a pagar más impuestos, deberían sonar todas las alarmas. Tal engendro no se solucionará con más abrazos para el abuelo y escuchar mejor al vecino.
http://www.vozpopuli.com/un_britanico_en_la_corte_de_felipe_vi/Espana-robotizada-tasa-paro_7_1003469644.html