La crisis ha llenado el cementerio empresarial español de cadáveres de perfil industrial, puesto que en torno a 50.000 empresas de este sector fallecieron durante los últimos 9 años.
El pinchazo de la burbuja inmobiliaria y las importaciones, sobre todo aquellas procedentes de China, fueron el detonante de la destrucción en España de gran parte del sector industrial.
Este proceso de desindustrialización ha tenido un efecto demoledor en el empleo. Tanto es así, que desde que se decretó oficialmente el comienzo de la crisis se han destruido 750.000 puestos de trabajo.
Según un estudio desarrollado por José Carlos Fariña, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Complutense, durante el periodo comprendido entre 2007 y 2014, España perdió el 30% de su sector industrial.
Concretamente, la industria española sufrió su particular annus horribilis en 2009. Tanto en cuanto, el 11% de las empresas industriales pasaron por un concurso de acreedores o directamente emprendieron el camino hacia la liquidación en el transcurso del citado año.
Proceso de desindustrialización
No obstante, aunque la crisis ha representado la puntilla para el sector industrial en España, el declive de nuestra industria se inició mucho antes del comienzo de la misma. De hecho, el progresivo deterioro de la industria española ha coincidido con los distintos desgobiernos que ha soportado nuestra pseudodemocracia.
Para corroborar lo anterior, únicamente es necesario analizar el notorio alcance económico que tenía el sector industrial en España en las últimas décadas del siglo pasado y compararlo con la escasa representatividad que la industria ha tenido en los últimos años.
En 1985, el sector industrial representaba aproximadamente el 23% del PIB e, igualmente, el 20% del empleo. Por el contrario, la industria representa actualmente el 13% del PIB y el 12% de la creación de empleo.
Además, todo indica que la pérdida de peso del sector industrial en España continuará a lo largo de la presente legislatura. Tal como también es posible que la desindustrialización prosiga en el futuro. Debido a que nuestra industria podría haber emprendido un tenebroso camino sin retorno, cuyo destino no es otro que la práctica irrelevancia o, incluso, la extinción empresarial.
Soluciones parciales
Los más destacados empresarios, directivos, economistas y analistas del sector industrial coinciden en señalar que para solucionar parcialmente los problemas que están destruyendo nuestra industria sería necesario acometer una serie de políticas estratégicas, tanto a nivel empresarial como gubernamental.
Tales medidas son las siguientes: incrementar aún más el potente ritmo de las exportaciones españolas, apostar por la transformación digital, impulsar la revolución tecnológica, aumentar las inversiones en formación e I+D+I+D, etc.
Sin embargo, el Gobierno no desarrollará ningún plan relevante para ayudar a nuestra industria. Recordemos, al respecto y por ejemplo, que España rebajó la inversión en I+D al 2% del PIB hasta el 2020, por debajo de la media de la UE situada en el 3%.
De igual manera, no olvidemos que los anteriores ejecutivos tampoco mostraron ningún interés en salvar al sector industrial. Y, con total seguridad, los próximos gobiernos seguirán esta misma estrategia, tan contraria al desarrollo empresarial como económicamente anticompetitiva.
http://www.eleconomista.es/firmas/noticias/8059795/01/17/La-Espana-improductiva-se-come-poco-a-poco-a-la-industria.html
Un modelo caníbal e improductivo
Porque, dejando al margen a Podemos (una formación anticapitalista, antisistema y antiespañola), los dos principales partidos "constitucionalistas", es decir el PP y el PSOE, han acordado adaptarse al "consenso socialdemócrata", que en realidad no es más que un pacto político consistente en desgobernar España al viejo y ruinoso estilo socialista.
Consecuentemente, mientras tal acuerdo siga en vigor, cualquier futuro gobierno de España tendrá como principal objetivo salvaguardar el "Estado del bienestar de la casta política", la "Administración paralela" de las autonomías, las redes clientelares, etc. Todo ello, implica mantener a flote el gigantesco, triplicado (estatal, autonómico y municipal), subvencionado y deficitario sector público empresarial.
Mientras la España productiva, en este caso el sector industrial, se desangra poco a poco, la España improductiva y caníbal sigue viviendo de las rentas (100 impuestos creados por el Estado y las CCAA, que actualmente están en vigor, una impagable deuda pública, etc.).
¿Hasta cuándo durará este sistema basado en el parasitismo estatal?