Luis Tamayo, conector de OuiShare en Madrid, es sociólogo, con más de 15 años dedicado al análisis de tendencias y consumer insights. Actualmente se centra en community building y diseño de sistemas y metodologías colaborativas de trabajo. Fundador de Simbyosi inteligencia colaborativa y parte del equipo de www.consumocolaborativo.com. Para más información le podéis seguir en: @simbyosi y @ratoncamper
AGORA: Se habla de la Economía Colaborativa como una alternativa. El concepto es muy amplio, pero ¿son los esquemas colaborativos propiamente dichos un paradigma de negocio que puede competir con el modelo capitalista de consumo?
El fenómeno es tan amplio que le permite moverse entre modelos que se consideran capitalistas, en un extremo, y modelos que persiguen el impacto social positivo sin ánimo de lucro, en el otro. Y en el medio hay muchos grises.
En cualquier caso, cada uno en su “liga”, los modelos colaborativos están compitiendo claramente con los modelos tradicionales, muchos de los cuales están ya adaptándose o asimilando las ventajas competitivas que ofrecen los primeros.
AGORA ¿Qué es necesario para que un negocio colaborativo sea viable? ¿Qué lo define?
Una red o comunidad de usuarios que ejercen tanto el rol de contribuyente (un bien, un servicio, una tarea…) como el de demandante, suficiente como para alcanzar una masa crítica que permita al proyecto o negocio ser sostenible o viable, y cuadrar en esta la oferta y la demanda.
AGORA Las primeras iniciativas de economía colaborativa, o las que se han popularizado más rápido, surgieron en transporte y en turismo. En estos momentos, ¿qué sectores están en ebullición?
Fintech y todo lo relacionado con la tecnología Blockchain. El mundo de las finanzas también está en modo transformación digital.
AGORA ¿Hay factores de mercado que determinen ese éxito?
Si esto sucede, con el impacto que está teniendo y las previsiones de crecimiento exponencial en inversión que nos llegan, es porque el mercado lo está demandando. Son modelos que empiezan a responder a nuevas necesidades sociales y vitales.
AGORA. La economía colaborativa está encontrando muchas resistencias legales en los países donde se está implantando. En España, la CNMC está librando, casi en solitario, una batalla en contra de iniciativas regulatorias autonómicas y locales que la restringen. Mientras, en la UE, hace solo unas semanas, se hablaba de la necesidad de favorecer el desarrollo de la Economía Colaborativa. ¿Hacia dónde vamos? ¿Cuál es el camino a seguir?
El encaje legal de estos modelos colaborativos es una tensión que está de actualidad en los medios. El ciudadano y la tecnología van por delante de las instituciones. Como cualquier innovación disruptiva tendrá que encajar, de una manera u otra, y esto es lo importante, el cómo. Ya veremos su capacidad transformadora y su impacto. El fenómeno está ya en su adolescencia, va rápido, pero le queda mucho recorrido, y la legislación tiene mucho que decir -creo que será uno de los marcadores del devenir de la economía colaborativa.
AGORA.Los acuerdos de AirBnB con la ciudad de Ámsterdam y de Portland que permiten el alquiler de una cierta cantidad de noches al año pueden ser buen ejemplo de regulación. ¿Qué puede aprender de estos casos el sector?
La legislación crea precedentes, experiencias y aprendizajes. Sería interesante que todas estas prácticas se conviertesen en una red de ciudades, ya que, de momento, es la ciudad el ámbito de regulación. Otro ingrediente que hace más complejo al fenómeno es la relación “una ciudad-una ley”, cuando estamos hablando de un fenómeno digital y, por lo tanto, global.
AGORA. Otro de los puntos más polémicos es el del trabajo. Se habla mucho de las condiciones de los trabajadores en plataformas como Uber y se achaca a que, en el fondo, están reproduciendo ciertos esquemas de negocio capitalistas. ¿Qué hay de cierto en este tipo de mensajes? Y, en caso de que sea cierto, ¿existen alternativas dentro de la propia Economía Colaborativa?
En el fondo, la economía colaborativa, en su amplitud, es un gran cambio en la manera en la que producimos y, por lo tanto, un cambio también en la manera en la que trabajamos. De nuevo, no siempre encaja en el sistema de producción y de trabajo actual. La pregunta que nos hacemos es si estos cambios serán para bien o para mal. Sinceramente no lo sé… eso dependerá de nosotros, como tribu global que ya somos. Hay un mundo de posibilidades y en nuestras manos está qué hacemos con ellas y en que las materializamos.
AGORA. En este sentido la labor de incidencia y de lobby del sector de la Economía Colaborativa es muy importante. ¿Qué proyectos / iniciativas tiene en marcha OuiShare en estos momentos para aumentar la sensibilización de la población y las instituciones públicas?
OuiShare no es un lobby, la independencia es uno de nuestros valores. Somos un think tank, entre otra muchas cosas, independiente y con una visión crítica, de análisis, ni en contra ni a favor, pero pensando que puede aportar un impacto social positivo a la sociedad y trabajando por ello. http://ouishare.net/en/about
En este sentido, nuestros proyectos van desde la producción de eventos a la publicación en medios (tenemos también nuestra propia revista digital), investigación, incubación de proyectos y formación. Lo más importante, construimos puentes entre una amplia diversidad de innovadores, líderes de opinión, profesionales y ciudadanos.
AGORA .Uno de esos proyectos es OuiShare Fest, ¿qué es exactamente?
Hay asistentes que lo han definido como “TED meets Burning Man” o “The Woodstock of Technology”. La misión de todo Fest es acompañar a las organizaciones en la exploración conjunta de las oportunidades y los retos que ofrecen las economías emergentes. Es un punto de encuentro y de debate donde instituciones públicas y privadas, medios de comunicación, emprendedores, startups y público en general exponen sus puntos de vista sobre los nuevos marcos que nos abre la tecnología y la disrupción digital.
AGORA. ¿Qué podremos ver en la edición de octubre de este año?
Ouishare Fest Barcelona 2016 invitará a todos los asistentes a deconstruir, combinar y reinventar nuestro entorno desde una perspectiva ética y en beneficio del bien común. Vivimos unos momentos históricos. La sociedad que conocemos, con sus instituciones y sus contratos sociales, se está deconstruyendo delante de nuestros ojos a una velocidad exponencial. Por un lado, la tecnología permite desagregar las grandes organizaciones (bancos, hoteles, universidades, fábricas, gobiernos) en un conjunto de funciones básicas. Las startups toman cada una de esas funciones individualmente y las optimizan al extremo. Por otro lado, conceptos industriales como “el trabajo”, “la propiedad”, “la participación” o “la familia” están siendo replanteados gracias a unos costes de coordinación casi nulos. Con todos estos elementos sobre la mesa, libres ya de las etiquetas del siglo XX que los limitaban, podemos crear nuevas combinaciones, nuevas fórmulas, nuevas recetas para reinventarlo todo a la luz del siglo XXI.
http://www.agorarsc.org/11143-2/