El Caso Nadia y la mala praxis mediática: un timo de 300.000 euros en ocho días, de Matthew Bennett en vozpopuli.com
OPINIÓN
295 euros. Dos cientos noventa y cinco. De los 918.726,14 euros recaudados en las cuentas bancarias, esa es la cantidad que el juez de instrucción en La Seu de Urgell, en un relato severísimo, cree que los padres de Nadia Nerea han desembolsado en gastos médicos de la niña desde el 2009. En los dosautos, enviando al padre, Fernando Blanco, a prisión preventiva y retirando a ambos la patria potestad, y tras consultar con algunos médicos—”del entorno de la menor”, quienes “aseguran no haber atendido a la menor salvo para contingencias comunes”—el juez duda incluso de si Nadia padece tricotiodistrofia: “O bien la niña no sufre la enfermedad en cuestión, o bien la menor no estaría recibiendo el tratamiento para el que los padres recaudan dinero”.
Al papá se le detuvo, según el comunicado de los Mossos d’Esquadra, con una pistola de fogueo, balas reales para un rifle, 1.450 euros en efectivo y “varios dispositivos electrónicos de alta gama”. En el posterior registro de la casa familiar, encontraron más relojes carísimos, “valorados en 50.000 euros”, más dinero en efectivo, más ordenadores, tabletas y móviles, “todos de alta gama”, y marihuana. Había huido “de un control policial en la Cerdanya que se había activado ante el eventual riesgo de fuga”.
La Policía catalana desconoce el número de afectados «aunque se trataría de un número muy elevado de personas” y añade que: “Uno de los momentos en que los padres habrían obtenido una suma mayor de dinero se produjo en un programa televisivo, dirigido a recaudar el máximo de dinero destinado al eventual cuidado de la niña. Entre el 28 de noviembre y el 5 de diciembre alcanzaron 300.000 euros”.
Amigo
El artículo de Pedro Simón se había publicado el día 26 de noviembre. El día 29, publicó otro artículo informando a los lectores de El Mundo de que «han logrado recaudar de largo los 90.000 euros que les faltaban». Lo tituló, o lo titularon: «Nadia será operada gracias a un alud de ayuda anónima» (énfasis mío). Ese mismo día, La Sexta se hizo eco de la noticia, entrevistó a Simón en presencia del padre y la niña, y ahí estaba el mensajito «el número de cuenta para ayudar a Nadia es…» en pantalla mientras.
Piensa un momento en esa relación de los hechos, en palabras de la policía, del juez y del autor de los artículos.
En total habían recaudado 918.726,14 euros. De ese total, quedaban, tras su detención el miércoles por la noche, 319.676 euros (según los Mossos) o 313.748,10 euros (según el juez). Habían gastado 599.343,57 euros. O, dicho de otro modo, les quedaban unos 20.000 euros. Así estaba la cosa antes de la reciente campaña mediática, los artículos de Pedro Simón y toda la retransmisión televisiva posterior. Entre el 28 de noviembre y el 5 de diciembre, ingresaron, según la nota de la policía catalana, 300.000 euros. La tercera parte del total.
«De toda esta suma gastada», reflexiona el juez: «clama al cielo la interminable sucesión de reintegros en efectivo realizada por los investigados, existiendo semanas en las que llegaban a extraer diez mil euros en efectivo».
Les quedaban 20.000 euros, el juez dice que eran capaces de fundir 10.000 en una semana y—mira por dónde, abracadabra, abréte sésamo, pim, pam, pum—recaudan de la nada 300.000 más. En su disculpa del 3 de diciembre, Simón escribió: «Hace un mes me pidió [el padre] que le volviera a ayudar: había novedades y nos las quería contar a un grupo de gente».
Novedades
«En definitiva», concluye su señoría: «los investigados, habrían convertido la beneficencia como su modo de vida, sirviéndose para ello de su hija menor de edad. O bien bajo la simulación de una enfermedad no sufrida por la menor o bajo el pretexto de operaciones y tratamientos médicos que no han existido. En definitiva, acercándose al tipo penal de la utilización de menores para la práctica de la mendicidad».
¿Habría sido posible recaudar 300.000 euros en ocho días sin la ayuda de los medios de comunicación haciéndoles la campaña, sin comprobar la veracidad del cuento y poniendo el numerito de cuenta al final de artículos y en pantalla? Indudablemente, no.
Entiendo que los distintos tipos de autoría penal no encajan para describir el papel de los medios en esta trama porque requieren dolo—consciencia, intención y voluntad de la maldad que se está cometiendo—y, por mucho que los distintos periodistas y jefes lo hayan hecho rematadamente mal, no creo que lo hicieran a sabiendas de que estaban siendo usados como instrumento en la comisión de un delito. No lo sabían. Ni exigieron las pruebas adecuadas para comprobarlo. Ni contrastaron datos. Y contribuyeron así al engaño masivo y a la comisión de un supuesto crimen económico importante.
Qué mal sabor de boca, ¿verdad? Entiendo que este episodio tendría que forzar al menos un debate más serio en el sector de los medios y en el seno de la sociedad española, visto la gravedad de los hechos y la relación y complejidad de todo. No basta con publicar disculpas que se convierten en alabanza en el tercer párrafo o ataques ad hominem a “Savonarolas británicos”. Algún tipo de investigación o comisión externa no estaría fuera de lugar. Mala praxis ha sido.
A la pobre Nadia de momento le han enviado a vivir con sus tíos en Mallorca.