"En un trabajo titulado “ Growing like Spain: 1995-2007ii”, los autores señalan que el crecimiento económico en este espacio de tiempo se debió más a la acumulación de factores que a un aumento de la productividad. Mientras en España se crecía a un 3,5%, la productividad de los factores descendía a una tasa de 0,7%. La explicación que, desde la clase política, se nos acostumbra a dar es la de que los factores se desplazaron a sectores poco productivos, como el de la construcción. Pero esta explicación no se soporta con la evidencia encontrada. Lo importante de este trabajo es que la explicación entre esa disminución de la productividad durante tanto tiempo (particular el caso español) puede deberse al comportamiento que tuvieron las empresas de sectores que necesitan del gobierno para sobrevivir (obras públicas, energía, etc.). Si los gobiernos hubiesen destinado una mayor parte de los recursos a empresas “no clientelares” la productividad hubiese crecido a una tasa de 0,3%. Muy interesante, pues según este resultado, no fueron causas de restricciones financieras, problemas del mercado de trabajo, pero tampoco de competitividad, los que había detrás de la pérdida de productividad en nuestra economía."
García-Santana UPF, M., Gse, B., Enrique Moral-Benito Banco de España Josep Pijoan-Mas CEMFI, C., & Roberto Ramos Banco de España, C. (2016). Growing like Spain: 1995-2007 Paco Cervera – Economistas Sin Fronteras
Growing Like Spain
Esta entrada está basada en el artículo "Growing Like Spain: 1995-2007" de Manuel García-Santana, Enrique Moral-Benito, Josep Pijoan-Mas y Roberto Ramos, que junto al artículo del post de esta mañana es uno de los 8 finalistas del Premio Vanguardia de la Ciencia de este año.
La economía española creció a una tasa anual del 3,5% durante la larga expansión de 1995-2007. Pero sorprendentemente este crecimiento no se basó en ganancias de productividad, sino en la pura acumulación de capital y trabajo. De hecho, la productividad agregada descendió a una tasa anual del 0,7%, alejándonos de una Europa cuya productividad crecía al 0,4%. ¿Qué sucedió en España durante los años del boom? ¿Por qué la productividad tuvo un desarrollo tan pobre? Argumentamos que se produjo un deterioro en la asignación de recursos entre empresas debido al aumento de ineficiencias y distorsiones en la economía. Este problema fue especialmente grave en los sectores más propensos al capitalismo clientelar.
Las fuentes de crecimiento
Empecemos por un rápido repaso a la contabilidad del crecimiento. En el panel izquierdo del primer gráfico reproducimos la evolución temporal del PIB, el capital, el trabajo (horas), y la productividad total de los factores (PTF) entre 1995 y 2007 (datos de EU-Klems). Vemos que el capital y el trabajo crecieron de manera sostenida; de hecho crecieron más que la producción, lo que necesariamente implica que la PTF disminuyó. La caída de la productividad agregada durante este periodo fue documentada por primera vez por JC Conesa y Tim Kehoe, y ha sido comentada en este blog en varias ocasiones (por ejemplo por Luis Garicano, Samuel Bentolila, Javier Andrés o Jesús Fernández-Villaverde).
Una posible hipótesis para explicar este fenómeno es el desplazamiento de recursos hacia sectores poco productivos, como por ejemplo la construcción. La evidencia disponible, sin embargo, no es consistente con esta explicación. En el panel derecho del primer gráfico comparamos la PTF medida en los datos (línea amarilla) con la productividad agregada en un ejercicio contrafactual en el que mantenemos el tamaño de los 5 grandes sectores constante al nivel de 1995 (línea amarilla punteada). Lo que vemos es que en ausencia de reasignación de recursos entre sectores la productividad habría caído algo menos, un 0,4% por año, pero aún habría divergido notablemente de Europa (línea azul). Algo parecido se encuentra desagregando la producción total en 34 industrias.
Utilizando la lupa: microdatos de empresas
Es difícil pensar que las mejoras tecnológicas difundidas en el resto de Europa no llegaran a España, y aun así la PTF descendió entre 1995 y 2007. Dado que la reasignación de recursos entre sectores explica muy poco del deterioro de la productividad, la única hipótesis razonable que nos queda es que se hubiera producido un deterioro en la asignación de recursos entre empresas dentro de un mismo sector. De este problema ya hablamos un poco hace un tiempo de forma informal.
Para investigar la hipótesis del deterioro en la asignación de recursos entre empresas utilizamos datos administrativos de unas 350.000 empresas por año en todos los sectores entre 1995 y 2007 y documentamos dos patrones importantes.
El primer patrón es un marcado aumento de la dispersión de productividades entre empresas dentro de una misma industria (definiendo industria a 4 dígitos, 518 de ellas en total). En un mundo ideal, debería haber poca dispersión en las productividades a nivel de empresa dentro de una industria: si una empresa es más productiva que otra se expandirá atrayendo más trabajadores y más capital, lo que bajará su productividad bien por motivos tecnológicos (rendimientos decrecientes a escala en algún punto) bien por motivos de mercado (deberá bajar precios si quiere colocar más cantidad en el mercado) hasta igualar su productividad con el resto. Si esto no sucede, debe de existir algún tipo de distorsión en los mercados de factores o de productos que lo impida. Por lo tanto, la dispersión en productividades refleja una mala asignación de capital y trabajo entre empresas. De hecho, este tipo de evidencia se ha utilizado recientemente para explicar gran parte de las diferencias de productividad entre países (por ejemplo entre India, China y los EEUU en este artículo). Para el caso de España documentamos que la dispersión de productividades a nivel de empresa aumentó notablemente entre 1995 y 2007, lo que sugiere un aumento en las distorsiones en la asignación eficiente de recursos. Apoyados en un sencillo modelo de empresas heterogéneas, esta evidencia implica que la PTF hubiera crecido un 0,8% al año en ausencia de distorsiones, un valor similar al crecimiento de la productividad en Estados Unidos durante el mismo periodo. Podemos ver esta serie contrafactual en el panel izquierdo del segundo gráfico (línea verde) junto a la evolución de la PTF en España (amarilla) y en Europa (azul). En el panel derecho del mismo segundo gráfico vemos que las pérdidas de productividad debidas a la mala asignación de recursos entre empresas fueron especialmente graves en la construcción (línea roja), seguidas de servicios (línea amarilla). En resumen: el progreso tecnológico llegó, pero enmudeció porque los trabajadores y el capital no fueron asignados a los mejores proyectos dentro de cada sector.
El segundo patrón observado es que el crecimiento de la empresas fue inversamente proporcional a su productividad inicial. Dicho de otro modo, durante los años de expansión las empresas de menor productividad atrajeron más capital y trabajo que las empresas de mayor productividad, de modo que las primeras lograron aumentar su tamaño relativo a las segundas. Por ejemplo, en el tercer gráfico vemos este fenómeno para una selección de 6 industrias, aunque se trata de un fenómeno generalizado. Esto es relevante porque el crecimiento de la productividad de una industria se puede descomponer en (a) el crecimiento de productividad de las empresas ponderado por su tamaño, (b) el crecimiento del tamaño de las empresas ponderado por su productividad y (c) un término cruzado que recoge si las empresas cuya productividad crece más son las que aumentan más de tamaño. El patrón documentado en el tercer gráfico refleja precisamente el segundo componente, que es el único responsable de la caída de la productividad agregada en esta descomposición.
Variación sectorial
El deterioro en la asignación de recursos entre empresas fue un fenómeno común en la mayoría de industrias, pero también es cierto que existió bastante variación entre ellas. Para empezar a investigar las posibles causas de este problema explotamos esta variación sectorial (agregando las industrias a 2 dígitos, 58 de ellas en total) y buscamos correlaciones entre el deterioro en la asignación de recursos y características propias de los sectores.
De forma un tanto sorprendente encontramos que la variación entre sectores en las necesidades de capital, en la proporción de estructuras dentro del capital de las empresas, en la proporción de trabajo cualificado o en la exposición al comercio internacional no correlaciona con el deterioro en la asignación de recursos. Por lo tanto, en una primera aproximación al problema no parece que restricciones financieras, la dualidad del mercado laboral o la falta de competitividad hayan sido el mayor lastre de la productividad de la economía española en los años del boom.
En cambio, encontramos una variable que sí resulta importante. La ONG Transparency International, a través de encuestas a empresarios de todo el mundo, clasifica los sectores económicos como más o menos propensos a depender del gobierno para prosperar con su "Bribe Payers Index". Esta clasificación es la que utiliza la revista The Economist para crear su Crony Capitalism Index o Índice de Capitalismo Clientelar del que hemos hablado con anterioridad (aquí y aquí). Cuando clasificamos los distintos sectores en crony (clientelares) vs no crony (no clientelares) encontramos que las pérdidas de productividad debidas al deterioro en la asignación de recursos son el doble de grandes en los sectores crony que en el resto. Esto implica que si la economía se hubiera comportado como los sectores no crony se habría ganado un 0,3% de productividad agregada cada año durante el periodo 1995-2007. El número es grande, pero no alcanza a explicar la pérdida anual de productividad del 1,1% respecto a Europa debida a la mala asignación de recursos.
Conclusiones
El descenso de la productividad agregada durante un periodo de tiempo tan largo es preocupante, y el hecho de que suceda durante un periodo de expansión es singular de la experiencia española. La evidencia sobre el creciente deterioro en la asignación de recursos entre empresas en todos los sectores, y en particular su posible relación con el capitalismo clientelar, abre fascinantes vías de investigación, tanto a nivel empírico como teórico. De la solución a este problema dependerá en gran media que no se repitan los errores del pasado y se sienten las bases de un nuevo ciclo de prosperidad en nuestro país.
http://nadaesgratis.es/josep-pijoan-mas/growing-like-spain
https://www.cemfi.es/~pijoan/Welcome_files/missallocation_Spain_v34.pdf
Corrupción, pérdida de productividad y cambio de modelo productivo, de Paco Cervera en Zona Crítica de eldiario.es
OPINIÓN
Los gobiernos hubiesen destinado una mayor parte de los recursos a empresas “no clientelares” la productividad hubiese crecido a una tasa de 0,3%. Existe una cierta captura del Estado por parte de esas compañías que están atrayendo dinero público para poder sobrevivir, perjudicando con ello al resto de la economía. La regeneración de todas las instituciones de esta primera etapa democrática post-franquista no puede ser implementada (sólo) por los privilegiados
Paco Cervera– Economistas Sin Fronteras
Los problemas que más preocupan a los españoles, según el avance de resultados del mes de octubre del CIS, son el paro (71,3%), la corrupción y el fraude (37,6%), los políticos en general, los partidos, la política (29,5)% y los problemas de índole económico (24,2%). Los cuatro problemas están relacionados, esto es, la corrupción en la política provoca que la economía no funcione correctamente y, en consecuencia, aumente el paro. Esto es, al menos, lo que pretendo explicar en las siguientes líneas. Y es esta relación la que hay que romper para que, por fin, se produzca ese cambio de modelo productivo que reduzca la tasa de paro y mejore las condiciones laborales de la clase trabajadora.
El “cambio de modelo productivo” es un asunto que se puso de moda hace más de una década durante el vértigo de la burbuja. Por ejemplo, Fidalgo (exsecretario General de CCOO) lo exigía a Zapatero pocos días después de ganar las elecciones, este último, allá por 2004 ( lean). En 2010, Leire Pajín (PSOE) durante un acto de su partido opinaba que “el reto al que se enfrentaba España en aquel momento era el cambio del modelo productivo” ( lean). Más actualmente, y tras el rally electoral del último año, si en algo están de acuerdo todos los partidos es en la necesidad de este cambio. Pero, ¿por qué no se da? La respuesta a esta pregunta nos lleva a esa primera relación entre corrupción política y economía.
En un trabajo titulado “ Growing like Spain: 1995-2007ii”, los autores señalan que el crecimiento económico en este espacio de tiempo se debió más a la acumulación de factores que a un aumento de la productividad. Mientras en España se crecía a un 3,5%, la productividad de los factores descendía a una tasa de 0,7%. La explicación que, desde la clase política, se nos acostumbra a dar es la de que los factores se desplazaron a sectores poco productivos, como el de la construcción. Pero esta explicación no se soporta con la evidencia encontrada. Lo importante de este trabajo es que la explicación entre esa disminución de la productividad durante tanto tiempo (particular el caso español) puede deberse al comportamiento que tuvieron las empresas de sectores que necesitan del gobierno para sobrevivir (obras públicas, energía, etc.). Si los gobiernos hubiesen destinado una mayor parte de los recursos a empresas “no clientelares” la productividad hubiese crecido a una tasa de 0,3%. Muy interesante, pues según este resultado, no fueron causas de restricciones financieras, problemas del mercado de trabajo, pero tampoco de competitividad, los que había detrás de la pérdida de productividad en nuestra economía.
Algunos pensaréis que, si el crecimiento se produjo gracias a la acumulación de factores, entre ellos factor trabajo, serviría para reducir el paro. Efectivamente, en un primer momento, pero no así a largo plazo, donde la tasa de paro de la economía sería siempre más alta y las condiciones laborales peores, por su baja productividad.
Otras de las consecuencias de la existencia de corrupción en un país es la dificultad para atraer inversión extranjera directa, pues los inversores prefieren entornos más estables y con mayor seguridad jurídica. Además, en estos entornos, las industrias nacionales juegan con cierta ventaja al conocer los recovecos a través de los cuales poder beneficiarse.
En definitiva, lo que está apuntando, a falta de un estudio más profundo, es que existe una cierta captura del Estado por parte de esas compañías que están atrayendo dinero público para poder sobrevivir, perjudicando con ello al resto de la economía. Ejemplos de todo ello no resulta difícil encontrarlos: las autopistas radiales de Madrid, obras faraónicas por toda la geografía, rotondas, aeropuertos, colegios que se construyen con malos materiales, etc. Todas inversiones perfectas para colarnos los sobrecostes y alguna que otra comisión.
Si algo tan evidente no ha tenido respuesta por parte de la sociedad en las urnas puede deberse a que nos da igual el país que les dejemos a nuestros jóvenes, a la famosa indefensión aprendida consecuencia de tantos años de sometimiento a las estructuras del Antiguo Régimen o bien, a una característica propia de la sociedad española, preferimos sentirnos súbditos a ciudadanos. Nos encanta la división entre privilegiados y no privilegiados. Somos amantes de escudriñar como son las vidas de los de arriba, nos gustaría que un golpe de suerte nos situara en ese estrato social y, por eso, solemos imitarlos. La gran corrupción en estas alturas de la pirámide social encuentra su mimetismo en la base de la misma. El fraude al Estado, trabajar en negro, facturas sin IVA, etc. lo tenemos asumido como algo normal. Ahogándonos y nadando hacia abajo.
El cambio de modelo productivo debe venir precedido por unos cambios previos en la sociedad. La regeneración de todas las instituciones de esta primera etapa democrática post-franquista, que no puede ser implementada (sólo) por los privilegiados y bajo la amenaza militar pues caeríamos, otra vez, en el mismo error. Dentro de esta regeneración incluyo el modelo de Estado, propio del siglo XVIII tras la Guerra de Sucesión. También, la aplicación del artículo 6 de la Constitución Española, que reclama a los partidos políticos su papel de canalizadores de la voluntad del pueblo, mediante una estructura y funcionamiento interno democrático (se evitarían golpes como el sufrido en el PSOE en octubreiii) y, por supuesto, la asunción por parte de toda la sociedad de su responsabilidad en el correcto funcionamiento del sistema democrático, lo que parece requerir de una Ley de Educación muy alejada de la LOMCE.
Como dijo Fidel Castro en su alegato de defensa en el juicio por el asalto a dos cuarteles (1953) y recogido en el libro ” La historia me absolverá” (pp. 34-35): “¡Ése es el pueblo, el que sufre todas las desdichas y es por tanto capaz de pelear con todo el coraje! A ese pueblo, cuyos caminos de angustias están empedrados de engaños y falsas promesas, no le íbamos a decir: ‘Te vamos a dar’, sino: ‘¡Aquí tienes, lucha ahora con todas tus fuerzas para que sean tuyas la libertad y la felicidad!'”
i) García-Santana UPF, M., Gse, B., Enrique Moral-Benito Banco de España Josep Pijoan-Mas CEMFI, C., & Roberto Ramos Banco de España, C. (2016). Growing like Spain: 1995-2007 *.
ii) Pueden leer un resumen en castellano del trabajo en el blog Nada es Gratis.
iii) Ejemplo claro de golpe por motivos de supervivencia de un régimen dando sus últimos coletazos, pero que ha promovido una movilización de la militancia de este partido. Demandas judiciales y plataformas de militantes en contra del Aparato.